Descuido oportuno

Trabaja en un hotel y le encargaron que llevara una cubitera a una habitación. Nunca se hubiera imaginado que el descuido de llevar unas simples pinzas para el hielo tuviera un resultado tan bestial.

Isabel – BARCELONA
Lo que voy a contar no es la experiencia más morbosa que he vivido, pero sí la que me dejó un gusto especial y lo que originó en mi una fantasía para siempre. Espero cause el mismo efecto a los lectores.
Era verano, yo trabajaba en un hotel y me reclamaron para llevar una cubitera con hielo a una habitación, en la cual estaba esperando el cliente. Al entregársela me dijo:
– No lleva las pinzas… y ¿como cojo el hielo?
La verdad es que fue un despiste, pero lo arreglé de la mejor forma que pude diciéndole:
– Así.
Y tomando un cubito de hielo con los dedos me lo puse en la boca y acercándome a él se lo puse en sus labios. Debo decir que antes me había cruzado con él en los pasillos del hotel y me pareció un hombre muy atractivo, aparte de estar yo con muchas ganas de notar una buena polla.
Él abrió la boca y dejó que le pasara el cubito sin cerrar los labios y rozando los míos besándonos con el cubito pasando de una boca a otra mientras sus manos empezaban a acariciarme por todo el cuerpo, cosa que hizo que mi piel se erizara con una sensación más que agradable.
Sin cruzar palabras, cosa innecesaria, dejamos que nuestros instintos más primarios fluyeran solos. Sacó el cubito de su boca dejándolo en un vaso, siguiendo con un beso cada vez más apasionado y lleno de deseo sexual.
A los pocos segundos, acercándome a la cama me tumbó en ella y empezó a acariciarme a la vez que, desabrochándome la blusa, metió su mano por debajo de ella y bajando llegó a mi tanguita, rozándome el coño por encima, pero con una delicadeza que hizo que me mojara más de lo que estaba. Entonces apartó la tela y empezó a acariciarme con habilidad. Yo estaba ya sufriendo el primero de mis orgasmos.
Mientras le acariciaba por encima de su pantalón de deporte se lo quitó con habilidad quedando su polla libre, gruesa y dura. Su contacto me hizo estremecer. Tomó de no sé donde un preservativo y se lo colocó poniéndose encima de mí y penetrándome con fuerza. Notaba como me entraba ese pedazo de carne hasta mis entrañas haciendo que corriera por todo mi cuerpo espasmos continuados, ya que soy multiorgásmica. Se paró de pronto, se salió y se puso de pié haciendo que me levantara yo de la cama. Me apoyó con las manos en la mesa y levantándome el vestido y sin el tanga ya, me volvió a follar en una postura donde cada envite de él hacía que me fuera contra la mesa. Algo sensacional.
Al rato de estar follando en esa postura hizo que me pusiera de rodillas en la alfombra y pegada al espejo, así me follaría y me vería la cara al mismo tiempo, mi cara de vicio y placer.

Pero entonces, sin darnos cuenta, se abrió la puerta y apareció su compañero de trabajo que, al vernos, dijo:
– O participo de esta follada o lo cuento todo.
Mi follador le hizo una seña para que se uniera, cosa que hizo despojándose de su ropa y sentándose en el borde de la cama. Mi follador me hizo girar sin sacarme su polla del coño y ponerme de cara el amigo mientras éste se acariciaba su polla poniendo cara de vicio. Me puso de tal modo que la polla del recién llegado estaba a la altura de mi cara y cogiéndome de la cabeza, me metió su polla en la boca. Esta crecía de forma increíble y resultó tener una polla más larga y gruesa que mi primer follador. Era tanta la carga sexual, que ambos se corrieron casi al mismo momento, uno en mi coño de tal forma que noté la descarga en mi interior y el otro, cogiéndome la cabeza sin poder moverla, en mi boca, corriéndose en ella y teniendo que tragarme toda su lefa. Pero no se había acabado, como yo creía, pues el recién llegado dijo:
– Vamos a mi habitación, que están a punto de llegar los demás y a esta zorra no la hemos follado aún del todo.
Nos levantamos, pusimos en orden todo lo que podíamos y salimos hacia la habitación del amigo, que estaba al lado. Allí me desnudaron del todo quedando ellos también sin nada de ropa, me tumbaron en la cama y se pusieron ambos a cada lado de mi cuerpo, para que les comiera la polla a los dos, cosa que hice con mucho gusto notando como les crecía de forma inmediata. Muchas ganas de follarme tenían los dos. Al cabo de un rato de estar comiéndoles las pollas me pusieron de rodillas casi al borde de la cama y después de colocarse un preservativo, mi primer follador se puso detrás de mí y empezó a follarme, cerrando yo los ojos para quedarme con el máximo de sensaciones del momento.
Al cabo de unos instantes noté un movimiento extraño de mi follador. Se paró y se movía de forma rara. Abriendo los ojos y mirando hacia atrás pude llevarme la mayor de las sorpresas, agradable por cierto. El amigo estaba dándole por el culo a mi follador mientras este me follaba a mí. Lo que sentí no podría describirlo. No era nada sucio para mí, si no como si algo sublime me estuviera pasando. La cadena de orgasmos que tuve fue espectacular. Nunca había vivido ni gozado una situación así. Me sentí en el paraíso del placer.
Notar que cada vez que me entraba mi follador fuertemente, lo era porque el otro le entraba en su culo me hacía sentir una sensación increíble. En el momento en que el amigo de mi follador se corrió en su culo, éste se corrió en mi coño. Mi orgasmo fue tal que mojé completamente las sábanas de la cama. Sentí las dos corridas dentro de mí.

Agotados nos dejamos caer en la cama y después de unos minutos de descanso uno propuso de irnos a duchar y refrescarnos, cosa que hicieron llevándome ambos de la mano. En la ducha nos enjabonamos los tres a la vez y ese roce hizo que sus pollas volvieran a crecer y que me pusieran de rodillas para que las comiera, con gran placer por mi parte.
Cuando salimos de la bañera los tres nos rozábamos los cuerpos creando otra vez el deseo de follar. Fuimos a la cama y esta vez nos tumbamos los tres, uno detrás de otro. Yo delante y dando la espalda al amigo y mi follador detrás de él. Empezaron las caricias entre los tres y el amigo se puso un preservativo colocando su polla en mi mojado coño entrando sin oposición y bombeándome salvajemente. Esa polla era descomunal. Y volvió a ocurrir lo de antes. Se paró repentinamente para seguir el movimiento a los pocos segundos. Me elevé un poco y mirando hacia atrás vi lo que sospechaba. Ahora era mi primer follador el que le estaba dando por el culo al amigo mientras este me follaba por los impulsos del otro. Parecía un ballet sincronizado. Sin un error ni fallo follamos acompasados los tres hasta llegar a un orgasmo conjunto que hizo que temblara la cama.
Noté como se corría mi primer follador en el culo del amigo mientras éste se corría en mi interior sintiendo yo los golpes de leche que entraban en mi coño y frenaba el preservativo. Una corrida como esa y con esa sensación no la tuve nunca más. Fue algo especial. Estaba claro para mí que los dos ya llevaban esa relación con anterioridad.
Como pude me levanté y me arreglé lo mejor posible, ya que estaba en el trabajo y no quería que se notara nada. Me despedí de ellos con un beso en los labios de cada uno y salí.
Nos volvimos a cruzar los tres en otras ocasiones pero nunca hubo gestos ni actitudes que pudieran comprometernos a ninguno. Fueron unos caballeros que complacieron a mi persona esa vez y después, cada uno a lo suyo.

Recordaré esa experiencia como la más especial por la dulzura y delicadeza que noté.
Besos.