Relato erótico
Atracción divina
Estaba estudiando Formación Profesional, y al empezar en curso les presentaron a todos los profesores. Cuando vio el de Contabilidad, sintió mariposas en el estómago.
Miriam – MADRID
Hola amigos, hace tiempo que leo vuestras revistas y hoy he decidido contar lo que me ocurrió hace algunos años cuando estudiaba. Por entonces yo tenía 19 años recién cumplidos, y estaba haciendo FP.
Al empezar el curso, nos presentaron a todos los profesores, casi todos eran los de siempre excepto uno, Fernando, que nos daría contabilidad. Era muy atractivo, moreno, ojos azules, 38 años de edad y enseguida empecé a enamorarme de él, como cualquier alumna de un profesor.
Fue pasando el tiempo y yo hacia todo lo posible para hacerme notar, y finalmente nos hicimos muy amigos. Me contaba sus cosas, sus aficiones, que estaba casado y que tenía dos niñas a las que adoraba.
Yo todos los días intentaba tener algún roce con él, le cogía la mano con algún pretexto, le decía algo al oído, todo con la mayor inocencia.
La primera vez que tuve un acercamiento más íntimo fue haciendo cola en un self-service que había cerca del colegio. Había mucha gente esperando para poder pedir, él llegó y al ver que me faltaba poco para mi turno, vino a mí e hizo como si fuéramos juntos y se puso detrás de mí. En ese momento una persona de delante tropezó tirando su bandeja a lo que yo para no mancharme me fui para atrás posando mi trasero en su paquete, me agarró por la cintura y me retuvo junto a él durante unos segundos pudiendo notar como su polla se iba poniendo muy duro, entonces me soltó y no hicimos ningún comentario, como si no hubiera pasado nada. Pedimos una hamburguesa y nos fuimos cada uno por su lado.
La segunda vez fue cuando nos fuimos toda la clase de escapada a una casa rural durante un fin de semana, y aunque no necesitábamos a nadie para que nos controlara ya que no era en horario escolar y éramos mayores de edad, decidimos invitar algunos profesores. Después de cenar nos pusimos a bailar y cuando salió la canción de “Cadillac solitario” de Loquillo le dije que bailase conmigo. Allí estábamos los dos bailando un lento, cuando en ese momento vino un compañero por detrás de mí y decidió bailar con nosotros abrazándonos a la vez. Esto hacía que tuviera el paquete de mi compañero en el culo y que mi sexo y el de mi querido profesor estuvieran juntos y apretados. Yo notaba que me estaba excitando al notar su bulto en mi coño, sentía como su miembro se estaba poniendo duro. En ese momento nos miramos a los ojos y nos sonreímos sabiendo que los dos nos estábamos dando cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Nos pusimos a beber todos y decidimos jugar a verdad o acción. Empezaron con acciones tontas, como ir a coger alguna prenda de alguien de la mochila, enrollar a algún compañero con papel de wc, etc. y al final decidieron hacer uso del armario. Cada vez que alguien decía “acción” le hacían meterse en un armario con alguien del sexo opuesto que ellos eligiesen, estar allí metido durante dos minutos, y que cada uno hiciese lo que quisiera.
Me tocó el turno y pedí acción, la primera vez me dijeron que me encerrase en el armario con un compañero, y durante dos minutos no pasó nada, nada más que hablar, aunque él intentaba besarme. Cuando salimos, dijo delante de todos que era una estrecha y yo miré al profesor riéndome. La segunda vez, me hicieron entrar con él, ya que sabían que no me iba a dejar hacer nada. Nada más entrar nos dijimos hola, nos reímos y me preguntó qué quería que hiciéramos. Yo le contesté que lo que él quisiera, que era suya durante dos minutos.
– ¿De verdad? – me contestó – Pues vamos a probar.
Bajó la cabeza y empezó a besarme y meter su lengua en mi boca, me puso las manos en la cintura y poco a poco fue bajando hasta redondear mi culo y pegarme a él. Notaba su sexo duro, duro. Dejó mis nalgas y sin dejar de besarme, me rodeó un pecho por encima del jersey y como no notaba bien el contacto, decidió levantar y apartar el sujetador. Yo notaba las caricias de sus dedos y finalmente su lengua y sus dientes. Era delicioso. Yo bajé la mano a su bulto y decidí acariciarle. Lo sentía duro pero, desgraciadamente, acabaron los dos minutos y golpearon a la puerta para que saliéramos. Nos pusimos bien la ropa e hicimos como si no hubiera pasado nada, pero ya no tuvimos más oportunidades de estar juntos ese fin de semana, así que todo quedó en la sesión de armario.
Al día siguiente tenía clase con él y me puse muy sexy, una falda corta y un jersey que me moldeaba todo. Mientras explicaba los ejercicios no dejaba de mirarme y yo le sonreía. Al acabar la clase me dijo que al final de la jornada me esperaría en su despacho, que teníamos que acabar lo que habíamos empezado, y le sonreí.
Cuando acabé mi última clase, me fui hacia el wc, me quité las bragas pues quería sorprenderle, y me fui en su busca. Nada más abrir la puerta me sonrío y me dijo que pasara. Cerró la puerta y empezó a besarme a la vez que me estrujaba las tetas, diciéndome que no había tenido una hora de paz desde que me sintió en el self-service y que quería hacerme suya. Metió su mano por debajo de mi falda y se llevó una grata sorpresa al notar que no llevaba nada, y empezó acaríciame el clítoris a la vez que me iba metiendo un dedo. Yo agarré su cinturón y le quité los pantalones. Tenía la polla dura, muy grande, me arrodillé y empecé a chupársela. Él ponía las manos en mi cabeza y me follaba la boca pero, de repente, me cogió por la cintura y me hizo apoyar mi pecho en su escritorio dejando mi culo en pompa.
Le dije que no, que así no, pero no me hizo caso, y empezó a lamer mi agujero estrecho metiéndome también un dedo, y cuando a él le pareció que estaba dilatado, puso la cabeza de su polla y empujó.
Me dolía mucho y le decía que parase, pero él seguía empujando y empujando a la vez que me masturbaba con la otra mano y finalmente entró toda. Yo lloraba de dolor, pero al final ese dolor fue muy placentero.
Así estuvo enculándome un buen rato, hasta que me la sacó y me hizo cambiar de posición poniendo sentada en el escritorio, se agachó y empezó a lamerme el coño. Yo notaba su lengua recorriéndome todo el coño, como entraba y salía hasta que le pedí que me follara de una vez. Entonces se incorporó y apuntado su pene, me la metió de golpe por el coño. Así tuve un gran orgasmo notando como me caía el flujo por las piernas hasta que finalmente noté una gran explosión y vi su cara de placer mientras se corría dentro de mí.
Fue maravilloso y durante ese curso me estuvo follando siempre que podía dentro del colegio y cada vez que me cruzaba con él intentaba meterme mano. Un día entró detrás de mí en el wc y mientras había alumnas en otro lavabo él me subió la falda y me folló, oyendo a escasos metros a las otras chicas. Nos encantaba follar, pero sobre todo el morbo que nos daba saber que nos podían pillar, que hacíamos algo prohibido y que si nos pillaban nos jugábamos mucho.
Besos para todos.