Relato erótico
Biografía sexual
Le gustan los relatos de nuestra revista Clima y al final se ha decidido a contarnos algunas experiencias que ha vivido. Era joven, aún no estaba casada y las disfrutó a topé.
Victoria – Sevilla
Hola, mi nombre es Victoria, ahora tengo 34 años y estoy casada. Antes de casarme viví plenamente mi sexualidad, y después de leer tantos relatos en esta revista, me estoy aventurando a escribir y recordar algunos de ellos para compartirlos con vosotros.
Mi primer relato es de como inicié mi vida sexual en grupo. En ese tiempo estaba en la universidad, tenía yo 20 años y por ir en una universidad bastante reconocida, tenía que estar en forma y vestir muy bien para competir con todas las demás, mido 1,72 estoy delgada pero con muy bonita forma, senos grandes, cintura muy marcada, glúteos bonitos y piernas largas.
Un viernes por la noche, una amiga me llamó y me dijo que había una fiesta de la facultad de otra carrera y que pasaría por mí en 20 minutos. Me di un duchazo rápido y me puse un vestido rojo, corto y entallado, medias y liguero negro y zapatos altos. Siempre me ha gustado vestirme de una manera sensual. La fiesta era en una casa muy grande. Cuando llegamos estaba en pleno apogeo, saludé a varios amigos y conocidos hasta que, a lo lejos vi a un compañero de la universidad que me gustaba mucho, aunque nunca habíamos cruzado palabra alguna.
Mis miradas pícaras hacia él, hicieron que notara mi presencia animándolo a acercarse a mí para hablar. Se presentó como Abel, me dijo que me había visto varias veces en la universidad, pero que nunca se había presentado la oportunidad de hablar conmigo, añadió que si quería algo de beber, nos dirigimos a la barra y pedí un margarita.
Hablamos de muchas cosas mientras bailábamos y seguíamos bebiendo. Todos estaban muy animados, el entusiasmo se respiraba por todo el lugar. Al ir transcurriendo la noche empezamos a tomar más confianza y como el volumen de la música era muy alto, fue un buen pretexto para que cada vez se acercara más a mi para hablarme. El alcohol poco a poco se fue apoderando de ambos y sin darnos cuenta, ya estábamos un poco pasaditos de copas. Al estar bailando acercó su cuerpo al mío, me cogió por la cintura y sin darme cuenta me besó en la boca. Lo cogí de la cabeza, acercándolo a mí para alargar lo más posible el beso. Nuestras lenguas se mezclaron, y el intercambio de fluidos fue total. Así es que estuve con él toda la noche, los besos cada vez eran más intensos, y me atraía hacia él cada vez más fuerte, con lo que pude notar la erección que traía debajo del pantalón.
Al rato pasó sus manos para atrás acariciándome los glúteos y haciendo que su polla se restregara sobre mi abdomen. Estábamos súper excitados, así que nos fuimos a un lugar apartado de la gente donde seguimos besándonos y acariciándonos, él me tocaba los pechos y las nalgas por encima del vestido y yo le acariciaba la polla por encima del pantalón, hasta que me apoyó contra una pared, me comenzó a besar el cuello, me bajó uno de los tirantes del vestido y me besó los pezones.
El alcohol no me hacía notar si alguien nos veía o no, pero no me importaba, mi pezón se ponía cada vez más duro, yo cogía su pene cada vez con más fuerza, notando lo duro que ya lo tenía, pero lo detuve cuando estaba a punto de gritar de placer porque algunas personas se acercaban a nosotros. Le dije que ya era tarde que si me podría llevar a mi casa y continuar lo que estábamos haciendo en su coche, pero él tampoco llevaba, así que le pidió a un amigo que nos llevara, busqué a mi amiga y le dije que me iría con él y ella, pero me dijo que no, que se quedaba en la fiesta. Cuando llegamos al coche vi que iban otros tres amigos, dos delante y uno atrás y me sentaron en medio de ellos. Allí, dentro del coche, empezó la fiesta muy subido de tono.
Como yo ya estaba súper mojada no me importó que estuvieran los otros tres en el coche y menos sentir sus manos por todo mi cuerpo, el vestido casi lo tenía en el cuello, pues me lo había, levantado para poder acariciarme el coño por encima de mi tanga, pero de repente empecé a sentir más de dos manos en mi cuerpo, pues los otros amigos también me estaban metiendo mano por todos los lados. El alcohol y la excitación hicieron que no me quejara, al contrario, disfruté como me tocaban.
Pronto Abel bajó los tirantes de mi vestido y como no llevaba sujetador mis pechos quedaron libres para que me los besara haciendo que mis pezones se pusieran otra vez duros, mientras las otras tres manos acariciaban mi coño por encima del tanga, las piernas y nalgas, alternado para tocarme entre los tres. Al rato, el que iba al volante preguntó que hacia donde nos dirigíamos, y sin pensarlo dije que a donde ellos quisieran, entonces me dijeron que me llevarían a un motel y mi ganas de estar con Abel hicieron que no me importara. Me llevaron a un motel a la salida de la ciudad, cuando llegamos me acomodé un poco el vestido bajé del coche y subí a la habitación con Abel, nos recostamos en la cama y allí comencé a acariciar su polla por encima del pantalón y él siguió tocándome las nalgas y piernas. Después, él se puso de pie y yo me senté en la orilla de la cama, le acaricié por encima de la ropa la verga y pasé mi lengua por encima del pantalón, luego metí la mano por la cintura y se la toqué con la mano, bajé su cremallera, se la saqué, se la acaricié con ambas manos y la pasé por toda mi cara, pues me gusta sentirla rozando todo mi rostro.
Me encantan las pollas así que me la metí en la boca y despacio metí solo la cabecita y la chupé por unos segundos, sintiéndola caliente y dura, pasé mi lengua por la rajita, ya que me encanta el liquido que sale y luego me la metía cada vez más adentro de mi boca hasta que él me cogió del cabello e hizo que me la metiera entera, sintiéndola hasta el fondo de mi garganta y sus vellos en mi barbilla. Poco a poco la sacaba y la succionaba toda al salir, sentía dentro de mi boca como poco a poco se ponía más grande y más caliente.
Estaba tan entretenida en lo que hacía que jamás pensé que los otros también subirían, pero antes de que me diera cuenta ya estaban los tres en la habitación. El grado de alcohol que llevaba en la sangre me liberó de tabúes y dejé que me siguieran metiendo mano por todos los lados. Dos de ellos me quitaron el vestido quedando únicamente en tanga, liguero y medias, mientras ellos también se desvestían quedando completamente desnudos mostrando sus cuatro penes erectos. Mis ojos no daban crédito a lo que estaba viendo, me senté a la esquina de la cama rodeada por ellos de pie frente a mi, llevé a Abel hacia mí y empecé de nuevo a besar su pene, pero otro de ellos me acercó su polla a la cara, y sin pensarlo me la metí en la boca, sacando la otra y los otros dos, ni tardos ni perezosos, se acercaron también, y también se los chupé. Tenía cuatro penes erectos y dispuestos a mi entera disposición, algo que ni en mis más profundas fantasías había soñado. Metía cada uno de esos penes en mi boca llegando a una excitación tal que mi vagina pedía a gritos ser penetrada.
Después de unos minutos de alternarles sexo oral a los cuatro, ya estaban a punto de correrse, por lo que los detuve y les dije que todavía no quería que terminaran, así es que me acostaron de espaldas sobre la cama, uno se inclinó sobre mi pelvis, me abrió las piernas, sumergiendo su cara en mi coño, separando con su lengua mis labios vaginales, jugando con mi clítoris y metiendo a fondo su lengua dentro de mí. Otros dos de ellos, mientras tanto, me besaban los pechos haciendo que los pezones se pusieran muy rígidos y que descargas de electricidad recorrieran todo mi cuerpo y que no me pudiera estar quieta sobre la cama.
De pronto sentí como el que me estaba besando el coño levantó mis piernas y me empezó a penetrar, el cuarto me acercó su pene a la boca, lo tomé por los testículos y me lo llevé dentro, y en ese momento tenía dos penes dentro de mí, con un placer enorme. Mi cuerpo empezó a temblar y mi primer orgasmo invadió mi ser, luego todos querían poseerme, se fueron turnando los cuatro en las dos posiciones, el olor a sudor y sexo de los cinco hizo un ambiente delicioso en la habitación, el sonido de mi almeja mojada siendo penetrada era muy cachondo y fueron eyaculando uno a uno dentro de mi coño.
Habiendo terminado bañada en sudor me metí ene el baño, mientras oía como dos de ellos decían que irían a por más botellas y cigarrillos. Cuando estaba en la ducha, pensé en lo bien que me había sentido y me comencé a excitar de nuevo, pero cuando salí del baño los otros dos estaban casi dormidos, así es que me acosté a dormir yo también. Cuando regresaron los otros dos, yo estaba semidormida boca abajo en la cama, pero sentí como uno de ellos levantó las sábanas dejándome al descubierto y con sus manos me acariciaba el culo y poco a poco separaba mis nalgas sintiendo como su lengua cálida las recorría todas tratando de meterla en mi ano. Rápidamente se volvió a desnudar y siguió pasándome la lengua hasta que pudo penetrarme, luego lo hizo con un dedo dejándome lista para lo que tenía en mente.
Se montó sobre mí, aprisionó mis piernas juntas con las suyas, me separó los glúteos con las manos y me introdujo lentamente su polla por el ano. Solté un grito de placer y dolor, el cual hizo que los otros nos miraran y oyeran mis gemidos volviéndose a excitar. El que me enculaba, me bombeó introduciéndola cada vez más, varias veces hasta meterla toda y sin sacármela, después de varias bombeadas y gemidos, dimos un giro sobre la cama quedándole debajo de mí y yo mirando hacia el techo.
Apoyé mis pies sobre la cama, separé mis piernas y levanté un poco mi cadera, para permitir que siguiera entrando y saliendo de mi ano, pero en esta posición dejé mi coño listo para que Abel se arrodillara frente a nosotros y me penetrara por el chocho. Me dolió mucho pero a la vez sentí un intenso placer y los otros, como no se querían quedar sin nada, se acercaron a mi boca para que se las chupara. Me penetraban muy fuerte, hubo un momento que quería parar, pero ya los había dejado llegar demasiado lejos, así es que siguieron penetrándome con furia. Tenía tres pollas dentro de mí, algo que jamás imaginé, estaba en el cielo y así llegue a mi segundo orgasmo, más fuerte que el primero.
Entonces cambiaron posiciones, pero ahora me pusieron boca abajo, los que estaban en mi boca, uno se colocó debajo de mí y otro atrás, y los otro dos se colocaron al frente para que les chupara la polla. En ese cambio duramos poco, puesto que ya estaban muy excitados. El primero en correrse fue el que estaba en mi culo, sintiendo como su semen me llenaba por detrás, luego siguió el que me penetraba el coño, después Abel me dijo que si podía eyacular en mi boca, y le dije que lo hiciera, así que terminó en mi boca y después lo hizo el otro también en mi boca.
Pero yo seguía excitadísima, así es que le seguí besando la polla de Abel hasta que se la puse dura de nuevo, lo acosté en la orilla de la cama con las piernas colgando, me subí encima de él y lo cabalgué por un rato. El pobre estaba que no podía, pero pudo eyacular, entonces como los otros tres ya se iban encendiendo, acosté al que ya la tenía más tiesa y lo cabalgué igual y así a los otros dos. Uno de ellos ya no se pudo correr, pero los otros dos sí, así es que en una noche tuve más pollas y semen dentro de mi y de tantas maneras del que se puede imaginar.
Así fue como, sin pensarlo, me inicié en el sexo en grupo y en sucesivas cartas hablaré más de mis aventuras sexuales.
Besos y hasta otra.