Me relajó un montón

Le había tocado solucionar una urgencia en el trabajo, era sábado y estaba muy cachondo. Llamó a su novia y también estaba “calentita”. Le insinuó si podía hacer una escapadita hasta su casa y no se lo pensó dos veces.

Pedro P. – ALBACETE
Aquel día y como casi siempre estaba muy cachondo. Estaba trabajando en una empresa que había surgido una urgencia, pero como era sábado, sabía que pronto vería a mi novia. Decidí llamarla para hablar un poco con ella y quedar…
Estuvimos hablando unos instantes de varias cosas, pero inevitablemente caíamos en los temas sexuales, lo cual me demostraba que ella también estaba caliente y aunque salíamos del tema, volvíamos a él, a pesar de resistirnos, pues yo, conociéndola, sabía que resultaría muy difícil para nosotros el calentarnos demasiado y no poder llevar a cabo nada físico.
Pero pasó lo que tenía que pasar y finalmente desistimos de huir del tema y comenzamos a recordar algunas de nuestras correrías sexuales. Ella me comentó que su madre había salido a visitar a unos parientes enfermos fuera de la ciudad por lo que en casa solo estaba su padre, que por cierto es muy mayor. Me dio la sensación de que me estaba invitando a ir a su casa y se lo dije. Ella sonrió y me dijo que no, pero… Le dije que como podía irme casi una hora y vivía cerca, me pasaría por allí.

Dijo que como quisiera pues por ella encantada, por lo que dije:
– Espérame unos 30 minutos mientras pongo todo en orden aquí.
En cuanto me abrió la puerta le pregunté por su padre y me dijo que estaba descansando en su habitación.
Se había maquillado un poco de más, pero estaba bien, se sacó la camiseta y debajo llevaba una blusa semitransparente, negra, sin sujetador, por lo que se le veían las grandes y hermosas tetas que tiene, así como los tiesos pezones. Eso me dejó sin habla. Enseguida se bajó la falda larga y debajo llevaba una minifalda de mezclilla muy corta que apenas le tapaba las nalgas.
Entonces se me acercó muy lentamente, dándome la oportunidad a observar y admirar su hermoso cuerpo semi desnudo, yo estaba impávido y solo me moví cuando ella prácticamente se me puso encima poniéndome una de sus rodillas en la pierna y me dijo:
– Toca abajo.
Yo, en ese momento, me moví como si estuviera esperando la orden, subí por sus piernas hasta donde dejan de llamarse así, estaba que goteaba de mojada y yo ni lento ni perezoso le metí un dedo en el coño y se lo comencé a sacar y meter lentamente, hasta que ella me dijo que le metiera dos dedos y yo, muy obediente, le di ese gusto, mientras que con mí otra mano le comencé a masajear una de sus tetas y la otra, con mi boca, le comía su pezón. Ella gemía quedamente y en eso oímos que alguien salía y luego vimos pasar a su padre, pues la ventana tenía cortinas más o menos delgadas, y se sentó junto a la ventana, pero estábamos seguros que solo lo veíamos nosotros.
Entonces ella me cogió de la mano y me llevó hasta un rincón de la habitación donde tenía un espejo grande en la puerta de un ropero, se colocó muy cerca del espejo y comenzó a hacer poses, con las cuales, con la corta minifalda yo podía observar todo su culo y su coño, con sus pelitos recortaditos y empapados. Al final no lo soporté más, me quité toda la ropa y ya desnudo, ella se abalanzó a mamarme la verga de una manera que me fascina. Es toda una maestra en mamadas, y después de unos 2 ó 3 minutos de estar en esa faena, se levantó, me cogió de la mano y me llevó junto a la cama del lado de la ventana… ¡a menos de 2 metros de su padre!

Ella quería que le metiera la polla en la posición de perrito pero quería estar frente al espejo del tocador para poder ver cuando se la estuviera metiendo. Excitado, se la dejé ir toda de un solo golpe, pues por sus mismos jugos hacía muy fácil la introducción, empecé a bombearla y mientras mis manos pasaban por toda su espalda y por sus tetas, ya que esta vez le subí la blusa para poder tocárselas sin nada encima, seguí bombeándola rápido y ella estaba en un éxtasis intenso, tan intenso que la cogí por la cintura para darle los empujones con toda mi fuerza y ella incontrolable, acabó corriéndose, llevándome con ella también al orgasmo lanzándole toda mi leche dentro. Ella ronroneaba pues dada la cercanía de su padre, podría oírnos por lo que nos limitaba tanto como nos excitaba. Nos mantuvimos un momento en esa posición.
Cuando salió mi verga de su coño y le escurrieron lentamente unos hilos de semen por las piernas, ella se levantó y caminó con las piernas abiertas hasta los pies de la cama, se recostó levantando las piernas y me dijo_
– ¡Cómetelo!
Yo la miré con un poco de asco por mi semen, pues nunca se me habría ocurrido comerme mi propia leche, pero me dije que tenía que darle gusto y comencé a comerle solo el clítoris por lo que ella se retorció. Eso me excitó y seguí comiéndole el clítoris y poco a poco fui perdiendo el asco y me comencé a comer todo mi semen, que estaba ahí, comenzando por el que le había escurrido por las piernas y siguiendo los chorros hacia abajo, llegué hasta el coño y comencé a lengüetear mi semen, lo puse en mi boca todo el que pude y entonces me incorporé y se lo traspasé a ella con un beso, tragándose satisfecha todo el semen que había en mi boca.

Mi polla por cierto ya estaba de nuevo tiesa y se la metí de un golpe, bombeándola rápidamente, a ella se le escapó un gemido bastante fuerte, yo le tapé la boca pues su padre se iba a enterar que me la estaba follando.
Continué unos cinco minutos bombeando a toda velocidad, luego le di la vuelta dejándola boca abajo y subiendo un poco las nalgas, la ensarté y yo me senté. Si no han probado esta posición es estupenda, pues mientras uno les agarra las nalgas, bombea a toda la velocidad que pueda y ellas al estar acostadas, la polla les llega hasta el fondo y se vuelven loquitas de gusto.
Ella cogió un espejo de esos que tienen luz, pues la habitación a esas horas estaba obscura y no quería encender la luz para que no se viera desde fuera lo que sucedía en la habitación, ya que su padre seguía junto a la ventana. Además yo podía observar en el espejo como me la estaba follando al igual que veía su cara de éxtasis también. Ya muy cerca del clímax, me recosté encima, ella giró su cabeza y me preguntó susurrándome:
– ¿Te gustó mi disfraz de puta?

Por toda respuesta la bombeé con todas mis fuerzas y velocidad corriéndonos simultáneamente con toda intensidad. Le di las gracias por su disfraz, por la sorpresa que me había preparada y nos pusimos rápidamente la ropa. Luego me dijo que me acompañaba hasta la esquina de su casa poniéndose solo la camiseta encima y un short, sin bragas por supuesto. Cuando salimos de su casa su padre seguía sentado en una silla junto a la ventana, me despedí de él de lejos y nos fuimos a paso veloz, pues yo ya tenía mucha prisa ya que toda la sesión de sexo nos había llevado más tiempo del pensado.
En la esquina, mi novia me dio un largo y apasionado beso como despedida y yo le dije ya volviera a su casa pues iba semidesnuda y la calle estaba llena de gente, a lo que ella pícaramente me sonrió, pero se dio media vuelta moviendo sus caderas de una manera muy provocativa. Afortunadamente en el trabajo no se me necesitó para nada, sino hasta después de haber vuelto.
Saludos a todos.