Relato erótico
Andar y “correr” es sano
A él y a su amigo les gusta el senderismo. Quedaron con dos amigas, alquilaron una cabaña y se fueron a su destino. No solo practicaron senderismo, sino que también se “corrieron” y mucho.
Hugo– HUESCA
Querida Charo, te voy a relatar algo que supuso una de las mejores experiencias que he tenido. Desde hace casi un mes salgo con Mery. La conocí en un pub de copas cuyo dueño es amigo mío y frecuento con asiduidad. Ella fue con una amiga suya, Paula. Solían ir bastante por el pub, así que conocían a mi amigo Germán. Eso hizo que me las presentara y entablásemos una larga y distendida conversación. Lo pasé muy bien esa noche cuando Germán cerró el pub, nos fuimos los cuatro a discotecas y después de eso Germán se fue con Paula y yo con Mery.
Una buena noche de sexo fue con la que me obsequió mi reciente amiga y el caso es que durante la noche uno de los temas de conversación fue que tanto a Germán como a mí nos gustaba practicar el senderismo. Ellas decían que podía estar bien pero, que eran de ciudad, y de andar nada. Preferían el coche o el autobús. Nosotros les dijimos que si querían probar. Mery, que era la más lanzada, dijo que sí. Así pues el lunes decidimos salir hacia a la sierra. Elegimos el lunes, ya que Germán con el pub no podía los fines de semana. Llamé por teléfono y alquilé una cabaña en una zona del bosque.
El día que salimos, a pesar de estar a 23 de Octubre, no era un día frío, todo lo contrario, hacía calor. Cuando llegamos a la cabaña que había alquilado decidimos cambiarnos de ropa y aligerar un poco las mochilas. Eso sí, metimos unos chubasqueros dentro de las mochilas. Mery solo había traído pantalones vaqueros así que, como yo tenía unos shorts se los ofrecí para que fuera más cómoda. Paula por su parte iba con unos vaqueros cortos y rasgados y una camiseta ajustada blanca en la que se distinguían claramente sus pezones. Paula es una chica muy mona de cara, con unos ojos verdes preciosos y el pelo corto como un chico, llevaba piercing en la lengua, nariz, cejas y ombligo. Mi amigo Germán también llevaba en la lengua y en las tetillas.
Paula no es muy alta, una estatura normal para las mujeres pero para mi gusto está muy delgada y con pocas tetas. En cambio Mery tiene unos pechos medianos con un culo redondo y apretadito. Su pelo castaño es largo, muy largo. El caso es que cuando salió con los shorts que le había dejado, se le transparentaba todo el tanga, puesto que a mi me molestan cuando juego al fútbol las hueveras y siempre se las suelo quitar a todos los shorts. Por encima, llevaba una camiseta de manga larga remangada por la mitad del antebrazo. Dejamos las mochilas de ellas en la cabaña puesto que con las nuestras bastaba y cogimos los coches hasta el pueblo de abajo, los dejamos allí y comenzamos nuestra caminata rural.
El sendero, en gran parte del recorrido, es estrecho así que ibamos uno detrás del otro en fila. Germán iba el primero, luego Paula, Mery y yo. Mi situación era inmejorable. Delante de mí veía perfectamente el trasero de Mery. Delante de ella, Paula, con sus vaqueros rotos y ese contoneo de caderas me estaba poniendo cachondo. Mi amigo Germán iba haciendo de guía contándonos historias, inventadas claro, acerca de la ruta.
Tras una hora de caminata, decidimos hacer un alto para comer y descansar un poco, momento que aproveché para darle un gran morreo a Mery y manosearle un poco el trasero que había estado viendo durante cerca de una hora. Después de comernos el bocadillo, estuvimos un rato hablando. Habíamos llevado dos botellas de vino, así que el alcohol empezaba a hacer su efecto y la conversación iba desembocando hacia temas sexuales, de lo morboso que sería hacer el amor en un lugar como ese, etc. Pero de momento eso quedó solo en un tema de conversación hasta que decidimos emprender de nuevo el camino, ya que estaba empezando a chispear.
El alcohol hacía que estuviera empalmado viendo los traseros de las chicas y las chicas se habían dado cuenta de que lo que yo estaba admirando no era precisamente el paisaje. Pero parecía que a ellas no les importaba, es más, como la lluvia apretaba, la camiseta de Paula estaba empapada y se le marcaban perfectamente sus pechos. Eso lo utilizaba para de vez en cuando volverse para decirle algo a Mery y mostrármelos en todo su esplendor. La cara de tonto que se me ponía hacía que ambas se rieran continuamente. Mi amigo Germán seguía sin darse cuenta de nada.
Pronto la lluvia empezó a aumentar. Cerca había un puente pequeño que cruzaba el riachuelo y como este no era muy ancho, había un hueco amplio debajo del puente donde decidimos refugiarnos. La verdad es que estábamos empapados. Las chicas no paraban de reírse y se las notaba bastante ebrias.
Allí decidimos esperar a que escampara y al rato me acerqué a Mery para ver si tenía frío y para mi sorpresa su mano buscó mi paquete, preguntándome:
– ¿Te has puesto cachondo al mirar a Paula?
Yo fui sincero y le dije que me había puesto cachondo al mirar a Paula y al mirarle a ella. Entonces sonrió, me dio un beso profundo y acto seguido me dijo:
– Quiero que me folles aquí mismo.
La verdad es que me cogió fuera de juego. No esperaba esa respuesta y me tartamudeaban las preguntas.
– ¿Pero aquí? – dije – ¿Delante de ellos?
No es que me respondiera con palabras pero el hecho de coger mi mano y apoyarla en su sexo húmedo, dejó más que claras sus intenciones.
Mery empezó a pajearme muy lentamente a la vez que nos besábamos. Yo seguía recorriendo su sexo con mis dedos. Iba de atrás hacia delante y viceversa, llegando hasta el agujero de su ano. Ella se estremecía y comenzaba a masturbarme con más brusquedad. Mientras que le besaba el cuello, levanté la vista para ver a Germán y Paula, pues la excitación había hecho que no los hubiera tenido en cuenta.
Pero mi amigo no se había quedado atrás. Paula se hallaba sin la parte de arriba y Germán le lamía los pequeños pechos saboreando y absorbiendo las gotas de lluvia que resbalaban por su piel. Esa escena la verdad es que me calentó aún más si cabe.
Mi imaginación se desbordaba. Comencé a magrear con la otra mano los pechos de Mery. Primero por encima de la camiseta, luego por dentro. Con la otra mano apartaba sus labios vaginales y fui introduciendo un dedo con suavidad en su coño bien lubricado. También de vez en cuando lo acercaba al ano, haciendo pequeños círculos por el borde y lo metía un poco.
Al final no pude aguantar más. Le quité la camiseta a Mery y ella a mí, empezando a desnudarnos. Ibamos tropezando quitándonos la ropa, sin dejar de tocarnos, sin dejar de besarnos y casi sin querer estábamos fuera de la protección del puente. La lluvia no había cesado del todo y caía sobre nuestros cuerpos desnudos.
Mery se arrodilló ante mí y empezó a chuparme la polla y Germán y Paula, al vernos, se despojaron de la ropa, se pusieron a nuestro lado y entre la mamada que me estaba regalando Mery y la que le estaba haciendo Paula a mi amigo a pocos centímetros, me estaba sacando de mis casillas y pronto me vino la sensación de que iba a correrme, pero pensé que no podía orgasmar sin antes obsequiar a Mery con una buena comida de coño así que la levanté y la coloqué como pude encima de una roca. La verdad es que la postura era bastante incomoda, tanto para ella como para mí, pero seguí adelante. Las gotas de lluvia se deslizaban por todo su cuerpo y su sexo depilado con una fina capa de pelo en su monte de Venus me facilitaba la tarea de lamerla hasta la saciedad.
Al rato vi como Paula se ponía a cuatro patas, apoyada sobre la roca donde estábamos situados y Germán empezaba a embestirla por detrás con bastantes ganas. La cara de Paula, con los ojos cerrados y mordiéndose los labios a cada embestida que le propinaba mi amigo, era digna de ver y entonces decidí poner a Mery en la misma posición, quedando ambas una frente a la otra.
Pero la visión de Mery en pompa, mostrándome sus dos agujeros, hizo que siguiera comiéndome su sexo y su ano, aunque pronto, la voz de mi amigo dándoles ánimos a las chicas, hizo que dejara mi tarea y observara qué estaba pasando, me quedé atónito cuando vi a las dos besándose en los labios. Entonces apunté mi polla hacia su coño y la empecé a penetrar sin, dejar de mirar aquella imagen. Al rato le hice señas a mi amigo el cual entendió a la perfección que era una oportunidad que no podíamos dejar pasar. Levantamos a las dos y nos situamos detrás, fuimos juntándolas sin que ellas dejaran de besarse y magrearse y entonces vi a Germán magreando a mi pareja y yo hice lo propio con la suya
Al rato Germán echó hacia un lado a Paula y se puso delante de Mery besándola y magreándola. Mery quedó entre nosotros dos, bien estrujada y tocada pero Paula no esperó y se dirigió hacia mí. Esperaba ese momento desde que me estaba poniendo cachondo durante la caminata. Pero son circunstancias que uno no piensa que puedan ocurrir en la realidad, si no que solo tienen lugar en la imaginación. Estaba tan fuera de mis cabales que empecé a manosearla sin orden ni sentido.
Solo quería saborearla. Pronto me arrodillé ante ella, Paula apoyó una de las piernas sobre la roca y puso sus manos sobre mi cabeza, que se hallaba entre sus piernas lamiéndole el clítoris. Germán, por su parte, había empezado a penetrar a Mery. La tenía en brazos y ella saltaba entre ellos clavándose esa enorme verga. Yo hice lo mismo aprovechando que Paula es más delgada.
Pero pronto empecé a tener una obsesión. Sabía que Germán le había dado por el culo a Paula y estaba claro que por mi no iba a quedar, así pues la bajé de mis brazos, la puse como antes apoyada en la roca y después de unas cuantas penetraciones vaginales, lo intenté con suavidad por el culo mientras con una de mis manos seguía acariciándole el clítoris. Primero la puntita y luego poco a poco fue entrando. Que gusto. Lo cierto es que Paula no se quejó apenas. Pero duró poco. Había sido tanta la excitación que yo estaba apunto de explotar así que se la saqué y me corrí en sus glúteos.
Mi amigo triunfó más que yo pues como todavía no se corría, Paula se incorporó poniéndose al lado de Mery que ya estaba apoyada en la roca. Mi amigo iba penetrando a ambas y yo me situé frente a ellas para que me la mamaran, cosa que hizo Mery en cuanto le puse mi miembro cerca de la cara. Germán, que había visto como había penetrado a Paula por el culo y tras intentos fallidos con Mery, se la clavó a Paula por el ano y se corrió dentro de él.
Tras aquello, nos vestimos con las ropas mojadas y emprendimos el camino. Durante el trayecto lo repetimos otra vez y en la cabaña también. Incluso conseguimos penetrar analmente a Mery.
Saludos de todos y besos de las chicas.