De trio a cuarteto

Le llamó un amigo, con que follaba de vez en cuando. Está casado y le dijo que si quería montarse un trío con su mujer. Aceptó y fue a pasar unos días a la casa que tenían en las afueras. Había piscina, un precioso jardín y reconoce que fueron unos días sorprendentes. Además, un amigo de la pareja se unió a ellos.

Alicia – Alicante
Mi nombre es Alicia. Lo que quiero contaros ocurrió, cuando Carlos, un buen amigo mío, casado, con el que había follado más de una vez, me dijo que si quería hacer un trío junto con su mujer y como le contesté que encantada, voy a contarte lo que sucedió. Carlos me invitó a pasar el fin de semana en una casa que tiene en el campo, con piscina, diciéndome que solo estarían ellos dos. Acepté y el viernes, después de trabajar, me fui con Carlos en su coche. Cuando llegamos Elisa, su mujer, tenía la mesa puesta para almorzar. Nos saludamos, ya que yo ya la conocía. Al decirme ella que si quería ponerme más cómoda, así lo hice, me quité toda la ropa y solo me puse una camiseta, al igual que Elisa. Carlos también se cambió y se puso un pantalón corto.
Empezamos a comer y estuvimos hablando de temas diversos hasta que, al acabar, Carlos dijo que se iba a echar la siesta ya que estaba cansado. Elisa y yo quitamos la mesa, tomamos café y estuvimos charlando hasta que, en un impulso mutuo, comenzamos a morrearnos. Primero nos besábamos en la boca pero pronto Elisa comenzó a pasar su lengua por mis tetas que había desnudado al quitarme la camiseta. Yo me quedé quieta porque era la primera vez que me liaba con una mujer. Elisa, mientras pasaba su lengua por mis pezones, con una mano se tocaba el chocho hasta que fue bajando su boca por mi cuerpo, desde las tetas hasta llegarme al coño, empezando a comérmelo. Lo hacía tan bien que no tardé, con no cierta vergüenza por mi parte, en correrme.
Entonces Elisa me ofreció sus tetas para que se las lamiera. Lo hice un buen rato hasta que me indicó que le gustaría que le lamiera el coño, como ella había hecho conmigo. Lo hice lo mejor que supe y con facilidad ya que Elisa tenía el coño depilado como yo. Estuve un buen rato pasándole la lengua por la raja y metiéndole, al mismo tiempo, un dedo en su chochete hasta que se corrió. Cuando estábamos descansando, Elisa me dijo que por ser la primera vez, no lo había hecho nada mal. Después de habernos lavado el coño, nos fuimos a dar un baño en la piscina. Nos pusimos completamente desnudas y nos metimos en el agua. No llevábamos mucho rato en el agua disfrutando del baño, cuando apareció Carlos. Venía en pelota viva. A mí me entró algo cuando le vi así, me puse muy cachonda. Me picaba el coño y tenía ganas de tener su polla dentro de mí. Carlos se metió en el agua con nosotras y nos cogió el culo a las dos diciendo:
– ¿Qué hacen mis mujeres, no estáis con ganas de polla?
A mí estas palabras me pusieron loca y le agarré la verga. El sonrió y me dijo que saliéramos de la piscina. Lo hicimos los tres. Carlos se colocó en una tumbona para que le chupáramos la polla y así lo hicimos Elisa y yo. Le chupamos la polla y los huevos. De pronto Carlos nos dijo que parásemos y se levantó. A continuación me dijo a mí que me colocara de rodillas en el suelo y apoyara el cuerpo en la tumbona para así tener mi coño y mi culo a su disposición. Me puse como él quería y al meterme un dedo en el coño y notar lo mojado que lo tenía, exclamó:

– ¡Que puta eres, que ganas de polla tienes!
Sacándome el dedo, apoyó el capullo en mi raja y de un golpe seco me metió toda la polla. Pegué un grito, más de sorpresa que de dolor, pues me gustó esta manera de penetrarme. Empezó a follarme y me corrí dos veces antes de que él se corriera y cuando lo hizo, yo también le acompañé con mi tercer orgasmo. Me dio un gusto increíble. Elisa, cuando él me la sacó del coño, empezó a limpiársela con la lengua y después me lo hizo a mí, que me había tumbado, bien abierta de piernas. En la postura en la que Elisa estaba, ofrecía a su marido el coño y el culo. En el acto, Carlos se puso a comerle el chocho hasta que se la metió y estuvo un rato con el mete y saca pero como no se corría, se la sacó del coño y se la metió en el culo. Así estuvo otro rato hasta que, por fin, se corrió en su recto.
Estuvimos descansando mientras nos tomábamos unas cervezas, hasta que Carlos le dijo a su mujer.
– ¿Por qué no os montáis un numerito y Alicia y tú?
Elisa, sin decir nada, se me acercó y pegando sus labios a los míos, me dio un morreo fenomenal, sobándome las tetas y luego, bajando hasta mi coño, empezó a comérselo de nuevo. Caliente y excitada, le dije a Elisa que se diera la vuelta y me diera su coño. Así montamos un estupendo 69. Carlos estaba disfrutando viéndonos y estuvimos así hasta que nos corrimos. A continuación, Carlos se puso a comerle el coño a su mujer mientras tanto yo le comía a él su gorda polla, hasta que, teniéndola completamente dura, se la metió en el coño a Elisa y empezó a follarla. Así estuvieron hasta que se corrieron los dos al mismo tiempo. Yo, entonces, empecé a lamer el coño de Elisa y la polla de Carlos, hasta dejárselos limpios. Después de esto, comimos un poco y nos acostamos, ya que era tarde.
El sábado por la mañana, cuando me desperté, ya estaba Elisa levantada, pero Carlos seguía dormido. Tras desayunar, ayudé a Elisa a limpiar un poco y a las dos horas de estar arreglando la casa, apareció Carlos. Venía desnudo, al igual que estábamos nosotras. Elisa le preguntó si había descansado bien y él le contestó que sí, que ya podía follarnos a las dos.
– Antes de eso -le dijo Elisa sonriendo- tienes de ir al pueblo a comprar varias cosas.
Carlos se vistió y se fue. Al rato de irse él, apareció un amigo del matrimonio que se llamaba Luis. Era un hombre bastante alto y fuerte. Podría tener unos 50 años, más o menos. Nosotras estábamos en la piscina cuando llegó Luis. Yo me quedé cortada pero Elisa me dijo que era un amigo y que no pasaba nada. Luis nos saludó y Elisa me lo presentó. Estuvimos hablando hasta que Elisa le invitó a acompañarnos en el baño. Luis se desnudó para estar igual que nosotras y cuando se quitó los calzoncillos apareció una polla enorme incluso estando arrugada.

Me puse muy cachonda al vérsela pero no podía lanzarme a comérsela ya que acababa de conocerle, por lo que me tiré al agua para que se me pasara la calentura. Cuando salí de la piscina, me tumbé en el suelo para tomar el sol, pero me coloqué frente a Luis, enseñándole mi chochete. para que, fuera él quien me atacara, algo que yo estaba deseando y me alegraba ver como él no dejaba de mirarme el coño. Elisa también estaba cachonda y con la confianza que le daba la amistad con Luis, sin más, se puso a chuparle la polla. Al poco rato y animado, el hombre acabó por ponerme, sin que yo protestara, un dedo en el coño. No tardó el hombre en sacarme el dedo y meter allí su boca, para empezar a chupármelo mientras Elisa seguía enganchada en la polla de Luis. Yo me corrí un par de veces antes de que Luis me metiera su torpedo en el coño. Nunca había visto una polla tan grande. Me estuvo follando largo rato hasta que nos corrimos los dos. Al sacármela, Elisa comenzó a chuparnos a mí el coño y a Luis la polla, hasta dejarlos limpios.
Al rato apareció Carlos, que ya se había desnudado antes de llegar a la piscina. Saludó a Luis y le preguntó, señalándome:
– ¿Has visto que nena tan jamona tenemos aquí?
– Sí, ya le he catado el coño, y es delicioso – le contestó el amigo.
– Pues ahora prueba su culo pero, antes, que te la chupe – añadió Carlos.
Como loca, me fui en busca del vergajo de Luis, y me metí todo el cipote en la boca empezando a chuparlo, mientras que, con mis manos, le acariciaba sus gordos y duros pezones. En este momento Carlos comenzó a chuparme el coño y el agujerito de mi culo, para dilatármelo. Cuando me corrí en la cara de Carlos, Luis se levantó con la polla tiesa como un palo y se dispuso a metérmela por el culo. Primeramente me metió el capullo, se estuvo quieto y después me la fue metiendo muy lentamente hasta lograr metérmela entera.
Ya toda ella dentro de mí, comenzó a sacarla y meterla despacio. A mí me estaba dando un gusto increíble mientras él no paraba de bombearme hasta que sentí su leche caliente dentro de mi recto. Caímos los dos rendidos en el césped y tras descansar un rato, nos fuimos a comer algo para reponer fuerzas. Al acabar de comer, nos acostamos para descansar, ya que la mañana había sido muy ajetreada.

Cuando me desperté, escuché un ruido que venía de la habitación de Carlos y Elisa. Me fui hacia allí y me los encontré a los tres follando. Le estaban dando a Elisa por el coño y por el culo a la vez. Luis se la había metido en el coño y Carlos por el culo. Elisa estaba disfrutando de lo lindo. Me quedé mirándolos y cuando se corrieron los tres, se quedaron tumbados en la cama. Entonces fue cuando yo me puse a limpiarles las pollas y el coño. Así nos tiramos el resto del fin de semana y ahora estoy viviendo con Luis, aunque de vez en cuando, nos reunimos con Carlos y Elisa y follamos los cuatro juntos. Un saludo.