Relato erótico
Viva la informática
Es técnico de ordenadores y por su trabajo siempre va con algún cable u ordenador encima. Su vecina se lo cruzó por la escalera y le dijo que quería comprarse un ordenador y si podía aconsejarla. La aconsejó y algo más…
José – Ciudad Real
Hola querida Charo, te escribo por primera vez ya que nunca me había ocurrido nada interesante en mi vida sexual para poder mencionarlo en tus magníficas revistas.
Para empezar diré que soy un chico de 35 años, que llevo ocho leyendo todas las semanas tu revista y que tengo una buena colección de ellas. El tema empieza con mi vecina, una mujer de 45 años, alta 1,70 mas o menos, 74 kg, lleva el pelo teñido color caoba, tiene unos pechos muy prominentes y grandes, unos labios muy sensuales y un buen culo que me vuelve loco.
Yo siempre la he tratado como se tratan a las vecinas del mismo bloque de pisos, con educación y siempre atento a las necesidades que puedan tener. Yo soy técnico de ordenadores y mi vecina Mercedes, que además quiere que escriba el relato para que, cuando lo lea, se haga unas buenas pajas.
Pues bien, un día, al verme siempre cargado con cables o con pieza de ordenador, se interesó por mi trabajo y al explicarle yo lo que hacía me dijo que pensaba comprarse un ordenador para no aburrirse ya que vive sola. El caso es que quería que la aconsejara sobre la compra de un Pc y yo le indiqué lo que debía hacer. De eso hace dos meses y cuando lo tuvo, como buen vecino, me puse a instalarlo y claro está, entre sacar el Pc de las cajas y colocarlo en la mesa de la habitación que tiene de estudio, en algunos momentos nos rozamos el cuerpo, su culo con mi paquete, que ya estaba duro porque Mercedes se merece que uno esté preparado para darle placer en cualquier momento, o sus tetazas en mi espalda y como yo no soy de piedra, me empalmé.
Yo seguía con mi labor hasta que noté que ella se pegaba más en algunas ocasiones y hubo un momento en que me tuve que agachar para enchufar los cables pero ella me dijo que primero iba a quitar todas las cajas que tenía debajo y claro, se agachó y como llevaba una minifalda amplia, al hacerlo se le subió bastante hasta que me enseñó todo el culo y pude ver que, aparte de tener un muy buen trasero, llevaba un tanga muy diminuto, ya que apenas se le notaba. Yo, al principio creí que no llevaba nada.
Cuando acabé con toda la instalación, me puse a enseñarle como funcionaba. Mercedes se pegaba mucho a mí entre la visión de antes y el esfuerzo de colocarlo todo bien yo empezaba a tener mucho calor. Al rato, mientras seguía con mis explicaciones, Mercedes me pegó las tetas al antebrazo. Mi polla ya no aguantaba más y me dolía en la postura en la que estaba así que le dije:
– Mercedes, ¿me puedes indicar el baño para refrescarme?
Ella me indicó donde estaba y yo fui al baño para colocarme la polla bien para que no me doliera, pues tenía los huevos pidiendo guerra y mi polla ya no aguantaba más y me eché agua por la nuca para refrescarme. Estaba ardiendo de calor exterior e interior. Volví a la habitación y Mercedes notó el paquete que yo tenía y sonrió. Entonces me sorprendió pidiéndome que la metiera en una página porno para saber como era eso de Internet y yo totalmente decidido le abrí una página de maduras que casi todos los tíos conocemos. Al rato le pregunté si le gustaba y ella, por toda respuesta, empezó a tocarme el muslo subiendo hacia mi polla. Le puse otra página en la cual salían un montón de tíos cachas con buenas pollas y la verdad es que no la miró mucho, estaba más pendiente del bulto de mi pantalón por lo que apagué el Pc e hice lo mismo que ella, le puse la mano en su muslo y la empecé a subir. Mercedes empezó a gemir y fui subiendo buscando encontrarme con su tanga, y lo encontré pero muy mojado, tanto que creía que se había meado, pero de gusto. Mi polla pegó un tirón ya que la muy caliente de Mercedes estaba metiendo su mano dentro de mi bragueta y entonces yo me puse a besarle el cuello y las tetas pues ella ya se había desabrochado la blusa y como no lleva sujetador, saltaron fuera con los pezones duros. En ese momento, ella me dijo:
– ¿Por qué no te vienes a un sitio más cómodo?
– De acuerdo, pero yo no quito mi mano de aquí – le dije ya que tenía metidos tres dedos dentro de su coño, que estaba muy jugoso.
Me llevó a su dormitorio y allí le saqué los dedos del coño para sacarle la falda y el tanga, y ella me dijo al acabar:
– Vuelve a meterme los dedos que estaban dándome un gusto terrible. ¡Que me tienes ardiendo!
Le abrí las piernas y empecé a hacer lo que me gusta en una mujer caliente, comerle el coño suavemente, empezando por los labios superiores, pasando mi lengua y mi nariz, Mercedes suspiraba y gemía, por lo que empecé a chuparle los labios inferiores y le metía la lengua en el chocho. Me reservaba el botoncito del clítoris para el final. Ni que decir tiene que yo tenía mi polla durísima y Mercedes me decía que se la dejara chupar pero yo le dije que todavía no, que al menos se tenía que correr dos veces con mis caricias. Y vaya si lo hizo, se corrió y su coño sabía a gloria, todo jugoso y sacando jugos sin parar. Entonces le di mi polla.
Decir que mi polla es normalita pero a las mujeres les encanta. Mide tan solo 16 cm, pero 7 de diámetro, por lo que tengo una polla gorda y lo que más le gusta a Mercedes es que tardo bastante en perder la dureza y en correrme.
Estábamos haciendo un buen 69 cuando le dije que tenía ganas de que me cabalgara y enseguida se puso encima de mi y lentamente se fue metiendo mi polla en su encharcado coño, corriéndose con tan solo metérselo por lo que dejé que ella llevara el ritmo de la follada y cuando se recuperó de su corrida empezó a saltar en mi polla muy fuerte y me dijo:
– Quiero correrme todas las veces que mi ex nunca me llegó a hacer.
A los pocos minutos se volvió correr y mi polla ya entraba y salía sin ningún problema por lo que le dije:
– Mercedes, quiero follarte como a mi me gusta, y es que yo empiezo con un ritmo suave, pero no acabaré hasta que me lo pidas por favor y si te corres yo sigo con el ritmo o lo aumento y me da igual que tengas agujetas en el coño, ¿vale?
Ya sé que es una vacilada, pero me cambié de postura y la puse a cuatro patas, la cogí de las caderas y empecé a follarla sin descanso notando que se corría y en vez de parar para que se recuperase, lo que hice fue seguir metiéndosela pero más deprisa notando en mi capullo como corrían sus jugos. Así estuve durante un buen rato y de pronto dijo:
-Acaba cuando quieras, pero échamelo dentro, que quiero sentir tu leche dentro de mí.
Empecé a follármela muy lentamente pero ella me decía:
– ¡Métemela más rápido, más fuerte, haz que te desee durante mucho tiempo!
Pero yo seguía muy lento ya que mi polla entraba muy fácilmente en su coño por todas las corridas que había tenido, y así estuve hasta que ella me clavó las uñas en mi culo y me gritó:
– ¿¡Quieres follarme de una puñetera vez!? ¡No lo aguanto, necesito correrme sintiendo tu leche dentro de mí con tu pollón, taládrame, hazme chillar de placer, pero por favor, destrózame el coño y te daré mi culo virgen, pero fóllame de una puta vez fuerte y rápido!
Yo, mientras me decía todo esto, seguía metiendo y sacando mi polla lentamente hasta que empecé a decirle:
– Te voy a follar como quieres, como la y viciosa que quieres ser, pero ahora déjame que te folle como a mi me gusta y tu culo lo dejamos para otro día, que no lo vas a aguantar. Hay que ir abriéndotelo poco a poco y de eso me encargo yo, si quieres.
Me puse a follarla y me corrí en su coño, que estaba como un lago por sus corridas. Cuando acabé me tumbé encima con mi polla todavía en sus entrañas notando sus palpitaciones dentro de su coño. Ella no podía hablar, solo gemía de placer. Le pregunté que como lo había pasado y me dijo:
– Quiero que me folles todos los días que te de la gana, quiero que me folles como hoy. Mi boca, mi coño y mi culo son para tu polla y espero que me llenes con ella y con tu leche cuando lo desees.
Cuando me dijo esto, mi polla se puso de nuevo dura y sin ningún miramiento se la introduje de nuevo y volvimos a la batalla, pero esta vez se tragó mi leche por la boca. Acabé saliendo de su casa a las siete de la mañana, menos mal que era domingo.
Dentro de poco ya os contaré la cena de navidad que me montó, en la cual aparecieron unas vecinas del bloque, que yo nunca hubiera creído que les gustara follar entre ellas, pero eso repito, será en otra carta.
Un beso para ti y para todos los lectores de esta estupenda revista.