Relato erótico
Con cuernos y a lo loco
La empresa de su mujer organizo una cena en casa del jefe. Aquella noche conoció a todos los compañero de trabajo, pero lo más importante es, que conoció realmente a su mujer.
José – ZARAGOZA
Amiga Charo, soy un tío casado de 42 años y lector habitual y fiel de tu maravillosa revista. Soy un tío normal aunque estoy un poco gordo, mido 1,68, moreno y del montón, pero tengo un buen rabo de 20 cm que sé usar muy bien con las mujeres. Mi esposa, María, tiene 40 años, buen cuerpo morena, muy guapa y en la cama es muy caliente. La verdad lo pasamos de miedo cuando follamos, casi a diario. Llevamos mucho tiempo casados y aunque he tenido oportunidades, nunca le he puesto los cuernos a mi mujer y yo creía que ella a mí tampoco. Pero, como veréis, me equivocaba por completo.
Todo ocurrido hace unos días en la cena de empresa donde trabaja mi mujer y en la que todas las parejas de los trabajadores fuimos invitados. En esa cena éramos unas 25 parejas y además estaban sus tres jefes y alguno chico que estaba soltero. Mi mujer, para ese día, había ido a la peluquería y se vistió de forma que estaba guapísima. María se puso un top rojo atado al cuello y con la espalda al aire, por lo que no se puso sujetador, marcándose sus pequeñas tetas en la fina tela, una minifalda negra a medio muslo y unas botas negras de cuero que casi llegaban a sus rodillas.
Tras maquillarse se acercó a mí y levantando su mini me enseñó que debajo de ella llevaba lo que a mí me vuelve loco y que para complacerme se pone a menudo, y que consiste en un liguero negro de encaje unido a unas preciosas medias de red y un pequeño tanga a conjunto. María estaba preciosa, se puso un abrigo beige de visón por la rodilla y así nos fuimos al chalet de uno de sus jefes, en una urbanización de lujo. Cuando llegamos casi estaban todos y todos alabaron a María pues la verdad es que era la más hermosa de la fiesta. Cuando llegaron todos, su jefe nos enseñó el chalet, que era impresionante y cuando acabó, comenzamos la cena acabando muy animados por el alcohol y enseguida se puso música y comenzaron los bailes.
Mi mujer estaba muy animada y comenzó a bailar con todos. Yo estaba un poco achispado, había bebido demasiado y lo pero, había hecho mezclas, o sea que no me encontraba bien. Se lo comenté a mi mujer, ella habló con su jefe y me acompaño a una habitación para que descansara.
Me quedé dormido un buen rato y cuando me desperté se oía la música por lo que bajé al salón y vi que estaba oscuro y que con la música, lenta, solo bailaban tres parejas que no paraban de besarse en medio del salón, y en los sillones solo había cinco tíos más.
Busqué a mi mujer y no la encontré entre los que allí estaban y les iba a preguntar cuando me di cuenta que su jefe tampoco estaba, por lo que comencé a sospechar y dándome la vuelta, me dirigí a las habitaciones esperando no hallar a mi mujer en una de ellas, pero estaba equivocado, Al llegar a una habitación vi a mi mujer y a su jefe morrearse como cerdos. Su jefe le había desatado el top y le estaba comiendo las tetas mientras sus manos se metían bajo la mini y le estaban sobando el culo a conciencia y María le metía mano en la bragueta, le había sacado la polla al aire y lo masturbaba lentamente sin dejar de morrearse.
Yo comenzaba a ponerme cachondo al ver aquello y mi polla se endureció cada vez más cuando el jefe tiró a mi mujer sobre la cama con los muslos abiertos y comenzó a comerle el coño. Conociendo a mi mujer yo sabía que no iba a tardar en correrse, como así fue, y ella comenzó a chillar que se corría como una guarra. En ese momento, el jefe se echó en la cama con la polla tiesa apuntando al techo, María se arrodilló ante esta verga y cogiéndosela con las dos manos, comenzó a pajearle apoyando su lengua contra el brillante capullo. Al poco rato, María abrió la boca y se tragó aquel gordo nabo por completo, comenzando a subir y bajar la cabeza por aquel pollón haciéndole una soberbia mamada a su jefe.
Su cabeza iba cada vez con más rapidez a la vez que se ayudaba con la mano y su jefe comenzaba a gemir apretándole la cabeza contra sus huevos. De golpe María paró de mamársela, se puso sobre su rabo y se la fue metiendo en el coño echándose sobre su jefe y comenzando a follar, llevando ella la iniciativa y mientras lo follaba, ella se metía un dedo en el coño para masturbarse como una guarra. Tras un rato follando, su jefe le dijo que se corría por lo que mi mujer aceleró sus movimientos e hizo que se corriese llenándole el coño y chillando los dos como locos.
Mi mujer quedó sobre él, abrazada y morreándose y cuando se le salió la polla del coño, el jefe se fue tras vestirse, dejando a María tirada sobre la cama. María se quedó sola masturbándose, cuando oí que subía alguien y aparecieron tres chicos que se dirigían a la habitación de mi mujer y al llegar a la puerta vieron a Maria desnuda y como se estaba masturbando, se sacaron las pollas al aire y le ofrecieron ayuda. Mi mujer, muy sonriente, aceptó y los tíos se fueron hacia ella desnudándose en un momento.
Rápidamente se lanzaron sobre ella y María se fundió en un morreo tremendo con uno de ellos mientras el segundo le comía el coño y el tercero no paraba de sobarle las tetas. Enseguida María se corrió chillando como una loca, contoneándose de placer. Parecía que se iba romper con tan enorme orgasmo, pero tras él no la dejaron descansar y colocaron a la muy zorra a cuatro patas, el primero comenzó a chuparle el culo, para lubricárselo bien, sin más le apoyó la polla en el ano y de un fuerte empujón se la metió hasta los huevos. María no se quejó y yo quedé alucinado porque a mí jamás me había dejado darle por el culo y la muy puta lo tenía bien abierto por lo que la zorra llevaba tiempo engañándome.
Mi mujer estaba totalmente enculada y le daba tanto gusto que estaba fuera de sí, chillando como una loca hasta que el segundo de los tíos le metió la polla en la boca y mi mujer se la mamaba con tanta maestría que casi se corre en el acto, pero el tercero lo apartó y se la metió también en la boca y así, mi mujer mientras la enculaban, se turnaba en mamar las otras dos pollas. El que le estaba follando el culo era un experto y la estuvo enculando un buen rato hasta que estalló y le llenó el recto de leche, pero cuando sacó la polla, el segundo ocupó su lugar y le estuvo jodiendo un buen rato el culo mientras el primero le dio a lamer su verga para dejársela muy limpia.
El segundo también le llenó el culo y entonces el tercero los imitó, clavándosela entera en el ano y follándola como a una cerda mientras ella no paraba de mamar las otras dos pollas, que comenzaban a ponerse duras de nuevo. El tercero duró bastante en el culo de mi mujer, pero también se corrió en él, entre gritos de placer y gemidos de mi esposa que se volvía loca del gusto que le estaban dando. Luego la dejaron sobre la cama, con el culo en pompa, y no pararon de jugar con ella, metiéndole mano por todas partes e incluso ella misma se metió sus dedos en el culo para sacarlos llenos de semen y llevárselos a la boca para chupárselos a fondo.
Al rato los tres tenían las pollas durísimas otra vez por lo que pusieron a María sobre la cama de rodillas y ellos de pie obligándola a mamarles las vergas de uno en uno. El primero le metió la polla hasta los cojones y agarrándole con fuerza la cabeza, empezó a moverse follándole la boca a gran velocidad. Mi mujer se ahogaba y se atragantaba, pero no la dejaban sacársela de la boca para respirar. A María le daban arcadas terribles pero los otros dos empujaban su cabeza contra la polla para que no pudiera sacársela y de pronto aquel tío empezó a gemir y a moverse cada vez a más velocidad, follándole la boca a mi mujer rapidísimamente y de repente comenzó a correrse en su garganta. Los otros dos tíos apretaron a tope la cabeza de mi mujer contra su polla y el tío se corrió en la boca de María, que trataba de tragar toda la corrida sin ahogarse, pero le era imposible, ella tosía, se atragantaba y al toser se le salió parte de a corrida por la nariz, dejando un rastro de semen por todo su rostro.
Cuando aquel cabrón le sacó la polla de la boca, el segundo ocupó rápidamente su lugar haciendo lo mismo que el que acababa de correrse y le folló la boca con tanto ímpetu que se corrió enseguida llenándole la boca. El tercero puso a mi mujer frente a él y empezó a masturbarse mientras ella esperaba su leche con la boca abierta, pero cuando él comenzó a correrse le llenó la cara con su leche que le mandó se la extendiera por todo la cara con la mano. La cara de mi mujer estaba completamente blanca de las corridas de sus compañeros de trabajo y yo estaba alucinado de ver como la mujer que yo creía muy decente no era más que una zorra asquerosa que me ponía los cuernos con cualquiera.
Cuando los tres se fueron, mi mujer se tumbó en la cama boca abajo y se quedó dormida. Yo me acerqué a ella con el rabo tieso y colocándome entre sus piernas, le separé las nalgas y por primera vez en mi matrimonio apoyé la polla en su culo y sin a penas apretar, se la metí entera. Mi polla entró con una facilidad increíble, demostrando que lo tenía muy acostumbrado a las vergas de sus amigos, y sobre todo al hecho de que no se inmutara al notarla en su culo. La muy zorra, al notar que alguien se la estaba follando levantó un poco el culo y se dejó encular por mí sin mirarme y sin saber quien era quien se la follaba. Me corrí en su culo gimiendo y dándole palmadas en las nalgas pero ella recibió mi corrida sin inmutarse y siguió dormida.
Me volví al salón hecho un mar de dudas y tras descansar un rato decidí hacer que no sabía nada y volver a buscarla para irnos a casa, pero al llegar a la habitación me encontré a mi mujer bebiéndose una botella de cava a morro y dejándose meter mano y follar por su jefe y un amigo. Mi mujer no se enteró que era yo, pero su jefe al verme sonrió y siguió a lo suyo.
Como ves, Charo, me he casado con una zorra y como ella ya sabe que lo sé todo ahora es peor ya que no se corta un pelo y lo hace hasta en mi casa e incluso me ha pedido que participe, pero no sé que hacer. Si esto ocurre ya os enterareis.
Gracias y un saludo.