Relato erótico
Amiga con sorpresa
Tenía que preparar un trabajo para la universidad con su amiga Belén y le dijo que si quería, podía quedarse a dormir en su casa. Aquel día descubrió que su amiga era lesbiana y que ella era bisexual.
Eva – Salamanca
Soy una estudiante de universidad, tengo 21 años, vivo sola en un pequeño apartamento. Una tarde, tenía que hacer un trabajo con una de mis compañeras. Soy alta, de muy buen cuerpo, pelo negro y ojos cafés. Mi compañera, llamada Belén es rubia, de ojos claros, tiene unos pechos grandes y una cola muy llamativa.
Pasamos toda la tarde haciendo el trabajo y cuando terminamos ya era tarde para que se fuera sola, así que le dije que se podía quedar en mi casa, pero tendría que dormir en el sofá, ella estuvo de acuerdo. Como ya habíamos acabado, Belén me dijo que si podía usar el ordenador y yo le dije que por supuesto.
De inmediato entró a una página pornográfica y me hice la despistada hasta que me dijo:
-¿Quieres mirarla?
Le dije que no, se dio la vuelta y siguió con lo suyo.
Yo estaba viendo televisión, cuando la mire, noté que una de sus manos estaba por dentro de su pantalón, y que sorpresa me lleve cuando me di cuenta que estaba viendo porno lésbico. Traté de no prestar atención y simplemente le dije que me iba a bañar porque hacía calor, ella solo dijo que si y siguió en lo suyo.
La verdad y aunque no quería reconocerlo, estaba un poco excitada, así que entre al baño, me desnude y me metí en la ducha. El agua estaba helada, lo cual me bajaba un poco la calentura, de pronto oí la puerta y noté que entraba. Mi corazón latía con fuerza y solo pude decir:
-¿Qué sucede?
Belén me dijo:
-Perdón, pero estoy muy caliente, necesito un baño
De pronto la cortina se abrió y la vi completamente desnuda ante mí. No puedo negar que era hermosa, hasta sentí como mi chocho se mojaba un poco. Ella lo notó y sonrió. Entró a la ducha y yo me aleje un poco. Cuando vio eso me dijo:
– No te asustes, yo no muerdo, a menos que tú quieras.
Ese comentario me dejo sin palabras. De pronto sentí sus labios en los míos, solo pude alejarla y mirarla con los ojos totalmente abiertos. Ella puso su mano en uno de mis senos y lo apretó delicadamente, cuando sentí eso, inconscientemente gemí. Para Belén eso significo vía libre, me volvió a besar, pero con más pasión y exploró con su lengua toda mi boca, yo la volví a alejar y le dije:
-Esto no está bien, yo no soy…
Ella me calló con otro beso, se acercó a mi cuello y empezó a besarlo apasionadamente. Yo estaba muy excitada y tenía ganas de comérmela ahí mismo, así que la agarré de la cintura y la acerque más, nuestros pezones se rozaron y ambas gemimos de placer. Belén me dijo:
-Sabía que te iba a encantar preciosa, déjame chupar esas tetas…
Yo le respondí:
– ¡Hazlo!
Ella se agachó y empezó a lamer mis pezones y a jugar con ellos, yo solo revolvía su cabello mientras el agua recorría nuestros cuerpos desnudos. Luego su lengua bajo y se detuvo un minuto en mi ombligo, metió su lengua. Estaba muy caliente y sin pode evitarle le dije:
-Cómeme el coño…
Belén me miro de reojo y bajo directamente a mi chocho, se arrodilló y con su lengua recorrió cada centímetro de mi coñito, yo solo gritaba de placer.
Se separo un momento y me dijo
-Estás deliciosa amor…mmmm.
Yo no aguante y la ayude a hundir su cabeza en mi coño. Jugó con mi clítoris que cada vez estaba más hinchado, luego metió sin compasión dos de sus dedos y yo me estremecí. Empezó a hacer círculos dentro de mi chocho mientras yo solo temblaba. Suspirando le dije:
-Tres ¡Mete tres dedos!
Y ella obedecido, lo que hizo que por fin me corriera en su cara. Se levanto y volvió a lamer mis pezones, yo la bese en la boca, sintiendo mi propio sabor. Belén me dijo:
-¿Te ha gustado?
-¿quieres saber cuánto? Le conteste, mientras la tumbaba en el suelo. Empecé a besarle la boca, baje por su cuello y luego succione sus pezones que estaban tiesos. Ella gemía y yo con mi mano acariciaba su coño. Baje directo a su clítoris y lo chupe y succioné como una posesa, la metí dentro de ella y oí un grito de placer y se corrió abundantemente.
Aquel sabor era extraño, pero me gustaba. Seguí pegada a su chocho. Le metía la lengua hasta el fondo y volví a dedicarme a su clítoris, mientras le metía dos dedos y la follaba. Se movía sin parar y sus caderas subían y bajaban follándome la boca. Volvió a correrse al menos dos veces más.
Nos levantamos del suelo, y entramos en la ducha para lavarnos, nos enjabonamos mutuamente y nos aclaramos, salí y le di una toalla.
Fui a mi habitación y le dije si quería dormir conmigo. Nos metimos en la cama desnudas y de pronto, con la agilidad de una gatita, abrió mis piernas a tope y metió la cabeza entre mis muslos diciendo:
-Sé que es tu primera vez, y no quiero que la olvides nunca.
Pasaba su lengua despacito por toda mi raja, con una suavidad que me volvía loca. De vez en cuando le daba un par de chupetones a mi clítoris y volvía a lamer. Jamás me habían comido el chocho de aquella forma, y ahora entiendo cuando las mujeres dicen que nadie conoce mejor nuestro cuerpo que nosotras mismas.
Era una locura, cuando agarraba mi pepitilla con los labios y chupaba hasta que me corría… Me corrí por lo menos cinco o seis veces. Tenía el coño tan sensible, que con solo rozarlo me ponía caliente. Fue genial.
Cuando acabó conmigo, me sorprendió ver que tenía ganas de lamerle el chocho y que se corriera. También le “regale” un montón de orgasmos.
Desde aquel día nos hicimos amantes en secreto. Al cabo de unos tres meses conocí al que hoy es mi novio. Me gusta follar con él y le quiero, pero no he podido desengancharme del sexo con Belén.
No creo que se lo cuente a mi chico, a lo mejor no lo entendería y no quiero, por supuesto, perder a Belén.
Un besito de las dos.