Dificil decisión

Habían hablado varias veces o mejor dicho, muchas veces, de montar un trío. Pensaban en quien podría ser el candidato ideal, en cuanto lo decidieron se pusieron en marcha.

Ricardo – Elche
Somos una pareja que llevábamos teniendo fantasías de hacer un trío cada vez que hacíamos el amor. A mi mujer, Ángela, le hacía ilusión tener a dos hombres para ella sola y, la verdad, es que a mí, cuando me lo comentaba me producía un gran morbo. Fue así como pensé en sorprenderla por lo que pensé en un amigo del que ella me había comentado en alguna ocasión que lo encontraba muy atractivo. Le propuse a mi amigo Jaime de tomar unas copas un día, pero lo que él no se esperaba es que fuera Ángela también aunque no le desagradó la idea, sobre todo cuando vio como iba aquel día: pantalones vaqueros ajustados que marcaban su culo respingón, y un top sin tirantes, ajustado, que provocaban la imaginación de quien la veía.
Nos fuimos a un bar a tomar unas cervezas, y estuvimos charlando de tonterías, hasta que la conversación tomó una dirección un poco picante, provocada por mí, para ir caldeando el ambiente. Ninguno de los dos pareció avergonzarse de admitir que tras unas cervezas, sentían un cosquilleo especial y caliente.
Ángela fue al servicio, y una vez solos le pregunté a Jaime qué le parecía mi mujer, admitiendo abiertamente que estaba impresionante y que tenía suerte de poder disfrutar de ella en la cama. Yo le dije que si le apetecía podía probar él también, lo cual lo sorprendió, aunque pensó que era broma. Yo añadí que fuera tras ella al servicio y la besara. No se hizo de rogar y fue tras ella. Al poco volvieron los dos y pude comprobar por el bulto de su pantalón que efectivamente había probado. Le pregunté al oído a Ángela que habían hecho, y ella me contesto que se habían estado besando como yo le había propuesto a Jaime. Esto me puso muy caliente, y les propuse que porque no seguíamos el resto de la noche como si ella fuera la mujer de Jaime y yo el amigo. La propuesta les pareció bien y admitieron hacerla.
Ellos seguían haciendo su papel de pareja y se daban besitos en los labios y se acariciaban cariñosamente. Pero en un momento dado vi como Ángela apoyó su espalda contra el pecho de Jaime que estaba apoyado en una pared, y dirigió una de sus manos hacia atrás, agarrando el apretado paquete de Jaime, acariciándolo mientras me miraba a los ojos a mí. Se dio la vuelta y atrapando a Jaime por el cuello lo atrajo hacia ella fundiéndose en un beso, entrelazando sus lenguas de forma que yo veía como lo hacían. Jaime agarraba su culo y sus pechos disfrutando como si se tratara de una droga. De nuevo se dio la vuelta Ángela y pude observar que en medio de todos había abierto la cremallera del pantalón de Jaime y había sacado su polla, comenzando a masturbarlo, mientras el acariciaba su coño por encima del pantalón, comentando que notaba lo mojada que estaba.

No pude resistirme y avancé hacia Ángela y comencé a besarla a la par que ella seguía masturbando a Jaime. Aquello ya no tenía límite, por lo que propuse irnos a mi casa y continuar allí. Casi no dio tiempo a que terminara de decirlo cuando ya avanzaban hacia la calle aceptando mi propuesta.
De camino al coche íbamos los tres agarrados, con Ángela en medio, siendo la victima de nuestros besos y caricias.
Una vez llegamos al coche, decidimos que condujera Ángela que era la que menos había bebido, sentándome yo atrás como me correspondía según el papel de amigo.
Por fin llegamos a casa. Me dirigí a preparar unas copas y se me ocurrió hacer un video casero con lo que sucediera aquella noche. Cuando volví con las copas y la cámara vi que Jaime y Ángela no perdían el tiempo, estaban de pie abrazados, besándose y tocándose, lo que produjo en mí una erección fulminante. Dejé las copas y coloqué la cámara en un lugar en donde captara todo lo que pasaba y me sumé a los tocamientos y besos. Empezamos a quitar la ropa de Ángela: Jaime el top y yo el pantalón, y a continuación desaparecieron el sujetador y la braguita. Ya estaba totalmente desnuda. Ella comenzó a quitarle el pantalón de Jaime mientras yo me desnudaba en un santiamén. Bajó su pantalón y después el calzoncillo para, arrodillándose tomar la polla de Jaime, que por cierto era enorme, y se la introdujo con ansia en su boca, chupándola y pasando su lengua a veces por sus testículos. Me acerqué ofreciendo la mía, la cual tomó con otra mano y empezó a alternar las mamadas de una a otra polla, hasta que nos atrajo hacia ella y se introdujo las dos en la boca a la vez.
Tras ello la puse de pie y comencé a meter mis dedos en su coño, chupando sus tetas y tocando su culo, mientras Jaime se desnudaba presuroso. Una vez todos desnudos, tumbamos a Ángela sobre un sofá. Jaime metió su cabeza entre las piernas de Ángela y chupaba su culo y su coño, mientras yo le ofrecí mi polla para que, mientras, la estuviera chupando.
Entonces recordé la cámara, y fui a por ella, para hacer unos primeros planos de todo aquello, grabando a Ángela durante una tremenda corrida, que hizo que su cuerpo se moviera con espasmos. Le sugerí a Jaime que se pusiera el preservativo y mientras yo aproveché para meter mi polla en el coño de Ángela, dándole fuerte, como a ella le gusta, y consiguiendo que se corriera de nuevo.

De pronto me apartó, cogió a Jaime y lo sentó en el sofá de un empujón, para después tomando su polla, sentándose sobre ella, pero metiéndola poco a poco en su coño, dado su gran tamaño. Una vez dentro empezó a cabalgarlo, besarlo y ofreciendo sus tetas para que Jaime las chupara. Realmente estaba desbocada, estaba como loca, corriéndose no sé cuantas veces.
Al rato, solté la cámara y mojé mis dedos con saliva, para humedecer el culo de Ángela y metí la polla en su culo, haciéndole una doble penetración, algo con lo que siempre habíamos soñado ambos. Ángela seguía corriéndose, ya perdí la cuenta de cuantas veces. Jaime dijo que le gustaría penetrarla por el culo, que nunca lo había hecho y que le provocaba un morbo especial, por lo que pusimos a cuatro patas en el suelo a Ángela para que él se la metiera desde atrás, mientras yo me puse por delante para que mientras me la chupara. Tras un rato de mete y saca en su culo, y de volver Ángela a correrse alguna vez más, Jaime dijo:
– ¡Ya no resisto más, me voy a correr!
– ¡Pues no la saques y córrete en mi culo! – contestó Ángela.
Esto hizo que Jaime se corriera y provocara otra corrida de Ángela. Al verlos no pude resistir tampoco y también me corrí, llenando la boca de Ángela con mi semen. Tras esto necesitábamos un descanso, por lo que nos sentamos en los sofás: Ángela y Jaime en uno, en donde ella apoyaba su espalda contra Jaime y ofrecía sus piernas abiertas hacia mí, para que viera su raja abierta y totalmente mojada por todas sus corridas. Pero estábamos comentando lo bien que lo habíamos pasado, cuando Ángela empezó a tocar su raja, acariciando su clítoris, luego cogió una de las manos de Jaime y la dirigió hacia su coño para que la sustituyera, empezando él a masturbarla frente a mí, tocando su clítoris y metiendo sus dedos en el coño, por lo que tomé la cámara y grabé unos primeros planos de aquello, filmando una nueva corrida de Ángela.
Para entonces, Ángela observó que había conseguido poner duras nuestras pollas de nuevo, por lo que me propuso que me sentara al lado de Jaime, y volviera a chupar y menear alternativamente nuestras pollas. Me levanté y metí mi polla en su coño el cual ofrecía al estar a cuatro patas, mientras ella continuaba chupando la polla y los testículos de Jaime. De nuevo conseguimos que se corriera. Se sentó cansada junto a Jaime, pero nosotros necesitábamos también corrernos, por lo que Jaime se puso de pie sobre el sofá ofreciendo su polla a Ángela para que continuara lo que había comenzado, mientras yo me senté a su lado y ofrecí mi polla para que la meneara, mientras yo de nuevo acariciaba su ya castigado clítoris. En un momento Jaime exclamó:
– ¡Tengo ganas de correrme de nuevo! ¿Dónde quieres que lo haga?
Ella no contestó, sino que aceleró su mamada, con la intención de que lo hiciera en su boca, lo cual consiguió en breves instantes, mientras yo observaba como se derramaba parte del semen de Jaime por la comisura de sus labios, solo aquello que no le daba tiempo a tragar.

Esta visión me puso a tope y provocó que yo también quisiera correrme, por lo que acerqué mi polla a su cara, Ángela la cogió y comenzó a mamarla hasta que consiguió su fin: comerse también mi corrida.
Dos para ella sola, el sueño que hacía tiempo teníamos. Después de esto ya nos fue imposible más aunque quedamos en que algún día deberíamos repetir, lo cual ya os contaré en otro momento.
Saludos de los tres.