Relato erótico
No pude resistirme
Ya nos contó que un día, mientras estaba follando con una compañera de clase, los pilló la secretaria. Ahora, la protagonista de este relato es la secretaria. Desde aquel día, se han visto varia veces.
Pablo – Salamanca
A partir de nuestro primer contacto, que ya conté en un relato anterior, la secretaria del instituto donde yo estudiaba fue a más. El día después, que fue un miércoles, ella no me dijo nada pero yo tampoco a ella, ya que consideraba nuestro contacto como una mera relación sexual donde ambos gozamos muchísimo pero, cual no fue mi sorpresa, cuando dos días más tarde, al acabar la última clase y cuando iba a subir las escaleras, ella me cogió por detrás y me besó en los morros. Al lunes siguiente fue cuando de verdad empezó la relación. Al salir al recreo, Sandra me llamó. Ella estaba en la secretaría. Es un espacio pequeño, con un mostrador estrecho. Me mandó entrar y de inmediato se dirigió a mi polla. Se agachó, abrió mi cremallera, sacando mi polla que, al sentir sus manos creció de manera automática.
Así empezó a mamármela. Yo estaba en la gloria y además la situación tenía mucho morbo. Cualquiera podía entrar y descubrirnos. Cualquier profesor podía entrar y ver el panorama, pero a Sandra no le importaba y seguía succionando como una loba. Sin poderlo resistir, me corrí con pocos lametazos, llenando su boca de semen. Ella no permitió que se derramara ni una gota, tragándoselo todo. Al terminar, me mandó irme.
Así empezó nuestra relación, teniendo encuentros en los baños del colegio, en diversas clases, etc., hasta que un día, al salir de clase por la tarde, me invitó a ir a su casa. Salimos separados para no despertar sospechas y cuando nos encontramos en el portal de su casa, nos dimos un húmedo morreo. Subimos en el ascensor, entrándome ganas de follármela allí mismo, pero me dijo que esperara. Llegamos a su casa y ocurrió algo inesperado. Estaba su primo de 18 años, y su hermana de 24.
El chico se llamaba Manuel, moreno con media melena. Era un chico muy tímido. Cuando entramos Sandra me presentó a su primo y del piso de arriba bajó su hermana Patricia. Patricia estaba realmente buena. Era rubia como Sandra, más alta que ella, con menos tetas, pero mejor tipo. Sandra me presentó como un amigo. Después de un rato Patricia dijo que tenía que irse a hacer un recado y de esta manera el problema se arreglaba. Al irse su hermana Sandra mandó a su primo a la habitación a hacer los deberes y nosotros nos fuimos a la suya. Empezamos a besarnos apasionadamente. Por fin íbamos a echar un polvo tranquilos, sin la angustia de ver si nos descubría alguien. Sandra empezó a desnudarse dejando al descubierto sus inmensas tetazas. Se quitó la minifalda que llevaba y se tumbó en la cama, ofreciéndome su coño para que me diera un banquete. Le quité las bragas, dejando al aire su coño totalmente depilado. Me acerqué a él, olfateando el olor a hembra que desprendía aquel coñazo y comencé a chuparlo, abriendo sus labios y chupando y rozando un ya hinchadísimo clítoris.
Ella jadeaba de placer mientras yo intentaba hacerla gozar lo máximo. Una vez que estaba cerca del orgasmo, mandó parar y ella pasó a la acción. Me quitó la camiseta y empezó a chuparme los pezones, bajando hasta los pantalones, que desabrochó y me quitó. A continuación fue a buscar una silla y sentándose enfrente de mí, bajó mis calzoncillos, y comenzó a hacerme una cubana. Aquello era genial, no me lo habían hecho en la vida. Follaba sus inmensas tetas y ayudaba con su preciosa boca. Sandra metía mi polla entera en su boca y aunque no es que fuera muy grande, si me chocaba, pero era una sensación genial. Cuando estaba a punto de correrme y bañar las tetas de Sandra de mi leche, oímos un ruido. La puerta se abrió y apareció Manuel, el primo de Sandra. Se quedó petrificada
– ¿Qué haces aquí? – le preguntó Sandra.
Él, entonces, respondió que tendría que hacer lo que él mandaba o se chivaría a sus tíos. Sandra, ante esto, aceptó el chantaje y le dijo que haríamos todo lo que él decía. Su primera orden fue que le dejara ver a su prima totalmente abierta de piernas y en bolas. A continuación la ordenó que le chupara la polla. Sandra le bajó el pantalón del chándal a Manuel, donde ya se notaba una gran erección. Cogió la polla de su primo y se la metió entera en la boca. La polla de Manuel no era muy grande pero tenía un buen tamaño. Sandra se metió en el papel y comenzó a chuparle la polla a su primo con ahínco. Yo, mientras, me senté en una silla. Unos ligeros meneos y Manuel empezó a echar semen en las tetas de su prima, luego se tumbó en la cama y le dijo a su prima que empezara a meneársela para intentar que reaccionara otra vez su polla. Sandra obedeció a regañadientes.
Cuando la polla de su primo estuvo a punto, Manuel le mandó a su prima hacer un 69. Ella se tumbó en la cama encima del chico, mirándome a mí. Manuel empezó a chuparle el coño mientras que Sandra empezó a mamarle la polla pero, de repente, Sandra se levantó dejando a Manuel a dos velas y le dijo:
– Bueno, se acabó el chantaje por tu parte, ahora me toca a mí chantajearte, porque si no se lo digo yo.
Él, ante esta situación, aceptó a regañadientes. Sandra me llamó y ordenó a su primo que me chupara la polla. Él no tuvo más remedio que aceptar y comenzó a meneármela y chupármela. Yo estaba en una situación muy embarazosa. Jamás un hombre me había tocado, pero la cosa empezó a gustarme. Además el chico no estaba nada mal y lo hacía muy bien. Cuando me di cuenta Sandra se empleaba a fondo con mi culo, teniendo tres dedos metidos en él. Yo me arqueé un poco para que siguiera con su faena, hasta que me metió los cuatro dedos.
En un principio el dolor era intenso, pero la mamada de Manuel lo contrarrestaba y a medida que siguió el metisaca, empecé a sentir placer. Estuvimos un rato así, notando que a Manuel también le estaba gustando ya que su polla estaba a punto de explotar. Sandra mandó parar y ordenó a su primo que se pusiera a cuatro patas y a mí me dijo que si quería podía follarle el culo.
Accedí, ella colocó su coño a la altura de la cabeza de su primo, que de inmediato comenzó a chupar, yo me agaché y empecé a preparar el agujero de Manuel para ser desvirgado, chupándole el ojete e introduciéndole un dedo para, a continuación, meter el segundo. Sandra lo estaba gozando con unos jadeos grandiosos, además Manuel le había metido dos o tres dedos por el culo por lo que estaba en la gloria. Cuando vi que era el momento adecuado, coloqué la punta de mi polla en la entrada del culo de Manuel. Restregué mi polla contra su agujero y sus huevos, y de un tirón se la metí chocando mis huevos contra los suyos. Manuel dio un grito de dolor inmenso y empecé a bombearlo. Pronto él dejó de sentir dolor para sentir placer.
Al mismo tiempo que le daba por el culo, busqué su polla y empecé a pajearlo. Manuel estaba en la gloria, lo mismo que yo y que Sandra. La estrechez del culo de Manuel contrastaba con lo amplio que tenía el coño y el culo su prima. Su esfínter me apretaba la polla y me daba un gusto excepcional. Como Sandra no había tenido su ración de carne, la pidió. Saqué la polla del culo de su primo, me tumbé en la cama y Sandra se tumbó encima de mí, metiéndosela por el coño. Comenzó a cabalgar mandándole a su primo que fuera a buscar un consolador que tenía en uno de los cajones. Manuel lo trajo, cogió su polla y la introdujo con facilidad en el ano de su prima, comenzando a follarla. Luego me dio el consolador y lo metí en el culo de Sandra. Había sitio para la polla de Manuel y para el consolador. No tardó nada Manuel en avisar que se corría. Yo también estaba a punto. Sandra se levantó y se agachó. Nos acercamos a ella y al unísono empezamos a expulsar chorros de semen que apuntaban a su cara.
Manuel echó una cantidad de semen increíble y yo tampoco me quedé corto. Sandra no había podido tragar casi nada y nuestra leche embadurnaba su pelo, sus tetas y su cara estaba completamente blanca. Me agaché, para acabar de limpiar la polla de Manuel, consiguiendo un poquito de semen cuyo sabor me encantó, haciendo lo mismo el conmigo después. Sandra quedó tumbada en el suelo llena de nuestra leche mientras que Manuel y yo quedamos tumbados en la cama. Pronto Manuel se marchó a su habitación mientras que Sandra y yo comentábamos el gran polvo que habíamos echado. Ella seguía completamente llena de semen, sobre todo en su cara. La imagen era realmente curiosa.
Nos dimos una buena ducha, nos vestimos y terminamos justo cuando llegaba la hermana de Sandra. Por poco nos pilla. Me despedí de Manuel y me fui a mi casa a descansar.
Saludos para todos y prometo contaros si pasa algo más.