Relato erótico
Sorpresa y mucho morbo
Había quedado con su amigo para salir aquel sábado, como hacían todas las semanas, pero aquel día él le dijo que tenía una sorpresa para ella y… ¡Vaya sorpresa!, disfruto como una guarra.
Ana – MADRID
Querida Charo, por fin era sábado, el día perfecto para dar rienda suelta a mis fantasías, pero eso, como siempre, no sería posible. O eso creía yo. Había quedado con mi amigo en que me pasaría a buscar a las once de la noche y allí estaba, tan puntual como siempre. Le abrí la puerta en ropa interior, ya que teníamos una relación de amistad un poco especial y no me importaba que me viera así porque ya me había visto de casi todas las maneras posibles. Como he dicho nuestra amistad era especial pues cuando nos apetecía follábamos sin ningún tipo de compromiso.
Nada mas entrar hizo un comentario sobre mi ropa interior y la verdad es que era muy bonita. Llevaba un sujetador blanco que realzaba mis pechos y les hacia más voluptuosos de lo que ya son, porque la verdad es que no estoy mal, rubia, ojos verdes, mido 1,65, bien dotada con 95 de pecho y un culo respingón que dicen que se parece al de Jennifer López. En resumen, que cuando entro en algún sitio los hombres no apartan su vista de mis curvas.
Como iba diciendo, llevaba un tanga blanco diminuto y unas medias blancas brillantes, con liguero y como iba a terminar de vestirme, le hice pasar a la habitación. Le notaba un poco excitado y como sabía que le gustaban muchos los zapatos de mujer le quise provocar aún más. Me puse un vestido blanco muy cortito y casi transparente, tan ajustado que dejaban ver muy bien mis curvas, y le dije que me diera su opinión en cuanto a las sandalias que me irían bien, pues dudaba entre dos modelos que me había comprado hace poco y él todavía no había visto.
Primero saqué unas sandalias blancas de tacón alto, que solo tenían unas tiras muy finitas y me las puse. Al verme con ellas noté como se excitaba y para ponerle más caliente puse mi pie encima de su entrepierna rozándole con el tacón. Me dijo que le gustaba mucho, que me quedaban muy bien y comprobé como su pantalón comenzaba a abultarse. Entonces me quité la sandalia, se la di para que la guardara en la caja y al darme media vuelta miré de reojo y vi como olía la sandalia. Yo sabía que eso le ponía y más cuando era una sandalia nueva. Saqué el otro par, unas sandalias negras con un tacón de 6 cms, con solo una tira muy fina a la altura de los dedos y una pulserita que se abrochaba al tobillo. Me los puse y para abrochar la pulserita me agaché y como estaba de espaldas a él, le dejé ver una buena imagen de mí pues al agacharme tanto mi vestido se subió dejando ver toda la media, incluyendo el liguero y parte de mi culo. La escena le puso más cachondo. Ver como quedaba aquella sandalia negra con las medias blancas y mi culo, le ponía a cien y además en el espejo, que yo tenía delante, se veían mis pechos casi saliéndose del vestido.
Solo me abroché una sandalia pues la otra se la reservaba para él, así que le puse el pie encima de su polla y le dije que me la abrochara. Eso ya rozaba su límite y una vez que la tenía abrochada no pudo más y comenzó a besarme el pie, cosa que me encanta así que dejé que lo besara mientras le preguntaba cual me quedaba mejor. Me dijo que la negra, la que tenía puesta, así que terminé de arreglarme y nos fuimos.
Cuando nos montamos en su coche, él iba a cien y yo también iba algo cachonda por lo que crucé las piernas, dejándole ver mis hermosas piernas y algo más. Entonces él colocó su mano debajo de mi vestido y yo para hacérselo más fácil, abrí mis piernas dejándole más libertad para tocar y comenzó a rozarme con su mano todo el coño, que ya estaba húmedo. El me dijo entonces:
– Tienes que ir preparándote, pues tengo una sorpresa para ti.
Llegamos a su casa y allí le pregunté cual era mi sorpresa. Me contestó que todavía no la tenía preparada, que nos tomáramos una copa y luego me la enseñaría. No sé cuantas copas me tomé pero sí que me acuerdo que estaba algo contentilla cuando llamaron a la puerta y mi amigo fue a abrir.
Entraron dos chicos jóvenes, muy atractivos, con buen cuerpo y mi amigo me los presentó como mi sorpresa. Yo no entendí al principio pero poco después me acordé de que un día, hablando con él, le dije que mi fantasía era follar con varios hombres a la vez pero que nunca lo había hecho, había follado con muchos pero nunca con varios a la vez. Le sonreí y él me guiñó un ojo, los chicos comenzaron a besarme por todas partes de mi cuerpo diciéndome lo buena que estaba y que me querían follar hasta dejarme rendida.
Uno de ellos me bajó los tirantes del vestido, me desabrochó el sujetador dejando mis pechos al aire y comenzó a chuparlos, haciendo que mis pezones se pusieran duros como piedras. El otro se agachó y se metió debajo de mi vestido chapándome el coño. Mi amigo me miraba, le notaba muy caliente y le pregunté que si quería participar y el, lógicamente, me dijo que sí, pues ya venía a cien desde que entró en mi casa. Entonces se sentó en el suelo y comenzó a chuparme los pies y lamer mis sandalias, cosa que me excitaba muchísimo. Así estuvimos un rato hasta que me llevaron al sofá y me pusieron a cuatro patas, empezando a desnudarse. Uno de los chicos tenía una polla enorme. Nunca había visto yo una tan grande. La puso delante de mi cara y yo al verla tan enorme y empinada, no pude resistirme y me la metí en la boca, aunque casi no me cabía, pero la chupaba como si estuviese poseída.
El otro chico se puso debajo de mí, me levantó un poco el vestido y empezó a chuparme el coño y el culo. Me lo chupaba de tal manera que me hacia estremecer de placer, metía su lengua por todos mi agujeros mientras frotaba mi clítoris y todo eso mientras mi amigo frotaba su polla con mis pies, metiéndola entre la suela de la sandalia y mi pie y como a veces me los chupaba y así estuvo un buen rato. Notaba también como mis medias se iban mojando con su líquido, sabía que estaba disfrutando, y lo mejor de todo es que yo disfrutaba más.
Luego cambiaron de posición, y el que me estaba chupando puso su polla debajo de mí y me dijo que me la clavara yo misma en el coño y cuando noté que entraba, di un grito de placer pues aunque no era tan grande como la del otro también tenía un buen tamaño. Entonces comencé a moverme de arriba abajo notando como mis pechos votaban. No podía parar, estaba gozando como una puta, pero el clímax vino cuando al que se la estaba chupando se puso detrás de mí y noté como, después de estar metiéndome sus dedos en mi culo, algo más grande entraba en él. Era su enorme polla.
Al principio me dolió, pero mi culo se fue abriendo dándole paso y acabó follándome de maravilla. Al rato, mi amigo se puso delante de mí, vio mi cara de placer y me dijo:
– ¿Esto es lo que querías, verdad?
Yo, entre gemidos, le dije que sí y agarrando su polla, me la metí en la boca, chupándosela de tal manera que no tardó en correrse. Los chicos seguían follándome sin parar, parecía mentira que aguantasen tanto pues yo ya me había corrido varias veces y casi estaba exhausta. Me decían cosas que me ponían más caliente y les pedía más, me decían que era una puta muy buena y que estaba para no parar de follarme nunca. Así estuvimos un rato hasta que noté como los dos se corrían dentro de mí, llenándome de leche que me escurría por mis medias y mojaba mis sandalias.
Había sido la mejor experiencia sexual que había tenido, pero no iba a terminar aquí. Mi amigo comenzó a chuparme las sandalias y a masturbarse mientras lo hacia, porque ya se había puesto caliente otra vez al ver todo el semen por mis medias y en mis sandalias. Yo le dejé hacer mientras me recuperaba y jugaba con su polla y mis pies. Los chicos me prepararon otra copa y no sé como, pero sin pasar mucho tiempo, tenía delante de mis dos pollas preparadas para volver a follarme. Empecé por chuparlas, pasando de una a otra y poniéndome caliente. Cuando lo hacía, ellos me tocaban y mis pezones comenzaron a ponerse duros y mi coño y mi culo se abrían dejando salir el semen que todavía quedaba de la corrida de antes. Estaba preparada para ser follada de nuevo.
Uno de ellos me cogió y puso una pierna a cada lado de su cuerpo dejando mi coño abierto, metió su polla y me estuvo follado así un buen rato, mientras el otro metía varios dedos en mi culo. Después me tumbaron y el que la tenia más grande metió su polla en mi culo, mientras mi amigo y el otro metían sus pollas en mi coño. Eso fue demasiado. Tener dos pollas en mi coño y otra en mi culo, me puso a cien y gritaba de placer, tanto que me tenían que oír todos los vecinos.
Cuando estuvieron a punto de correrse sacaron todos sus pollas y empezaron a soltar su semen por todo mi cuerpo, dejándome empapada de leche y exhausta de placer.
Al despertar, mi amigo estaba a mi lado y me preguntó que si me había gustado mi sorpresa. Yo le dije que sí, que había sido la mejor sorpresa que había tenido. El sonrió y me dijo que los chicos le habían dicho que yo era muy follable, que estaba muy buena y que por favor les volviéramos a llamar, a lo que yo le respondí que mañana estaba libre y que podíamos terminar el fin de semana follando los cuatro juntos.
– Estoy deseando que llegue mañana – contestó mi amigo – Me gusta compartirte con varios hombres.
Ahora que ya he cumplido mis fantasías no voy a parar y las haré realidad siempre que pueda.
Besos y hasta pronto.