Relato erótico

“Diseñando” placer

Charo
24 de abril del 2020

Querían hacer unas reformas en su casa y una buena amiga les recomendó un arquitecto que ella conocía y que había reformado la casa de varios amigos y estaban todos muy contentos con su trabajo.

Raúl – Navarra
Cuando mi amorosa mujer Begoña llegó a mi despacho para avisarme que el arquitecto que me había recomendado un amigo para remodelar la casa, había llegado supe que la idea de montar un trío con él, iba a funcionar.
– Raúl – me dijo – Ya ha llegado el arquitecto, ven para que le digas lo que queremos que haga.
– Por tu sonrisa, tu actitud y tus movimientos coquetos, se nota que te gustó – le dije al tiempo que le tocaba su entrepierna.
– Sí, es muy guapo – me contestó abriendo las piernas y alzando los pechos.
– Se nota que estás caliente.
– Sí, hoy me siento cachonda, pero ven, vamos para que le hables de lo que hemos pensado – dijo.
– ¿Le vas a proponer nuestra fantasía, o lo hago yo? – pregunté.
– Yo, pero déjame ver como se desarrollan las cosas – me dijo.
Me presenté con el arquitecto, que me cayó muy bien desde el principio. Se llama Ricardo y es como lo dijo Begoña, guapo, alto, atlético y bien vestido. Begoña me avisó que se iba a cambiar pues se notaba como sudada. Después de hablar unos minutos con Ricardo, apareció Begoña. Se había cambiado y llevaba una blusa roja muy escotada, sin sujetador, que resaltaba sus grandes pechos y dejaban ver la forma de sus pezones. La minifalda que escogió, también roja y apretada, dejaba ver sus hermosas piernas y resaltaban su curvilíneo cuerpo.
– Estás guapísima, súper sexy, muy hermosa – le dije – Estoy seguro que Ricardo opina lo mismo que yo, estás muy guapa pero, ven, dame un abrazo, mujer hermosa.
Mientras nos abrazábamos, Ricardo dijo que en verdad estaba muy guapa pero añadiendo:
– Bueno, tengo que trabajar.
– Begoña – dije a mi mujer – por favor, enséñale la casa y háblale de lo que quieres tú y que nos proponga otras mejoras, pero tengo que terminar un trabajo. – al pasar junto a ella, le agarré una nalga y le añadí – Atiende bien a Ricardo como tú sabes Begoña, cuando terminéis me llamas para que me digáis en que quedásteis.
Ya en mi estudio cada vez estaba más convencido de que Ricardo era el hombre que nos ayudaría a cumplir nuestra fantasía de un trío en la cama y de tan solo pensarlo tuve una erección. Sabía que Begoña estaba contenta y coqueteando con el arquitecto, me imaginaba que se le acercaba y chocaba con él, que pedía perdón por haber chocado su teta contra él, que se le acercaba y sus cuerpos se tocaban como si fuesen muy naturales esos contactos. Trataba de concentrarme en mi trabajo pero lo único que tenía en la mente era a Begoña disfrutando su calentura con Ricardo. Quería que lo conquistara y sedujese, cosa fácil para ella ya que es preciosa, abierta, alegre, hermosísima para mí.
Ricardo aparenta unos 40 años, la misma edad de Begoña, yo tengo 46, y parece que con el paso de los años nuestra sexualidad ha aumentado, hacemos sesiones de fotografía al desnudo, inventamos juegos sexuales, hablamos más abiertamente y nuestra relación es cada día más firme. Este juego lo hemos comentado muchas veces y hoy lo vamos a disfrutar, bueno, eso es lo que yo quiero.

Una hora después Begoña me llamó, estaban en la sala sentados en un sofá, Ricardo dibujaba sobre una hoja de papel, Begoña sentada muy juntita a él veía lo que él hacía en el papel, su pecho recargado en el brazo de Ricardo y su mano sobre su pierna. Unas copas y una botella de coñac sobre la mesa. Ella movió la mano de su pierna y me señaló el asiento a su lado.
– Me gusta mucho lo que Ricardo nos sugiere, también a él le gustaron nuestras ideas y va empezar el trabajo la próxima semana -me dijo y me señalaba con su mano libre el papel en que Ricardo escribía.
Me senté al lado de Begoña, coloqué mi mano sobre su muslo, Ricardo me explicó sus ideas y acordamos que así se hiciera.
– Muy bien, así se hará, confío en lo que tú haces y piensas y como yo ya terminé mi trabajo, me voy a servir una copa, ¿queréis otra? – les pregunté, ambos asintieron, así que serví copas para todos y añadí -Salud, por que todo salga como Begoña quiere.
– Salud – contestó Ricardo.
– Sí, que salgan como yo quiero – añadió mi mujer en un tono pícaro y alegre.
– ¿Qué dijo Ricardo de la otra propuesta que queremos?- pregunté directamente.
– Le da pena por ti – me respondió Begoña.
– Ricardo, de verdad, queremos tener esta experiencia, la hemos pensado por mucho tiempo y estoy seguro que todos la vamos a disfrutar, no tengas temor – le dije mirándolo a los ojos y dirigiéndome a mi mujer, le pregunté – ¿Qué se siente Begoña, tener un hombre a cada lado?
– Muy bien, una se siente admirada y atractiva – me contestó – También caliente.
Ricardo sonreía pero no decía nada y entonces yo puse mi mano sobre la teta de mi mujer y dije:
– Que locura de tetas tienes, cariño, ¿te gusta que te las toque?
– Me gusta mucho pero no lo hagas aquí, pobre Ricardo, no comas delante del hambriento – me contestó ella riendo.
– Pues yo lo invito al banquete – dije mientras desabrochaba su blusa.
Al instante dejaba al descubierto sus hermosos, grandes y bien redondeados senos que con mi boca empecé a lamer y chupar mientras mi mano, entre sus piernas, buscaba su chocho que toqué sin dificultad porque no llevaba bragas. Estaba húmeda y era suave. Ella abrió más las piernas para facilitar el trabajo de mis dedos y puso su mano sobre mi verga, que ya tenía una buena erección. Al rato me di cuenta que no tan solo a mi me estaba agarrando la verga, sino que su otra mano tenía bien agarrado el bulto que tenía Ricardo entre las piernas y lo masajeaba con fuerza.
– Que bien me lo haces Raúl, me tienes bien mojadita – me decía.
– Pues me parece que ya estabas mojadita desde hace rato – le contesté sonriendo.
– Bueno sí, ya me había calentado un poquito – reconoció Begoña suspirando.
– No tengas miedo Ricardo, anímate y disfruta el momento – le dije al arquitecto.

– ¿No te molesta, de veras Raúl? – me preguntó.
– No, lo voy a disfrutar mucho, aprovecha a esta hermosa mujer caliente Ricardo – le dije – A mi me gusta verla caliente, infiel, teniendo orgasmo tras orgasmo.
– Bueno Raúl, ya que te gustaría ver como la complacen y a ella ser complacida, voy a aprovechar esta oportunidad para disfrutar esta hermosa hembra – me contestó Ricardo.
– Begoña, ¿ya le enseñaste lo bien que mamas? – pregunté a mi mujer.
– Sí y ya verás que hermosa lanza tiene este hombre, está muy bien dotado pero… ¿quieres ver como se la mamo?
– Sí, y también quiero ver como te la mete en tu agujerito – repliqué.
– Ya sabes que yo hago todo lo que me pidas, marido mío, déjame complacerte – decía mientras sacaba la verga de Ricardo de su pantalón.
Cuando la tuvo en su mano, la admiró y mirándome con una sonrisa en su boca, me preguntó:
– ¿Verdad que es hermosa? Grande y dura como una roca, se siente como la sangre caliente la llena, sus venas son bonitas pero su ancho es muy grande para mi agujerito, a ver como me va, pero antes me la voy a comer, su cabeza coloradita me invita a chupar. ¡Que verga tan hermosa!
Ricardo tiene una verga más grande y más gorda que el promedio y que yo, como de 20 centímetros y muy ancha, la mano de Begoña no alcanzaba a abarcarla por mucho, para complacencia de ella. Entonces mi mujer se arrodilló entre las piernas de Ricardo, se quitó la blusa y excitadísima empezó a mamar su verga. Ella se excita mucho mamando, puede tener varios orgasmos haciéndolo y quizás piensa que domina y tiene el control. Para mi es excitante verla tan caliente y contenta. Me ha contado que cuando joven y tomó en sus manos la verga de su novio, sintió un cambio en su sexualidad y desde entonces se volvió una mujer muy ardiente, muy sexual. Y que lo ha hecho con los hombres que le agradan, sean sus novios, patrones, subordinados, compañeros de trabajo, amigos o una conquista casual, pero esta era la primera vez que yo la veía haciéndolo.
Begoña trataba de meter toda la verga en su boca, era un reto, con las dos manos la sujetaba y las movía de arriba abajo, también movía su cabeza y poco a poco fue logrando meterse la verga más y más. Ricardo le acariciaba la cara y le sujetaba por los cabellos, por momentos cerraba los ojos y suspiraba, su respiración era muy agitada, con sus manos, acariciaba sus pechos, sujetaba su nuca y le marcaba un ritmo lento al movimiento de la cabeza de mi mujer. Ricardo me giraba a mirarme ocasionalmente y yo le animaba con sonrisas de aprobación.

Yo ya me había sacado la polla y me la acariciaba al ritmo de la cabeza de Begoña. Que excitante ver a mi mujer casi desnuda mamar con tanto ahínco la verga de otro hombre, verla tan excitada y tan contenta, llena de deseo y lujuria, satisfecha de lograr lo que quería, sexo diferente, variado, sin responsabilidades, solo por placer. No sentía celos ni nada que se le parezca, sentía orgullo de tener una mujer tan plena, tan mujer y además bella y conquistadora.
No pude resistir la situación, me acerqué a ella por atrás, yo también me incliné, le levanté la minifalda y empecé a acariciar sus nalgas y sus senos, y luego con mis manos recorría todo su cuerpo. Sabía que ella no podía moverse ya que estaba atada por la boca a una gran verga que no quería soltar y aproveché la situación para disfrutar su cuerpo. Le azoté las nalgas a veces fuerte, otra suave, acariciaba su clítoris y lo soltaba para introducir mi dedo en su agujerito, después se lo sacaba. Tomaba su teta y la acariciaba con fuerza, pellizcaba su pezón, volvía a azotarle el culo. Colocaba mi polla dura como una roca entre sus nalgas, la llevaba hasta su chocho, la retiraba, la frotaba en su culo y la trataba de introducir, luego hacía lo mismo con su chochito, volvía a las nalgadas, a sus tetas y mi mente gritaba:
– ¡Que hermosa, que dichoso poder disfrutar esto tan excitante, tan diferente, tan dominante!
Sabía que ella ya había tenido varios orgasmos pues sus jugos llenaban mis manos, las llevé a mi boca para saborear el sabor del placer. Mi verga parecía a punto de explotar, hacía mucho tiempo que no sentía lo que ahora sentía.
Pero pienso que me alargado así que seguiré en una próxima carta.
Besos y hasta muy pronto.

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