Relato erótico
Cena de empresa
Llegaban las Navidades y la empresa montó una cena. Iban todos sus compañeros de trabajo, incluida Laura. Lo tenía loquito y pensó que a lo mejor, con una copita de más, tendría alguna oportunidad.
Julio – Madrid
Hola, mi nombre es Julio tengo 24 años y trabajaba en una empresa que como muchas del sector se fueron al garete. Desde que entré en esta empresa me fije en una secretaria de más o menos 37-38 años. Se llama Laura es muy atractiva, 1,65 morena, de curvas muy pronunciadas casi rozando la exageración sobre todo cadera ancha que le hacen un culo enorme. Tetas redondas de una talla 105 y con algo de barriguita fruto de sus dos partos.
Desde que empecé a trabajar no hacía más que mirarla como se le marcaba todo. Cuando nos veíamos en la maquina del café y charlábamos un ratito, vestía demasiado ceñida diría yo, para sus curvas pero a mí eso me ponía a mil.
Cuando llegó la fiesta de la empresa en vísperas de Navidad y como no había demasiada gente se decidió hacer en un restaurante del norte de Madrid. El servicio era bueno y alguien tenía amistad con el dueño. Éramos 15 tíos y 6 chicas, entre ellas Laura que iba vestida con una falda y un jersey de lana de esos de cuello vuelto, a pesar de eso se le marcaban sus dos “balones” de reglamento. Nos tomamos unas cervezas antes, en la barra y yo procuraba estar cerca de ella y así poder charlar. Pasamos al comedor y me senté al lado de Laura “por casualidad”. Durante la cena hablamos de tonterías, nos reíamos etc. Y así transcurrió la velada. Después en los cafés, los chistes, casi todos “picantes”.
Yo miraba a Laura que tomaba cava sin darse cuenta y entre copa y copa, algún chupito. Ella se iba poniendo cada vez mas colorada, y me decía que tenía mucho calor.
Tenía la falda a medio muslo y se le podían ver las piernas enfundadas en unas bonitas medias negras. Cada vez estaba más cachondo.
Cuando quería llamar su atención le tocaba el muslo y ella, ni se inmutaba. Ya eran casi las dos de la mañana y alguien dijo que nos volveríamos a ver el lunes, que ya era hora de irnos. En ese momento me dijo Laura que si había traído mi coche, y le dije que sí y añadió:
-Es que he venido con Mari y ella se ira de discotecas y a mí me apetece ir a casa, si me llevas.
Le dije que sí, que yo también me iría a casa. Nos despedimos unos de otros y Mari le preguntó con quien se iría y ella la dijo que no se preocupara que se iba conmigo, que era de confianza y no había bebido apenas.
Cuando montó en el coche se quitó el abrigo y se subió la falda para entrar. ¡Vaya pedazo de muslos!, -pensé cuando entró en el coche- Entonces dijo:
-Esto de las cenas de la empresa son una tontería, pero está bien porque ves a la gente fuera del trabajo, ya sabes. Tu ahora vas a casa ¿no te vas a dar una vuelta?
-No me apetece ir al centro, no hay más que chavalitas calienta pollas y yo, es que tengo otros gustos -le dije.
Laura se acomodó en el asiento girándose ligeramente hacia mí, mientras decía:
-¿Que tipo de chicas te gustan?
-Me gustan algo más mayores que yo o de mi edad, pero sin tonterías ni pijerios.
Ella no dijo nada y seguimos por la carretera, abrió la ventana y dijo que tenía algo de calor, que se había tomado alguna copa de cava de mas y estaba sudando, pero no quería resfriarse. Le dije que si quería paraba el coche, y sonriendo añadió:
-No, no pares ahora, porque puede venir alguno de los otros y ver que paras y podrían pensar mal.
-Si quieres paro un poco más adelante, nos metemos por la carretera esta que sale a la izquierda.
Como no dijo nada, así lo hice. Yo solo podía pensar o mejor dicho fantasear en que podía pasar algo. Paré en el aparcamiento de un restaurante que estaba cerrado y me dijo:
-Creo que estoy medio mareada…
Salimos del coche y le eche el abrigo por encima. Después de unos minutos le dije que pasáramos dentro que iba a coger frio. Le volví a quitar el abrigo y la rocé con mis manos para ayudarla a entrar. Me pegué a ella para sujetarla. Noté sus nalgas, y me apreté contra ella.
Volví a entrar en el coche, tenía la falda muy subida, tanto que se le veía la parte más tupida de los pantys y ahora si estaba yo excitado. Le dije que si quería que le bajara el asiento para que estuviera mas cómoda y busque la palanquita casi poniéndome sobre sus tetas.
-Parecía que ibas a hacer otra cosa-. Dijo Laura riendo.
Le coloqué la mano en el muslo y mirándola a los ojos le dije:
-Estoy deseando que pase, sobre todo porque eres tú, llevo mucho tiempo pensando en ti, desde que te conozco no hago más que pensar en ti Laura.
Mi mano iba y venía por sus muslos y ella se tapaba los ojos con el brazo.
-Es que piensa que esto no puede ser, yo estoy casada, nunca he hecho esto con nadie, pero a la vez no veas como estoy ahora…
Acerqué mi boca a la suya y la besé, metí la lengua y ella me abrazó. Mi mano acariciaba sus tetas por encima del jersey y con la otra recorría sus muslos y la entrepierna que estaba toda húmeda. Con los dedos trataba de tocarle el coño, notaba la raja a través de los pantys y las bragas. Cada vez estaba más y más mojada.
-Julio, por favor, no sigas, no sigas, no puede ser, compréndelo.
Metí mi mano bajo el jersey tocándole el sujetador y le toqué las tetas por fin. Laura abría y cerraba los muslos y suspiraba cuando la besaba en el cuello. No sé cómo pero, me coloqué entre sus muslos, nos besábamos y mis manos no llegaban a todos los sitios que yo deseaba.
Note que Laura estaba subiéndose la falda y trataba de bajarse los pantys.
-¡Déjame a mi cariño, déjame que te lo quite yo!-. Le dije separándome un instante.
Le bajé los pantys y acabaron en la esterilla de coche, olía todo a sexo y yo cada vez estaba más burro.
-¡Bájatelos tú!-
Me dijo tratando de desabrocharme el cinturón. Ella se tocaba por encima de las bragas y me decía:
-¡Ufff estoy toda mojada!
Me eché a un lado y ella se incorporó, me la cogió y empezó a comérmela. Yo alucinaba de lo que estaba pasando y no hacía más que apretarle la cabeza contra mi polla, después me coloqué como pude. La levante más hacia el respaldo del asiento y le comí el chocho a pesar de sus quejas:
-¡¡Que haces, nooo, estoy sudada que vas a hacer ummmmmmm!
Le metí la lengua en el coño, estaba saladito y olía a mujer, cada vez me estaba poniendo más caliente. Le quite las bragas y de nuevo la baje al asiento y le dije que la deseaba mucho. Le dije que quería follármela, que siempre lo había deseado. Ella se asustó y dijo que sin condón nada de nada, pero como soy un chico “moderno” y previsor saque de la guantera un condón y me le puse.
Nos besamos mientras me lo colocaba y me puse encima de Laura. Los jadeos empezaron a oírse y yo con tremendas ganas de correrme, tratando de aguantar me paraba y Laura me decía que siguiera, que quería mas y mas.
No tarde en notar que se relajaba y me decía:
-¡Ayyyyyy, me está viniendo, me corro cariño, me corro!…
Yo follaba sin parar y le apretaba de las nalgas contra mí y de nuevo oí:
-Ahhhhhhhhhh otra vez, me corro otra vez, no te pares ahora noooooooo, sigue más fuerte, massssss.
Me corrí con muchas ganas sin parar de bombear mientras ella me empapaba todo y me decía que la besara.
Mi polla no se relajaba y seguí follándola. Como pudimos nos fuimos a los asientos traseros y se sentó sobre mí, polla. Se la metía hasta los huevos y movía las caderas.
-¡Me vuelves loca Julio, me gusta como follas, me da mucho gusto!! -decía entre jadeos.
Le tocaba el ojete mientras ella se movía y me dijo:
-¡No ahí no, por el culo no…!
Le dije que nunca lo había hecho, y ella me sorprendió cuando respondió:
-Yo alguna vez, pero no me gusta es doloroso…
Pero bueno, eso ya os lo contaré en otra ocasión.