Relato erótico
Fin de semana improvisado
Su mujer era algo recatada en el sexo, pero cuando viajaban a Ibiza, se desmadraba un poco. David, era un chico joven que trabajaba para él y a veces solían charlar del sexo que mantenían con sus parejas. Cuando le contó lo de Ibiza se les ocurrió un plan. David iría a Ibiza el mismo fin de semana que ellos, se haría el encontradizo y…
Alberto L. – Gerona
La experiencia que ha continuación relato querida Charo, ocurrió en el año 1998, después no hemos vuelto a tener otra, porque ya se saben llegan los niños y el tiempo queda reducido y dedicado a ellos. Mi nombre es Alberto, por aquel entonces tenía 30 años y llevaba cinco casado con Julia. Nuestra relación siempre ha sido fantástica, pero en cuestión de sexo, ella era muy clásica y algo chapada a la antigua. Solamente conseguía desinhibirla un poco en nuestros viajes a Ibiza de vacaciones, en las que conseguía que no llevara ropa interior, algo que me excitaba mucho, junto con nuestras prácticas nudistas. Julia tenía 26 años entonces y es una persona normal, aunque tiene un cuerpo muy bien formado y unas tetas muy bien puestas.
Yo soy encargado de una empresa y tenía un empleado que se llamaba David, tenía 23 años y era un chaval que teníamos mucha confianza con él, ya que estaba conmigo desde hacía unos años y siempre me pedía consejos para todo. Tenía una novieta y me hablaba continuamente de ella y sus problemas. A mi también me gustaba hablarle de mi relación con Julia y presumir de liberales, ya que me excitaba. Cierto día me dijo que se había enfadado con su novia porque habían ido a la playa a pasar el día y ella quería hacer top-less, a lo que yo en un arranque de liberal le dije:
– Julia le enseña el coño a toda la playa en nuestros viajes a Ibiza y Formentera y yo no me enfado.
– ¿Dejas a tu mujer hacer nudismo? – el entonces me preguntó.
– Sí y además de noche se pone minifaldas sin bragas por si alguien no le ha visto el coño de día – confesé.
David no dijo nada, quedó pensativo y alucinado con mi respuesta y sobre todo imaginando a Julia, ya que como he dicho anteriormente no era una mujer de bandera, pero estaba muy buena. Pasaron unos días de esto y una tarde al terminar, lo invité a una cerveza en la tasca que hay pegada al trabajo y estábamos hablando de lo buena que estaba esta o la otra y de pronto me preguntó si Julia y yo habíamos hecho alguna vez un trío, yo le dije que no y su pregunta fue:
– Y ¿lo harías?
– Por mi sí, si Julia quiere.
– Pues pregúntaselo y hacemos uno los tres – me dijo medio en broma y medio en serio.
– Pues pregúntaselo tú – le dije – Mira este sábado vamos a San Nicolás, nos vemos allí de casualidad y probamos.
San Nicolás es un balneario que hay cerca de Almería y vamos de vez en cuando a tomar un baño. Estuvimos planeando como preparar el encuentro sin que Julia lo supiera y yo reconozco que la idea me estaba poniendo a cien. Llegó el sábado y llegamos allí, aquello son habitaciones con baños independientes de tres metros por tres. Al llegar allí aparcamos el coche y Julia y yo nos dirigimos a recepción a alquilar la habitación cuando, de pronto, salía de la cafetería David.
– ¿Como tú por aquí? – dije yo en mi actuación.
Julia le dio un par de besos y nos pusimos a hablar los tres. El dijo que venía de vez en cuando a darse un baño y estaba solo, al igual que dijimos nosotros y estuvimos hablando de cosas sin importancia durante 10 minutos.
– Voy a coger la habitación – dije yo separándome hacia la recepción y seguidamente exclamé – ¡Báñate con nosotros!
La cara de Julia al oírme cambió de repente sobre todo porque no se había traído bikini, ya que solíamos bañarnos desnudos. El trató de declinar la invitación, pero yo insistí y no se hizo de rogar. Julia estaba estupefacta, por un lado no quería hacer un feo a David pero por otro no se iba a bañar desnuda delante de él. Cogí las llaves y nos dispusimos a ir a la habitación con conversaciones superfluas pero Julia callada. Abrí la habitación y entramos, dejamos las cosas por allí y el primero en desnudarse fui yo, que dije despojándome de los calzoncillos:
– ¿No te importa que me bañe en pelotas? – dirigiéndome a David.
– No, yo también me voy a desnudar – dijo David, diciéndole a su vez a Julia en broma – Julia, no mires.
Ella sin embargo hacía todo muy lento, como pensando como iba a bañarse y no queriendo quitarse prenda alguna delante de David. Yo entré a la habitación del baño y bajé las escaleras de acceso a él, metiéndome en el agua y detrás iba David. Bañándonos empezamos ha hablar, aunque mi pensamiento iba en la incertidumbre de ver como entraba Julia. Al rato apareció como yo imaginaba con un sujetador negro, tipo acolchado, por tanto era como un bikini, pero vi que la preocupación que ella demostraba era que llevaba un tanga negro transparente y dejaba ver su coño arregladito con el pelo muy corto. Yo hice como que seguía de conversación y ella se metió en el agua. Estuvimos unos 15 minutos hablando hasta que David dijo:
– Voy a bajar a la cafetería por un cubata, ¿qué os subo?
Yo le pedí otro y Julia dijo que ella también. Salió del agua desnudo y empalmado y nosotros nos quedamos disfrutando del baño. Al oír cerrarse la puerta Julia empezó a recriminarme la invitación y le dije acercándome a ella:
– Muchacha, no te preocupes que no es para tanto – y le di un beso.
Entonces yo empecé a besarla en el cuello y meterle mano mientras le decía flojito:
– Te enfadas por meterte con dos tíos en el agua, si hubiera sido otra tía lo entendería.
Ella se iba calmando poco a poco diciéndome:
– Estate quieto que va a llegar David.
Yo seguí, me apoyé en el borde y me puse de espaldas a ella. Mientras la besaba en el cuello le susurraba lo buena que estaba y le sobaba las tetas, clavándole mi polla en su espalda. Ella continuaba diciendo que iba a venir David y me estuviera quieto, pero yo seguía y le susurraba bajito que me daba igual y de pronto le desabroché el sujetador.
– ¡Estás loco! – dijo ella al notar que se lo estaba quitando.
– Si tú le ves la polla no sé que hay de malo que te vea estas tetas tan preciosas – dije y lancé el sujetador fuera de su alcance.
– Me da vergüenza – dijo, aunque iba cediendo porque se estaba poco a poco calentando entre los toqueteos y mi polla restregándose por detrás.
Entonces le di la vuelta y empecé a besarla en la boca sacando la lengua, y ella también lo hizo. De pronto se oyó la puerta, paramos y David entró con los cubatas, se metió en el agua, nos dio los vasos y lógicamente se percató, aunque le tapara el agua, de las tetas de Julia que se veía por la transparencia a pesar de que ella tenía los brazos cruzados tapándose con disimulo, además el sujetador estaba en el suelo.
Me senté en los peldaños de la escalera justo donde me llegara el agua al cuello con Julia estaba sentada encima de mí y seguimos los tres hablando de los precios de los cubatas y tonterías así. Yo tenía una mano con el vaso y otra en la tripa de Julia y en plena conversación iba bajándola hacia su coño, entre su tanga, sin que ella dijera nada, sobre todo por no delatarme. Pero de acariciar el pelo pasé a con el dedo acariciar su clítoris, lo que aunque disimulara iba calentándola. Al rato dejé de acariciar su coño y subí la mano por su cuerpo hasta empezar a acariciar sus tetas.
Ella ya se había acostumbrado y las dejaba ver a David en algún movimiento y comenté que faltaba su novia para estar completos y hacer una fiestecita.
David también trataba de disimular pero tenía la polla que le iba a estallar y salió del baño para coger el tabaco que tenía en la habitación, pasando por nuestro lado y Julia viendo su excitación. Al salir él volví a empezar a besar a Julia y como el que no dice nada dejé caer a su oído:
– ¿Te apetece que hagamos un trío?
Julia no dijo nada, pero disimulando empezó a besarme también e incluso se sentó de lado y me acariciaba la polla. Yo, dando por hecho su aprobación, empecé a bajarle el tanga y ella se levantó para colaborar. Una vez desnuda se sentó encima de mí y me besaba cada vez más excitada e intentando meterse la polla en su coño. De pronto entró David con la idea de darnos un cigarro, pero al ver la situación lo que hizo fue meterse al agua y apoyarse en el borde esperando nuestra invitación. Con las manos que abrazaba a Julia le hice gesto para acercarse y él lo hizo colocándose detrás de Julia. De pronto vi como empezaba a sobarle las tetas, que tanto tiempo estaba deseando tocar. Yo trataba de no empezar a follar porque con el rato que llevaba caliente me correría rápido y propuse que nos fuéramos a la cama. Salimos del baño, nos secamos un poco y el primero en acostarse fui yo quitando la manta. Julia me seguía, le dije que se sentara encima de mí y la cogí para acercarla abierta de piernas a mi cara para hacerle una comida de coño.
David se arrodillo en la cama junto a Julia, no sabía lo que hacerle y empezó a tocarle las tetas y mamárselas, a lo que ella no replicó y tiró la cabeza hacia atrás. Mientras seguíamos ella se volvió a incorporar, le agarró la polla y empezó a meneársela. Me levanté, acosté a Julia y me puse de rodillas con la polla cerca de su boca, empezando ella a chuparla y David le tocaba el coño y no sabía si follársela, teniendo yo que abrirle las piernas a ella para facilitárselo. El se inclinó, se acostó encima de ella y vi como su polla entraba dentro del coño de mi mujer.
– No te corras dentro, que no llevas condón – dije yo.
Él me oía, extasiado con su polla hasta el fondo, pero al minuto se retiró y empezó a soltar su leche sobre el coño de Julia, la cual había tenido un orgasmo en el agua y otro en mi boca. Yo estaba tardando porque me había hecho una paja antes de salir para tardar más en correrme, pero de pronto empecé a derramar mi leche en su boca, cosa que nunca me había atrevido a hacer. Una vez terminado nos quedamos mudos y nos fuimos al baño desnudos donde poco a poco empezamos a hablar de la experiencia y yo para quitar hierro, propuse repetirla preguntando si lo habían pasado bien, a lo que los tres estuvimos de acuerdo en que sí.
Saludos de los tres.