Relato erótico
Clase de “lengüa”
Los miércoles tenían clase de inglés. La empresa les había puesto un profesor particular para que dominaran bien el idioma. Aquel día, solo acudieron a clase, él y su compañera. Estaba loquito por ella y aprovechó la ocasión que se le presentó
Ignacio – Navarra
A la empresa no se le ocurrió otra cosa que proponernos hacer un curso de inglés, el tener que sacrificar mi tiempo personal para aquellas clases, no me gustaba para nada, pero tampoco podía negarme, así que asentí junto con mis compañeros. En total éramos seis personas, y entre ellas estaba Eva.
Eva es la mujer que habita en mis sueños, yo diría que era la mujer que todo hombre sueña tener a su lado, me gustaba tanto observarla, la miraba siempre que ella no se daba cuenta, observaba su cuerpo lleno de juventud, sus piernas, sus piernas que cuando le daba por ponerse aquellas faldas tan insinuantes resultaban de infarto, cuantas veces he soñado besarla, acariciarle los labios con mi lengua, comerle la boca con mi boca…pensar en Eva, era pensar en el fruto prohibido del paraíso.
Era martes, y como cada martes desde hacía dos meses a las cuatro de la tarde nos dirigimos a la sala donde nos impartían nuestras clases de inglés. No sé qué pasó aquella tarde pero solo éramos dos en clase, Eva y yo, aquella situación me puso un poco nervioso, que guapa estaba aquella tarde, estaba radiante con aquella falda azul que le llegaba justo por encima de las rodillas y la camisa blanca dejando entre ver el sujetador blanco que llevaba debajo. Antes de sentarse en la mesa se inclino un poco para coger de su bolso la libreta de apuntes, llevaba los dos botones de arriba de la camisa abiertos, y pude verle, sin querer, el canal que separaba aquellos hermosos pechos.
Al sentarse y cruzar sus piernas su falda se subió bastante, dejando a mi vista aquellos muslos que estaban cubiertos por unas finas medias, nuestras miradas se cruzaron varias veces, ella me sonreía y hasta incluso hicimos alguna que otra broma sobre los compañeros que no habían venido a clase.
Nuestro amigo el profesor empezó su clase, pero yo no tenía ni ojos ni oídos para estar pendiente de él, teniendo delante de mí aquella mujer, la mujer de mis sueños, algo me hizo despertar de mi letargo, el teléfono del profesor sonó, cuando terminó de hablar nos comunicó que la clase se había terminado que debía salir urgente por motivos familiares. Aquella era mi oportunidad, ella y yo solos, no había nadie más en la empresa.
Me ofrecí para llevarla a su casa pero me dijo que no, que había quedado con una amiga y que no podía marcharse, pero que aún quedaba más de una hora para que su amiga llegara, así que se quedaría allí haciendo tiempo, me ofrecí para hacerle compañía y ella aceptó encantada, me levanté y me senté al lado suyo, podía sentirla respirar y yo respiraba a la misma vez que ella, podía oler su piel y aquel aroma que desprendía de mujer mezclado con aquel perfume que tanto me gustaba y que tanto me excitaba, estaba tan cerca suyo que nuestras piernas se tocaban, me levante con la excusa de traerle algo para beber pero, aquello, solo era un excusa, una vez que estuve de pie me puse detrás de ella y acerque mi boca a su cuello que estaba al descubierto, aquel olor otra vez… sorprendido seguí con lo que había empezado, sentía su piel estremecerse al paso que mis labios la recorrían, mis dedos temblorosos empezaron a desabrochar su camisa, ella tenía los ojos cerrados, respiraba agitadamente, yo estaba sudando y mi polla tenía ya una buena erección.
La bese, primero fue solo un acercamiento, un roce, pero fue ella la que abrió su boca y me dio paso, entre dentro de ella bebí de su saliva y jugué con su lengua, mordí con delicadeza sus labios. Le quite el sujetador y le bajé la falda, llevaba puesto un tanguita bastante pequeño, apenas tapaba aquel pequeño triangulito que formaba su pubis, paseé mis manos por sus duras nalgas, la apreté contra mí y le hice notar mi verga dura y palpitante. Desabrochó mis pantalones y estos cayeron al suelo, me sentí algo incomodo pero no era momento para pensar en incomodidades, sus manos se pasearon por mi miembro acariciándolo y masajeándolo, pensé que me corría tuve que hacer un gran esfuerzo para que aquello no pasara, metí sus pezones en mi boca y los chupe.
Se sentó en la mesa y abrió sus piernas, me estaba invitando a comer de aquel fruto, retire su tanguita y pude ver como estaba de mojada, empecé a pasar mi lengua bebiéndome sus flujos, aquel olor, aquel sabor, solo se oían sus gemidos que cada vez aumentaban de tono. Metí uno de mis dedos dentro de su cueva caliente y llena de deseo, mi lengua no paraba de recoger flujo, acariciaba su clítoris desenfundado, los movimientos de sus caderas eran cada vez mas rítmicos y más rápidos acompasados con mi boca y mis dedos aquello me dio a entender que su orgasmo estaba llegando y así fue, una contracción hizo que su cuerpo se arqueara y que de su garganta saliera un estruendoso grito.
Poco a poco se tranquilizó pero en sus ojos había algo más, me miro a los ojos y con sus manos cogió mi miembro y lo llevo hasta su chocho y de un solo golpe me hizo metérsela hasta dentro arrancándole un pequeño gemido de su garganta, no podía creer lo que me estaba pasando, ni lo que estaba haciendo, ella se tumbó completamente en la mesa y subió sus piernas a mis hombros provocando una penetración profunda, mis movimientos eran cada vez más rápidos y bruscos, golpeaba sus nalgas con mis piernas, la tenía toda para mi, estaba a punto de correrme sentía que iba a correrme, el momento se acercaba y le llené sus entrañas con mi leche caliente.
Me acerque a su boca y la bese, fue un beso cálido pero muy profundo.
Nos incorporamos, nos arreglamos, nos vestimos y salimos de la empresa sin mediar mas palabras que un adiós y un hasta mañana, como si nada hubiera pasado antes de aquella despedida.
El tiempo ha pasado y han pasado muchas cosas que os contaré en otra ocasión.
Un besito.