Relato erótico

Sexo, sol y…

Charo
29 de agosto del 2020

Había programado un fin de semana en la playa con unos amigos y amigas. Fue una experiencia inolvidable desde la primera noche. Disfrutaron del sol, el mar y el sexo.

Víctor – Gerona
Después de prepararlo todo con un grupo de amigos para pasar un fin de semana en la playa solo nos quedaba dormir, pero ninguno de nosotros parecía tener sueño, así que la TV podría resultar como un buen somnífero, pero esa noche no había nada bueno en ninguno de los canales.
– ¡Que fiasco, no hay nada que ver! – dije mientras pasaba los canales con el control remoto.
Juan y yo nos levantamos de los cojines acomodados en el suelo frente a la TV, Marisol tomó el control y tras pasar unos canales, fijó su atención en un espacio muy especial de un canal de cable. Una rubia desnuda, de largas piernas y bellas tetas saltarinas, tenía una pierna apoyada en la pared y se contoneaba al ritmo de las envestidas de un negro que le clavaba el garrote desde atrás. El volumen de la TV estaba algo bajo y la ardiente escena solo era contemplada por la atenta Marisol que no perdía un solo detalle, aunque el débil sonido de los gemidos y gritos de la rubia en la TV no tardaron en llegar a los oídos de los chicos que fuimos atraídos hacia la TV como lobos a la carne.
– Esta es la hora de las mejores películas en este canal – dijo Marisol al notar nuestro interés en el programa.
– No sabía que dieran películas XXX en ese canal – dijo sorprendido Juan al tiempo que la escena terminaba con la despampanante rubia recibiendo un baño de semen en su cara por parte del dotado negro.
– Sea como sea esto es más interesante que cualquier partido -dije yo mientras que los tres nos acomodábamos en los cojines dispuestos en el suelo.
La tanda para adultos estaba muy buena, estaban echando porno del mejor y la calidad de la programación se podía notar en el abultamiento creciente en los shorts de Juan y el mío. Las cosas fueron tomando una temperatura ardiente, con una escena de sexo en grupo, en la que a penas se distinguían nalgas, piernas, tetas y mucha piel. Yo ya no aguanté más y le eché mano a Marisol, comenzando a sobarle las tetas para lo cual me coloqué recostado detrás de ella. Todo eso ante la sorprendida mirada de Juan quien no daba crédito a lo que veía, pero aunque él estaba asombrado, no dijo ni una palabra, se limitó a mirar la TV y a sus vecinos de estancia. Marisol disfrutaba de mis caricias que ella le llevó las manos debajo de su camiseta. La chica no llevaba sujetador y al contacto de la piel de sus senos con mis manos, Marisol comenzó a gemir ligeramente. A todo esto Juan estaba a cien, pero seguía callado y muy quieto.
Al rato Juan vio como yo metía la mano debajo del short de Marisol y como esta gemía comenzando a menearse un poco sobre su cojín y cuando cambié de posición fue para quitarle la camiseta a Marisol y así empecé a lamer suavemente uno de los apetitosos pezones de la bella muchacha. Juan fue cogiendo confianza y al no poder más, con la emoción se abrió la bragueta de su short y se sacó la polla que ya estaba muy tiesa y con fluido lubricante saliendo de su único ojillo, y comenzó a hacerse una paja.

Entre quejidos y gritos de placer, la escena del sexo en grupo llegaba a su fin con la masiva eyaculación de los actores sobre las enloquecidas actrices porno, mientras Marisol acariciaba mi cabeza que permanecía pegado a su pezón. La satisfecha muchacha giraba su cuello suavemente en señal de su goce y así fue cuando vio a Juan con su herramienta en la mano. La chica le sonrió al verle y con la mano le invitó a participar del festín. Juan, aún incrédulo pero no inmóvil, se levantó rápidamente y se apoderó del otro pezón de Marisol. Ambos saboreábamos los ricos y grandes pezones dándole besos, chupadas y lamidas haciendo la delicia de la chica. Yo comencé a bajar el short de Marisol y ella se acomodó para que el pantaloncillo pudiera salir mejor. Debajo lucía un gran panty blanco, una pieza nada sexy, pero con las curvas de Marisol hasta un hábito de monja luciría provocador. Nuestras manos casi volaron hacia la pelvis de ella, el roce sobre la suave tela del panty la estimulaba al punto que ella misma se lo sacó para mostrar su carnoso y rasurado coño, las tersas y duras nalgas y ni hablar de el par de tetas que ya gozábamos nosotros.
Tardamos unos segundos en desnudarnos y volvimos a ocuparnos de los pezones de Marisol, ahora más libres y más excitados. Yo jugaba con su culo, le acariciaba las nalgas y le metía la mano entre ellas para buscarle el ano y penetrarlo con mis dedos. Pude encajarle primero uno y luego dos dedos mientras Juan hacía labores manuales en el coño de Marisol, que ya estaba bien mojado y los dedos del amigo podían entrar sin mayor problema, podía hurgar en su vagina y a la vez estimular el clítoris a lo que la chica se sentía estallar de placer.
– Mario, los dos… por favor, los dos… – me dijo Marisol entre gemidos – Tú por el culo y Juan que tenga las delicias de mi ardiente coño.
Juan se recostó Y Marisol se fue colocando como si fuera a montarle, mientras yo estaba detrás de ella y Marisol le decía a Juan:
– Tú me vas a follar por el coño y Mario va a darme por el culo, ¿que te parece?
– Eres muy golosa, pero no importa, ven y móntame que me siento como un corcel – le contestó él.
– Marisol, hazme una chupadita – tercié yo – tu culito está algo dilatado ya, pero no quiero meterte la polla así en seco, ven y humedécemela con tu lengua.
Pero Marisol mirándome con picardía me dijo:
– Tengo una idea mejor.

Marisol se colocó de espaldas a mi y con su coño buscó mi verga, consiguiendo yo penetrarla, pero ella solo subía y bajaba por mi polla una, dos y tres veces, lo suficiente para que mi herramienta se humedeciese y mi erecto pene quedó brillante por las abundantes secreciones del coño jugoso de la chica. Los dos nos excitamos el doble, si eso era posible, con la picardía de Marisol quien ahora sí se disponía a dejarse penetrar por Juan. El estaba recostado sobre unos cojines con las piernas abiertas y la polla expectante, pero no esperó mucho, pues ella se dejó caer lentamente sobre el garrote del amigo y la sensación de ese coño mojado y cálido hacían las delicias para la verga de Juan, mientras que yo aún no penetraba el culo de Marisol y en su lugar me dedicaba a besar y lamer las bellas nalgas de la chica, hasta que con una mano separé ambos glúteos y comencé a besar y lamer los alrededores del ano.
Mi húmeda lengua daba electrizantes caricias a la arrugada intimidad trasera de una fascinada Marisol, hasta que dije que ya estaba listo y me acomodé para poder sodomizar a Marisol. Me arreglé como pude con las piernas extendidas de Juan y comencé a meter la polla en su estrecho culito. Con gran suavidad encajé mi garrote hasta el fondo del recto de Marisol que gemía al máximo con sus entrañas llenas por nuestras dos vergas, al tiempo que, en la TV, un sujeto corpulento y velludo le clavaba su polla a una chica de cabellos muy negros y lacios que estaba a cuatro patas mientras se comía el coño de una pelirroja acostada en una cama.
Sobre los cojines del suelo, Marisol meneaba sus caderas al ritmo del fondo musical de la escena, que tenía un inconfundible sabor antillano. Los deliciosos movimientos de la chica, arriba, abajo, a un lado y a otro con nuestros penes en su culo y coño terminaron por arrastrar a la propia Marisol a un violento y descomunal orgasmo.
Nosotros echábamos mano de todo nuestro aplomo para no corrernos allí mismo y acompañar a Marisol en su convulso clímax. Ella se sujetaba la cabeza con ambas manos, gemía, gritaba, su respiración temblorosa y los flujos que bañaban la pelvis de Juan eran prueba del brutal orgasmo que ella sentía al tener un pene follándosela por el coño y otro sodomizándola. En más de una ocasión Marisol en el colmo de su excitación arañó y rasguñó el pecho de Juan que veía con complacencia los ojos girados hacia arriba y la piel sudorosa de la chica mientras esta no solo se corría, sino que se volvía a correr una y otra vez.
Al final, ella se dejó caer sobre Juan que la recibió con un abrazo y ella le regaló un apretado beso.
– Aún no hemos terminado contigo Marisol, mi polla quiere más y estoy seguro que la de él también, así que ahora ponte a cuatro patas – le dije yo mientras me sobaba la dura y brillante verga tras haber taladrado el culo de Marisol.
Ella me obedeció, no por sumisión, sino porque sabía que faltaba mas placer para ella misma. Yo volví a ponerme detrás de ella, le levanté la pelvis y con mi erecta verga la penetré por segunda vez en el coño aún mojado por los flujos del orgasmo.

Juan también se incorporó mientras ella se apoyaba en su cadera con un brazo, luego con el otro quedando suspendida como un puente, con su boca buscó la verga de Juan y comenzó a chuparla con gran delicadeza y una ansiedad únicas.
Yo le daba y le daba por el coño y así estuvimos un buen rato, la chica con una polla metida en la boca y otra en su coño, moviendo su lengua sobre la de Juan y apretaba su coño para maximizar su placer y el mío lo que la llevó al tope de su aguante y al acelerar sus bombeos Marisol tuvo otro orgasmo con dos pollas de por medio, Yo, al notar esto, solté mi freno de seguridad y sin mayor reparo eyaculé dentro del coño de la chica. Pero Juan aún no se corría por lo que la chica succionó con fuerza su glande y hasta que él sintió como si su vida se le escapara por la polla gimiendo.
– ¡Ah… ahora sí me corrooo…!.
Rápidamente Marisol se sacó la verga de la boca, la apuntó hacia abajo y la comenzó a pajear hasta que Juan derramó su semen en el suelo
– Tú me dijiste una vez que tenías la fantasía de comerte dos pollas -le dije yo entonces – Aquí están las dos pollas, cumple tu fantasía y dejas que corramos en tu boquita bonita, ¿si?
Ambos nos colocamos frente a la chica que no podía resistir la tentación de tocar y sobar los dos garrotes y entre los toques y caricias Marisol fue besando y lamiendo las dos vergas mientras su fantasía iba cobrando forma. Ella estaba de rodillas y gozaba enormemente al mamar dos vergas a la vez. Ella solo gemía ligeramente al no poder hablar o gritar. Nuestras pollas se pusieron más duras y en esta ocasión ninguno de los dos teníamos intención de aguantarnos las ganas. Marisol sabía que era cuestión de instantes para que nosotros eyaculásemos y ella debía decidir si haría lo de siempre, apuntar hacia abajo y listo o dejar que el semen de dos penes erectos y cálidos se derramasen en su cara o tal vez en su boca, y quien sabe, tal vez tragar algo.
Como suele pasar a menudo, el momento llega sin avisar, la primera verga en correrse fue la de Juan y a los pocos segundos lamía lo siguió, pero Marisol no tuvo tiempo de reaccionar, el semen se derramó sobre su rostro y buena parte se fue hacia su boca. La leche abundante empapaba su cara lo que casi la hace ahogarse y en el reflejo de abrir la boca para buscar aire, buena parte de ese semen entró en su boca. La sensación del fluido caliente y espeso deslizándose en sus mejillas, por sus dientes y sobre su lengua hizo que Marisol se sintiese de manera extraña, el sabor indescifrable del semen no le era repulsivo ni agradable, lo único que sabía era que ese sabor jamás lo había probado.

Esa extraña sensación impulsó a Marisol a deglutir todo el semen que pudo, con su lengua se relamía los bordes de su boca y las cabezas de las pollas recién descargadas. Probablemente ella tuvo un orgasmo mientras saboreaba la leche de sus compañeros o solo fue la emoción de hacerlo por primera vez, eso es algo que solo ella sabía. Luego los dos chicos nos fuimos a duchar y como solo había dos baños Marisol decidió esperar y se quedó allí en la sala, desnuda, y aún con el sabor del semen en su paladar.
A la mañana siguiente otros amigos Pedro, Elena su novia y Celia se nos unirían para ir a la playa. Este singular grupo en una casa de playa todo un fin de semana, no sería nada difícil predecir lo que iría a pasar.
Besos y ya os contaré lo que ocurra.

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