Relato erótico
Aprendiendo “idiomas”
Este verano fueron unos días a un camping nudista y pasaron unos días fenomenales, se podría decir que fue un intercambio “cultural”.
Amadeo – Barcelona
Hola, Charo, me dirijo a ti para comentarte lo que nos ha ocurrido este mes de Junio pasado a mi mujer y a mí. Somos unos de los muchos seguidores de la revista. Podríamos decir que lo ocurrido fue un intercambio internacional.
Somos un matrimonio de 36 y 39 años, María y Amadeo. Soy un tipo normal, 1,75 con 18 cm de polla y ella la típica rollicita aunque no pasada de kilos, pero con unas tetas bastante gordas con unos pezones rosados, un culo prieto y un coñito arreglado.
Como todos los años, nos escapamos algunos días a un camping nudista, pero este año la cosa fue totalmente distinta. Cuando llegamos al camping no había mucha gente, montamos nuestra tienda y después nos dirigimos a la playa a tomar el sol, darnos unos baños y mirar el ambiente. Al cabo de un buen rato regresamos a nuestra tienda pudiendo observar que a un lado había una roulotte con matrícula alemana y cuyos ocupantes estaban colocando sus cosas.
Eran un matrimonio sobre los cincuenta. El era un poquito relleno pero por lo que observamos tenía un nabo no más grande que el mío, pero se le adivinaba un grosor considerable. Ella era rubia, con unas tetas enormes, tan grandes como las de María y un coño superpoblado de un pelo negro intenso que le cubría todo su coño y alcanzaba una gran superficie hacia su barriga, y un culo bastante grande.
Después de comer tomamos un café, y aproveché para invitarlos, cosa que aceptaron. Lo tomamos en el porche de nuestra tienda. Cuando llegaron nos pudimos entender más con gestos que con el idioma, aún que hablaban un poco de castellano. Más de cerca pudimos observar que a él, cuando se le pusiera a tono, su nabo debería tener efectivamente un grosor considerable.
Después del café nos fuimos los cuatro a pasar la tarde en la playa y a nuestro regreso vimos como, al otro lado de nuestra tienda había una caravana de una pareja de franceses él, de aspecto magrebí, alto, fibroso y que le colgaba una polla que en reposo era más grande que las dos nuestras juntas, pues tendría unos 24 cm o más. Ella era morena, no muy alta, con muy poco pecho comparado con María y la alemana, pero con un coño totalmente depilado.
Durante el montaje tuvieron un pequeño problema y los ayudamos a solucionar el alemán y yo. Estos franceses hablaban y entendían mejor el castellano. Después de la ayuda, no invitaron a un refresco, cosa que aprovechamos, mi mujer y yo, para mirarlo más de cerca y lo que vimos confirmaba lo que habíamos pensado.
Después de esto cenamos todos juntos en nuestro porche, todo en una velada súper agradable pudiendo comprobar cómo al francés se le ponía la polla morcillona mientras miraba las tetas de mi mujer.
El alemán no se quedó corto ya que mientras hablaba y miraba a la francesa, su enorme polla se puso dura y marcando venas. A mí, me ocurrió lo mismo en cuanto la alemana se abrió de piernas y pude ver su rosado chocho.
Esta noche cada uno se fue a descansar a su tienda, pero a la mañana siguiente el francés se fue a la playa con las mujeres y el alemán y yo nos acercamos al pueblo para hacer algunas compras y traernos los periódicos. Mientras él compraba el suyo, yo cogí la revista clima. Una vez en el coche, la ojeó, se rió y mirándome me preguntó que si practicábamos el intercambio. Yo le dije que sí y él también me confesó que lo hacían y que le había encantado mi mujer. Yo también le dije que me había gustado la suya.
Cuando llegamos al camping, entró en su caravana, sacó una revista de contactos y me mostró una foto en la que su mujer estaba haciendo una mamada a un tío en un club de intercambio. Yo también le enseñé una de María realizándole una cubana a un amigo. En esto estábamos cuando llegaron ellas de la playa.
Durante la comida, le conté a María lo que habíamos hablado con el alemán y ella me dijo que le ilusionaba ver el nabo del tío bien empalmado y a mi follarle el culo a la francesa. Por la tarde se lo comenté a los alemanes, que no pusieron reparo alguno. Esa noche el francés nos invitó a ve unos vídeos suyos en su roulotte. Todos nos sentamos como pudimos, el francés al lado de María, el alemán en un rincón con la francesa y yo me senté en un taburete al lado de la alemana.
Las primeras imágenes de la película mostraban a la francesa mamándosela de forma espectacular a un chico, mientras que otro le comía el coño. En un momento dejé de ver la tele y mirando a María pude ver como el francés la estaba besando y con una mano metida en su coño, y como la francesa le tenía cogido el gordo nabo al alemán. Entonces me giré y con delicadeza le toqué el muslo a la alemana pero su primera reacción fue cerrar las piernas. Entonces me levanté y le besé suavemente los labios, ella sonrió, miró a su marido y pudo ver como la francesa le estaba comiendo la polla y los huevos. Entonces ella me besó, me agarró la polla, totalmente tiesa, y se la puse en la altura de su boca y ella empezó una buena mamada.
También pude ver como María le comía la polla al francés pero no se la metía toda en la boca porque le daban arcadas, y también le chupaba los huevos.
Al poco rato, el primero en correrse fue el alemán, después me corrí yo y el ultimo el francés. Fue una “bacanal” de leche y gemidos.
Durante los días siguientes y hasta que nos fuimos, follamos como locos. Fue un intercambio de parejas y “cultural”. Ahora entendemos un poco más el alemán y el francés. De hecho, con los alemanes quedamos que vendrían para navidades a Barcelona ya que tienen una hermana que vive aquí y como quieren alojarse en un hotel, les haremos alguna visita.
Espero que sigáis en la brecha muchos años y prometo que volveré a enviar otro relato. Un beso para todos.