Relato erótico
Contacto “inesperado”
Querían experimentar con un trío y pusieron un anuncio. Les contestó un hombre maduro y bien dotado. Primero lo conocería el marido y concretarían algunas cosas para su futuro encuentro. Básicamente quería comprobar que la fotografía que les había enviado, era real. Los acontecimientos llevaron la situación a unos límites que nunca se habría imaginado.
José – Valladolid
Mi nombre es José y soy de Valladolid, tengo 40 años. Estoy casado y mi relación es muy buena, sin secretos y con mucha complicidad.
Mi mujer no es bisexual, ni yo tampoco me considero, pero lo que quiero contaros fue algo que marco nuestra vida sexual y siempre lo recordamos cuando disfrutamos.
Hace unos 2 años pusimos un anuncio en vuestra revista: “pareja de 38 años, busca hombre muy dotado, no importa físico ni edad”. Al cabo de un mes, más o menos, recibimos un email interesante para realizar nuestra fantasía, nos contesto un señor de 58 años. Nos decía en el email que era su primera vez, que tenía mucho interés en estar con una pareja, que se adaptaba bien a lo que fuera, que era bisexual y estaba muy dotado.
Nuestra idea era algo así, pues preferíamos a alguien maduro y le contestamos con nuestro número de teléfono, indicando que nos enviara una fotografía demostrativa de su “dotación”.
Unos días después recibimos otro email suyo y contenía una foto adjunta. Al abrir la foto, me quedé confuso. Era un señor que aparentaba bastante más de 58 años y unos testículos muy desarrollados, con una polla bastante regordeta de unos 18 o 20 centímetros, pero no teníamos claro si estaba en reposo o tiesa, pero nos parecía lo bastante grande.
Solo se veía en la foto al hombre sentado, de cuello para abajo y hasta las rodillas. También apreciamos que le sobraban más de 15 a 20 kilos, bastante pelo y mucha barriga. Ana mi mujer, decidió contestarle para quedar con nosotros con la condición de que se depilara “sus partes” y que me llamara a mí para concretar. Nuestros cuerpos no son un 10, pero tenemos el listón bastante alto para nuestros 38 años de entonces y ahora también.
Pasados dos o tres días recibí su llamada por la mañana, me dijo que estaba en la ciudad trabajando y si quería podíamos quedar para tomar un café y charlábamos un rato. Como estaba cerca, quedamos.
Yo llegué antes, me senté a leer el periódico y esperé. A los 10 minutos apareció Ramón, un señor con poco pelo y uniforme de una empresa de mensajeros. Se sentó y empezamos a hablar de lo que nos había llevado allí. Le dije que sus “atributos” nos parecían bien, y que yo la tenía similar, pero no tan gruesa. Me respondió que en la foto estaba totalmente en reposo. Me pareció que exageraba y se lo dije claramente, no queríamos perder el tiempo y que quizás era la clásica foto sacada de una página de internet y que después resultara que no era “auténtica”. Yo estaba algo mosqueado y entonces el me dijo:
-Tranquilo, terminamos el café y nos vamos a algún lugar donde te la pueda enseñar y así verás que no os engaño.
Llamé a mi mujer y me dijo que le parecía bien, que fuera con él y que lo comprobara.
Yo tenía el coche en un parking subterráneo, me pareció el lugar correcto y discreto para ver si mentía o no. Además a simple vista no se le apreciaba un bulto en el pantalón como el que se veía en la fotografía que nos envió.
Terminamos el café y nos fuimos al parking hablando de todo un poco. Una vez allí y junto a mi coche, abrí la puerta trasera y le dije que él se pusiera detrás y yo me senté en el asiento del acompañante. Le dije que me la enseñara y así terminábamos con el tema.
Se bajó los pantalones, quedando en calzoncillos. Ya se podía apreciar lo abultado de sus huevos. Cuando se los bajó, vi sus enorme huevos totalmente depilados. Levanto el culo y cogió su polla que estaba echada hacia atrás. Se veía grande como en la foto, se apoyo en el asiento y empezó a acariciarse. Yo no dejaba de mirar su polla y vi como estaba creciendo por momentos, tanto de larga, como de gruesa.
No nos había mentido, incluso reconozco que viendo aquello, se me estaba poniendo dura a mi también. Ramón me dijo que si con una mano le tocaba un poco se le empalmaría más rápido. No lo dude, incliné el respaldo hacia atrás y quede más sorprendido. Desde tan cerca, parecía más grande.
Alargué una mano y agarré su gordísima polla aun blanda y comencé a subir y bajar a lo largo de su polla, de vez en cuando notaba sus huevos rebotar en mi mano.
Nunca imaginé que alguna vez haría lo que estaba haciendo, ni que me excitaría tanto tocar una polla, y por supuesto, estaba alucinado por lo grande que era aquel rabo.
Crecía poco a poco, latiendo y cada vez más dura. Debía tener casi 25 centímetros. El capullo no era muy grande. De pronto empezó a soltar líquido pre seminal que bajaba a lo largo de aquel trozo de carne y que me ayudaba en la paja que le estaba haciendo.
Llevábamos quince minutos allí dentro, el empalmado y excitado y yo empalmado, sorprendido y masturbando a un tío. Aun le seguía saliendo líquido y de pronto tuve ganas de cogerle los huevos y masajearlos. Era increíble lo grandes que los tenia. Pareció gustarle pues empezó a jadear y su polla estaba tan dura que casi no me cabía en la mano. Yo seguía pajeándolo lentamente, sin pausa y sin saber porque me gustaba tanto hacerlo. De pronto me dijo:
-Ven aquí conmigo y yo te haré lo mismo.
No me lo pensé ni un segundo, y fui a su lado. Me baje los pantalones y él se acercó y me agarró la polla con su mano izquierda y con la derecha se masturbaba. Me excitaba ver a aquel enorme pollón tan tieso. Me imaginaba a mi mujer clavándosela en el chocho y me excitaba mucho más.
Yo estaba que no podía más y le iba a decir que parara pero no me dio tiempo. En un momento, Ramón se había acercado a mí y me la estaba mamando. Fue instintivo, agarré su cabeza y la baje para follarle la boca. Sentía un placer inigualable y me corrí. Ramón seguía chupando mientras yo le soltaba chorros de leche en la boca. No paró hasta que acabé.
Había sido genial, pero mi sorpresa no acabó aquí, se relamió y me dijo que ahora le tocaba a él. Se sentó y pensé que solo quería que acabara de pajearlo, pero me dijo que se la chupara. No sé porque pero lo obedecí. Me arrodillé y cuando tuve delante de mi cara aquel cipote, no dude en metérmela en la boca.
Era tan grande que no me cabía y me estaba costando chuparla. Tuve alguna arcada ya que el empujaba mi cabeza y su polla llegaba hasta el fondo. Ramón estaba tensó y su polla no paraba de segregar líquido. Aunque era mi primera vez, parecía que no lo hacía mal ya que el tío estaba excitadísimo.
Entonces Ramón dijo:
-Pon la boca en el capullo, pajeame y cógeme los huevos, voy a correrme.
Me follaba la boca sin piedad y de pronto noté como mi boca se llenaba de leche. Aparté la cabeza para ver cómo salía el semen de aquel enorme aparato. Seguía pajeándolo y el chorro no paraba. Me llenó la cara y el cuerpo con su larga y abundante corrida.
Poco a poco se relajo y me impresionó ver como su polla se iba encogiéndose y colocándose igual como la vimos en la foto.
Cuando llegue a casa le conté a Ana lo que había pasado, se quedó sorprendida. Era la primera polla que tocaba y que, por supuesto, mamaba. Tuvimos unos encuentros maravillosos y nos seguimos viendo muy a menudo.
Os enviaré un relato de alguno de los tríos que nos hemos montado con Ramón.