Relato erótico
“Trabajo” en grupo
Lo planeado era ir a casa de un amigo, con otro compañero de Universidad para hacer un trabajo de Economía. En cuanto llegó empezó a prepararlo. Buscó a sus amigos y los encontró mirando una revista porno.
Valeria – ZARAGOZA
El plan, era terminar el trabajo de Economía en casa de Ángel, un compañero de estudios, así que Julio y yo llegamos como a las 3 de la tarde de un viernes. Como siempre los amigos me dejaron a mí para que yo hiciera el trabajo, así que estuve un rato investigando en internet hasta que encontré lo que necesitábamos. Hice el trabajo, lo imprimí, así que pensé que el día no se había perdido y aun podía salir a divertirme.
Ángel y Julio habían desaparecido y cuando los busqué estaban en la habitación y cuando me vieron entrar trataron de guardar unas revistas y se pusieron muy colorados.
– ¿Qué estáis viendo? – les pregunté.
– Nada Valeria – respondió Julio con voz nerviosa
Me acerqué y saqué de debajo de la cama la revista aunque ellos trataron de impedir que yo lo hiciera pero no lo consiguieron. Vi la revista y era porno, sonreí y miré sus caras enrojecidas.
– ¿Qué cara, no? Yo haciendo el trabajo y vosotros viendo tías en pelotas – les dije tratando de poner una cara de enojada, pero sin duda se notaba mi sonrisa maliciosa.
– No, no es eso, te ibamos a ayudar, es más vamos ahora -contestó Julio
– No hace falta porque ya casi lo he terminado – dije siguiendo con mi pose de enfadada y agregué – Me vais a tener que pagar por el trabajo, no os va a salir gratis.
Me senté en la cama y comencé a hojear la revista y en ella se veía a una chica mamándole la verga a un tipo y en otra había una chica tirándose a dos chicos. Eso me calentó y me recordó mi fantasía de tirarme a dos chicos. Con Ángel ya había tenido sexo y con Julio una que otra caricia. Los dos me caían muy bien y eran mis mejores amigos. Julio y Ángel tenían los dos 20 años y para ese entonces yo iba para los 21.
– No te enojes, tú pídenos lo que quieras y cumpliremos, ya sabes que eres nuestra reina – dijo Ángel adulador.
– Pues no sé, no se me ocurre nada ahora, ya veré más adelante, pero ahora hay que terminar el trabajo – les ordené.
Ellos salieron y yo me quedé hojeando las revistas por lo cual, después de unos minutos, me calenté aun más y decidí que ya era hora de hacer realidad mi fantasía, así que llamé a Julio y él vino enseguida
– Oye, ya se me ocurrió como me vas a pagar, me vas a dar un masaje porque me siento muy tensa – le dije.
La tía de Julio era terapeuta física y le había enseñado a dar masajes relajantes y la verdad es que sabía como hacerlo.
Obviamente él aceptó, me acosté boca abajo en la cama y rápidamente Julio fue al baño a buscar crema o aceite y al regresar me dijo:
– A ver, quítate la camiseta.
– No por encima, si lo haces bien ya me la quitaré – le respondí.
Entonces él se sentó a mi lado, colocó sus manos en mis hombros y empezó a apretar sus dedos alrededor de ellos, estrujando mis deltoides, mi trapecio y mi cuello. En verdad era un maestro el chico con sus manos, y me empezaba a invadir una mezcla de relajación y un poco de excitación. Julio me decía que estaba muy estresada y que sentía en mi trapecio unas bolas, así que por unos minutos trabajó esa zona hasta que dijo:
– Ya está, ya las deshice.
Entonces bajó sus manos e inició el masaje por la espalda, primero la parte superior, iniciando por la espina dorsal y en donde me masajeaba me decía el nombre.
– Tienes razón, necesito más relajamiento.
Dicho esto, me saqué la camiseta de tirantes y me desabroché por atrás el sujetador, me tape con mi brazo las tetas y me deshice de la prenda, volviéndome a recostar boca abajo y le dije:
– Sigue Julio.
Entonces el untó un poco de aceite en sus manos y reinició el exquisito masaje por mis hombros y toda mi espalda. Pasaron unos minutos y él ya no decía nada, solo me masajeaba y yo inicié unos leves gemiditos, me estaba encantando lo que me hacía, en verdad era relajante y excitante. Julio, que había tomado la onda, me dijo:
– Valeria, quítate los pantalones para aplicar el masaje en tus piernas.
Yo sin dudarlo, me levanté y me quité los pantalones, momento que él aprovechó para ver mis tetas, ya que no me las tapé y que tenían sus pezones erectos. Así me quedé únicamente en bragas ya que me deshice de las sandalias.
Observó mi cuerpo y después de unos segundos, volvió a untar aceite en sus manos y comenzó en mis pantorrillas y fue subiendo hasta los abductores, casi tocando mis glúteos. Por mi parte yo seguía con mis pequeños gemidos y de vez en cuando le decía lo bien que lo hacía y lo agradable que lo sentía.
Después me dijo que separara los brazos y él se colocó encima de mí con las piernas a los lados de mi cuerpo y me siguió dando masaje, desde los hombros hasta las caderas, notando que se acercaba demasiado a los bordes de mis tetas y acariciaba discretamente mis caderas y los lados de mis glúteos.
– Eres un amor, eres un mago con las manos Julio – le dije con voz entrecortada.
Entonces él acercó su cara a mi nuca y me besó el cuello, pero como no dije ni hice nada, con mi cabeza de lado, él comenzó a besar mi mejilla y cerca de los labios mientras sus masajes se concentraban en los bordes de mis tetas y querían ir mas allá, pero mis mamas, presionadas contra el colchón, no lo permitían. Por eso me levanté un poco y dejé que su mano tomara de lleno mi seno derecho y cuando lo hizo inmediatamente volví a recostarme y su mano quedó atrapada entre el colchón y mi teta. Entonces él se acostó encima de mí y me besaba mientras que con su mano libre acariciaba mi pierna y mi cadera. En eso estábamos cuando entró en el cuarto Ángel, y preguntó:
– ¿Qué demonios hacéis?
– Le estoy pagando con un masaje a Valeria por hacernos la tarea – contestó Julio algo desconcertado.
– ¡Tú también me debes de pagar! – dije yo excitada.
Sonrió, se acercó y se colocó en mis pies, comenzando a dar masaje a las plantas de mis pies, por mis pantorrillas, muslos hasta llegar a mis nalgas.
Bueno, ya tenía a dos chicos dispuestos a tener sexo y era hora de tomar el control. Entonces tomé la muñeca de Julio, la que me estaba acariciando la teta, torcí un poco su brazo e hice un movimiento giratorio, logrando quitarme de encima a Julio y tirarlo sobre la cama, entonces rápidamente me coloqué encima de él quedando él boca arriba y yo encima de él sujetando sus brazos, acerqué mi cara a la suya y le planté un beso en los labios lo que aprovechó Ángel para incorporarse detrás de mi, cogerme de la cintura y acariciar mi cabello besándome la espalda. Poco a poco ayudé a Julio a quitarse la camisa, lentamente guié sus manos hacia los botones y los desabrochamos uno a uno.
Las caricias que me estaba haciendo Ángel me encendían más y Julio lo pagaba. Volví a sujetarlo de las manos y besé su cuello, su pecho y sus tetillas y como en esa posición mi culo se levantaba y ofrecía, Ángel lo manoseaba a gusto.
Después me dediqué más a Julio, besé sus labios, nos deshicimos de su camisa y desabroché sus pantalones pero entonces me percaté que Ángel ya no me acariciaba, miré hacia atrás y lo vi completamente desnudo viniendo hacía mi, con su verga erecta. Me puse enfrente de él de rodillas los dos, lo tomé del cuello y lo besé mientras él directamente me cogía de la cintura y comenzaba a pasear sus manos por mi espalda y acariciar mi cabello y tocar mis tetas.
Ese breve lapso lo aprovechó Julio para desnudarse completamente y ya desnudo se colocó detrás de mi y con sus dos manos me cogió las tetas y las comenzó a acariciar, manosear y estrujar, mientras Ángel me metía mano dentro de mis bragas acariciando mi mojado coño. De un fuerte tirón desgarró la prenda y mi chocho quedó completamente al aire.
Lo empujé y cayó de espaldas, entonces me giré hacia Julio y lo besé, él me cogió de la cintura y de las nalgas y me acercó a su cuerpo.
Le empecé a devorar su boca, luego nos recostamos quedando yo encima de él y entonces Ángel acercó su cara a mis nalgas y comenzó a lamerlas, abriendo un poco mis piernas para lamer también el culo haciéndome sentir una descarga eléctrica y soltar un gemido.
Me separé de la boca de Julio, cogí su polla con una mano, le coloqué un preservativo y me comencé a introducirme su falo en mi chocho, chorreante de líquidos, poco a poco. Julio, cogiéndome de la cintura, me ayudaba a bajar, mientras Ángel a mi lado, me mamaba una teta.
Ya introducida la verga de Julio en mi coño, empecé a moverme con un ritmo semi lento, disfrutando de la penetración, de la boca de Ángel en mis tetas y de su mano acariciando mi clítoris. Después busqué la polla de Ángel y lo masturbé, recorriendo con toda mi mano su extensión, pero entonces él arrodilló en la cama y colocó su verga cerca de mi cara, me lo pensé y me convencí que no estaría mal hacérselo, pues no soy muy adepta a mamar vergas. Primero solo me metí el glande y lo chupaba como una paleta, pero conforme pasó el tiempo y mi excitación por la follada que estaba recibiendo, poco a poco me la tragué toda. Era magnífico, los tres recibíamos placer, y cada vez se hacía más grande porque yo cabalgaba a Julio con más rapidez y desesperación y Ángel aumentaba sus movimientos pélvicos contra mi boca.
Cuando estuve consciente de que Ángel estaba a punto de correrse, saqué su verga de mi boca y lo masturbé hasta que explotó, dirigiendo su eyaculación a un lado de la cama y en eso las embestidas de Julio se hicieron más violentas, se corrió y aunque él dejó de moverse yo seguí moviéndome y un minuto después alcancé un profundo orgasmo.
Destrozada y feliz, me acosté a lado de Julio, los tres con una gran sonrisa pero no pasaron ni cinco minutos cuando Ángel colocó su cabeza entre mis piernas, me las subió en sus hombros y comenzó a mamar mi vagina, no tardando en hacerme gemir de gusto, mientras Julio se iba directamente a mis tetas y las mamaba con desesperación, pasando su lengua por mis pezones.
Sin quitar mis piernas de sus hombros, Ángel se deslizó hasta quedar arrodillado, se puso un condón y dirigió su verga ya erecta de nuevo a mi coño, la introdujo la mitad, comenzó a bombear y mis gemidos no se hicieron esperar. Nuestros movimientos pélvicos eran lentos y sentía como toda su verga recorría mis paredes vaginales hasta que, después de unos minutos de estar así, bajé mis piernas de sus hombros, lo que ocasionó que se saliera de mi, y entonces le dije que lo quería cabalgar yo.
Se acostó, me incliné, me la volví a meter y mientras lo cabalgaba me manoseaba las tetas y entonces al ver cerca a Julio, pensé que iba a querer que le mamara la verga, pero yo le dije que había un mejor lugar donde meterme su polla. Le hice un guiño y lo entendió. Me dio un beso en la boca y después se colocó detrás de mi, incliné mi cuerpo hasta acostarme sobre el pecho de Ángel, besándolo, y así mi culo quedó levantado y ofreciéndoselo a Julio, le advertí que lo tenía que lubricar.
Obediente puso aceite en mi ano, lo estuvo estimulando un rato que me llevó al cielo, se puso un preservativo y metió la cabeza de su polla lentamente, dejándola allí unos segundos sintiendo como mi esfínter apretaba su glande.
Ángel y yo seguíamos follando con movimientos lentos, ni él ni yo teníamos prisa en acabar y yo sabía que él iba a tardar en correrse, ya que lo había hecho una vez. Julio seguía introduciendo su verga en mi ano sumamente lento, apenas entraba un centímetro y se quedaba inmóvil unos segundos dentro de mi culo apretado. Sentía mucho gusto tanto en mi vagina como en mi ano y mis gemidos eran sonoros. Cuando terminó de clavarme todo su sexo en mi ano, se quedó quieto más de un minuto.
Cuando Julio se empezó a mover yo dejé de hacerlo y con la inercia de sus movimientos, me clavaba en la verga de Ángel, entonces se comenzó a mover Ángel hasta que los dos se coordinaron. Era maravilloso, los dos me clavaban sus vergas y recibía un gran placer.
El tiempo que estuvimos follando así fue considerable, ellos aguantaron mucho debido a sus corridas anteriores y yo por mi parte obtuve como tres orgasmos más. El primero en correrse fue Julio que no pudo soportar la presión de mi culo apretadito y los movimientos de mi esfínter y se corrió. Luego se echó en la cama a reponerse y unos minutos después arrecié la cabalgada y se corrió Ángel.
Nos volvimos a acostar los tres también con una sonrisa dibujada en nuestras caras, y después de unos minutos se durmió Ángel, lo cual aproveché para llevarme a Julio al baño, donde él me bañó y yo lo bañé, nos acariciamos tiernamente, nos dimos besos y al terminar nos vestimos y me acompañó a mi casa.
Después de eso no volvimos a tener sexo los tres juntos pero sí por separado, pero para mi no fue el único trío que he hecho.
Besos y felicidades por tus revistas.