Relato erótico
Buena vecina
Son estudiantes y comparten piso. Han descubierto que tienen una vecina madura y muy sexy. Una noche vieron que llegaba acompañada por dos hombres que se despidieron en el portal. Parecía que llevaba una buena borrachera, bajaron al vestíbulo e hicieron ver que acababan de llegar.
Sergio – ZARAGOZA
Amiga Charo, mi nombre es Sergio, tengo 20 años recién cumplidos y con dos amigos más acabamos de alquilar un piso en Zaragoza. Mis compañeros de piso tiene 18 y 21 años y todos somos estudiantes. Willy es argentino, moreno, 1,85 y según las tías atractivo, John es senegalés, negro, 1,90 y muy musculoso, yo soy de Soria, mido 1,90. Nuestras pollas son de buen tamaño y medida. La mía es de 22 cm, 20,5 la de Willy y 30 la de John que, además es gordísima y no le cabe en un vaso de tubo, al cabrón, y los tres nos matamos a pajas viendo películas porno.
En nuestro edificio vive una cuarentona que está buenísima y siempre viste con minifaldas cortísimas, buenos escotes y marcando su ropa interior. Muchas veces, cuando regresa a casa, con su marido y de algún amigo, siempre lo hace completamente borracha y alguna vez la hemos visto dejándose sobar el culo por el amigo.
Yo creo que la muy guarra sabía que la espiábamos pues alguna vez se paraba junto a nuestra puerta dándose el lote con su marido y él metiéndole la mano bajo la falda sobándole el culo a conciencia. Luego se iban y nos quedábamos calientes a tope acabando pajeándonos los tres como locos y así muchos días hasta que ocurrió lo que os quiero contar.
Fue un viernes en que los tres estábamos en casa viendo la tele, sobre las cuatro de la mañana y bastante bebidos, cuando de pronto Willy nos hizo asomar al balcón y vimos llegar un coche que paró frente al portal. Del mismo vimos salir a nuestra vecina acompañada de dos tíos y ninguno era su marido. Nuestra vecina llevaba una borrachera tremenda y cuando los dos tíos entraron en el portal con ella corriendo fuimos a mirar por la mirilla pero como vimos que no subían y tardaban, Willy dijo:
– Voy a ver lo que hace nuestra vecinita, ¿me acompañáis?
Los tres salimos al portal sin encender la luz y sin hacer ruido y vimos como los tíos, tras morrearse con ella, se iban y la dejaban sola. Cuando salieron los dos tíos, encendimos la luz como si saliésemos y la saludamos viendo como ella, muy borracha, iba subiendo hacia su piso
con dificultad.
La muy guarra iba vestida como siempre, es decir, muy sexy y provocativa y es que la muy guarra llevaba una minifalda negra muy corta y superceñidísima que marcaba bajo su fina tela los enganches del liguero y los bordes de un minúsculo tanga. También llevaba una blusa blanca abotonada delante, ceñida marcando tetas duras, aunque no muy grandes encerradas en un precioso sujetador de encaje negro y además unas botas negras de piel con un buen tacón.
Fue subiendo las escaleras con lentitud y desde nuestra posición, al mirar hacia arriba, la mini no le cubría nada y se le veían las medias unidas al liguero, sus muslos desnudos y se le comenzaban a ver las nalgas. Nosotros estábamos súper calientes y fue Willy quien, en voz baja, nos dijo:
– ¡A esta me la follo ahora mismo!.
Dicho esto salió tras nuestra vecinita y al llegar a su lado la cogió de la cintura y sin que ella protestara, le dijo:
– Vamos, cielo, te voy ayudar a subir.
Nuestra vecina lo agarró del cuello y comenzaron a subir dando más tropiezos por la borrachera pero charlando animadamente a pesar de que a ella no se le entendía nada. Subimos tras ellos y quedamos alucinados cuando Willy fue bajando la mano y se la metió bajo la falda tocándole el culo y ella, lo más que hizo fue mirarle y sonreír. Willy, animado, le subió la mini y comenzó a tocarle el culo a tope hasta que le desabrochó la blusa y empezó a sobarle las tetas, sacándoselas del sujetador. Y nosotros con la polla durísima viendo el espectáculo. Willy nos mandó esperar unos minutos pues entraría en casa de la vecina y dejaría la puerta abierta para que entrásemos nosotros después.
Esperamos unos minutos, muy nerviosos, y al llegar al piso de la vecina entramos y al hacerlo vimos a la vecina apoyada de espaldas en un mueble morreándose con Willy que, con sus manos le magreaba el culo y le mordía las tetas y el cuello para volver a morrearse con pasión. Aquello se ponía muy caliente así que cerramos la puerta, Willy se arrodilló entre las piernas de la vecina, se la abrió bien y separándole el minitanga le abrió los labios del coño y comenzó a chupárselo.
Mientras Willy le comía el coño nuestra vecina se agarraba las tetas y se las llevaba a la boca para chuparse los pezones mientras gemía como una loca pero al vernos nos mandó acercarnos y agarrándose las tetas, ahora una con cada mano, nos hizo chupárselas. Luego cogió la cabeza de Willy y la apretó con fuerza contra su coño y en unos segundos la muy zorra comenzó a chillar y a gritar como una loca diciéndonos que se corría.
Parecía que se iba a correr de como se contorsionaba en un orgasmo terrible y muy placentero, y mientras Willy seguía comiéndole el coño, nosotros mordíamos con fuerza sus pezones haciéndole daño, pero era lo que nos pedía la muy golfa. Cuando Willy sacó la boca del coño de la vecina, dijo:
– ¡Vaya guarra que está hecha, mirad qué coño más mojado, parece que se haya meado!
Le metimos la mano en el coño y era verdad, parecía un lago de lo encharcado que lo tenía.
Entonces agarró de la mano y la fue arrastrando por el pasillo para llevarla a su habitación pero ella no quería diciendo que nos quedásemos en el salón. Willy no le hizo caso y llevándola casi a rastras llegamos todos a la puerta de la habitación y cuando Willy, metiéndole mano y mordiéndole la boca la empujaba, vimos que en la cama, durmiendo, estaba… ¡su marido! Menuda sorpresa nos llevamos y vaya calentura nos entró al ver a aquella zorra semidesnuda y sobada por nuestro amigo mientras el cornudo de su marido dormía a escasos metros.
Willy se sacó la polla, totalmente tiesa, al aire, la muy puta se arrodilló y de espaldas a la cama, donde su marido dormía, abrió la boca y se metió la polla entera hasta los huevos. Su mamada era frenética, se la tragaba hasta los cojones y volvía a sacársela con un movimiento de cabeza digno de la mejor película porno. Nuestro amigo le agarraba la cabeza con las dos manos y se la movía con fuerza como si le follase la boca.
La mamaba de vicio, estaba completamente salida y de pronto comenzó a gritar:
– ¡Vamos, folladme por favor, folladme, hacedme gozar como una furcia!
No me lo pensé dos veces, la coloqué a cuatro patas y mientras ella se la mamaba a Willy apoyé mi polla en su coño desde atrás y de un empujón se la clavé entera. Estuvimos un buen rato así hasta que John, con la polla tiesa entre sus manos, nos pidió cambiar para follársela él. La muy puta, al ver su enorme pollón, se salió de mi y casi arrastras se fue a por él. John sonreía, mirándola con la verga tiesa y masturbándose. De su gordísimos y largo rabo aparecía un enorme y gordo capullo muy brillante del cual goteaba un hilo de su líquido seminal. A gatas llegó aquella zorra y como la polla de John le quedaba a la altura de sus labios, al ponerse a su lado sacó la lengua y comenzó a lamerle el rabo, llenándoselo de saliva mientras John se masturbaba.
Como una zorra viciosa, agarró la polla babeante de John y se la metió entera en la boca, cosa que nos parecía imposible. La guarra se la comía frenéticamente teniéndose que parar varias veces porque se atragantaba. Era una artista chupando pollas, la cerda, y sabía bien lo que hacía, jugaba con el capullo, le lamía todo el rabo, chupaba los huevos y se la volvía a meter entera en la boca haciendo unos excitantes ruidos al succionar, mientras le pajeaba con fuerza gimiendo como una zorra. Ella estuvo un rato así hasta que le dijo:
– ¡Fóllame el culo, cabronazo!
John se echó en el suelo, con su polla tiesa apuntando al techo y la muy puta se colocó en cuclillas sobre él, le agarró la polla con las dos manos y colocó el capullo a la entrada de su culo.
Fue bajando poco a poco y aquel enorme rabo fue entrando lentamente en aquel agujero mientras nosotros mirábamos alucinados viendo aquella zorra siendo enculada por John y como con una de sus manos empezaba a pajearse abriéndose el coño, como una buena golfa, un coño húmedo y brillante por sus jugos.
Cuando comenzaba a gemir, Willy se montó sobre ella y se la clavó en el coño, follándosela con John formando un magnífico bocadillo. John le agarraba las tetas pellizcándoselas y Willy le comía la boca con pasión mientras yo me masturbaba viendo aquella visión magnífica. La muy puta comenzó a gemir cada vez más fuerte hasta que acabó chillando como una loca e insultando a los dos que la follaban y para que su marido no se despertase por los gritos, me acerqué a ellos, le metí mi polla en la boca agarrándola fuertemente por la nuca y comencé a follármela con ímpetu para que no chillase.
Tuve que hacer esfuerzos para no correrme, ya que la mamaba de maravilla, hasta que Willy y yo cambiamos de posición varias veces pero John seguía follándosela por el culo, ya que ella no quería que se la sacase. Tras un rato follándola, nos separamos y le pedimos que fuese ella, de uno en uno, quien nos follase. El primero fue Willy que se tumbó en el suelo, ella se sentó de espaldas a él y metiéndose la polla en el coño empezó a botar. Ella se apretaba las tetas y botaba sobre él como una posesa y así se corrió nuestro amigo en su almeja.
Acto seguido, me mandó echarme en el suelo a su lado y sacándose la polla de Willy del coño se montó sobre la mía comenzando a follarme salvajemente y en poco tiempo le regué el coño con mi caliente leche mientras ella no paraba de gemir como una guarra. Luego John agarró a la zorra y la colocó a cuatro patas en la alfombra, al lado de su marido, le separó las nalgas y le metió un par de dedos en el culo mientras del coño le manaba la leche de nuestras corridas goteando en la alfombra. La folló un rato con los dedos y luego, apoyando la polla en su ano, de un empujón se la clavó en el culo hasta los cojones. John le cogió la melena y tiraba con fuerza de ella mientras se la follaba por el culo y ella disfrutaba como una loca.
Willy yo empezamos a pajearnos frente a su cara y ella nos lamía las pollas alternando con gemidos y gritos hasta que nos corrimos dejándole el rostro lleno de semen. John seguía enculándola pero como nosotros ya no podíamos más, nos fuimos dejándolos allí. Al cabo de tres horas John regresó a casa exhausto.
Al día siguiente, sobre la cuatro de la tarde, estando en casa, llamaron a la puerta y al abrir allí estaba la vecina con un abrigo negro que, al abrírselo, apareció con un corsé negro de encaje con tanga a juego, medias de seda negras y botines también negros de tacón. Se acercó a mí y dándome un morreo impresionante me dijo:
– ¡Quiero que me hagáis hoy lo mismo que anoche, pero esta vez sin estar borracha!
La hice pasar a la habitación, llamé a Willy y a John y nos pasamos toda la tarde follando hasta llenarle de semen todos sus agujeros, dejándonos secos. Pero valió la pena.
Desde ese día es nuestra amante y pasa todos los días por casa para que nos la follemos.
Cuando su marido se va de viaje, ella viene a casa, duerme con nosotros y hay días que salimos de juerga todos juntos y acabamos follando en el coche o en cualquier lugar, pero eso ya os lo contaré en otra ocasión.
Sin más, recibe un fuerte beso de unos admiradores tuyos que te adoran.