Relato erótico
Cuerpos liberados
Fueron a la playa nudista y buscaron unas dunas en las que podían hacer lo que quisieran discretamente. Se bañaron, conocieron a un hombre maduro y a su mujer. Pasaron una jornada caliente en todos los sentidos.
Diego – Cantabria
Nada mas alejarnos de la línea de playa me desprendí del bañador y liberé a mi mujer del sujetador del bikini, sus pechos blancos se mostraron al aire y los pezones se erizaron, sonriente me tomo de la polla que ya estaba tiesa y como si fuese la mano me paseo por las dunas completamente empalmado, de vez en cuando nos cruzábamos con alguna pareja o algún chico que se quedaba mirándonos embobado, cuando nos habíamos alejado lo suficiente nos tumbamos en la playa y entre la sombra que ofrecen los pinares nos acomodamos. Carolina se quito la parte baja del bikini y se fue hasta las aguas tranquilas de la playa para mojarse un poco, al alejarse movía su culo hacia los lados pomposamente.
En el agua, mientras nadaba, un hombre de unos 55 años se acerco a ella y tras hablar un poco salieron del agua, él estaba empalmadísimo y lucía una polla de buen tamaño, pero mi mujer se hacia la loca y desdeño su ofrecimiento, señalándome, el hombre se retiro unos metros más a la izquierda de nuestras toallas. Cuando vino hacia mí me dijo:
– O me follas ahora o con lo caliente que estoy no sé lo que haré.
Sonriendo sacó la bola vibrador que siempre lleva y la coloco sobre su abultado clítoris, se tumbó y comenzó a masturbarse comenzando sus gemidos y movimientos de caderas, tomo mi polla y comenzó a lamer fuertemente. Al poco rato se corrió dando grandes alaridos que tenían fuera de si a nuestro vecino, yo sorbía sus pezones y acariciaba su maravilloso culo.
Cuando estuvo preparada para un nuevo orgasmo se coloco de lado y me pidió que la penetrara, tengo una polla generosa, gorda y larga que se traga de forma pasmosa en su coño dulce. Comenzamos el folleteo mientras desde atrás le masturbaba el clítoris, ella levantó la pierna para ofrecer mejor panorama al admirador y vecino que ahora se masturbaba sin miramientos, descubriendo el glande y pajeándose como un loco, mientras a medio metro observaba la penetración y el coño peludo de mi esposa, esto encendía mas a Carolina y dando enormes movimientos de cadera me corrí en su interior.
Pero Carolina estaba lanzada y quería mas, hizo un gesto a nuestro vecino y cuando se acercó le hizo un gesto para que la follara, le dio un preservativo que este se colocó con alguna dificultad mientras me miraba pasmado y penetró a Carolina que siguió con los movimientos mientras me tomaba de la mano y me miraba.
Yo volví a empalmarme a los pocos minutos y el amigo que participaba en nuestros juegos me tomó fuertemente del pene mientras me decía:
– Vaya rabo que tienes chaval.
Carolina sonrió y le pidió que me masturbara con la mano mientras la follaba a ella, yo me negué pero Carolina, mimosa insistió. El hombre me descapulló y comenzó a masturbarme con gran maestría, Carolina estaba salida, se contorsionaba y movía como una loca mientras le decía que me pajeara y chupara. Entonces él metió en su boca mi polla mientras me tomaba por las nalgas, nos estaba follando a los dos, chupaba mi polla con una gran maestría mientras se follaba a mi mujer con una mano clavada en su teta y la otra agarrando mi miembro. Se corrió y mi mujer quedó quieta, mientras nos miraba y le animaba a seguir, la gustaba el espectáculo.
Él se centró en mi rabo, fuera de si hasta que me corrí, saliendo de su boca y manchando toda su cara, me tumbé junto a Carolina. Nuestro amigo salió corriendo y nos dormimos un rato. Al cabo de una media hora, cuando estábamos acariciándonos mi esposa y yo y sorbía con delicia su coñito, nuestro amigo apareció con una mujer de unos 60 años, y se sentaron junto a nosotros, nos observaban y mi mujer se contorsionaba, calentándose mas y mas mientras les miraba fijamente hasta que se corrió soltando gran cantidad de jugos en mi cara. Cuando levante la cabeza estaba empapado de líquido dulce y viscoso. Nos saludamos, se llamaba Gloria, entrada en carnes, con grandes senos que le colgaban y enormes caderas, tenía una braga que se quito rápidamente.
Se podía ver un coño de labios gordos, casi sin vello púbico, nos miraba y sonreía abiertamente, su marido charlo con mi mujer, mientras Gloria se bañaba, hablaba en bajo y luego Carolina me llamo y me dijo que tenía que follarme a gloria delante de ella, yo me negué y la dije que me desagradaba un poco, nunca había follado con una mujer de esa edad, ella me dijo que se negaría a venir a la playa para o mejor aún se dejaría follar por el grupo de chicos que habíamos visto por el camino.
– Anda que te ayudo yo – dijo.
En esto Gloria salía del agua con sus grandes tetas pendulonas de enormes aureolas, su vientre era grande pero su cara era agradable, habló con mi mujer y esta le prestó su masturbador. Gloria se sentó delante de mi. Mi mujer detrás de ella y el marido se quedó a unos metros. Gloria abrió su coño enorme y rosado y me miraba con la boca abierta. Carolina le acariciaba los senos levantándolos hacia mi, mientras me sonreía y me decía, que disfrutaría de lo lindo.
– Comete este coño.
Tenía que salivar continuamente, su clítoris grande se metía en mis labios y cerré los ojos. Comencé a saborearlo mientras escuchaba gemidos de ambas mujeres, Carolina estaba siendo follada desde atrás por Carlos y mantenía su cara de deseo, la mirada un poco ida pero sin perder detalle de mi cunnilingus. Luego, me tomaron de las caderas y me metieron entre las caderas de Gloria, la penetré sin dificultad y comencé una cabalgada rápida con gran movimiento de caderas mientras ella jadeaba, en esto oí a Carolina correrse de nuevo poseída por Carlos, yo seguía con la cabalgada entre apretones en mis nalgas de Gloria que decía palabras fuertes, (fóllame cabrón, fóllame este coño etc.), luego sentí calor en mi ano, pensé que era mi esposa pero era Carlos que desde atrás me acariciaba los huevos y lamía mi ano, note el glande apuntando a mi culo pero de un manotazo le quite de allí, ni pensarlo le dije, Carolina, entonces le ofreció una mamada hasta hacerlo correr.
Gloria y yo seguimos unos minutos más hasta correrse, yo no podía correrme y salí de ella empalmado, caí de rodillas y Carlos rápidamente se coloca tras de mi meneándome el rabo enrojecido mientras su mujer me besaba, cuando estaba para correrme, abrió su boca y Carlos dirigió mi rabo hacia ella para alojar allí mi derrame. Caímos todos rendidos en las toallas y solo nos repuso un buen baño y una cena en un restaurante cercano. Otro día os contare la noche del día siguiente en su casa.
Un abrazo.