Ayudando a una amiga

Su amiga era inexperta en el sexo y le pidió ayuda. Se montaron un “bollo” y jugaron con consoladores. Además le dijo que podía utilizar su casa para follar con el novio. Como os podéis imaginar, se quedó para ver lo que hacían.

Berta – MADRID
Amigos de Clima, quiero contaros, para su publicación, si os parece bien, lo que me sucedió hace algunos meses. Todo empezó cuando un día una de mis amigas me dijo que quería confiarme un secreto. Me dijo que estaba muy angustiada, y al preguntarle yo el por qué, añadió que su novio, al que quería mucho, la iba a dejar puesto que ella no le satisfacía completamente, ya que el quería tener sexo anal con ella.
Me comentó que lo había intentado un par de veces pero que la tranca de su novio era extremadamente grande y que cada vez que se le acercaba al ano se ponía aún más dura y que de las veces que lo intentaron ella sintió un tremendo dolor en su ano y hasta se puso a llorar del dolor que le infringía tan dura herramienta.
Entonces ella me dijo que si le ayudaba, a lo cual yo, sorprendida, le pregunté que como pensaba que yo la podría ayudar. Entonces ella me recordó que un día en un juego de preguntas indiscretas con otras amigas, había yo dicho que sí había tenido relaciones anales con varios tíos. Después de esta aclaración no me quedó más remedio que decirle que sí, que la ayudaría pero que tomaría algún tiempo y que fuera paciente, pero además tenía que prometerme algo, y al preguntarme ella de que se trataba, le contesté que más tarde se enteraría.
La cité un día por la tarde en mi casa, ya que ese día todos salen y nadie regresa hasta casi la media noche, entonces ella llegó, le dije que tomara un baño y que subiría yo en un instante ya que me encontraba hablando por teléfono. Oí la ducha y después que ella salió yo subí. Estaba tapada con una toalla larga que le cubría todo el cuerpo, pero yo le dije:
– Quítate la toalla.
Ella se la quitó y debajo de esa toalla había una joven bien formada y yo en broma, le dije que sus jeans disimulaban mucho de lo que llevaba dentro.
Empecé a mirar su cuerpo lentamente. Tenía unas tetas chiquitas y puntiagudas, su coño estaba rasurado y tenía un culo envidiable. Para ser seré sincera, la verdad es que al verla me humedecí un poco. Entonces le dije que se fuera a la cama, que se pusiera a cuatro patas y que me dejara ver su ano. Esto fue maravilloso. Era un ano único, rosadito, chiquito, pensé que me gustaría ponerle la punta de mi lengua en ese agujerito, pero cogí fuerzas y no lo hice.

Lo primero que hice fue hacer que se masturbara, para que estuviera más receptiva, entonces yo tomé un poco de gel y lo unté en uno de mis dedos, acercándolo a su ano y le dije:
– Te voy a meter un dedo y tú me dirás hasta donde aguantas.
Coloqué mi dedo en la entrada de su botoncito y empujé suavemente, ella de momento hizo un movimiento de malestar, pero mi dedo ya estaba un poco adentro y me sorprendí al notar lo estrecho de su ano, y proseguí a metérselo poco a poco y empezar a moverlo dentro de ella. Después de un rato ella empezó a convulsionarse, era eminente su orgasmo y en el momento que lo tuvo yo lentamente le fui sacando mi dedo de su ano para que ella lo disfrutara más. Después de eso ella se vistió, me dio un beso y se fue, pero yo estaba tremendamente excitada, saqué mi consolador, que es como de 25 cm y bastante grueso, y como estaba muy húmeda me dejé de preámbulos y de un solo golpe me lo metí hasta el fondo, y al cabo de un rato tuve un excelente orgasmo.
Otra tarde que vino, le introduje un consolador delgado y ella empezó a soportarlo más, y así consecutivamente por varias tardes iba cambiando lo grueso que le introducía en el ano. Un día fue una zanahoria, otro día un pepino y hasta llegar a mi hermoso consolador, que ella con una habilidad como si fuera una gran puta, se lo logró insertar todo en su ano. Después de tanta practica, una tarde llegó y me dijo que si seguía el entrenamiento y le dije que solo quedaba la practica porque ella ya podía hacerlo con su novio. Alegremente me abrazó, pero yo no me pude contener y la besé en la boca, entrelazamos nuestras lenguas en un beso maravilloso y después de un rato ambas nos encontrábamos en la cama en un 69 fabuloso.

Ella me metía sus deditos en mi raja y en mi ano y yo lo hacía igual, luego por fin me decidí y le lamí el ano. Era exquisito hacerlo y a ella le gustaba tremendamente. Mientras, cambiábamos de posiciones, ella a veces encima de mí y luego yo encima de ella y me dijo que si podíamos tener un orgasmo mientras yo se lo lamía. Entonces ella se abrió de piernas y yo me eché sobre ella, lamiéndole su coño, metiéndole mi lengua y dándole por el culo con mis dedos. No tardó mucho y en ese momento sentí que sus labios vaginales me apretaban la cara y empezó a tener un orgasmo tremendo del cual yo me comí todo lo que salía de su raja.
Después ella me dijo que me pusiera a cuatro patas, a lo cual yo accedí y desde atrás metió su boca entre mis nalgas, lamiendo mi coño y terminando en mi ano. No me pude contener por mucho tiempo y tuve un orgasmo fantástico.
Ya en la cama le dije que si se acordaba que yo le enseñaría si me cumplía una promesa, ella dijo que sí y me preguntó que cual era la promesa, entonces yo le dije que quería ver el momento en que su novio la poseía analmente. Ella se quedó sorprendida de momento pero después de un rato y de decirle que podían utilizar mi habitación que sirvió como aula de enseñanzas, ella dijo que sí, pero que si no me parecía mal que fuera el martes por la tarde, yo accedí.

Esperaba con ansia el martes y al fin llegó. Para que no sospechara nada su novio, le di mis llaves para que ellos entraran libremente y al oírlos en la puerta, yo me metí rápidamente en el lavabo y cerré, solo para verlos por una rendija. Ellos se empezaron a besar y se fueron directamente a la cama, después de un rato de estar manoseándose, ella le sacó la tranca a él y como ella decía, era tremenda, entonces empezaron a hacerlo en sus posiciones clásicas, y después de un rato ella se recostó y él junto a ella, ella le cogió la polla y suavemente se la empezó a besar para posteriormente chupársela, ensalivándole toda la tranca hasta que la dejó bien mojada y con una voz dulce le dijo que si quería podía metérsela por el culo. El rostro de él dio un cambio tremendo, ella se puso a cuatro patas, abriéndose la muy puta todo lo que pudo, mostrándole a su novio el coño y el ano. El se puso detrás de ella, se le acercó y de un golpe certero se la incrustó en el ano. Ella gritó, pero después fueron gemidos, y así siguieron. La verga de su novio se veía tremendamente grande frente a tan pequeñito agujerito, pero después de un rato de estar bombeándose a mi amiga, él empezó a eyacular dentro de su culo al tiempo que ella empezaba a tener un orgasmo tremendo. Parecían perros en celo los dos, pero al fin terminaron.
Yo me quede súper húmeda y cuando se fueron me masturbé unas cuatro veces para calmar mi ansiedad.
Besos de una mujer muy cachonda.