Un buen tamaño

Es un clásico, el marido quiere que otro hombre se folle a su mujer y ella dice que no. En este caso él, tomo la iniciativa, y colgó un contacto en internet. Entre varios hombres que contestaron, a su mujer, le sedujo un chico con una buena herramienta.

José – Málaga
Somos una pareja de 34 y 37 años, llevamos 10 años juntos, con una vida sexual plena, pero desde hacía unos cuantos años, me atraía la idea de ver a mi mujer follando con otro hombre, se lo proponía a ella cada vez que follábamos, dado que era el momento más vulnerable que tenía por la excitación, pero siempre se negaba rotundamente, así me pase años y su respuesta siempre era NO.
Llegue a pensar que yo era una persona rara por querer ver a mi adorable esposa en brazos de otro y con otra polla incrustada en su chocho, pero con la llegada de Internet y leyendo los relatos, me di cuenta que había muchos hombres tan “raros”.
Hace como un año o algo más, el no ya no era tan rotundo como antes, esto me dio alguna esperanza así que yo seguí machacando sobre lo mismo, e incluso alguna vez me dijo que ya veríamos, que se lo tenía que pensar, y esa fue mi oportunidad.
Como tengo varias fotos de ella desnuda, entré en la página web de contactos e inserté un anuncio enviando una foto suya desnuda muy explícita para animar a los posibles machos que quisieran follársela. Pedíamos un hombre muy bien dotado (condición indispensable, quería verla con una buena polla, para una normal, tenía la mía).
Nos contestaron bastantes hombres, los fui seleccionando y me quede con los que mejor polla tenían. Un día sentados ambos ante el ordenador abrí mi correo y al ver los correos que tenía guardados me pregunto que era y le expliqué que había puesto un contacto para ver si era verdad que contestaban y había tenido mucho éxito, le enseñe las fotos que habían mandado, todas eran muy explícitas, en todas se veía perfectamente las pollas en toda su dimensión y ella quedó gratamente sorprendida.
– ¿Existen pollas tan grandes? Pues con una de esas metida dentro tiene que ser una gozada…- comentó.
– Si quieres podemos aprovechar la ocasión y contestar al que más te guste- dije.
Se quedó pensando un rato y al final se convenció para probar y cumplir mi fantasía. Le fui enseñando las fotos para que eligiera y al final se decidió por un joven de 20 años que estaba muy bien en todo, y su herramienta era de las mejores (22x6cm), más que suficiente para gozar a gusto tanto ella metiéndosela, como yo viéndolo, con el morbo añadido de la juventud del chaval y quizás su inexperiencia, pues según decía en su correo solo había follado un par de veces con alguna de sus amigas tan inexpertas como él.
Nos pusimos en contacto con él y quedamos para dos semanas después. Como el chico era de Málaga y mis suegros tienen un apartamento en Benalmádena, nos venía estupendamente bien para el encuentro.

Nuestros dos hijos se quedaban en casa con mis suegros y nosotros con el pretexto de ir a hacer algo de limpieza en el apartamento, nos marchábamos solos. Nos citamos para un viernes por la tarde/noche en un restaurante del puerto con el fin de cenar juntos e ir intimando.
Cuando apareció el chico, nos sorprendió gratamente, la verdad es que era muy atractivo. Después de las presentaciones, pedimos la cena y charlamos de nuestras cosas, hablamos un poco del tema que nos había traído hasta allí y a todos nos pareció bien el realizar esa misma noche el primer contacto carnal. Finalizada la cena nos fuimos a uno de las disco pub que hay en el mismo puerto con el fin de que mi mujer se fuese soltando, pedimos unas copas y mi mujer me pidió que fuera a dar una vuelta para que se quedaran solos y poder hablar, porque delante de mí quizás no fuera lo mismo y así podían bailar los dos y soltarse un poco.
Con el pretexto de ir a por tabaco, los dejé solos y me coloque en la barra para observar como se desarrollaban los acontecimientos. Al principio hablaban sin el más mínimo síntoma de acercamiento, llegué a pensar que ella no estaba por la labor, pero por suerte me equivoqué, se levantaron y se pusieron a bailar lento, al principio un poco cortados pero a medida que avanzaba el baile se fueron calentando y empezaron a juntarse, él la abrazó fuerte contra su cuerpo y empezó a besarle el cuello, ella se dejaba hacer y le correspondía a sus caricias. Del cuello paso a su boca primero tímidamente y después con pasión se devoraban la boca, entrelazando sus lenguas, le tocaba el culo y la apretaba contra él para que notara su polla.
A estas alturas tenían que estar como una plancha los dos, porque yo ya lo estaba. Se dieron un buen filete en la pista de baile, después se sentaron y en la mesa siguieron con el magreo, incluso le metió la mano por el escote de su vestido y le toco las tetas allí mismo, y ella le empezó a tocar el paquete por encima del pantalón. Cuando llevaban un rato así me decidí a presentarme, pues yo también quería participar de aquel festín. Cuando me vieron llegar, se separaron un poco como si no hubieran roto un plato en su vida, me senté junto a ellos y les pregunté como iba todo, me contestaron que muy bien, les propuse marcharnos al apartamento para seguir allí, sin testigos y los dos estuvieron de acuerdo.
Nosotros nos fuimos en nuestro coche y el chico nos siguió en el suyo. Por el camino le pregunté a mi mujer que le parecía la cita, me contestó que le gustaba, que se habían besado y que le tocó las tetas y ella el paquete, que se había puesto bastante caliente.

Para comprobar el grado de calentura, le metí la mano entre las piernas, subiendo hasta su coño y efectivamente se había puesto caliente, tenía las bragas empapadas de sus jugos vaginales. Pensé que la cosa iba bien y que por fin podía ser un cornudo consentido, esa noche un semental joven iba a montar a mi esposa, en mis narices y con mi ayuda, poniéndome un buen par de cuernos.
Llegamos a la puerta, aparcamos, entramos, nos servimos unas copas y empezamos a hablar. Ellos no se decidían a dar el primer paso así que me levanté, me acerqué a mi mujer la levanté y empecé a desnudarla lentamente para que viera el cuerpo tan hermoso que tiene y entonces le dije:
– Cuando quieras, te puedes unir a la fiesta.
Empecé a besarla y a quitarle el vestido, se lo solté de los hombros y empezó a caer al suelo, me di la vuelta y me coloqué a sus espaldas sin dejar de besarle el cuello y tocarle las tetas desde atrás, el todavía seguía sentado pero en su pantalón se notaba el bulto de su polla deseando se salir a tomar el aire. Le solté el sujetador y entonces él no se pudo resistir, se levantó, se acercó por delante, fue directamente con su boca a las tetas de mi mujer y empezó a comerle los pezones alternativamente, intercambiando con besos en la boca con lengua y todo, mientras con las manos le sobaba las tetas. Se separó un poco de ella y terminó de bajarle el vestido, que lo tenía en la cintura, la fue besando por las tetas, la cintura, el ombligo y se detuvo para quitarle las bragas, se quedo perplejo ante la aparición del chocho tan hermoso de mi esposa.
Yo mientras tanto me había desnudado y por detrás le tocaba las tetas y le restregaba mi polla en el culo, ella echaba su mano hacia atrás y me iba haciendo una paja, él estaba como hipnotizado mirándole el chocho y solo se atrevía a tocárselo suavemente con los dedos, hasta que mi mujer le pidió que se lo comiera, no se hizo de rogar, acercó su boca hasta el cocho, con los dedos le separo los labios vaginales y aplicó su lengua dándole un buen repaso y recogiendo todos los jugos que ella desprendía.
Propuse retirarnos al dormitorio, que allí estaríamos más cómodos, y así lo hicimos. Mi mujer y yo nos sentamos en la cama besándonos, le dijimos que se desnudara, se quedo solo con el calzoncillo ya que se encontraba cortado, mi mujer le dijo que se acercara, lo colocó delante de ella y cogiendo los calzoncillos por los lados le dijo:
– Vamos, ya es hora de que vea si realmente esta polla es como en la foto.
En esos momentos dio un tirón hacia abajo y la polla salto como si tuviese un muelle. Si él se quedó perplejo cuando vio el chocho de mi mujer, ella no fue menos cuando vio el pedazo de rabo que tenía ante sus narices. En vivo y en directo era bastante mejor (hasta a mí me dio envidia de tener una polla como esa), la cogió con las dos manos y se la pajeó un poco, le echó la piel del capullo para atrás, acerco su boca y empezó a pasarle la lengua por el capullo para después ir metiéndoselo despacio hasta que desapareció casi toda dentro de su boca. Se la sacó y mirándome me dijo:

– Empieza a disfrutar mirando como me la como y ves preparando la frente porque te van a salir un buen par de cuernos.
Se la volvió a meter toda y le hizo una buena mamada. Yo no podía apartar mi vista de su boca y estaba apunto de correrme a la misma vez que le tocaba las tetas, el chaval dijo que no aguantaba más y que si no lo dejaba se iba a correr, entonces ella se la sacó de la boca, me miró y me dijo:
– Lo siento cariño pero esta leche me la voy a tragar toda.
– Él es tu macho ahora y tú su puta, yo solo soy un espectador, haz lo que quieras – le contesté.
Se volvió a meter aquel pollón y con dos nuevos chupetones, el chico empezó a correrse. Ella se la metía más para no desperdiciar ni una gota. Cuando termino de tragársela, se acercó a mí, me dijo que me tumbase en la cama para comerse también mi polla, mientras él por detrás le comía el coño. Me hizo una buena mamada hasta que me corrí en su boca.
Se giró y empezó a besarse con el chico, mezclando todos los jugos, me acerqué a besarla, pues también quería probar esa mezcla de jugos. Carmen le dijo al muchacho que quería sentir su polla dentro de su coño, y sin pensárselo, la acostó boca arriba en la cama y se metió entre sus piernas, entonces me acerqué a la mesilla de noche, le di un condón y le pedí que se lo pusiera. Se lo puso, volvió a meterse entre sus piernas y yo me acerqué todo lo que pude para ver en primera fila como aquel pollón entraba en el chocho de mi mujer.
Él empezó a restregarse de arriba a abajo de su raja y yo veía como los labios de su chocho se separaban esperando recibirla entonces ella le dijo:
– ¡Vamos fóllame de una vez y no te entretengas más! ¡Quiero tenerla toda dentro hasta que choquen tus huevos en mi culo!
Él obedeció la orden de ella y empezó a montarla. Cuando vi como iba entrando y como se dilataba su chocho, me puse como una moto, estaba empalmadísimo. Se la metió toda entera, como ella le había pedido. Yo creía que no podría con semejante tranca, no por lo gorda, sino por larga, le tenía que llegar el capullo a la garganta… Él seguía con el mete y saca y se notaba que estaba disfrutando de la puta que le había proporcionado, mi adorable esposa, le había dado en bandeja a este semental joven.
Ella estaba como una posesa, lo rodeó con sus piernas para que no se le escapara, el chaval dio un resoplido y se pego a ella metiéndosela aun si cabe, se quedo quieto señal inequívoca de que se estaba corriendo, ella también se corrió estrepitosamente, mientras se besaban dándose lengua hasta quedar rendidos uno sobre el otro hasta que la polla se salió sola del coño, que por un momento se le quedo abierto por el vacío que produjo la salida de aquel aparato monstruoso. Cuando descansaron un poco, se salió de encima y entonces ocupe su lugar y metí mi polla en su chocho chorreante, con todo el calentón, me corrí rápidamente.

Así estuvimos todo el fin de semana, todos disfrutamos y yo al fin conseguí cumplir la fantasía que tanto deseaba.
Un saludo y os contaré si montamos otro encuentro.