Amistad, complicidad y sexo

Tenía una buena amiga que, incluso, cuando se casó, siguió relacionándose con ella. Llegó a ser más amiga de su mujer que de él, había una complicidad entre las dos que al final acabó en un trío salvaje.

Alfonso – Alicante

Supongo, que como cada pareja, todos tenemos una amiga que con el paso de los años se va haciendo amiga de los dos componentes de dicha pareja, aunque al principio fuera de ella o de él, bien, pues en mi caso la amiga era mía, pero como he dicho, después de varios años de tratar con ambos se hizo casi más amiga de mi mujer que de mi, cosa que a mi no me importaba, ya que me gustaba que ellas se llevaran bien.
Nos visitaba tan a menudo como podía, y siempre traía un soplo de aire fresco a nuestra casa, decía que deberíamos salir más a menudo de lo que salíamos, y la verdad, es que tenía razón, solo que la mitad de las veces o bien por pereza o bien por no tener quien nos sacara de casa, pues no salíamos mucho. Pero ese día vino ella con ganas de sacarnos de paseo, pero lo que yo no sospechaba es que mi mujer y ella lo tenían más que planeado. Y así fue.
– El próximo sábado os recojo a las 8 en punto de la mañana y no me valdrá ninguna excusa – dijo ella y sin añadir nada más, se marchó.
Durante toda esa semana mi mujer me estuvo preguntando sobre cambiar nuestros hábitos de sexo, que si con otras mujeres, con otros hombres, que si aquí, que si allá, al fin no le di demasiada importancia ya que ella, es valiente para todo eso, pero le falta le más importante, o sea buscar ese hombre o esa mujer, y yo paso de buscar hombres y mujeres, más que nada por que no creo que sea tan fácil llegar a una mujer y decirle que si quiere hacer el amor con mi mujer y conmigo.
Llegado el sábado, allí estaba nuestra amiga puntual como ella sola dispuesta a llevarnos de camping y hacernos pasar un sábado inolvidable, y yo con ganas de no ir a morirme de aburrimiento y pensando que en casa podía ver alguna peli de sexo, ya que cuando hay niños no puede ser, en fin al no poder escaparme, pues adelante con el invento.
Llegamos al sitio que nuestra amiga conocía, y la verdad no estaba nada mal, era un sitio que cualquier pareja en celo le gustaría conocer, rodeado de matorrales y árboles grandes con buenas sombras y círculos de sol, para tomar lo que te apetezca, si te tumbas en el suelo no te ve nadie, so pena que sepan que esta allí y espíen, claro está.

Bien, una vez descargado el coche y preparado el fuego y las mesas, mi amiga me invitó a dar un paseo mientras mi mujer, con una excusa barata, dijo que se quedaba allí, así que me fui a dar un paseo con ella. No pasaron ni tres minutos andando cuando me preguntó si me atrevía a follarlas a las dos a la vez. Yo me eché a reír y le pregunté a ella si se lo había comentado a mi esposa, a lo cual ella me dijo que sí y que estaba dispuesta. Eso me aclaró a mis las preguntas de toda la semana de mi mujer con relación a cambiar de hábitos de sexo.
Yo, para aprovecharme de la situación y de paso hacer que empezaran ellas, le pregunté si tenían algún numerito preparado, a lo que ella me respondió que sí, que empezarían ellas regalándose todo tipo de caricias y besos como venían haciendo desde hacía más de tres años. O sea lo cual significaba que tanto mi mujer como mi amiga eran y son bisexuales. ¿Será posible…? Y yo deseando ver a mi mujer en una escena de trío con otra mujer yo, hay que ser o bobo o confiado, pero bueno, al menos no me estuvo engañando con ningún otro hombre, que no es poco, pero aun así puedo informar que esas noticias suelen doler y más si quieres a tu mujer como yo quiero a la mía.
La verdad, me enfadé y quise decirle a mi mujer cuatro palabras, pero mi amiga me quitó la idea y me convenció de que era mejor pasarlo bien follando con las dos que discutiendo y encima fastidiándole a ella el rollito, y como esa manera de decirme aquello me hizo mucha gracia, pasé de decir nada y volvimos al sitio donde estaba mi mujer que no sabía que cara poner al vernos llegar. Y como yo estaba de un animo entre mal humor y caliente decidí preguntarles que cuando iban a ponérmela dura viendo a dos lesbianas frotarse y acariciarse sus bonitos cuerpos.
-Queremos que tú seas nuestro señor, queremos ser mis sumisas y además nos encantaba que abusen de nosotras, que nos sometan con órdenes que rayen la humillación y la vejación – me dijo entonces nuestra amiga acercándose a mí.
Yo, aunque con sorpresa, decidí aprovechar su petición para desahogarme del enfado que me habían hecho pillar y mandé a mi mujer que desnudara a nuestra amiga y que no se dejara ni un solo centímetro de su piel sin lamer, que empezara por detrás para que después tuviera más donde explayarse. Ella, sin pensárselo dos veces, empezó a desnudar a nuestra amiga besándola y lamiéndole todo el cuello, hombros, brazos, cintura, pero cuando llegó a aquel culito que tenía nuestra amiga, quise verlo desde más cerca, quería ver como mi mujer se comía aquel culo tan bien formado sin escrúpulo ninguno. Entonces ella, al leerme el pensamiento, me dijo:
-Mírame bien, porque comerme ese culo es como mandarme hacer algo que he deseado desde siempre.

Comenzó a darle con la lengua alrededor del ano, empapando el canal de saliva, mientras nuestra amiga miraba de reojo y empezaba a gemir, para después querer meterle la lengua hasta dentro y follarla con ella. Jamás vi en mi mujer una expresión de vicio tan grande como en aquel momento, tenía una cara de puta que me ponía a mil y como no pude aguantar más, me saqué la polla, que tenía durísima, y se la acerqué a mi mujer para que me la chupara y así lo hizo. Me la chupó y volvió a chuparla, para acabar metiéndola en el culo de nuestra amiga y cogerme ella por detrás susurrándome al oído:
-Así, cariño, fóllatela por el culo, que nadie más que tú lo ha hecho, desvirga a esta putilla por detrás y después me desvirgarás a mí también. ¡Que suerte tienes vas a desvirgar a dos zorras por el culo en el mismo día!
No os podéis imaginar que manera de disfrutar follándome a una amiga de hace años por el culo y que mi mujer me estuviera esperando para que me la follara por el culo a ella también.
Mientras me follaba a mi amiga, mi mujer colocó su sexo a la boca de la misma, se tumbó delante y con un insulto de orden mayor, llamándola puta. Le dio la orden imperativa de que le chupara todo el coño, hasta que llegara a un orgasmo brutal. Yo, como enloquecido de placer, bombeaba a nuestra amiga hasta que sentí que me iba a correr, le saqué el pene del culo para no hacerlo, pues debía aguantar lo máximo posible y haciendo caso a lo que ellas me habían dicho, que querían que yo fuera su señor, les mandé que hicieran un 69, ya que yo nunca lo había visto en directo. Dando vueltas alrededor de ellas veía como se lamían y como gemían a la vez, mientras yo tocaba aquí y allá, donde me parecía, o bien les metía el dedo en el chocho o en el culo y después se los daba a chupar para que vieran que las humillaba e igualmente les daba azotes, sobre todo a mi mujer para, en cierto modo, vengarme del mal que me había hecho.
Una vez que se corrieron, no les dejé que se recuperaran, y les mandé que me chuparan la polla las dos a la vez. Que gusto me daba ver como se peleaban por metérsela en la boca y chupármela. Cuando la tuve lo suficientemente dura, mandé a mi mujer que ella misma se la metiera en el culo y así follarla por él, y a la otra que la ayudara y que cuando la tuviera metida hasta los testículos que me los comiera y también el clítoris de mi mujer.
Así la follé a la zorra de mi mujer por el culo y cuando se quejaba del dolor que le producía le susurraba al oído:

– Calla y agradece que una buena polla se está metiendo en tu culo que es lo que estabas deseando ¿no? Pues folla y calla, y tú, – le decía a la amiga -cómetelos bien que después tendrás tu recompensa.
Así fue y cuando noté que me iba a correr, saqué la polla del culo de mi mujer y les mandé que me la chuparan hasta que les llenara la boca de semen. La saqué y empezaron a chupar, aunque mi mujer se retraía, pero la cogí de la cabeza y le metí la polla hasta dentro y en su boca empecé a correrme, para después hacer que se tragara el semen y a la otra le di lo que sobraba, tragándoselo también.
A continuación nos tumbamos exhaustos entre los matorrales gozando de esta experiencia tan especial, sobre todo con la zorra de mi mujer y la golfa de mi amiga mientras me relamía de los jugos de ambas hembras.
Besos y saludos de los tres.