Relato erótico
¿Que película hacian?
Una amiga la invitó a ir al cine y dijo que sí. Llegó antes de hora y entró en la sala. Su amiga se retrasaba y en el cine solo habían unas 5 personas, se relajó y empezó a ver la película hasta que…
Isabel – Málaga
Querida amiga Charo, esto me sucedió apenas hace unos años me llamo Isabel, tengo 20 años y soy pasante de abogado, mido 1,68m, peso 55 Kg y tengo un cuerpo que cualquiera de vosotros quisiera saborear. Pero bueno, ahora contaré lo que me sucedió.
Era un día normal cuando me presenté al lugar donde trabajo y todo transcurrió sin novedad hasta que una amiga de allí me invitó al cine después del trabajo. Acepté y quedamos en vernos a las siete, frente al cine. Llegó la hora allí me fui, esperé y esperé pero ella no llegaba, así que me dispuse a entrar yo sola al cine pues ya estaba allí y tenia muchas ganas de ver una buena película. Al entrar en la sala, el cine no estaba muy concurrido, era un martes y ya algo tarde. Ese día llevaba puesta una blusa blanca semitransparente, una chaqueta una minifalda no tan corta, apenas unos 5 ó 10 cm arriba de la rodilla, y tengo que mencionar que no me gusta usar medias pero me fascina la lencería sexy, así que ese día me puse un tanguita blanco de encaje. No es por nada, pero en la empresa siempre babean cuando me ven.
Como digo, en la sala del cine no había casi gente, de hecho yo solo conté como 3 personas y decidí sentarme donde se viera mejor la pantalla, así que me fui casi hasta arriba en medio y sin temor de que alguien me espiara, me quité la chaqueta y desabroché un botón de mi blusa porque sentía algo de calor. Al igual que el tanga que llevaba puesto, usaba un sujetador de encaje y de media copa, o sea que solo tapaba lo indispensable. Al sentarme se me subió un poco la falda pero no pasaba nada, pues no había fisgones ni nada.
A los pocos minutos de comenzar la película entró un hombre de como 35 años más o menos y no le presté atención pues se sentó más atrás de donde estaba yo, pero después de un ratito vi que estaba sentado detrás de mí. Eso no me causó molestia ni preocupación ya que se veía inofensivo, no tenia mala apariencia ni era feo, pero sin darme cuenta la falda se me subió casi hasta arriba, estaba oscuro y no se veía pero en es eso, el tipo de atrás me preguntó:
– ¿Por favor, puede contarme el comienzo de la película? Es que llegué unos 20 minutos ya empezada la sesión.
Sin esperar mi respuesta, de un brinco se pasó a mi lado, y brevemente le conté lo que se había perdido pero, de manera disimulada, me di cuenta que me miraba las tetas y en ocasiones bajaba la mirada para ver lo que él pudiera de mis muslos y eso me comenzó a excitar.
Ya llevaba tiempo de “secano” desde que había terminado con mi novio y eso genera mucho deseo sexual. El cine era de esos que el apoya brazos se puede levantar y desde que llegué al local todos estaban levantadas, y como no compré nada para comer o beber, así lo dejé. En los siguientes minutos mi cachondez se elevó, ¿por qué?, no lo se, así que disimuladamente desabroché el siguiente botón de mi blusa, dejando casi al descubierto mis tetas. Yo, estaba que ardía, no aguantaba más, pero realmente yo nunca me había comportado así, o no sabía bien como dar el siguiente paso, pero entonces, sin darme cuenta y tratando de disimular para que él se pudiera deleitar con la vista, oí como se bajaba la cremallera del pantalón.
Lo hizo lentamente para que tampoco me diera cuenta, pero el caso es que sí lo oí. Los dos disimulábamos y estábamos a punto de explotar, yo con las tetas casi fuera y la falda hasta arriba, con las piernas un poco abiertas y él con la cremallera abajo y seguramente con su polla bien erecta.
Colocó una mano que en mi pierna y rápidamente la pasó por detrás de mi cintura y su otra mano entre las piernas, a la vez que me plantaba un beso de tornillo en toda la boca. No hice nada más que disfrutar de él como nunca mientras, su mano pasaba por detrás de mí, acariciando mis caderas y espalda y la otra se deleitaba acariciando mis piernas y tocando por encima de mi tanga. De pronto dejó de acariciar mis piernas para seguir con mis tetas, primero sobre la blusa pero enseguida desabrochó los que faltaban y se deleitó sobando y toqueteando mis pechos. Era un sueño, yo ya no aguantaba y esperaba el momento para meterme en la boca esa cosa que salía de su pantalón.
Estaba semi desnuda, pues la blusa ya estaba en el asiento, el sujetador me lo había quitado y la falda me la subía cada vez más con sus manos. No paraba de acariciar todo mi cuerpo y en eso, mientras me daba un beso y antes de que se volviera a su faena, agarré su polla, que estaba muy dura, ya algo mojada y que se estremeció cuando se la cogí. Yo seguí besándolo y bombeando su miembro, él se dejaba “querer”.
Ahora era mi turno, así que comencé a bajar besándole el cuello y así poco a poco, él entendió que era lo que seguía y así pasó. Llegué hasta su polla, erecta a tope, era hermosa debía tener unos 18 cm y bastante gruesa. Eso me fascinaba y sin demorar un segundo, se lo empecé a chupar. ¡Como gozaba tenerla en mi boca y saborearla, era delicioso! Chupaba y chupaba mientras él, claro, terminó de desnudarme, me quitó la falda sacándomela por arriba y ya solo quedaba mi tanga, que ya no era un obstáculo pues simplemente la hizo a un lado y comenzó a penetrarme con sus dedos.
Chupaba sus dedos antes de metérmelos para facilitar la penetración, mientras yo estaba en lo mío, comiendo esa cosa que estaba buenísima. Ahora era el momento de dar el siguiente paso, me incorporé y desnuda solo con el tanga, dejé que me lo quitara, se arrodilló en el poco espacio que hay entre una fila y otra y me comió el coño, pero para disfrutarlo más, subí mis piernas en las butacas de enfrente ya sin importarme si alguien se daba cuenta de lo que sucedía. Metía sus dedos y su lengua alternadamente en mi vagina y ano. Los dos tratábamos de contener los gemidos y expresiones de placer, era casi imposible pero lo lográbamos y después de saborearme toda y ya haberme penetrado con su lengua y dedos, solo faltaba que me penetrara con lo más excitante. Y así fue.
Así en la posición que estaba, me la metió toda de un empujón y ahí sí que ya no pude más y grité todo mi placer. Cada vez más fuerte y más cachonda gritaba y cual fue mi sorpresa que la gente que allí estaba viendo la película, estaban ya en las filas de enfrente, de al lado y de atrás mirándonos a una cierta distancia, sin pretender nada, “aún”.
Eran dos muchachos de unos 18 años y una chica de 25. Con la poca luz del cine y la luz de la pantalla solo distinguí que era mujer por el cabello, la forma del cuerpo y la ropa, que claramente se veía que llevaba falda. Yo me puse más caliente al ver eso, que otros se deleitasen de ver como nos dábamos placer este desconocido y yo. Él también se dio cuenta pero ya nada importaba más que el placer que sentíamos. Luego cambiamos de posición, él se sentó y luego yo en él de frente. Era un espectáculo increíble el que le dábamos a esos desconocidos. El seguía vestido, solo tenía la polla fuera, pero yo estaba completamente desnuda como una puta cualquiera.
Siguió bombeando solo un poco más y me sentó a un lado, llena de semen por dentro y cachondísima. De pronto uno de los chicos que se había posicionado en los asientos de atrás, me sujetó la cabeza y sin más me metió la polla en la boca. Era un poco más pequeña, pero igualmente de dura y yo, todavía excitada, se la chupé sin importar ya absolutamente nada. Noté que alguien me estaba comiendo el coño, sin importar que estuviera chorreando semen del otro tío. Me estaban dando placer, pero como no podía girarme, no sabía quien era, pero lo que me hacía era mejor que lo que me hizo mi primer desconocido. Era muy excitante, yo chupaba una polla y alguien me chupaba la raja.
Al poco rato, el chico al que le estaba haciendo la mamada, me llenó de leche la boca, hasta la garganta. Estaba más cachonda, no lo podía creer, el chico me la sacó, se sentó y yo me iba a incorporar para seguir disfrutando de ese sexo oral, cuando de pronto otro chico también me sujetó de la cabeza y me metió la polla hasta el fondo. Este era más impetuoso y no solo esperaba que yo se la chupara, sino que me la metía y me la sacaba como si me estuviera follando, solo que por la boca.
Fue inolvidable, ya no sabia que sentir, por la boca me la metían, y por abajo me la chupaban, y fue cuando me di cuenta quien me estaba comiendo el coño. Agarré la cabeza de quien me metía la lengua de una manera tan perfecta y para mi sorpresa era la joven que había visto a lo lejos. ¡Ella era la que me hacia una lamida tan exquisita! Sin demorar tanto, el tercer tío al que le mamaba la verga, también terminó en mi boca llenándomela nuevamente de semen.
Ella seguía dándome tanto placer como podía, ahora alternando lo oral con una penetración. Primero metía un dedo, luego dos, y después maravillosamente me metía hasta tres dedos. Era algo enloquecedor. De pronto, me metió algo que no eran sus dedos, no lo vi pero seguro era uno de esas pollas de plástico. Después de eso ya no tardé mucho en tener otro orgasmo, porque me metió la cosa esa por mi raja, mientras me chupaba y lamía mi clítoris y labios y con su otra mano me acariciaba las tetas y alternadamente me metía sus dedos por mi culo.
Fue alucinante y embriagante sentir todo eso a la vez y el saber que te lo hace una desconocida es mucho más excitante. Al darse cuenta que yo ya había terminado, ella se metió por debajo de la falda el pene de plástico, que antes me metió a mi, y se empezó a dar placer mientras seguía comiéndome el coño.
Yo seguía excitada pero ya no podía más, solo dejé que ella siguiera en la suyo y en lo mío, claro, hasta que al cabo de unos minutos terminó con un grito de placer y se enderezó para besarme. Fue un beso con sabor a mí, de tanto que me chupó. Ese beso sabía a mí. Luego se me sentó encima, me volvió a besar y yo, ya un poco repuesta, la agarré de la cintura y le acaricié los pechos, le subí un poco la falda y siguieron sus piernas, terminando en su culo, que estaba mojadito, le metí un dedito y ella gimió de placer, enseguida llegué a su raja y estaba dilatada y súper mojada, por lo que no dudé y le metí mis dedos, uno a uno, y exploré cada parte de su culo y de su vagina con mis dedos, proporcionándole tanto placer como ella a mí. Luego la senté y ahora era mi turno, pero al sentarla vi que era “mi amiga”, la que había quedado de ir conmigo a ese cine. Eso ya no importaba ahora, incluso era mejor.
Entonces le pedí su juguete para hacer lo propio con ella, accedió y antes de metérselo, la comencé a desnudar. Era lo justo y sin más ni más la despojé de su ropa, y mientras yo la penetraba con su juguete por su raja y por atrás de manera alternativa, uno de los jóvenes se la metió por la boca. Chorreaba y gritaba de placer, yo no me quedaba atrás porque eso a mi también me excitaba. Ya faltaba poco para que la película terminara, así que se corrieron los dos jóvenes y ella y yo también. Fue algo inolvidable, y después de esa experiencia espero que no sea la última.
Por cierto, el cine era de un familiar de mi amiga y lo había abierto solo para nosotros. Cuando me lo contó comprendí porque no había pasado nada con el follón que montamos.
Besos para todos.