Relato erótico

Sexo sin límites

Charo
22 de enero del 2019

Nos cuenta que siempre le ha gustado ver películas porno de tríos o sexo en grupo y sobre todo de sexo anal. Su mujer es guapa y en el sexo están muy compenetrados. La compra de un consolador enorme fue el desencadenante de calientes noches de sexo.

Miguel – Sevilla
Amiga Charo, mi nombre es Miguel, tengo 35 años y estoy casado con Belén que tiene 30 años. Desde siempre me gustaron los videos porno, sobre todo esos en donde varios hombres se follan y enculan a una sola mujer y me calienta de sobre manera cuando se las follan y les dan por el culo al mismo tiempo, muestran sus agujeros bien abiertos y les llenan la boca y la cara de leche, y no por haberme casado mis gustos cambiaron.
Por suerte mi mujer resultó ser, además de muy guapa, tan golfa en la cama como yo lo soñaba, le gusta el sexo en todas sus formas sobre todo muy pasional y fuerte, la recalienta el sexo anal, le gusta ser follada con fuerza y por mucho tiempo y se deleita con el esperma en su boca.
Como compartimos muchas fantasías, hace unos meses compramos un vibrador de gran tamaño, con el cual la penetro continuamente, dejándole muy abierta su raja vaginal y ella teniendo orgasmos fuertísimos, pero lo máximo se dio cuando lo utilizamos para simular la doble penetración ya que a los dos nos enloquecía la idea, y los resultados fueron más allá de lo esperado. Sus orgasmos se volvieron incontrolables y fue mi fascinación ver sus terribles corridas y dejarle el ano bien dilatado también.
Fue entonces cuando comenzó a darme vueltas por la cabeza la idea de reemplazar al vibrador por un hombre bien dotado. Cada vez con mayor frecuencia me encontraba pensando en ello, pero realmente veía con dificultad que algún día mi mujer me diera el gusto y así el tiempo fue pasando hasta que ya no soporté más las ganas y no me importó lo que ella podría llegar a decirme al respecto.
Una noche, después de haber follado muy intensamente, cuando se encontraba ya disfrutando de su momento después del orgasmo, junté valor y le comenté mi idea. Ella se quedó como helada y mirándome con cara de sorpresa. En ese momento creí perder todas mis esperanzas al respecto, pero entonces ella me contestó:
– ¡Siií… mi amor, cuando tú quieras!
Ante tal respuesta y en una mezcla de alegría y excitación giré a mi mujer y le di por el culo como pocas veces. Así de esta manera pusimos un anuncio en vuestra revista y recibimos infinidad de respuestas a nuestra petición y entre la cantidad encontramos a quien seria nuestro compañero de aventura sexual. Era un muchacho de aproximadamente nuestra edad, 27 años y de muy buen físico, pero su mayor atractivo era estar bien dotado, ya que poseía un miembro de 23 por 6. Cuando vimos la foto que incluía en su carta, mi mujer con su mejor cara de putita dijo simplemente:
– Quiero a ese.

Desde ese día no pude dejar de imaginarme el momento y las cosas que ese terrible pedazo de polla le haría a mi mujer en todos sus agujeros. Unos días más tarde llegó el momento de la cita, nos encontramos en un bar elegante, con una iluminación muy tenue y agradable. Para esta ocasión mi mujer se preparó como nunca, tenía su coño y la zona del ano perfectamente depiladas, se había puesto sus medias con liga y una faldita bastante más corta de lo que yo esperaba, una blusa con gran escote y para mi sorpresa, fue a nuestra cita sin ropa interior alguna.
Tengo que reconocer que estábamos bastante nerviosos durante la breve espera, pero por suerte cuando llegó nuestro amigo, las cosas fueron de lo más natural, a lo cual seguramente contribuyó el par de botellas de buen vino que tomamos. A la hora de charla ya estábamos totalmente desinhibidos y mi mujer le pidió que palpara su ropa interior por debajo de la mesa. Él, suavemente, deslizó su mano y al instante cerró los ojos y la subió nuevamente con sus dedos brillantes del jugo de mi mujer. Yo también la toqué y me percaté de lo empapada que estaba. Rápidamente pagamos y nos fuimos para casa.
Durante el camino, relativamente corto, que había hasta casa no hicimos más que amasarle el culo sobre su falda, decirle todo lo que la íbamos a follar y lo puta que era. En el ascensor le metimos mano por delante y por detrás, cuando entramos en casa ya estábamos totalmente encendidos. En medio de caricias y besos le quitamos la poca ropa que llevaba y nos quitamos la propia. Durante un instante se quedó asustada al ver el tamaño descomunal de la polla de nuestro amigo pero al poco se arrodilló delante de nosotros y comenzó chuparnos las pollas con desesperación. La imagen era más que excitante y decidí registrarla ya que de antemano había dejado la filmadora preparada.
Allí estaba ella, con una terrible cara de puta, chupándonos a los dos hasta que, al poco tiempo exploté en su boca y se la llené de leche. El hizo lo mismo en sus tetas, ella se secó con una toalla y nos fuimos a la habitación. Allí la cama ella se puso a cuatro patas y vimos como sus jugos le chorreaban por las piernas. Estaba empapadísima.
Él se dedicó a chuparle el coño empapado y el culo y yo la besaba y tocaba sus tetas. En cuanto él se incorporo volví a tomar la cámara ya que quería ver su expresión al ser penetrada por semejante polla, y el espectáculo no me defraudó ya que al apoyar el terrible glande en su apertura vaginal se veía a la clara que no entraba. Comenzó a presionar sobre su agujero y muy lentamente se fue deslizando dentro, a lo cual mi mujer reaccionaba arañando las sabanas y gritando sobre la almohada. La estaba partiendo y por un momento llegué a preocuparme ya que podía ver que a cada centímetro que entraba forzaba la elasticidad de su vagina que se veía totalmente rellena y estirada, de no ser por que sus gritos se entremezclaban con gemidos de placer.

Una vez que lo introdujo todo no hizo más que unos pocos movimientos para que ella tuviera un orgasmo violentísimo y, ante tal resultado él no hizo más que seguir moviéndose en su interior hasta que fue incrementando la velocidad de sus movimientos y a los pocos minutos ya se la estaba follando con fuerza. Entonces le pedí que sacara su polla y así podría filmar el coño de mi mujer. Se la saco suavemente y su vagina no se inmutó, quedo totalmente abierta y redonda. Jamás se la había visto tan grande y dilatada. Filmé su agujero y la cara de puta que tenia, totalmente transpirada y despeinada, su almohada enteramente baboseada de apagar sus gritos y gemidos y sus piernas empapadas del jugo que le chorreaba de la almeja.
Entonces dejé la cámara y la empecé a follar al tiempo que él se la ponía en la boca. Me di cuenta de que su coño ya no me servía, estaba totalmente estirado, así que me dediqué a su culo que si bien lo tiene ya bastante roto, está abierto a la medida de mi pene. A medida que le daba por el culo su excitación aumentaba así que al poco tiempo nos dijo que quería las dos pollas juntas, por lo que ella se montó sobre nuestro invitado y me dejó su culo pero al ver todo el espacio que ocupaba su pene en la vagina de mi mujer, creí que no se la podría meter por el culo. Estaba todo como muy estirado y efectivamente, el primer intento fue en vano, parecía que no había manera de metérsela, pero entonces ella, desbocada de calentura, me dijo:
– ¡Rómpemelo pero métemela como sea!
Comencé a hacer fuerza y fue entrando pero sus gemidos aumentando y así estuve hasta que se la metí hasta el fondo del culo, aunque no podía moverla, así que él comenzó a moverse lentamente dejándome sentir todo el movimiento de su polla a través de la fina piel que me separaba de su vagina. Esto desencadenó en un orgasmo fuertísimo de ella, por un instante no se movió y cuando reaccionó solo nos pidió que siguiéramos moviéndonos.
Con el correr de los minutos pude empezar a mover mi verga dentro de su culo. La presión que ejercía la tremenda polla de nuestro amigo era impresionante pero aun así poco a poco conseguíamos movernos mas en su interior así que al rato ya le estábamos dando apasionadamente por sus dos agujeros. Sus gemidos eran impresionantes y desembocaron en un nuevo y fuertísimo orgasmo de ella que yo tampoco pude contenerme y le llene el culo de leche. Cuando saque mi polla pude contemplar su agujero bien abierto y la forma en que la verga de nuestro amigo le estiraba el coño. Tomé nuevamente la cámara y registré como seguía montando, un nuevo orgasmo de ella y la acabada final de él.
Mi mujer estaba totalmente desatada para ese entonces y no dejó pasar un momento pues mientras nosotros dos nos recuperábamos un poco ella sacó el vibrador y comenzó a introducírselo con muchas ganas. Entonces tomé unos planos excelentes, ya que se podía apreciar lo abierta que había quedado su almeja.

Cuando nuestro amigo se recuperó me preguntó si se la podía meter por culo a mi mujer. Solo con mirarla, me di cuenta lo que ella quería y le dije que sí. El se situó detrás, se puso un poco de lubricante en el glande y comenzó a empujar en su agujero pero si yo antes no le hubiera dado por el culo no sé si habría podido entrarle ya que nuevamente la penetración fue lenta y esta vez si parecía ser dolorosa viendo como mi mujer, con su culo ya roto, mordía la almohada para no gritar y en un momento lo detuvo en su penetración por que le dolía ya mucho. Finalmente entró toda y muy lentamente comenzó a moverse. Yo filmaba y disfrutaba del espectáculo hasta que se la di para que me la chupara y vi su cara de puta feliz. Todavía había calentura en su mirada, gemía y me la chupaba pero cuando vi que ya se la estaba follando con fuerza, me fui para atrás con la filmadora y le pedí que la sacara un poco. Nuevamente el espectáculo fue sorprendente ya que el agujero le quedó totalmente abierto y redondo. Tenía el diámetro de su terrible polla. Le había roto aún más el culo, pero cuando su agujero comenzó a cerrarse, nuevamente se la metió y volvió a sacar para que yo pudiera disfrutar del espectáculo de ver a mi mujer con el culo bien abierto y gozando. Así lo hizo por un buen rato hasta correrse y yo filmé la lechada directamente del culo de mi mujer. Ella estaba fascinada, totalmente dilatada y gozando de las penetraciones y yo disfruté muchísimo de su agujero abierto aprovechando ella para meterse el vibrador en el coño para correrse una vez más. Ya totalmente exhausta y satisfecha dio por terminada la sesión de sexo, nuestro amigo se dio una ducha y se fue más que conforme de la experiencia, quedando en que volveríamos a repetir la experiencia.
A la semana de esta inolvidable experiencia mi mujer me dijo que quería hacerme una propuesta y yo me imaginé que la viciosa quería repetir lo de la semana pasada, pero nuevamente me sorprendió ya que me preguntó que me parecería incorporar a un tercer hombre en nuestras reuniones. Un poco me molestó su actitud de querer más y más pero innegablemente me calentaba la idea. Comenzaríamos una nueva búsqueda.
Después de la exitosa experiencia del trío con nuestro amigo y por demanda de mi mujer comenzamos una selección de participantes y al final nos decidimos por tres hombres para llevar a cabo la gran orgía con mi mujer. Entre ellos contábamos a nuestro amigo de la anterior fiesta, y dos nuevos de los cuales solo conocíamos a uno con el cual también compartí a mi mujer en otra noche caliente, y el tercero en cuestión era un amigo de este que según nos dijo no nos defraudaría y además tenía experiencia en el tema. Nos insistió tanto en invitarlo que logró convencernos.
Nuevamente el punto de encuentro sería nuestra casa y el día pactado previamente nos encontramos en el bar cercano, tomamos algunos tragos, charlamos y poco a poco el ambiente se fue poniendo caliente.

Los muchachos, sabiendo que ella no llevaba puesta ropa interior, cuando podían metían mano hasta que en un momento dado ella se levantó para ir al baño, a los pocos metros se agachó fingiendo arreglar su media y en realidad no hizo más que mostrarnos su hermoso culo ya que su mini se levantó. Nos quedamos comentando lo hermoso que lo tiene y como se lo íbamos a seguir rompiendo. Volvió y esta vez fue mi mujer quien sugirió irnos a casa. A todo esto faltaba nuestro tercer invitado diciéndonos su amigo que llegaría un poco más tarde debido a un compromiso anterior.
Lo que sigue ya lo contaré en una próxima carta.
Besos y saludos a todas y a todos.

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