Relato erótico
De compras y follando
Es joven atractiva y hasta aquel día procuraba pasar desapercibida, pero se canso de esta actitud. Le preguntó a una amiga donde podía comprar ropa provocativa y allí fue. Compro ropa y además, se “llevó algo” que ni en sueños pensaba probar.
Angie – Sevilla
Me llamo Angie, tengo 21 años, de origen latinoamericano. Me considero una mujer linda, muy atractiva y sexy, con un precioso cuerpo de 1,79 de estatura, con piel trigueña aceitunada, cabello rubio, rizado y brillante. Tengo los de un color verde esmeralda. Tengo una magnífica figura la cual cuido a diario en el gimnasio, con senos firmes, muy preciosos, de donde brotan un par de pezones oscuros como dos frescos capullos, un trasero durito y levantado y muslos muy bien formados.
Según mi descripción podéis pensar que he estado con muchos chicos pero, nunca he tenido novio
Bueno tuve una aventura con un chico tres años mayor que yo cuando tenía 19 años pero yo no podía aguantar más, él quería ir muy rápido con lo nuestro y yo siempre he sido muy romántica y tímida, tal vez ese haya sido mi problema con los hombres.
A mí me gusta la ropa ancha, no me gusta ir provocando por la calle como muchas de mis compañeras de la facultad, que van con ropa ajustada una camisa blanca muy ceñida para que se les marquen los pezones (yo creo que no llevan ni sujetador) una falda de unos cuatro dedos y un tanga de hilo.
Como no, llevan a todos mis compañeros detrás con la baba colgando. Sinceramente me estoy empezando a hartar un poco de que chicas más feas que yo se queden con todos los tíos buenos, así que un día le pedí a mi mejor amiga, Miriam, una chica poco más alta que yo, con menos tetas pero muy guapa que me aconsejara una tienda donde poder comprarme ese tipo de ropa para ver si podía liarme con el chico que me gustaba, Adrián. Rápidamente me recomendó una tienda a la que ella acudía.
Esa tarde al salir de clase cogí doscientos euros y me dirigí a esa tienda. Al llegar pensé: (Que coño hago yo aquí), era una tienda grande con luces y unas dependientas muy provocativas, todas con mini faldas, tangas y en sujetador.
Pedí ayuda a una chica que parecía más espabilada que las demás, le dije que era nueva en este tema y me aconsejó que me fuera al piso superior.
Así lo hice, al subir cogí un par de cosas y me metí en el probador, era un probador amplio y parecía insonorizado con dos palitos de madera que colgaban para poner la ropa.
Me quite la camisa que llevaba y me quede en sujetador me probé la camisa y aunque me apretara un poco decidí quedármela. Cuando tan solo me quedaba una faldita muy pequeña me di cuenta que encima de mi había un pequeña cámara que me había estado grabando todo el rato.
Sin darme cuenta pegue un chillido que pensé que lo habían oído en China, pero luego pensé que esa era una buena ocasión para deshacerme de la timidez que me poseía, yo era consciente de que había alguien viendo esta imagen y mi meta era conseguir calentar a los guardas de una forma que nunca olvidarían.
Sin pensármelo dos veces y mirando fijamente a la cámara empecé a bajarme la faldita que llevaba puesta de una manera sensual y muy provocativa moviendo el culo de manera que la cámara pudiera verme, continué con el pequeño tirante que me acababa de probar, me lo baje lentamente dejando al descubierto ese sujetador blanco en el que se me marcan mis jugosos pezones, me quité el tanga de leopardo que llevaba y deje que la cámara viera mi virgen chochito mientras aprovechaba para dejar la primera teta al aire y luego la segunda, empecé a tocarme ambas con la mano derecha y a meterme los dedos de la izquierda por el chochito, al principio me dolía, pero poco a poco empecé a notar una gustosa sensación que no la cambiaría por nada del mundo.
Segundos más tarde aparecieron en la puerta dos guardas a los que se les notaba el paquete, iban solo en calzoncillos, uno era alto y moreno y el otro cachas y negro, el negro estaba mejor que el otro y fue el primero que se bajo los calzoncillos bajo mi asombro, ya que nunca había visto un nabo tan grande, me dijeron que no iba a salir de allí sin una follada de la que nunca me olvidaría y yo accedí encantada.
El negro se acercó a mí y me puso a cuatro patas y empezó a meterme su enorme polla por mi chochito mientras pasaba su mano por mis tetas, el otro se bajó los calzoncillos y me puso el nabo en la boca, empecé a chuparlo lentamente pero él me lo metió hasta el fondo y yo empecé a comérselo como una loca, esa experiencia era nueva para mí, pero me estaba gustando mucho. Cambiamos de posición, el negro me agarró por mi culo y me elevó mientras me la seguía metiendo, en ese momento vi sus jugosos labios y empecé a besarle como nunca nadie lo ha hecho, le metí la lengua hasta la garganta y la suya parecía una culebra dentro de mi boca.
Después de cinco minutos el alto se tumbó en el suelo y me colocó encima de él, me agarró de las caderas y me hizo botar sobre su polla mientras se la comía al negro, este me la sacó y empecé a hacerle una paja y me lo volvía meter en la boca.
Luego nos sentamos los tres, cada guarda a un lado mío y empecé a pajearlos a los dos simultáneamente. Ellos pasaban sus grandes manos por mis tetas y mi coño a la vez, los besaba a cada uno de ellos por turnos.
Antes de terminar, el negro empezó a chuparme los pezones, que en ese momento estaban muy empitonados, los chupaba lentamente pasando la lengua muy bien por cada uno de ellos, mientras, me apretaba la espalda y me tocaba el culo, el otro me estaba chupando el chocho lentamente, pasando su lengua por todos los rincones.
Para acabar nos pusimos como al principio, pero ahora era al negro a quien se la chupaba, y el otro el que me daba por atrás, de repente una explosión de un líquido muy caliente invadió el interior de mi chochito, mientras el negro se corría en mi boca y yo chorreaba lefa por todos lados.
Así fue la follada de mi vida, desde ese momento, ya no soy tímida y tengo a todos los tíos babeando tras de mí, pero ya no me conformo con cualquier cosa y si de vez en cuando tengo la necesidad tengo el numero de Roberto (negro) y el de Juan, esa sí que fue una experiencia inolvidable.
Besos para todos.