“Calenturas” de verano

Últimamente su marido no “funcionaba” como antes. Sería el trabajo o el estrés, pero a ella no la dejaba satisfecha. Era verano y para relajarse decidió ir a una playa nudista.

Carmen – BARCELONA
Hola Charo, quiero contarte una experiencia que he tenido hace un mes, pero antes te diré que me llamo Carmen, tengo alrededor de los 40, con un cuerpo normal, sin mucho pecho, mido 1,62, y poseo un culito respingón. Estoy casada y con mi marido hemos tenido relaciones con otras parejas en ambientes liberales.
La experiencia que quiero contarte ocurrió el mes de julio cuando mi marido estaba de viaje y yo me dispuse a ir a la playa naturista de Barcelona, pues me gusta que no me queden rayas del traje de baño o bikini. Yo llevaba un traje ceñido y debajo un tanga, cuando llegué tiré la toalla, me desnudé y con el calor que hacía me di un baño y al salir del agua me tumbé en la tolla y apareció un compañero de trabajo que, al verme, se me acercó y tras darme dos besos, me preguntó si podía tumbarse a mi lado.
– Sí – le dije.
Entonces se desnudó y comprobé que tenía una polla enorme, que no podía evitar mirar, aunque con disimulo. La cuestión es que empecé a ponerme cachonda con la idea de follármelo pero para disimular me levanté y le dije que me iba a dar un baño. Él se levantó, me siguió y dentro del agua se me acercó y hablando de cosas sin importancia empezamos a tontear. Hasta que me cogió de la mano y me dijo:
– ¿Sabes que estás muy buena?
– ¿Pues tú sabes que tienes una polla muy grande y muy gorda? – le contesté con toda la cara.
– Tócamela, si quieres – replicó sonriendo.
Yo, aunque con muchas ganas de tener una polla en mi coño, me hice la recatada, pero él se me acercó y empezó a tocarme primero el culo, sobándomelo, y luego el coño haciéndome una paja dentro del agua excitándome tanto que me lancé, le agarré la polla y empecé igualmente a hacerle una paja hasta que se corrió, pero yo me quedé con las ganas de correrme pues había gente a nuestro lado y nos tuvimos que separar.
Al salir del agua me propuso irnos a un hotel a follar, pero yo, después de pensármelo, le dije que no y tras vestirme me marché a casa. Cuando llegué al garaje a dejar el coche y me disponía a subir a casa, recordé un sex-shop que tengo cerca y decidí ir a comprarme un consolador y unas bolas chicas, pues estaba muy caliente al no haberme corrido en la playa.

Entré, me acerqué al mostrador y realicé la compra, pero la vista se me fue a un expositor que había con anuncios de películas que se proyectaban allí mismo y decidí ir a ver una y hacerme una paja con el vibrador que había comprado. Introduje las monedas, me senté y me quité el tanga, que estaba mojadito de lo caliente que yo estaba.
Lentamente empecé a introducírmelo en el coño mientras con la otra mano me frotaba el clítoris cuando observé que a los lados de la cabina había una ventanita y que el vecino del lado introducía su polla en ella.
Yo, mientras me masturbaba, cogí aquella polla y la empecé a acariciar hasta que el chico me dijo que se la chupara y yo, sin pensármelo dos veces, me incliné y empecé a hacerle una mamada hasta que eyaculó en mi boca, yo me lo tragué todo y me pegué una corrida tremenda pues seguía masturbándome con el vibrador.
– ¿Podemos salir de las cabinas y hablar? – me dijo entonces el chico.
Yo salí a conocer al extraño y tras presentarnos, me propuso ir a la sala de cine, de la que también disponía el local, y ver allí las películas porno cómodamente sentados en unos sofás. Acepté y tras pagar la entrada en el mostrador, entramos en la sala. Yo llevaba puesto solamente el ceñido vestido, sin nada debajo. Al entrar nos sentamos en el sofá y pude comprobar que había dos muchachos en el sofá de detrás.
Empezamos a ver la película y a meternos mano hasta que el chico se arrodilló, me subió la falda, separó mis piernas y empezó a comerme el coño y a sobarme las tetas, dándome pellizcos en los pezones. Yo me estaba corriendo cuando, de repente, los chicos de detrás empezaron también a meterme mano, excitándome tanto que les saqué las pollas a los dos y comencé a mamárselas al unísono.
Al rato me pusieron a cuatro patas y mientras uno me follaba, al otro se la chupaba, haciendo que me corriera varias veces hasta que me dijeron que mientras uno me follaba, otro me la metía por el culo y al tercero se la chupase. Yo disfrutaba de la experiencia sexual que me había dado la oportunidad de disfrutar como hacía tiempo no lo había hecho.

Eyacularon cada uno en su agujero correspondiente, nos limpiamos con clinex y salimos de la sala despidiéndonos y yo dándoles las gracias por lo feliz que me habían hecho.
Me marché a casa, me duché y pensé que a partir de ahora voy a tener que disfrutar más de unas buenas folladas.
Gracias, besos y hasta otra.