Relato erótico
Ascenso merecido
Trabaja en la empresa de su padre y hacia unas semanas había entrado a trabajar una chica para ayudar en el almacén. Un día le dijo que porque no le hablaba a su padre de ella y lo convencía para que la ascendiera y le subiera el sueldo, de hecho supo “emplearse a fondo” para convencerlo.
Joaquín – Málaga
Hacia unas semanas que había entrado a trabajar en su empresa una chica de veintitres años, un poco choni, que se llamaba Vanesa. La empresa en la que trabajo es grande y se dedica al suministro de material de oficina, entre otras cosas. Yo trabajaba allí por enchufe directo al ser mi padre el jefe de la empresa. Mi función era la de jefe de sección en el almacén y Vanesa había entrado a currar por falta de personal como moza de almacén bajo mi mando. Ya de entrada, la tía demostraba que iba a ser un grano en el culo. Siempre se andaba quejando de todo, llegaba tarde, no prestaba mucha atención al trabajo y luego quería ser la primera en irse. Pero el colmo vino al mes de estar currando cuando se le comenzó a meter entre ceja y ceja el conseguir un puesto más alto en donde, principalmente, cobrase mas. Andaba a todas horas preguntándome por algún puesto superior libre, intentando convencerme de que le hablase a mi padre de ella como si ser hijo del jefe me permitiese hacer lo que me saliese de los huevos. Lo más absurdo era que ella, aparte de ser la última opción, en el caso de que tuviese que ascender a alguien, no tenía ni el bachillerato y la muy tonta pretendía conseguir un trabajo mejor pagado como si solo bastase con intentarlo y no con tener experiencia o titulación ¡¿Qué coño?! Si ni llevaba apenas un mes en la empresa.
-Que no, Vanesa… -le intentaba hacer razonar cuando me persiguió hasta la máquina del café con sus ruegos habituales. Si era yo, con titulación y siendo el hijo del jefe, y solo había conseguido aquel trabajo tan puteante.
-Pues háblalo con tu padre, hazme ese favor -Me pidió como si a mi padre le importarse algo saber quién era ella-
La pobre solo tenía paja en la cabeza. De repente continuó la frase pegándoseme de forma sugerente
-Venga, tú me prometes que le hablaras a tu padre de mí aunque sea un poquito y nos vamos ahora a un sitio en donde no nos vea nadie y te dejo que me folles como tú quieras.
Aquello sí que era nuevo. Ya me había zorreado en otras ocasiones pero esa era la primera vez que eran tan directas. La pobre estaba desesperada y había lanzado su único comodín válido. Le hubiese dado largas sin tan siquiera pensármelo pero me resultaba difícil de lo tan a huevo que me lo estaba poniendo. Me estaba proponiendo follar por una chorrada de favor y sin esperarse a que le hiciese el favor. Lo dicho, tonta la pobre.
Le dije al oído que aceptaba y ella sonrió ilusionada por que aceptase. En seguida salimos de allí y cogimos el ascensor para llevarla a la azotea que era el sitio más seguro para echar un polvo rápido ya que no muchos tienen la llave de la puerta. Yo precisamente tenía llave por que se la pedí a mi padre para escaparme allí a fumar de vez en cuando.
Al salir al exterior, el sol nos dio de lleno. La azotea del edificio estaba llena de tuberías, conductos de ventilación, cajas de luces, etc.… como todas las azoteas del polígono industrial en el que nos encontrábamos. Tomándola por el culo la llevé por un lado para alejarnos de la puerta por si acaso. No esperó a que estuviésemos más escondidos y Vanesa me llevó contra la pared. Su lengua entró en mi boca y la mía la recibió con el mismo entusiasmo.
Tuvimos que parar un momentito de besarnos para que yo pudiese desabotonar la camisa de su uniforme. Sus tetas aparecieron gordas en el sujetador que eché arriba para dejarlas caer. Las cogí con las manos, apretándolas mientras nos besábamos y pellizcándole los pezones que los tenías como chuzos. Ella ya me había abierto los pantalones y me pajeaba el nabo sobre el calzoncillo. Chupé su lengua una última vez y bajé a comer sus tetas, mamándole los pezones y lamiéndoselos sin parar.
Nos estábamos poniendo más calientes de lo que pensábamos en un principio y cuando iba a bajar a comerle el coño ella se adelantó y se dejó caer de rodillas a mis pies. Llevándose un golpe en la barbilla, me dio un tirón de los calzoncillos para que mi nabo saliese afuera como un resorte. Con toda su lengua, me lamió la polla desde la base hasta el capullo en donde se quedó a chupetear.
Me estaba volviendo loco la mamada de Vanesa y de un impulso le cogí de la cabeza cuando se la tragó, dándole una pequeña embestida con la que la obligué a meterse mi polla hasta que sus labios hicieron de tope. Tosió con el ahogo de mi polla y me di cuenta de que me estaba pasando por lo que aflojé, pero Vanesa en cambio continuó mamándomela.
Pegué un resoplido de lo mas cachondo aún que me había puesto con aquello. Si hubiese demostrado toda aquella entrega en el trabajo podía haberse comido el mundo de otro modo que no fuese comiendo pollas.
-Métetela en las tetas y hazme un cubana -Le ordené, haciendo uso de mi derecho a poderle pedir lo que quisiera como parte del trato que la pobre pensaba que iba a servir de algo.
Bien envuelta en sus gordas tetas, mi polla asomaba por arriba a cada subida abajo y arriba que ella hacía con sus tetas. Un primer chorro cayó en su barbilla y Vanesa dejó sus tetas para tragar mi polla y que terminase de correrme en su boca. Su lengua fue recibiendo los demás lecherazos, y notaba como se la tragaba toda. Sus labios soltaron mi polla con un gran ruido de succión.
Descansaba contra la pared, destrozado por su mamada y cubana, mientras ella se fue desnudando delante de mí. Dándose la vuelta y agachándose sobre un altillo de cemento por el que asomaban varias rejillas de ventilación a los lados. Miró hacia atrás exhibiendo su moreno culito y todo su coñito rosado a la espera de que la follase. Me agarré la polla para asegurarme de que todavía continuaba bien dura y avancé hasta colocarme tras ella. Usando dos dedos ahora, la penetré con ellos y los removí en su vagina. Ella se agitó, apretando su coñito y haciendo que su flujo resbalase por mi mano. Me iba a quedar otra vez sin lamer su chochito porque estaba a punto de reventar si no se la metía ya. Me había dejado la cartera en el despacho y con ella el condón pero habiendo llegado tan lejos que ni me pensé parar. Bastaría con estar pendiente para correrme fuera, fue lo que pensé. Hundí todo el capullo en su agujerito y la cogí de la cintura para dejarme caer adelante sobre ella. Mi polla resbaló hasta el fondo, hasta que mis pelotas dieron en sus muslos. Volví a sacarla de nuevo y repetí la operación unas cuantas de veces. Ella me pidió con vicio que la comenzase a follar en serio y metiéndosela de un golpetazo me la comencé a tirar como ella quería.
Menos mal que la había llevado a un sitio vació porque Vanesa gemía sin cortarse nada, jadeando con una especie de afonía. Me la follaba sin le estrujaba las tetas por delante y le pellizcaba los pezones. Notaba que estaba a punto de correrme y dije:
-Me voy a correr ya,… ya casi…
Se separó de mí, se arrodilló y abrió la boca para recibir mi leche hasta la última gota.
En cuanto terminamos, nos arreglamos y bajamos a toda prisa. Me dijeron que mi padre me buscaba. Fui a su despacho y me comentó que había observado el trabajo de Vanesa, que quería subirle el sueldo y pagarle unos cursillos.
Cuando Vanesa se enteró me dio las gracias y me dijo que cuando quisiera podíamos ir a la azotea para celebrarlo. Fueron un cúmulo de casualidades, que me proporcionaron a una amante inigualable.
Saludos para todos.