Relato erótico
Conocian bien su trabajo
Suele veranear en unos apartamentos desde hace muchos años y siempre se ha llevado muy bien con el casero. Cuando se le estropeaba algo lo solucionaba rápido. Un día fue a su apartamento con el fontanero para arreglar una avería del baño. Lo arreglaron “todo”
Fina – La Línea de la Concepción
Vuelvo a ser Fina y voy a contaros lo que me ocurrió este verano pasado. Os explicaba cómo me había entregado a mi casero y al fontanero y como gozaban asquerosamente de mi cuerpo y a la vez yo me estremecía del placer de ser penetrada por dos pollas increíbles como esas.
No estuvimos mucho tiempo así, solo un momento hasta que Manolo empezó a gritar y dando un fuerte envite hacia arriba, me agarró con sus fuertes manos de la cintura tirándome hacia abajo justo cuando yo bajaba. Dejándome con la boca y los ojos abiertos por semejante estocada, me la dejó metida muy profundamente para hacerme gritar más fuerte mientras me corría. Enseguida sentí su polla reventar dentro mi culo y los conocidos empujoncitos que daba cada vez que largaba un chorro de semen. Habiéndome penetrado lo más profundo posible, sentía esa leche espesa y caliente fluir dentro de mí, cada vez en más cantidad. Pocas veces noté una eyaculación tan abundante como para sentirme tan llena. Segundos después de tan copiosa descarga dejó de salir, pero su polla, aun habiendo terminado, todavía seguía inflamada y dándome empujoncitos sin semen.
Así lo disfrutábamos, yo todavía chupando la otra polla, justo cuando Rodrigo, en un apuro, me pidió que abriera la boca. Enseguida supe lo que pasaba y le obedecí. Tras agarrarme del pelo y dirigir mi cabeza cerca de su polla, empezó a manosearse la cabezota colorada con toda la tranca a punto de explotar, frente de mi boca abierta. Lo miré a los ojos y tras oírlo gritar, un gran chorro de leche salió directamente a mi boca, y a medida que seguía tocándose salieron dos más, que a pesar de haberme tragado parte del primero me llenaron la boca. Lo último de tan increíble acabada fueron dos chorritos, que el gozo de Rodrigo hizo que la polla dejara de apuntarme a la boca para caerme en la cara y en las tetas, junto con lo que se me derramaba de la boca. Me miró y después de mostrarle mi boca llena de su leche, me lo tragué con todo mi placer, recibiendo las caricias que me hacía en los labios con su pito lechoso, esparciéndome los restos de semen por la cara.
Me levanté como pude y al liberarme de la tranca de Manolo me acomodé casi a cuatro patas frente a ella para chuparla y terminar de lamer el semen que había caído de mi culo. Después de que me hubieran follado de semejante manera, estaba yo aún más caliente que antes y ellos, lejos del cansancio, querían más de mi. Chupé la polla todavía sucia y pegajosa de leche de Manolo, saboreando ese poco que le quedaba esparcido tras haber salido de mi culo y al sentir mi lengua y mis labios de nuevo empezó a endurecerse mientras Rodrigo volvía a trabajarme el culo con los dedos. Entraban y salían de dos en dos y yo casi no los sentía, ya que las pollas de ambos habían ensanchado mi ano.
Manolo empezaba a excitarse de nuevo, y cuando ya vio que estaba bien calentita me dijo, excitadísimo, que me sentara sobre él, que quería encularme de nuevo. Con más ganas que antes me subí encima y volví a penetrarme el culo con su miembro, pero esta vez frente a él, dejándole caer las tetas en la cara.
Cuando empecé a moverme para darnos placer ardíamos de nuevo y agarrándome las caderas me dio una fuerte y sonora palma- da en cada nalga, que le correspondí con un gemido.
Follábamos sin pausa y a buen ritmo, pero de repente me agarró de las tetas y llevándome hacia él me hizo parar. No entendí porque hacía eso, pero cuando estuve sobre su pecho me rodeó con los brazos, sujetándome fuertemente la nuca y la espalda para dejarme inmóvil. En ese momento sentí como Rodrigo escupía en mi ano y esparcía su saliva alrededor de la verga de Manolo y me asusté. Segundos después lo notaba acomodarse en- cima de mi y temblé por lo que me iba a hacer. Aún estando penetrada me había trabajado el esfínter y ya apoyaba la cabeza de su tranca para metérmela cuando yo le hacía señas con la mano y le pedía que no lo hiciera, pero ya era tarde y empezó a empujar para meterla en el espacio que había entre mi ano y la verga de Manolo, forzándolo para abrirlo hasta el dolor.
Empecé a sentir las puntadas provocadas por el estiramiento y ante la negativa de parar de Rodrigo traté de zafarme pero no pude pues Manolo me agarraba con fuerza con los brazos. Quise convencerlo de que si que- rían follarme de a dos me abriría de piernas encantada para entregarles mi vagina, pero dio resultado.
No pude hacer nada más que agarrarme a las sábanas y gritar del dolor, mientras sentía entrar la segunda cabeza en mi culo, y detrás de ella el resto de ese terrible y duro cipote. Mis gritos de dolor y mis súplicas no sirvieron de nada más que para excitarlos y que siguieran adelante, abusando de la elasticidad de mi ano en esa doble penetración de la que era objeto.
Terminó de clavármela hasta donde pudo y empezó a bombearme suavemente, disfrutando de esa tirantez que podía terminar en la rotura de mi ano en cualquier momento. Ahora admito que a medida que me follaban el dolor iba cediendo hasta sentir solo una leve molestia, dando paso a una sensación nueva e increíble y que tras calmarme y empezar a disfrutar reconocí en silencio lo puta que soy. Paulatinamente fui cambiando los gritos de dolor por exclamaciones de placer y al oírme, Manolo me soltó para poder disfrutar de sus pollas juntas.
Uno me mantenía el culo abierto mientras el otro me follaba despacio pero profundamente y se turnaban para encularme de esa manera mientras yo no hacía otra cosa que gozar cada vez más. Mientras, yo jadeaba y gritaba. Rodrigo seguía sin parar y al notar mi culo menos tirante bombeaba cada vez más fuerte. Luego se quedó quieto pero con toda la polla dentro, para abrirme el culo y que Manolo empezara a follarme. Así fueron cambiando un poco cada uno hasta que yo no pude más y empecé a gritar de gusto como una loca.
En pleno gozo Manolo me apretaba las tetas y entre los dos me seguían follando sin piedad, destrozándome el culo, entrando y saliendo, hasta que Manolo no pudo aguantar y se corrió también.
Entonces haciendo a un lado a Manolo, me puse de nuevo a cuatro patas para que Rodrigo me montara de nuevo, metiéndomela rápidamente y a punto de explotar en mi culo tragón sin ningún problema. Agarrándome de los pechos con fuerza me bombeó rápido y profundo entre los gritos de ambos, hasta que me la hincó bien hasta el fondo y me llenó el culo de leche. Gritó y acabó en mi culo a su entera satisfacción, dejándomela adentro unos minutos antes de salir de encima de mis caderas. Cuando por fin me la sacó, un grueso y único chorro de semen empezó a caer de mi culo tremendamente abierto, mojándome el coño y bajando por mis piernas temblorosas hasta la cama.
Toda esa leche acumulada que no paraba de brotar de mi culo era reunida por Manolo, al que le pedí que me la metiera con los dedos en la boca. Al fin, me desplomé, muerta de cansancio y con el ano destrozado, pero feliz.
Minutos después quedé dormida, con
el recuerdo de una tarde de vacaciones y de dos caballeros muy serviciales.
Besos, querida amiga.