Relato erótico
Atractivo, romántico y vicioso
Es atractiva y como es lógico ha tenido varias parejas pero, en esos momentos estaba sola. Se decidió a poner un anuncio buscando a un hombre, elegante, educado, un poco mayor que ella y poder ir a cenar, tomar unas copas. Recibió un montón de cartas y llamó a un hombre que le pareció muy romántico. Se citaron en el bar de un hotel
Laura – Salamanca
Me llamo Laura soy de Salamanca y tengo 36 años aunque creo que bien puestos. Mi problema era la falta de comunicación, sobre todo con los hombres. Había tenido amores ¿y quién no? pero no conservaba de ellos más que tristezas. Unos solo me querían para follarme, otros como compañera ocasional que en el fondo viene a ser lo mismo y los demás únicamente como amiga. Y no hay nada más solitario que una mujer sin amor.
Después de pensármelo mucho creí que la solución era poner un contacto en una revista. Y allí escribí un anuncio pidiendo, después de presentarme un poco y explicar que sería mi primera experiencia, un hombre dos o tres años mayor que yo, educado, etc…. Como debe ser normal recibí una enorme cantidad de cartas al cabo de un tiempo de insertar mi anuncio. Escogí una por su forma elegante y dulce de escribir y también por enviárme una foto. Era el único que lo había hecho.
Le contesté, nos citamos en el bar de un hotel y me gustó nada más verlo. Sabía que todo era cosa de un simple encuentro de cama, pero siempre es más agradable, al menos para una mujer sin experiencia en estas cuestiones como yo, que el hombre te caiga bien.
Cuando ya habíamos roto el hielo, me dijo que había cogido una habitación en el mismo hotel donde nos encontrábamos, así que, cuando creímos conveniente entramos en el ascensor y subimos a la habitación. Dentro del ascensor me cogió entre sus brazos y me dio el primer beso en la boca, un beso suave pero profundo, al mismo tiempo que, supongo que debido a mi ayuno forzoso, provocó que mi coño se mojara dejándome convertida en un flan tembloroso y caliente.
Entramos en la habitación sin dejar de besarnos mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo. Notaba sus dedos en mi culo, en mis pechos y también en la parte baja de mi vientre que yo, instintivamente, proyectaba hacia afuera para que la presión de la mano fuera más fuerte. Acabé con la falda en la cintura, la braga en las rodillas y las tetas fuera de mi escote. Jaime, que así se llamaba, no paraba de besarme y ponerme cachonda hasta lo increíble. Yo le suplicaba que me la metiera de una vez, pero él retardaba el momento hasta que al ver que yo ya no podía más, empezó a desnudarse.
Cuando tuve su hermosa polla sobre mí, la cogí y empecé a lamérsela. En mi vida había tenido tantas ganas de hombre. Él me acabó de desnudar y me acarició la cabeza y la espalda hasta que me tendió sobre la cama, separó mis piernas y dejando aparecer mi coño al completo fue acercando el capullo a mi raja. Y en este momento, justo en este momento, llamaron a la puerta. Antes de tener tiempo de taparme Jaime ya había dado permiso para entrar. Era un joven camarero que me miró sonriente. De nuevo intenté escapar de la cama, pero justo en ese instante Jaime metía su gorda polla en mi coño haciéndome perder el mundo de vista. Cuando quise darme cuenta tenía otra polla golpeándome los labios. No lo dudé ni un instante, la verdad es que en aquellos momentos no tenía dudas, abrí la boca y empecé a chuparla a la vez que me moría de placer en mi coño. Me corrí ahogándome con la polla que llenaba mi boca pero agradeciendo mentalmente aquel inesperado, desconocido y doble placer que estaba sintiendo.
Cuando me recobré, miré al camarero cuya polla aun estaba dentro de mi boca. Me sentía tan feliz que seguí mamándosela hasta que me dijo basta.
-También quiero correrme en tu coño – me dijo – Quiero gozar de tu placer y tu del mío.
Se colocó encima de mí, ya desnudo por completo y apuntando con su polla, empezó a penetrarme. Estaba tan excitada que en el acto empecé a suspirar, mientras Jaime nos miraba y se acariciaba la ahora arrugada polla. Me dejé follar agradecida ya que mi cuerpo estaba tan encendido a pesar de mi corrida anterior que solo deseaba caer de nuevo en un placer tan loco como el primero. Y así fue.
La polla del chico era más fina que la de Jaime y se movía en mis entrañas como una serpiente que me enloquecía haciéndome gritar. Cuando me llenó de leche, Jaime estaba otra vez a punto y antes de que el camarero se retirara de mi coño me la metió en la boca para que se la mamara y lo hice recibiendo al poco tiempo en la garganta, toda su descarga, mientras en mi coño la fina polla del chico daba la impresión de querer crecer de nuevo.
Y así fue siendo el primero que me follaba dos veces sin sacarla. ¡Que experiencia más formidable! Después de esta juerga a tres y cuando el camarero se hubo marchado tras darme un beso y las gracias, Jaime me pidió perdón por haberlo montado sin mi permiso pues, añadió:
-Pensé que no querrías aceptarlo. Siempre ocurre lo mismo la primera vez, confiésalo, ¿te ha gustado verdad?
Tuve que decirle que sí, que no estaba enfadada, al contrario, que se lo agradecía mucho ya que yo, por mi cuenta, nunca lo hubiera aceptado. Son cosas que no sabes si van a gustarte hasta que las pruebas. Ahora somos muy amigos y nos vemos de vez en cuando para gozar del sexo. Alguna que otra vez, no obstante, me trae algún amigo para hacer un trío.
Un beso para todos.