Relato erótico
Amor, sexo y morbo
Lo que nos cuenta ocurrió hace unos años con la que era su novia de adolescencia. Sus padres lo invitaron a pasar unos días en un apartamento en la Costa del Sol. Fueron unos días maravillosos y los recuerda con mucho cariño y mucho morbo.
David – Valladolid
Esto que cuento a continuación pasó en unas vacaciones, en las que me fui con una amiga que se llamaba Alba, una chica morena, con el pelo largo, ojos marrones, unas buenas tetas y sobre todo un culo de infarto que me tenía loquito. Tenía 20 años, ahora mismo tengo 25, Ella tenía también 20 años. Fuimos con sus padres, a Málaga exactamente a Marbella.
Alba y yo llevábamos mucho tiempo siendo amigos con derecho a roce y habíamos estado juntos bastante tiempo, por aquel entonces se puede decir que éramos pareja, conocía a sus padres que eran amigos de los míos y me invitaron a ir con ellos de vacaciones una semana, ya que ese año mis padres no iban a salir de Valladolid. Yo acepté y cuando llegó el día del viaje, salimos pronto de Valladolid para no pillar atasco, ya que era el día 1 de agosto y por esas fechas solía haber bastante gente que salía de viaje para iniciar sus vacaciones.
Yo llevaba unos pantalones cortos, una camiseta azul claro y una gorra, Alba vino con unas mallas cortas que hacían que se la marcase todo su conejito depilado y una camiseta ancha para ir cómoda durante el viaje. La verdad es que estaba muy buena. Colocamos las maletas, nos montamos en el coche y empezamos el viaje. El coche, la verdad, no era demasiado cómodo ya que tenía tres puertas, pequeño y algo antiguo pero por lo menos nos llevaba bien hasta nuestro destino.
Después de tres horas de viaje paramos para tomar algo, también para echar gasolina y para ir al servicio. Los padres de Alba se fueron al bar mientras ella y yo nos quedamos fuera porque quería ir al servicio y le daba miedo ir sola. Nos dirigimos hacia los aseos de la estación de servicio y me dijo ella mientras me guiñaba el ojo y me cogía de la mano:
– ¿Te apetece?
– ¡Pero estás loca! – exclamé – No tenemos tiempo y tus padres se preocuparan si no vamos pronto con ellos.
– Vamos, entra conmigo – insistió.
Entramos los dos al servicio de mujeres. Era para una sola persona y estaba bastante limpio, la verdad, para lo que yo me esperaba. Pasé el cerrojo de la puerta y Alba y yo comenzamos a besarnos como dos locos, con muchísima pasión, mientras ella comenzaba a acariciarme el paquete al tiempo que yo la agarraba de aquel culito prieto.
De pronto ella, bajándome bruscamente la cremallera del pantalón, me sacó la polla y empezó a meneármela cada vez con más fuerza. Me estaba poniendo muy caliente y tenía unas ganas enormes de follármela. Mientras ella me masturbaba, yo la tocaba el coño por encima de las mallitas y creo que se le estaba poniendo muy gordo el conejo. Me la hubiese follado en ese mismo momento así que le quité la camiseta y el sujetador y comencé a comerme sus pezones.
Al rato ella me apartó de sus tetas, se agachó y comenzó a besarme el pecho, luego siguió bajando por el estomago, deteniéndose en mi ombligo, cosa que me encanta. Mientras seguía meneándomela, se metió mis huevos en la boca y no pude menos que exclamar:
– ¡Que gusto… que bien lo haces Alba, cariño!
Ella no dijo palabra y siguió con lo suyo. Se veía que estaba muy cachonda, tanto o más que yo. Luego se metió mi polla en la boca y comenzó a mamármela como solo ella sabía hacerlo, sin parar, poniendo cada vez mas ritmo a su boca, notando yo como jugaba con su lengua dándome un gusto tremendo. Se me puso la polla enorme que casi no le cabía dentro de su boca. Yo le cogía los pezones y eso parecía que le gustaba porque cada vez que lo hacía se la metía más y más adentro, tragándosela prácticamente toda con fuerza.
– ¡Quiero follarte ahora mismo! – le dije, pero ella hizo oídos sordos y continuó con su trabajo – ¡No puedo más Alba… creo que me voy a correr… siií… vamos, no pares ahora… siií… aaah…!
Cuando dije esto, ella comenzó a incrementar el ritmo hasta límites que no podéis imaginar.
– ¡Aaah… me corrroooo… me corrroooo…! – grité.
Entonces ella se apartó un poco para dejar salir todo mi semen de su boca y cuando la miré me fijé que estaba totalmente fuera de si, con toda la corrida saliéndose de su boca. Ella sabía que eso era una de las cosas que me gustaba que hiciese.
Nos vestimos y nos arreglamos para ir hacia el bar donde se encontraban sus padres. Solo habían pasado diez minutos desde que entramos por lo que no sospecharon nada.
– ¿Ya estáis aquí? ¿Qué hacíais por ahí? Os hemos pedido un refresco – dijo su padre
– Nada, hemos estado viendo los alrededores y jugando un rato.
La verdad es que en cierto modo era cierto que habíamos estado jugando. Volvimos al coche para continuar el viaje, otras dos horas más metiditos en el coche y yo no podía dejar de pensar en lo cerda que era Alba y creo que ella también estaba pensando en lo mismo. Por fin llegamos al apartamento, era un 6º piso de un edificio de apartamento, con piscina y frente a la playa. Subimos las maletas y el piso no estaba nada mal, tenía 3 habitaciones, televisión, camas, un sofá… Nos pusimos a deshacer las maletas y a colocar las cosas en los armarios.
– Tenemos que ir a comprar la comida y a ver lo que hay por la zona, ¿queréis venir? – nos preguntaron a Alba y a mí.
– No, nos quedamos, queremos descansar y luego nos bajaremos a la playa – dijo ella sin dejarme abrir la boca.
Yo me temía que ella me tenía algo preparado. Como solo teníamos un juego de llaves nos lo dejaron a nosotros ya que al final les dijimos que les esperábamos hasta que llegasen para irnos a la playa.
– Portaros bien ¿eh? – dijo la madre de Alba antes de salir por la puerta – Volveremos en un par de horas porque nos tomaremos algo… ¿de verdad que no queréis venir?
– No, no de verdad mama que estamos cansados del viaje.
Cuando salieron por la puerta Alba y yo nos pusimos a hablar y -dijo-
– Vaya viaje más pesado ¿verdad?
– Sí, se me ha hecho pesado la verdad, pero lo que más me ha gustado es meterme en el servicio de la gasolinera, me has puesto muy cachondo pero me he quedado con ganas de follarte enterita, eres una guarra que no me has dejado a mí hacer nada.
– Es que estaba muy cachonda y me apetecía comerme tu polla, David.
– ¿Y ahora no te apetece? Sigo muy cachondo.
Nada mas decir esto, me abalancé sobre Alba quitándole la camiseta mientras la besaba, después le quité el sujetador, las mallitas y la dejé únicamente con el tanga que llevaba y que apenas le tapaba el conejo. Ella hizo lo mismo y me desvistió, primero la camiseta dejando al descubierto mis pezones con las anillas, luego me quitó los pantalones dejándome con el calzoncillo y comenzamos a besarnos en el sofá hasta que ella se puso encima de mí, rozando su tanga con mi calzoncillo. Yo tenía la polla a punto de explotar, no podía más, necesitaba follármela.
Entonces la tiré hacia atrás, eche hacia un lado el tanga y comencé a comerle el coño con todas mis ganas, metiendo mi lengua lo más hondo posible. Me encanta comer coños y mientras le acariciaba el clítoris, le metía un dedo en el culo, haciéndole exclamar:
– ¡Sí David… vamos… cómetelo todo, estoy empapada!
Yo seguía con lo mío, comiéndomelo todo de arriba abajo, rozando con mi lengua cada parte de aquel hermoso coño. Después de un buen rato comiéndoselo, me subí al sofá y le puse mi verga en la boca, diciéndole:
– ¡Cómetela… trágatela hasta el fondo!
Comenzó a mamarla como si fuese un biberón, sin soltarla mientras me agarraba el culo con fuerza y empujaba cada vez más hacia ella para que se la tragase. Al rato me quité de encima de ella y poniéndole las piernas en alto comencé a penetrarla con fuerza.
– ¡Aaah… aaah… me vas a reventar… que polla más gorda… aaah… me haces disfrutar, sigue, sigue, no pares, vamos que me voy a correr… siií…!
Ella estaba muy cachonda y comenzó a tener convulsiones y a retorcerse mientras yo notaba como se estaba corriendo y veía aquel líquido blanco salir de su coño a chorros. Se estaba corriendo como nunca diciendo:
– ¡Aaah… no pares, sigue, quiero que te corras dentro!
Ella me pedía más, y yo estaba a mil por hora y me daba morbo la idea de que nos pudiesen pillar sus padres.
– ¡Vamos, me corro Alba, me corro… aaah…! – grité cuando salió toda mi corrida.
Mi polla empezó a dar espasmos de placer pero seguía con la verga dentro y ella seguía haciendo pequeños movimientos con el cuerpo. Nos echamos juntos en el sofá, desnudos, abrazados y así estuvimos un buen rato…
Besos y hasta otra.