Cosas que pasan

Una de sus fantasías era ver como varios tío se follaban a su mujer. Una vez se lo insinuó y por supuesto, le dijo que no. Aquella noche había quedado con tres amigos para ver un partido de futbol por la tele. La cosa se fue animando y…

Jorge – Palma de Mallorca
Desde siempre, mi fantasía erótica era ver a mi mujer follada por varios hombres a la vez, mi morbo era que ella accediera a mi fantasía. A veces, disfrutaba imaginando como sería verla embadurnada de las leches de muchos hombres hambrientos por devorarla, pero siempre se negó, creo que en aquel entonces, era muy dama para aquellos actos impúdicos.
Aquella noche, invité a unos amigos a casa para ver un partido de fútbol en la televisión, preparamos unas copas y cenamos algo ligero, al fragor del fútbol los tragos se fueron intensificando y la borrachera llegó de prisa, casi a la media noche, varios de mis amigos se fueron, pero, afortunadamente, para mí, se quedaron tres de los más cercanos, aquellos a los que alguna vez les había contado de mi morboso sueño erótico.
María, mi mujer, había estado compartiendo con nosotros toda la noche, ella también es fanática de los deportes y le gusta, de vez en cuando, compartir con mis amigos algunos partidos, por eso, continuó sentada con nosotros en el salón de la casa y se sentó cerca de mí, como queriendo resguardarse.
Continuamos la juerga hasta que por fin María se embriagó, lo que para mí fue perfecto, ya que había estado esperando toda la noche a que eso sucediera, supuse, que con unos tragos demás, podría convencerla fácilmente de acceder a mis propósitos y que por fin la tendría donde quería, en la alfombra de mi casa, siendo follada por tres de mis mejores compañeros.
Aguardé el momento adecuado para ponerme de acuerdo con mis amigos para buscar la forma de empezar la juerga, y ellos estuvieron de acuerdo, en que yo debía dar el pie para tal episodio, tenía que excitarla descaradamente frente a ellos, para lograr desinhibirla e intentar que no se diera cuenta de que, poco a poco, ellos comenzarían su tarea; y a si lo hice.
Esperé que saliera del baño y la senté a mi lado, conozco muy bien sus puntos débiles, por lo que poner mi mano cerca de su pubis fue suficiente para sentir un pequeño sobresalto, lo que me anunció, que estaba de acuerdo en que continuara, después de eso, metí mi mano por debajo de su falda y comencé, lentamente, a acariciar su clítoris, ella se entregó sin problemas, el alcohol le hizo un efecto afrodisíaco, pues, me ayudó, casi descaradamente a tocarla y poco a poco comencé a sentir que se me mojaba la mano.
Metí un dedo en su caverna y logré sacarle un pequeño quejido, mientras, mis amigos intentaban disimular el morbo y la emoción que les producía estar casi listos para aquella nueva aventura, por eso, seguían conversando el fútbol y de diversos temas triviales, María seguía excitándose con ya dos dedos míos dentro de su coño, estaba muy excitada.

El momento deseado por mí llego de súbito, María no aguantó más su calentura y me besó lujuriosamente, tanto, que logró que nos cayéramos del sofá a la alfombra, justo donde yo la quería tener.
Daniel, uno de los más atrevidos, me había sugerido que le vendara los ojos, para que la fiesta fuera más morbosa, y mientras nos besábamos, lo hice, al principio ella se molestó un poco, pero luego accedió sin problemas, entonces, al oído, y con voz suave y cariñosa, le prometí que la haría disfrutar de una noche que jamás olvidaría.
Seguí besándola mientras mi amigo, lenta y sensualmente, comenzó a sacarle la ropa, María es una mujer muy bella, su cuerpo es espectacular, sus pechos son tan grandes que a veces creo perderme en ellos y su culo redondo y con grandes nalgas. Para mi amigo, fue una sorpresa desabrocharle la blusa y ver aparecer aquellas montañas con los pezones rosados y erguidos hacia el cielo, ya que no pudo contenerse y se volvió loco chupándoselos haciendo que mi mujer casi diera un grito de placer.
Fue en ese momento cuando decidí retirarme a observar y cuando los demás se agregaron al festín, Miguel se encargó de sus partes íntimas, sacando con suavidad su ropa interior, y tocándole el chocho. Me senté en el sillón, y saque mi polla tiesa. Me dolían los huevos de lo cachondo que estaba.
Julio se resistía a participar, pensé que le daba vergüenza, o sea que se sentó en el sofá y se dedicó a masturbarse a mi lado, Miguel y Daniel, se encargaban de excitar a mi mujer a tope, mordiendo con finura sus pechos y comiéndole el chocho como posesos. Tenía la polla tan dura que pensaba que iba a correrme.
La fuerza de sus embestidas en el chocho de mi mujer, era digno de ser plasmado, todo lo que le hacían era recibido con gozo por ella, que estaba entregada a la lujuria y al gusto que le propinaban mis dos camaradas, uno, penetrándola afanosamente por su coño totalmente mojado y el otro metiendo y sacando su enorme polla de la boca, disfrutando de el roce y la succión de sus labios hambrientos por la leche de mi amigo.
Mi tercer camarada continuaba mirando la escena sin atreverse a participar, yo seguía con mi frenética masturbación y él solo se limitaba a observar cómo me pajeaba, debo reconocer que jamás me imaginé que podía gustarle ver como un tío se pajeaba, hasta que de pronto lo vi acercarse a mí, me cogió la polla y se la metió en la boca mamándola de tal forma que casi me corro. Se la metía hasta el fondo de la garganta y me estaba dando tanto gusto que se me escapo un grito. Todos, excepto mi mujer, se percataron de la situación, pero a ninguno de mis camaradas pareció impórtale, yo me entregué ardiente a aquella lengua exquisita que acariciaba mi capullo con maestría.

Los quejidos se apoderaron de todo el lugar, mi mujer seguía siendo follada por mis dos amigos y yo observaba feliz la situación. La trataban como a una zorra, le daban por el culo y se le metían las pollas por todos los agujeros. María estaba disfrutando como una cerda y gritaba y gemía pidiendo más y más.
Era un espectáculo que me ponía a mil y mi amigo con su mamada, me tenía al borde de la corrida. De pronto, dejo de chupármela y me dijo que lo follara. No sé lo que me pasó, nunca me han gustado los tíos, pero aquel ambiente vicioso me estaba cambiando.
No me lo pensé, le baje los pantalones, lo puse de cara al sofá y se la metí por el culo.
Mientras penetraba a mi amigo, mis dos camaradas estaban casi listos para correrse, y mi mujer estaba desmadejada en la alfombra, creo que para ser su primera vez se sentía extasiada con tanto placer.
Estábamos todos al borde de la corrida, yo me follaba a mi amigo con fuerza y sus gritos se oían hasta la calle. De pronto, se empezaron a oír jadeos y grititos. Nos estábamos corriendo todos.
Por un momento miré a mi mujer y casi me provoca otra eyaculación. María estaba siendo regada por la leche de mis dos amigos, estaba llena de semen y tenía una cara de putón satisfecho que nunca le había visto.
Cuando nos relajamos, sin decir ni media palabra nos fuimos por turnos al cuarto de baño para asearnos. Cuando acabamos solo dije:
-Esta velada “deportiva” la tenemos que repetir.
Nos reímos un rato y mis amigos se fueron a sus casas. Por fin había conseguido ver como se follaban a mi mujer, lo que no entraba en mis planes era que me la chupara un tío y que yo me lo follara, pero, son cosas que pasan.
Un saludo para todos los lectores.