Relato erótico
Atracciones y sexo
Hacia buen tiempo y aprovecharon para ir al parque de atracciones. Había largas colas y fueron a comer los bocadillos que llevaban a un jardín anexo. Se encontraron con dos chicos que parecían extranjeros y estuvieron charlando con ellos.
Miguel – TARRAGONA
Amiga Charo, se acercaba el verano y nosotros nos acabábamos de casar, la luna de miel fue muy corta y por eso aprovechamos el fin de semana para ir a Port Aventura, pero como no hacía ni dos semanas que habían abierto, la cola que había para las taquillas era enorme, así que decidimos hacer un pequeño almuerzo ya que no se podía entrar comida y yo me había traído un par de bocadillos por si acaso, de esta manera no se echarían a perder. Nos fuimos a un rincón a comer donde no había tanta gente y nos sentamos en un pequeño muro que separaba el asfalto de un precioso jardín. Cerca de nosotros había un par de chicos que habían tenido la misma idea, no parecían de aquí y me di cuenta que repasaban a mi mujer de arriba abajo con la mirada. Ella también se dio cuenta y cuando terminó el bocadillo comenzó a aplicarse crema solar por todo el cuerpo, destapándose los pechos sin pudor para ponerse crema en las tetas y así seguirles el juego. Ella llevaba unos pantalones cortos ajustados de color gris claro y una camiseta de tirantes a juego también ajustada para que se le marcaran los pezones y así poder divertirse con los vejetes que hacían funcionar su gastada imaginación para verla sin nada. Cuando se cansó del juego volvimos a la cola que no había menguado ni un ápice y después de un rato vimos a los dos chicos que se acercaban, nos hicimos los despistados pero ellos se dirigieron a nosotros.
– Hola – dijo uno – ¿Os puedo hacer una pregunta?
– Sí, claro – contesté yo y aun que estaba seguro de que no eran de aquí hablaban muy bien el castellano.
– ¿Habéis venido los dos solos?
– Sí, ¿por qué?
– Es que tenemos dos entradas de más y nos preguntábamos si las queríais.
– Pues sí. ¿Cuánto queréis a cambio?
– Son entradas buenas, de las que no haces cola y os las daríamos gratis si vinierais con nosotros.
– Está bien, salgamos de la cola – le dije a Neus.
– Espera que todavía no hemos acabado – me dijo el chico.
– Vayamos hacia la entrada mientras me lo cuentas.
– Verás, no somos de aquí y andamos algo perdidos, nos habían dicho que las mujeres españolas están muy buenas y son muy fogosas en la cama, pensábamos que sería divertido si fuéramos los cuatro juntos y nos dejaras a tu mujer si a ella no le importa, os lo pagaríamos todo – dijo rápidamente
– ¿Tú que opinas, cariño? – le pregunté.
– Hombre, yo me lo pasaría mejor que tú, pero si quieres busco algo para ti.
– No, ahora no me apetece.
– ¿Entonces vamos juntos?
– Vale – le contesté.
Ellos se presentaron, uno se llamaba Geremy y el otro Jacob, al entrar Geremy pasó delante, seguido de mi mujer a la cual cogió de la mano y se la besó, seguidamente se agarraron de la cintura y siguieron a delante, Jacob y yo les seguíamos charlando y de vez en cuando veía la mano de Geremy bajar hasta su culo para acariciarlo, pero lo subía rápidamente. Quería ser discreto. Lo primero que encontramos fue una tienda de souvenir y mi mujer quiso entrar para comprarnos unos gorros, dentro de la tienda no había mucha gente pues aun estaban entrando la mayoría. Neus cogió unos cuantos sombreros, comenzó a probárselos delante de un espejo mientras Geremy y Jacob que se habían colocado detrás de ella le manoseaban el culo por encima y debajo de los pantalones, poniéndose muy cachondos al notar que mi mujer no llevaba bragas, hasta que ella se cansó y los arrastró a un probador muy espacioso, mientras yo vigilaba que nadie los viera.
– Arrodillaos cada uno a un lado.
Les dijo, estos obedecieron y ella se puso entre los dos, se bajó los pantalones hasta la mitad de las piernas ofreciéndole el culo a Jacob, se subió la camisa de tirantes y le ofreció a Geremy sus tetas inclinándose hacia él.
– ¡Chupar rápido! – dijo, pero no había terminado la frase y ya estaban lamiendo –
Solo los mantuvo así un par de minutos pues no quería que los pillasen y se montara un escándalo. Todos elegimos nuestros sombreros, pero Geremy pagó los cuatro y al salir mi mujer le dio las gracias y un profundo morreo. La primera atracción en que montamos fue el Gran Cañón de los rápidos ya que nos cogía de camino al Far West. La atracción se hacía a bordo de una barca circular que giraba sobre si mientras avanzaba y aquí no pudieron aprovecharse de Neus ya que la barca era para ocho o diez personas, eso si, salimos empapados y a mi mujer se le veían claramente los pechos cosa que muchos no pasaron por alto, pero el sol era de infarto y la ropa no tardó en secarse. Seguidamente pasamos un rato muy agradable en los autos de choque y después nos dirigimos a los troncos, aunque su nombre verdadero es “Silver river flume”. Esta atracción es muy divertida, los cuatro nos montamos en un vagón en forma de tronco, íbamos en fila y algo apretados, yo el primero después Jacob seguido de Neus y Geremy. Yo ni me enteré pero ellos disfrutaron de algo más que de la atracción pues Geremy metió una mano dentro del pantalón de mi mujer por la parte delantera y consiguió meterle un dedo en su coñito durante el trayecto y a su vez ella le sacó la polla a Jacob por encima de las bermudas y le fue masturbando todo el camino. Claro que ninguno se llegó a correr pero se calentaron bastante y creo que por eso volvimos a montar, aun que Jacob y Geremy cambiaron el puesto. De allí nos fuimos al carrusel en el cual había una carroza bastante estrecha y los cuatro entramos en ella de milagro. Jacob y yo nos pusimos de espaldas a la calle, Geremy igual pero hacia el interior y mi mujer en medio.
– Esta atracción es para mi marido.
Ella solo dijo eso antes de sacarme la polla y comenzar a hacerme una mamada a toda velocidad.
Geremy le bajó los pantalones lo suficiente para ver su coño y empezó a meterle un dedo pero no aguantó más y sacándose su gran polla, comenzó a buscar la entrada. En ese momento yo me corría ya que mi mujer se había convertido en una experta, y se lo tragó todo mientras Geremy conseguía metérsela bombeando antes de que parara la atracción. Mi mujer, incorporándose, dijo:
– Oye, he dicho que esta atracción es para mi marido, tú tienes todo el día para follarme cuanto quieras.
– Es que no aguanto más.
– Bueno ahora os desahogaré a los dos, pero primero vamos a probar el Tomahawk y la Estampida.
Después de montar en las dos citadas atracciones decidimos ir a la Polinesia y el primer sitio donde nos montamos fue en el “Tutuki splash”, arreglándonos para ponernos los primeros, mi mujer se sentó en medio de nuestros dos amigos y le dijo a Geremy que cuando chocaran con el agua se sacase la polla. Así lo hizo y Neus hacía que se protegía contra el agua agachándose hacia la entrepierna de Geremy, pero en realidad se metía su polla en la boca y se la chupaba un par de veces antes de que la gravedad deshiciera la cortina de agua que se creaba por el choque.
Al salir los dos le dijeron que necesitaban correrse y pensaron que en el “Sea Odyssey” estarían a oscuras, pero la atracción tenía unas barras metálicas como cinturones de seguridad y lo único que podían hacer era masturbarse, pero era algo incomodo y nuestros amigos no querían correrse así, además un hombre la vio como los masturbaba. Al salir de aquella atracción fuimos a los lavabos y Neus dijo que cuando terminara si no había nadie en los lavabos de los hombres entraría para que nuestros amigos se desahogaran. Cuando entramos nosotros pudimos comprobar que aquello estaba lleno e incluso tuvimos que turnarnos para ir al lavabo, pero mi mujer sin embargo, acabó antes y salió a fuera a esperarnos, entonces se le acercó un hombre y le dijo:
– Hola, señorita.
– Señora que estoy casada.
-¿Qué podría echarme una mano? Será solo un momento.
Neus titubeó un poco pero al final accedió. El hombre le pidió que lo acompañara y se la llevó detrás del pequeño edificio de los aseos, ella al ver que aquello era un sitio estrecho y que no pasaba nadie por que no había nada le preguntó:
– ¿Para que quería mi ayuda?
– Verás, te he visto en el “Sea Odyssey” y me gustaría que me dejaras hacerte algo.
– ¿Qué dices?
– Llevo casi veinte años de casado y ya no me acuerdo de lo que es estar con una chica de tu edad, déjame que te folle y me iré.
– ¡Pero que cosas tienes!..
Neus fue a dar media vuelta para irse pero otro hombre apareció por detrás. Al parecer iban juntos. Mi mujer se los miró y sonrió. Les dijo que la habían pillado en un buen día. Le hizo una paja al primero que vino y el tío no tardó en correrse.
– Vamos a cambiar – dijo con impaciencia el que había aparecido por la espalda.
Los hombres cambiaron y ahora le tocaba al segundo. En cuanto le cogió la polla y le dio dos meneos el pobre se corrió sin poder evitarlo.
Al ver que Neus no salía nos preocupamos, entramos en el lavabo de mujeres y todo, Geremy y Jacob fueron a mirar detrás del edificio y yo los
esperaba allí por si aparecía. Al girar la esquina que daba justo a la parte trasera los dos amigos vieron a un par de hombres que se subían los pantalones. Iban a Marcharse para no molestar cuando reconocieron a Neus.
– Mira Jacob, se está divirtiendo sin nosotros.
Los dos chicos se acercaron al trío y los dos hombres se despidieron.
Geremy y Jacob la desnudaron del todo, mi mujer se agarró al cuello de él y saltó desnuda para agarrarse con las piernas a su cintura con la polla ya fuera, se la metió mientras se morreaban. Jacob, que no quería esperar, la atacó por el culo haciendo así un bocadillo. Neus estaba a cien por todo el placer que le estaban dando, follada por el coño y por el culo estaba en la gloria.
Acababa de oír ese grito de placer y sabía que era de mi mujer, por lo que pensé en ir a buscarla, pero esperé a que ella terminara.
– ¡Neus, como disfrutamos contigo! -exclamó Jacob.
– Y yo con vosotros, seguid follándome así y os daré mi numero para que vengáis a follarme todos los días -dijo ella entre jadeos.
– ¡Me corro… me corro, Neus! – gritó uno de ellos
– Y yo, correos los dos a la vez y seré vuestra esclava el resto del día.
– ¡Yo también me corro!
– ¡Siií… asiií…! – exclamó Neus mientras la llenaban de leche.
-No paréis, correos más, haré lo que queráis, me follaré a todo el parque de atracciones si queréis, incluidas las mujeres!
Vi salir a Neus de detrás del edificio despeinada y sudorosa igual que ellos, le pregunté cómo había ido y ella, con una amplia sonrisa, me dijo que había echado un polvo increíble.
En una próxima carta os contaré la continuación de esta cachonda experiencia.
Saludos.