Relato erótico
Doble vida
Su hermano viajaba mucho por su trabajo y le extrañaba que su mujer no estuviese en casa cuando él no estaba. Aquel día fue a su casa y la siguió cuando la vio salir del portal. Se metió en un coche con unos desconocidos y lo que vio a partir de este momento lo dejó alucinado.
Damián – BARCELONA
Querida y admirada amiga Charo, soy un lector de tu maravillosa revista desde hace muchísimo tiempo y he puesto varios contactos que han salido muy bien, pero ahora quiero contarte la historia de lo que me ocurrió hace unos meses con mi cuñada, la mujer de mi hermano. Mi nombre es Damián, tengo 35 años, mido 1,85, rubio, con un buen cuerpo y me considero guapo, estoy soltero y me llevo muy bien con Elisa, la mujer de mi hermano.
Elisa es muy guapa, morena, melena rizada muy larga, cuerpo muy hermoso, buen culo, tetas no muy grandes pero redondas y duras y unos pezones impresionantes.
Hace un tiempo comencé a notar que mi cuñada salía, más de lo normal, de casa cuando mi hermano estaba trabajando y empecé a pensar que podía haber algo raro allí y una tarde me dirigí a su casa para hablar con ella pero al llegar vi que salía del portal y se metía en un coche desconocido y sin más decidí seguirlos. Eran las seis de la tarde, más o menos, y llegamos a un pequeño parking en el casco antiguo y tras aparcar vi a mi cuñada salir agarrada a dos tíos y vestida como una verdadera y auténtica zorra.
La muy guarra llevaba un vestido cortísimo que le llegaba más arriba de medio muslo y por la parte de arriba era muy ceñido marcándole perfectamente las tetas, y además la falda era de vuelo. También llevaba unas botas blancas de tacón. Los tíos que iban con ella se pararon cerca de mi coche y comenzaron a comerle la boca alternativamente. Su vestido era tan corto que se le veían las medias negras unidas a un liguero negro también.
Uno de los tíos le subió el vestido, le bajó el tanga negro que llevaba, quitándoselo y guardándoselo ella en el bolso mientras le acariciaban el coño y la masturbaban sosteniéndola para que no se cayese. Al final salieron del parking y se metieron en un bar cercano al que, segundos después, entré yo y me puse a buscarlos, encontrándolos en el reservado del piso de arriba. Al llegar vi a Elisa con los dos tíos bebiendo y metiéndose mano a tope. Estuve un par de horas viendo como se la follaban y como le hacían de todo, disfrutando la muy guarra como una cerda al tiempo que yo tenía una calentura que ya no podía más.
De repente Elisa salió a bailar a una pequeña pista dándome cuenta de que estaba muy bebida y bailaba dando vueltas en la pista sin importarle que el vestido se le subiese mostrando su culo y coño desnudos.
De pronto alrededor de Elisa empezaron a ponerse moscones que bailaban con ella, sobándole cuanto querían y ella sin decir nada, es más se dejaba sobar como cualquier zorra. Uno de los moscones la agarró colocándose a su espalda y metió las manos bajo el vestido tocándole el coño y mordiéndole el cuello. Elisa levantaba los brazos y otro chico se colocó frente a ella y abriéndole el vestido le dejó al aire las tetas que sobó y luego comenzó a chuparle los pezones.
Elisa tenía los ojos cerrados, el vestido abierto con las tetas al aire y la parte de abajo enrollada en la cintura. Entonces los dos tíos se la llevaron a otro reservado y cuando llegué yo los vi follándosela en un bocadillo perfecto. La muy puta gemía de placer y se corría como una cerda chillando y gritando mientras se la seguían follando. Al rato los dos se corrieron casi a la vez y Elisa recibió en el coño y en el culo aquellas corridas. Luego los tíos se fueron y la dejaron allí tirada en el sofá del reservado.
Ella se vistió y se quedó muy relajada y adormilada, muy abierta de piernas enseñando a todos el coño. En ese momento llegaron sus dos amigos acompañados de un negro y de otro chico joven, que fueron a por mi cuñada. La levantaron del sofá y se sentaron el negro y el chico con las pollas tiesas fuera del pantalón, Elisa se arrodilló entre los dos y comenzó a mamarle la verga al negro mientras al otro chico se la pelaba con la mano. Cuando el chico comenzó a correrse, Elisa dejó al negro y se metió su polla en la boca para que se corriese dentro en su garganta. Se lo tragó todo y le relamió la verga hasta dejársela bien limpia y luego volvió a chupársela al negro, que tardó un rato en correrse pero que cuando lo hizo le llenó la cara, el pelo, boca tetas de leche.
Al acabar los dos amigos cogieron a Elisa y se le llevaron casi a rastras y medio desnuda. Y yo les seguí. La llevaron casa, subieron con ella y al cabo de un rato bajaron los dos solos marchándose. En ese momento yo estaba muy cachondo así que decidí subir a verla y de paso a follármela como se la habían follado varios tíos esa noche, y la muy guarra no podría decirme que no. Llamé a la puerta y Elisa me abrió con una borrachera impresionante de aunque, la muy zorra, que se había cambiado de ropa, al verme quedó muy asustada.
Le dije lo que había visto esta noche y ella, llorando, se echó a mi cuello pidiéndome que no le dijese nada a su marido. La zorra de mi cuñada llevaba un camisón blanco de encaje, mostrándome sus tetas con los pezones duros, y un tanga blanco, también de encaje.
Entonces me llevó a su habitación, nos sentamos al borde de la cama y comenzamos a charlar. Al rato apoyé mi mano en su muslo y fui subiendo hasta tocar su tanga, que tenía húmedo, se lo aparté y le metí los dedos en su coño mojadísimo. Elisa abrió los muslos y echándose en la cama se dejó sobar por mí un buen rato.
Pronto me eché sobre ella comenzando a morrearla y a sobar sus tetas mientras ella se dejaba hacer todo. Al final le metí mi rabo en el coño y me la follé como a una guarra corriéndome en su coño y quedándose ella dormida. Me quedé a dormir con ella y toda la noche me la pasé metiéndole mano y me la follé tres veces. Por la mañana nos despertamos y tras ducharnos nos sentamos a tomar café en la cocina y le dije:
– Vamos a ver, si quieres que mi hermano no sepa nada, a partir de ahora lo que hiciste ayer lo harás conmigo y para mí. Eres más zorra que las putas que me follo, pero tú eres gratis.
Mi cuñada aceptó con la cabeza, yo la agarré por el pelo y como mi hermano tardaría tres días en volver, le dije:
– ¡Vamos cerda, vístete con lo más guarra y exhibicionista que tengas, que nos vamos de paseo!
Elisa se fue a su habitación y al rato salió vestida de forma espectacular y como un putón. Llevaba un vestido de gasa blanco transparente que mostraba debajo un tanga y liguero blancos de encaje, medias con una blonda de 20 cm de encaje y que se le veía por debajo por lo corto que era el vestido y también se le veían las tetas al no llevar sujetador. La cogí, la saqué a la calle y cogiendo el coche y salimos de Barcelona.
Cuando llegamos a un pueblecito de la costa tomé una habitación y a media tarde nos fuimos a la carretera donde había un montón de putas mostrando sus cuerpos.
La hice bajar en la primera rotando, la dejé allí para que zorreara un rato. Ganó mucho dinero y luego, toda la noche, me la pasé follándomela.
Ahora Elisa y yo somos amantes y follamos a diario aunque esté mi hermano, pues no sospecha nada de mí. Paso mucho tiempo en su casa y se viste como una golfa para estar conmigo.
Un saludo para todos.