Relato erótico

Diversión y pasión

Charo
5 de noviembre del 2019

Desde hace un tiempo salían de marcha con otra pareja amigos suyos. Sus noches son divertidas, alocadas y apasionadas.

Arturo – Cantabria

Tenemos unos amigos, Mario y Trini con los que hemos tenido unas sesiones de sexo increíbles y no nos importa repetir con ellos las veces que haga falta pues a mi mujer, Teresa, le encanta la tremenda polla de él, y a mi me entusiasma como la chupa ella.
Pues como siempre salimos un sábado noche con ellos, pero como es habitual tomar unas cervezas y unas tapitas mientras mantenemos una conversación distendida y que, como es habitual, siempre va tomando un color cada vez más sexual.
Tras aumentar la dosis de alcohol en nuestro organismo, ya se podía adivinar que las mentes, iban pensando en los cuerpos de ellas y viceversa.
Con el fin de animar un poco más el ambiente y dar un poco de morbo, el cual nos encanta a los cuatro más que nada, propuse hacer un juego, en donde uno elige un número del uno al cuatro, sin que lo sepan los demás. Cada uno elige un número y el que acierta el propuesto tiene el poder de mandar a quien quiera lo que desee, guardando siempre la compostura pública, naturalmente.
El primero en proponer el número fui yo y el primero en acertarlo fue Mario, como es habitual pues es muy afortunado. Este ordenó a Teresa, aprovechando que sus prendas eran una minifalda, muy mini, y una camisa casi transparente con una chaqueta a juego con la falda, que deseaba que esta se quedara sin ninguna prenda interior.
Teresa, muy servil, se encaminó al servicio y al poco volvió, abriendo la chaqueta mientras se aproximaba a nosotros y, mostrando así, como se transparentaban perfectamente sus pezones a través de la camisa, marcándose duros por la excitación. Aquello ya provocó los primeros síntomas de erección en mi amigo y en mí mismo.
A continuación le correspondía el turno de poner un número a Teresa. Todos dijimos uno pero ninguno acertamos, así que por exclusión el número correcto le correspondió a ella misma.
Mi mujer ordenó a Trini que, al igual que ella, debía desprenderse de su ropa interior para estar en igualdad de condiciones, pero con la diferencia de que debía de ser ella la que se la quitase y así dar fe de que había cumplido la petición.
Trini aceptó la orden y ambas se dirigieron a los servicios. Poco rato después regresaron con una sonrisa extraña en sus rostros. Le preguntamos que a qué se debía aquella extraña expresión, a lo que ellas contestaron que, suponiendo que nosotros merecíamos tener constancia de que se había llevado a cabo la orden, habían grabado con el móvil lo sucedido en el servicio. Nos dieron el teléfono para que visionáramos la grabación.

En ella se podía ver como Trini era ayudada por Teresa a quitarse la ropa interior mientras a su vez se besaban y tocaban mutuamente. Aquello nos terminó de poner totalmente calientes a Mario y a mí, como demostraba el bulto de nuestras pollas bajo el pantalón.
Procedimos nuevamente con el juego de los números, siendo yo el afortunado que en esta ocasión acertó el correcto. Ordené a Trini que me la chupara en el servicio mientras yo, como prueba de ello, grababa el acto y así mostrárselo a nuestras parejas. Efectivamente entramos los dos en el servicio de señoras. Nuestra amiga se puso de cuclillas y desabrochó mi cinturón y después el pantalón permitiendo que mi polla quedara al aire. La tomó con una de sus manos y se la introdujo en la boca. Comenzó a chuparla de esa forma tan característica que lo hacía mientras a la vez acariciaba mis huevos, mientras yo la grababa con el teléfono. El placer que sentía era indescriptible, de tal manera que tuve que detenerla al poco pues iba a conseguir que me corriera.
Salimos del servicio y nos dirigimos a la mesa donde nuestras parejas nos esperaban. Les mostramos el video quedando todos satisfechos por la misión cumplida.
Viendo que ya los ánimos estaban demasiado calientes para juegos, propuse a los demás el irnos a su casa y continuar allí, pero ya sin jueguecitos ni nada. La propuesta fue aprobada por lo que nos dirigimos al coche de Mario.
Por el camino se me ocurrió una idea. Les expliqué que ya que el coche tiene los cristales tintados y no se ve nada desde fuera, podríamos hacer algo en el trayecto para que la excitación no decayera, y que esto podría ser el que las dos chicas se desprendieran dentro del vehículo de la poca ropa que les quedaba e hicieran el trayecto totalmente desnudas. Ellas parecían un poco reacias a hacerlo, pero estaban tan cachondas que al final se impuso la idea.
Al llegar pasaron las dos chicas a la parte trasera del vehículo, mientras Mario y yo fumábamos un cigarro fuera del vehículo, dándoles así tiempo a que hicieran lo propuesto. Cuando terminamos de fumar pasamos a nuestros respectivos asientos. Enseguida miramos a parte trasera del coche y contemplamos a nuestras dos chicas totalmente desnudas. ¡Estaban espectaculares! Haciendo caso omiso de nuestra llegada, ellas estaban besándose apasionadamente, mientras sus manos acariciaban el cuerpo ajeno.
Teresa hizo que Trini se subiese al respaldo del asiento abriendo sus piernas.

Comenzó a lamer y chupar los pezones de nuestra amiga, mientras una de sus manos se abría camino en su coño, metiendo uno de sus dedos en el, moviéndolo de forma que la estaba masturbando. Bajó poco a poco su cabeza hasta meterla entre sus piernas, para chupar y lamerle el coño, lo que hizo que los gemidos de placer fueran poco a poco incrementándose.
Nosotros desde los asientos de delante contemplábamos todo aquello alucinados. Pedí a Mario que se pusiera en marcha en dirección a su casa pues así nosotros también podríamos participar en todo aquello, lo cual hizo inmediatamente.
Trini llegó al orgasmo como se podía apreciar por sus intensos gemidos. Ya con el coche en marcha, ahora fue el turno de mi mujer. Adoptó la posición que antes tenía Trini, y esta, a su vez, comenzó a hacerle todo lo que antes le había hecho a ella. Instantes después era Teresa la que retorcía su cuerpo en un intenso orgasmo, mientras atrapaba la cabeza de su amiga contra su sexo, para evitar que parase en lo que le estaba haciendo y, así, prolongar el máximo tiempo posible el placer de su corrida.
Llegamos a un semáforo y, aprovechando que Mario detuvo el vehículo, yo salí de este y me colé en la parte de atrás del coche. Las dos chicas se lanzaron sobre mí como lobas, comenzando a desabrochar mi camisa y mi pantalón respectivamente, hasta conseguir que, al igual que ellas, quedara totalmente desnudo. Trini se apropió de mi polla, como yo tanto deseaba, y Teresa me besaba frenéticamente, mientras yo la tocaba.
Mi mujer quiso compartir con su amiga mi polla, que ya se ofrecía totalmente tiesa, comenzando una mamada entre ambas, que se turnaban entre mi polla y mis huevos, transportándome a un mundo de placer sin igual.
De pronto Trini apartó a mi mujer de mi miembro, a la vez que se subía sobre este, dándome la espalda. Se la metió en su coño y comenzó a follarme, con el cuerpo inclinado hacia delante de manera que su cabeza quedaba junto a la del conductor. Empezó a decirle todo tipo de guarradas a su marido, refiriéndose a que me estaba follando, que le estaba dando un placer indescriptible, etc. Mientras Teresa me ofrecía sus tetas que yo chupaba con gran placer para ambos, mientras una de mis manos jugaba con su coño.

Sin darnos cuenta habíamos llegado a la casa de nuestros amigos. Mario, tras meter el coche en el patio de su casa, salió inmediatamente del coche y fue a la parte trasera de él. Abrió la puerta del lado en el que se encontraba mi mujer, a la cual comenzó a comer el chocho y el culo.
Trini se giró, sin sacar mi polla de dentro de su coño, quedando ahora cara a cara conmigo. Continuó follándome mientras mi boca ahora, comía sus tetas.
Por el rabillo del ojo veía como Teresa, ahora, estaba chupando la polla de Mario, esa que tanto le gusta, a la vez que pellizcaba sus huevos. Mario la tuvo que detener pues lo iba a hacer que se corriera. Hizo que se pusiera de pie junto al coche, y le inclinó la cabeza hacia delante para que así quedara totalmente ofrecido el coño de Teresa a su polla que en seguida penetró en el ya muy mojado coño de mi mujer. Esta aprovechó esta postura para mientras Mario la estaba follando, besarme a mi o chupar las tetas de Trini que caían a la altura justa y muy próximas una a la otra, facilitándole así la labor.
Tras un ratito así propuse pasar a la casa donde estaríamos más cómodos. Mi petición fue aceptada y pasamos, ya todos desnudos, al interior de la vivienda, donde sin demora fuimos al salón buscando el lugar apropiado para continuar la fiesta.
Al llegar me tumbé en la alfombra y, sin necesidad de pedirle nada, Trini de nuevo se subió sobre mí para continuar follándome. Mario aproximó su polla a la boca de su mujer para que la chupara mientras me cabalgaba. Mi mujer acercó también la suya de modo que se turnaban chupando la polla de este.
– Y ahora toca hacer dobletes, comentó Mario.
De este modo, tras deshacerse de las bocas de las chicas, se puso detrás de Trini, a la que inclinó hacia delante de modo que su culo se ofrecía claramente a la polla de este. La puso en la entrada y despacio y lubricando con saliva fue introduciendo su miembro en el culo de su mujer. Cuando ya había penetrado un par de centímetros comenzó un movimiento de vaivén, de modo que a la hora de entrar, la polla de Mario cada vez lo hacía un poco más, hasta conseguir tras varios intentos que esta penetrara por entero dentro del culo de su mujer, mientras mi polla estaba totalmente dentro del coño de esta. Los movimientos de entrada y salida de Mario, hacían que el cuerpo de Trini se moviera y de ese modo, se aprovechaba para follarme a mi a la vez.

Teresa no se perdía detalle de toda aquella operación mientras acariciaba sus tetas con una mano y el coño con la otra.
Unos minutos después fue ella misma, Teresa, la que pidió que ahora era su turno, que ahora le tocaba a ella, con lo que se recompuso toda aquella distribución, pasando ella a ocupar el sitio que antes ocupaba Trini, la cual a su vez se tumbó junto a mi, poniendo su coño a la altura de mi cabeza de manera que Teresa, que se encontraba inclinada hacia delante, podía chupar su coño a la vez que nosotros dos la estábamos penetrando.
Permanecimos unos minutos en esa posición consiguiendo un par de orgasmos de ella, hasta que Mario dijo que quería correrse en el culo de mi mujer. Yo le dije que no había problema, que lo hiciera, a lo que Teresa pareció encantada. Mario no se hizo de tardar y descargó su semen dentro de su culo, mientras ella comentaba que la sentía caliente, que le encantaba.
Todo aquello hizo que yo me excitara de sobremanera, y sintiera unas tremendas ganar de correrme. Aguanté como pude hasta que Mario se relajó de su orgasmo, para que ahora pasara a ser mi turno. Pedí a Trini correrme en su boca, a lo que ella se mostró encantada. Fui descabalgado por los cuerpos que tenía encima y mi amiga pasó a ocuparse del trabajo solicitado, el cual fue corto, pues yo estaba que ya no podía aguantar más, por lo que tuve un orgasmo terrible que me provocó hasta convulsiones en el cuerpo del gran placer que me produjo.
Llené la boca de Trini con mi leche, la cual se desbordaba de ella. Teresa que permaneció bien atenta no podía permitir que todo aquello se perdiera por lo que fue hasta su amiga y comenzó a lamer su cara, atrapando los restos de mi leche que se escapaban de su boca, hasta que comenzaron un apasionado beso en donde los restos de mi corrida que aun quedaban en la boca de nuestra amiga fueron compartidos con la boca de mi mujer, escapando ahora sí, parte de mi leche de sus bocas cayendo sobre el pecho de Trini que, entre ella y Teresa, con sus manos fueron untando sobre toda la superficie de sus tetas sin dejar en ningún momento de besarse.

Esa noche no acabó ahí, pues tras darnos un baño en la piscina, desnudos naturalmente, y tras un pequeño descanso la movida continuó, pero ya os la relataré en otro momento.

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