Relato erótico
Buena experiencia
Habían conocido a una pareja mediante un contacto en la Revista Clima. Al final decidieron conocerse y poner en marcha sus fantasías mutuas.
Julián – Castellón
Mi mujer Eugenia, a quien le encanta follar con hombres y mujeres está a mi lado ayudándome a recordar la siguiente historia.
Andrés y Mercedes, una pareja que se anunciaban en la Revista Clima, como nosotros y pensábamos que tenían experiencia en el intercambio de pareja, nos empezaron a enviar correos electrónicos y recuerdo que Andrés me pedía que le describiera como era el club al cual pertenecemos y yo creo que se excitaba con la idea de intercambiar, pero no tenía la suficiente confianza con su mujer para proponérselo.
Un día él me envió un correo preguntándome qué se sentía al ver que otros hombres penetraban a mi mujer y yo le contesté que se siente una especie de cosquillas en el estómago como si fueran mariposas, parecido al sentimiento que uno tiene cuando le da el primer beso a una mujer o cuando tienes tu primera relación sexual. Es un sentimiento de complicidad porque a mi me encanta ver la cara de satisfacción de Eugenia cuando es enculada y lo que más me gusta ver es el momento exacto que está siendo invadida por una polla que no es la mía.
Me preguntó también si podíamos tener una cita para conocernos, y nosotros le contestamos que lo mejor sería conocernos ese mismo día. No pasaron más de dos horas cuando recibimos la respuesta de Andrés y acordamos que vinieran a nuestro apartamento después de las 10 de la noche. Él preguntó si a Eugenia le gustaban los juguetes eróticos ya que a Mercedes le encantaban, y nosotros le respondimos que sí, que los podía traer pero que no era tan necesario ya que Eugenia tiene los suyos, con los cuales disfruta mucho.
Llegó la hora y ellos se presentaron al apartamento. Nosotros ya estábamos listos, recién bañados y rasurados, pues a Eugenia le encanta depilarse y untarse crema antes de cualquier posible intercambio. Andrés, cuando vio a Eugenia, casi babeaba de pensar lo que se iba a follar. Mercedes y yo nos miramos y nos presentamos. Ella es una mujer distinguida, guapa, delgada y con mucha presencia, Andrés es bien parecido, con cabello rubio corto y buen cuerpo. A Eugenia le gustó desde el primer momento que lo vio.
Pasaron al comedor donde nosotros habíamos preparado unos canapés con una botella de vino y comenzamos a hablar. Fui hacia la cocina a terminar de abrir la botella de vino y Eugenia me alcanzó para darme su aceptación o sea que sí le interesaba ser follada por él y también quería jugar con Mercedes.
– Bueno – le dije – solo es cuestión de que ellos quieran.
De la conversación normal fuimos pasando a la de nuestro estilo de vida. Ellos estaban muy interesados en lo que nosotros hacíamos, en como nos habíamos iniciado, que si no había sentimiento de celos, que como nos veíamos después de haber follado con otras parejas, etc. En ese intercambio de información nos enteramos que ellos habían tenido una novia en común y que hacían un trío de vez en cuando pero que Andrés nunca había visto a Mercedes follar con otro hombre.
Yo le sugerí que si ellos querían jugar podríamos pasar a nuestra habitación, que no era necesario el intercambio total y que íbamos a parar en el momento que ellos quisieran. Que si Mercedes quería jugar con Eugenia solamente, estaba bien para mí y que si Andrés se quería follar a Eugenia también estaba bien.
Nos dirigimos a la habitación, Eugenia se empezó a quitar la ropa que tenia puesta y Mercedes la siguió quedando las dos completamente desnudas y recostándose en la cama en la cual, Andrés y yo, ya nos encontrábamos sentados esperando el espectáculo que a continuación íbamos a ver. Mercedes y Eugenia se unieron en un beso y empezaron a frotarse sus cuerpos desnudos manoseándose las tetas y pasando sus manos por entre sus rajas rasuradas. Eugenia estaba encima de Mercedes y poco a poco se empezó a deslizar hacia arriba para dejar que Mercedes le introdujera su lengua en su coño lubricado. Eugenia comenzó a mover sus caderas hacia al frente y hacia atrás para ayudar a Mercedes en la mamada que le estaba haciendo, pero Andrés no se pudo contener y besó y chupó las tetas a mi mujer. Yo solo observaba.
Andrés puso una cara de preguntar para ver si yo estaba de acuerdo a que ellos jugaron y yo le levanté el dedo pulgar para decirle que continuara. Andrés se desnudó y continuó manoseando a mi mujer a la vez que Mercedes continuaba dándole lengua a Eugenia. Así estuvieron un buen rato hasta que Eugenia se desplazó hasta el chocho de Mercedes para recibir sus jugos en la lengua, Andrés le puso su verga torcida en la boca de Mercedes y ella le hizo una mamada dejando escurrir su saliva por todo el tronco de la verga, jugando con la cabeza y los huevos de Andrés.
Eugenia estaba muy entretenida dándole placer oral a Mercedes cuando, de repente, Andrés le quitó la verga a su mujer de la boca y se la puso enfrente a mi mujer. Eugenia la tomó con sus manos y le empezó a hacer una leve lamida, agarrándole los huevos. Andrés disfrutaba mucho ya que lanzaba exclamaciones. Por fin Eugenia se la introdujo entera en su boca y continuó haciéndole una mamada a Andrés, dejando desatendida a Mercedes, que se incorporó al club de observación o sea a mí lado. Los dos nos quedamos mirando a nuestras parejas tener sexo oral.
Al rato Andrés le sacó la verga a Eugenia de la boca y se puso un condón, situó a Eugenia en la posición normal y la fue penetrando poco a poco mientras ella alzaba sus piernas para permitir el paso a la verga torcida de Andrés hasta que hubo un metisaca con ritmo no muy rápido. Andrés se tomaba el tiempo para introducirla y sacarla, aunque ella disfrutaba mucho, según la cara que ponía y las palabras que decía:
– ¡Así, así… métela!
A Andrés le encantaba oír la voz femenina de éxtasis y entonces Mercedes me agarró la verga y empezó a jugar con ella a la vez que no perdíamos la visión de Eugenia y Andrés follando. Yo empecé a mamarle las tetas, que no eran tan grandes, pero que en la excitación me parecieran bastante jugosas y luego me bajé para comerle el coño. Andrés se me quedó mirando, aunque más bien se nos quedó mirando con una cara de aprobación de ver a su mujer con otro hombre. Entonces Mercedes me dijo que me terminara de desnudar y que me pusiera un condón que ya quería sentir una verga dentro de ella, yo no esperé mucho a su llamada y nos pusimos a follar al lado de nuestras respectivas parejas que seguían jodiendo.
Recuerdo que después intercambiamos, o sea cada cual con su mujer y después volvimos a intercambiar acabando a cuatro patas los dos con nuestras nuevas amantes. Terminamos hablando los cuatro en la cama agarrándonos nuestras partes, de vez en cuando un intercambio de besos y una que otra mamada. Luego acordamos en seguir viéndonos para seguir disfrutando de nuestros cuerpos.
Esa noche Eugenia y yo follamos recordando lo maravilloso que es este mundo del intercambio.
Besos de los dos.