Relato erótico
Ciberamigas y sexo real
Llevaban tiempo “jugando” y erotizándose en un chat. Se gustaban y montaron un fin de semana en una casa rural, que ella conocía, en las afueras. A la cita se añadió otra ciberamiga de los dos. No habían “intimado” con ella, pero todo fue de maravilla.
Gabriel – Madrid
Vero, mi ciberamiga, había alquilado una casa rural a las afueras de Madrid, uno de esos sitios situado en un pueblito precioso, con encanto, que solo te imaginas en postales. Ella ya había ido con su ex marido y conocía a la pareja dueña de la casa. Nuestra amiga del chat, Sofía, vendría esa misma tarde, ya que por motivos de trabajo saldría unas horas después que nosotros.
Vero y yo aprovechamos para dar una vuelta por el pueblo y tomarnos unas cervezas en el único bar que había. Hacia algo de frio, pero la cabrona se las arreglo para llamar la atención. Debajo del abrigo llevaba un espectacular vestido elástico rojo y unas botas hasta las rodillas, que dejaban ver unas preciosas piernas cubiertas con unos pantis. Los allí presentes no se cortaron absolutamente nada en mirarla de arriba abajo y soltar alguna gilipollez machista, Vero supo corresponder con una leve sonrisa.
Ya en la casa y con unas cervezas de mas, Vero me enseño la maleta y aluciné con la cantidad de juguetes sexuales y lencería guarra que se había traído, algunas cosas las estrenaba hoy, ya que el día anterior se paso un buen rato en el sex shop comprando. Dildos, lencería, vibradores, esposas, preservativos (por si a mí se me olvidaban), un azotador pequeño de cuero, antifaces… me puso la polla como el cuello de un cantaor. Era la primera vez que ella y yo nos veíamos en vivo, y temía que, aunque hubiera confianza, me propasase si me tiraba al ruedo a la primera de cambio, pero es que no podía más, y en la cocina la agarre despacio por detrás, besándola el cuello. Note como sus manos se posaban buscando mi erección, que la esperaba sin rechistar. Se dio la vuelta y me pego uno de esos morreos de minuto y medio. Habíamos hecho tantas guarradas por Skype que me pareció que aún la tenía tras una pantalla.
Cuando me quise dar cuenta el rabo estaba entre sus manos. Comenzó a pajearme suavemente, las tenía frías, pero no me importaba. Me dijo que se moría de ganas de darle un “besito de bienvenida” y así lo hizo. Sin dejar de mirarme con esos ojazos marrones que me volvían loco, comenzó a besarla levemente sin dejar de meneármela, el canalillo de sus enormes tetas hizo el resto. Me corrí. Sin más. Como un imbécil. Sin avisar y sin avisarme. Rabo traicionero y cabrón. Termine. Sus risas y su cara embadurnada de semen hizo que la situación fuera como menos simpática y no trágica.
Comimos algo y hablamos de nuestra vida privada, derivamos la charla hacia lo cochinos que somos frente a la Cam y las experiencias que ambos hemos vivido en este terreno. De pronto sonó afuera un motor y un claxon de coche. Nuestra amiga en común había llegado. Eran alrededor de las 17:15.
Sofía era adicta a los chats, sin novio, delgada, con poco pecho por lo que se podía entrever (con ella hemos hablado mucho de sexo en el chat, pero nunca la vimos desnuda), enseguida salimos a recibirla, tras los besos de rigor cogí su pequeña maleta y entramos. Había algo de tensión típica entre la gente que se ve en vivo por primera vez. Tras quitarse el abrigo vi que el jersey ajustado negro que llevaba me daba la razón en cuanto a sus tetas, eran pequeñas pero bien puestas. No parecía llevar puesto el sujetador, marcaba unos pezones muy erectos.
Verónica la acompañó para ver la casa, a lo que yo aproveche para hacerle un chequeo visual a Sofía, los jeans elásticos le hacían un culo precioso, perfecto y duro, todo lo duro que sus 26 años le permitían. De cara no era guapa, si atractiva, no tan voluptuosa como Vero, pero de esa clase de chicas que te la ponen dura enseguida.
Hablamos mucho de lo bonito que era el pueblo, etc. hasta que saque una botella de ginebra y otra de cola, nos hicimos unos cubatas para romper el hielo. Sofía no se veía tan lanzada como Verónica, pero se notaba que estaba caliente. Sobre las siete de la tarde y tras unos cuantos cubatas ya estábamos hablando abiertamente de pollas, coños, mamadas, etc. Le contamos a Sofía nuestras charlas frente a la Cam y otras experiencias. Empezaron las risas, las propuestas absurdas.
Los juegos de calentamiento no tardaron en salir. Vero tenía ya las mejillas coloradas. Buena señal. Entre risas me dijo si llevaba mi bóxer de la suerte. Yo le dije que sí, claro. Y sin más me dijo que las niñas querían ser malas, y que les hiciese un bailecito sexy. Entre risitas Sofía busco en Youtube “You Can Leave Your Hat On” y la hizo sonar, definitivamente dejó el corte atrás. Empezaron a vitorearme y a dar palmas mientras yo me movía sensualmente quitándome la ropa, cuando llegue al bóxer, Vero grito STOP. Me ordenó que me acercara. Viendo mi empalme, empezó a acariciarme la polla sin tapujos, delante de Sofía, que ya no reía tanto. Comenzó a besar mi rabo por encima del bóxer. La cosa había empezado bien. Sofía miraba mientras se mordía el labio inferior pero aun no se atrevía a cooperar. La anime a levantarse mientras Vero me ponía a tono ahí abajo. Acerque a Sofía a mis labios y la morree con ganas. Le dije a Vero que participara y nos besamos los tres a la vez. Fue la primera vez que tenía dos lenguas en mi boca. Aparté despacio la cabeza para dejar que las chicas se besaran. Fue un momento realmente caliente, ya que si no recuerdo mal Sofía nos dijo por chat que nunca había estado con una chica en ese plan.
Aproveche el calentón de ambas para palpar suavemente las tetas a Sofía sobre su jersey ajustado, tenia los pezones durísimos, los pellizque con suavidad. Verónica viendo mi intención de reojo, levantó poco a poco el jersey a Sofía, dejando esas tetillas al aire. Instintivamente Verónica y yo nos amorramos cada uno a un pecho y empezamos a lamerlos despacio, mordisqueándolos. Sofía soltó un leve gemido. Las cogí a ambas de la mano y las lleve un sofá enorme frente a la chimenea, que ya llevaba unas horas encendida.
Me senté en el y le dije a Sofía que se quedara de rodillas frente a mi. Mirando mi paquete, se acerco a mamar la punta que asomaba por mi bóxer mientras Verónica se desnudaba. Sofía me bajo con los dientes esa minúscula frontera y me la chupo con mucha delicadeza, sin perder de vista mis ojos. Verónica acerco sus enormes tetas a mi boca y empecé a lamerlas con ganas mientras mi mano acariciaba su coño recién rasuradito totalmente empapado. Me plantó un morreo de infarto mientras Sofía lamía mi polla.
Le susurre al oído que bajara con ella a darme caña. Cuando quise darme cuenta tenia a dos preciosidades haciéndome una felación, sin duda fue la mejor experiencia sexual de mi vida. Se la pasaban la una a la otra, la chupaban deliciosamente a la vez, subiendo al unísono sus lenguas y bajándolas hasta los huevos, se besaban con mi rabo en medio, se acariciaban las tetas mientras me comían…una autentica locura. Pienso que si horas antes no me hubiera corrido, lo habría hecho en ese preciso momento, sin duda. Quizá ese accidente fue necesario para no cagarla en ese glorioso instante. Verónica se puso detrás de Sofía y la termino de desnudar, chupo su coño. Sofía grito de placer mientras me comía a mí. Se convulsionaba y chillaba hasta que nos regalo su primer orgasmo.
Verónica fue al dormitorio a por juguetes mientras yo probaba la deliciosa raja de nuestra nueva amiga. Lo cierto es que a corta distancia se veía un coño bonito, perfectamente rasurado y con ese color rosáceo entre los labios. Estaba riquísimo. Se arqueo mientras chillaba de nuevo. Otro orgasmo que me supo a gloria. Ahora Vero me acompaño de rodillas y juntos nos propusimos llevar a Sofía al tercer round. Yo comencé de nuevo a lamer el conejito a Sofí mientras Vero le introducía un dildo suavemente. Notaba como cada segundo se empapaba más. Me agarro del pelo y me apretó contra su sexo, momento que aprovecho Vero para poner a vibrar a tope el aparato. Sofía esta vez nos baño con un chorro de flujo que nos dejo perplejos. Chillo de nuevo mientras otros pequeños chorros seguían al primero. Fue una corrida épica. Vero se lanzo de nuevo al coño y lamio éste enterito.
Me puse una gomita a la velocidad que mis temblorosas manos me permitieron y penetre a Verónica con fuerza. De un golpe. Verónica gimió como una autentica perra mientras lamia a nuestra invitada. Vero me dio su primer orgasmo mientras Sofía la morreaba. Parece que Sofía le había cogido gusto a besar a otra mujer. Les propuse a las dos ponerse de espaldas apoyadas en el sofá, con el culo en pompa hacia mí. Cogí mi móvil y les pedí permiso para fotografiar esas maravillas. No hubo problema, es más, calentó más la situación. Les inmortalice en esa postura, pero lo que en realidad quería era un recuerdo del culo de revista porno que tenia Sofía. Duro, redondito y perfecto. Fui a por ella. Paseé el rabo despacio por su raja y lo metí por la mitad, para sacarlo lentamente y volver a pasearlo por los labios vaginales. Sofía gemía mientras le comía las tetas a Verónica. De una estacada se la metí, esta vez sin titubeos. Una follada magnifica de unos minutos, ya que tras ellos volví a sacarla para meterme en Verónica, sin que mis dedos dejaran de trabajar la concha de Sofía. Estuve así un buen rato, disfrutando de los dos coños a la vez.
Fuimos al cuarto con cama de matrimonio antigua que la casa tenia, Sofía se tumbo y se abrió de piernas, me tire literalmente sobre ella y follamos a lo bestia. Verónica sentó el coño en la boca de Sofía para que la comiera enterita, tenía a Vero de espaldas.
Yo estaba como poseído. Solo veía bocas, tetas y coños. Las cabronas gritaban de gusto, era vicio a más no poder. Ni siquiera se me llego a pasar por la cabeza la posibilidad de que nos oyeran. Era un pueblo muy tranquilo y bueno…ya se sabe. Lo cierto es que me daba igual. Quería gritar como ellas y la polla me pedía más y más.
Las agarre a las dos del pelo, una situación de sumisión que me termino por volver loco, y las clavé a ambas en el suelo, de rodillas. Las ordené que me la volvieran a comer a la vez, cosa que hicieron. Vero busco mi ano para meterme un dedo mientras las dos me merendaban el rabo, y empezó a hurgar en la zona prohibida. Ni siquiera me molesto, estaba más lanzado que nunca. El placer que sentí fue extremo, hasta el punto de explotar como jamás lo había hecho. Las empape de leche a las dos, fue una corrida larga y muy extensa. Me llegaron a flaquear las rodillas y terminé un poco mareado. Fue realmente alucinante.
Mientras descansaba y echaba unas fotos con el móvil a las chicas, ellas volvieron a la carga, no hubo tregua. Tras unos magreos y lametones, empezaron a realizar una tijera, buscándose el orgasmo de nuevo. No perdí detalle con la cámara. Me puse erecto de nuevo. Tras correrse Sofía, Vero cogió la maleta y busco un arnés de cuero que albergaba una polla negra enorme de látex. Sofía se abrió de piernas al borde de la cama para que Verónica la penetrara. Arqueo su glorioso culo y aquella cosa entro hasta el fondo. Sofía se agarro fuertemente a la manta hasta sacarla del sitio y chilló de gusto. No había visto eso en vivo nunca y realmente me puso como una moto. Una estaba follando a la otra delante de mí. Aproveche que Sofía tenía la boquita abierta para pasarle por los labios de nuevo mi pene, que engulló hasta el fondo. Otra vez se corrió. Era un no parar. Cuando Verónica se quito el aparatito, Sofía y yo la tumbamos en la cama y le comimos el coño a la vez. Vero se convulsiono a lo bestia y nos empapo con una corrida bestial. Fui al baño a traer aceite corporal, tuve una idea y les pregunte si les apetecía anal. Ante mi sorpresa, Sofía contesto que sí, que a ella le apetecía probar, ya que nunca lo había hecho y si no lo probaba esa noche, no lo haría nunca. Nos echamos a reír los tres.
Verónica se ofreció a dilatar el culito de su amiga, y se puso aceite en la mano, embadurnó el agujero de Sofía y empezó a acariciarlo primero, y penetrar despacito con los dedos después, primero uno…muy lentamente el segundo, siempre atenta por si le dolía…luego el tercero.
Aquello dilato muy rápido. Le puse el chubasquero al soldadito y apunté. Verónica me cogió la polla y dirigió la operación. La metí cuidadosamente, atento por si a Sofía no le gustaba el juego. No dijo nada. Se limito a sentir nuevas sensaciones. Tras unos segundos de silencio comenzó a gemir, una mezcla de leve dolor y placer que le llevo a morder la almohada. Verónica se sentó frente a nosotros y se masturbo viendo el espectáculo. Comencé a aumentar la intensidad de mi follada hasta que la estrechez de ese delicioso culo termino por sacarme la leche que me quedaba. Mientras me corría seguía follando por detrás a Sofía.
No tengo palabras. Verónica también se corrió con prácticamente todos los dedos de una mano metidos en su chocho.
Le pregunte a Sofía si estaba bien y me confesó que le había dolido un poco pero que el morbo de probar algo nuevo le paso factura con otro orgasmo. Nos quedamos los tres exhaustos en la cama, respirando como si hubiéramos corrido una maratón.
Tras unos momentos de calma, nos tapamos. Las chicas me abrazaron, y así, desnudos y saciados, caímos dormidos.
Han pasado unos años desde aquel día y aun hoy seguimos en contacto por Facebook, los tres nos hemos vuelto a enamorar de otras personas, Verónica incluso se llego a casar y tuvo otro crio.
Sofía y yo mantuvimos unos años mas esos encuentros, pero la distancia puso freno y terminamos por dejar la cosa, aunque la relación hoy en día es buena gracias a las redes sociales. Lo que sí es cierto es que a día de hoy, y hablo a título personal, jamás he vuelto a repetir semejante experiencia con otras chicas…y dudo mucho que algo así se repita.
Un abrazo a todos.