Relato erótico
Su pollón me calentó
Fueron a una playa nudista y cerca de ellos vieron a una pareja cuarentona que les llamó la atención. Mejor dicho, lo que le llamó la atención a su mujer, fue el pedazo de pollón que tenía el tío.
David – CANTABRIA
Hola amigos, somos Vanesa y David, un matrimonio bisexual morboso e imaginativo y la historia que os contamos ocurrió un sábado del verano pasado en una pequeña cala nudista de nuestra región. La gente que va se nota que está metida en el tema y como es pequeña se suceden situaciones normalmente morbosas.
Un día, siendo ya tarde, solo quedábamos nosotros dos, dos chicos más al fondo, a los que no prestábamos mucha atención y otra pareja. La verdad es que nosotros llevábamos toda la tarde cachondos pues la polla del marido de la pareja vecina era la más larga y gorda que habíamos visto nunca y Vanesa no dejaba de mirársela, aunque yo confieso que también.
Al final ellos se dieron cuenta y entraron en nuestro juego. La mujer, que tendría unos 48 años, con un cuerpo muy bonito y al parecer muy morbosa, acabó por agarrar el pollón de su marido y se la meneaba acelerando segundo a segundo.
Yo estaba cachondo viendo la escena y mi polla no dejaba de crecer hasta que Vanesa, totalmente salida, se puso de costado y frotaba su culo contra mi polla.
Ellos también se percataron de nuestros movimientos y la mujer, mirándonos descaradamente y con cara de salida, miró primero hacia los lados y seguidamente abrió su mano con la palma hacia arriba mostrando gran cantidad de semen que seguidamente frotó por sus pechos.
El marido entonces se puso en pié y con su polla medio morcillona se acercó a nosotros con la excusa de pedirnos la hora Cuando se agachó junto a Vanesa exhibiendo su enorme miembro y al estar ella con mi polla entre sus nalgas, moviéndonos ambos frenéticamente, ella le agarró la verga y empezó a acariciar aquel tremendo miembro.
Ella gemía como una loca, estaba totalmente salida con mi polla rozándole el coño y el pedazo de palpitante pollón que empezaba a crecer en su mano. Al final se la metí entera y empezamos a follar mientras la mujer, sentada, nos miraba. Ya casi oscurecía y solo quedábamos los cuatro, o eso nos pareció. Al tiempo que Vanesa gritaba como una loca fuera de sí, moviendo ese pollón con rapidez al ritmo de mis envestidas.
De pronto el hombre empezó a echar chorros de leche como nunca había visto y al presenciar yo esta escena, no aguanté y sacándola del coño de mi mujer, le eché la leche por todo su cuerpo.
Al rato se acercó la mujer y sin hablar demasiado, se despidieron, cogieron sus cosas y se fueron para tristeza de Vanesa que no la pudo probar dentro de su coño.
Al marchar nosotros vimos a los dos chicos montándoselo entre ellos ya que se habían calentado al contemplar toda la escena. Fue de locos pero nos gustó.
Fui un día de playa “completo” y por supuesto, en cuanto llegamos a casa follamos como locos.
Besos