Fiesta con show incluido

Estaban en casa viendo fotos porno en el ordenador y llamó un amigo de su novio para invitarlos a una fiesta que daba en su casa. En cuanto llegaron se sorprendieron de la cantidad de gente que había. Todo estaba montado como si fuera una discoteca pero, el espectáculo final, fue una sorpresa.

María – Cádiz
Estaba sentada sobre la falda de Paco frente al ordenador, nos deleitamos viendo las fotos porno. Eran variadas, en todas las posiciones y del tipo que se puedan imaginar. Poco a poco la verga de Paco se va poniendo dura, sus manos se posan en mi vagina ya húmeda.
El móvil de Paco suena, atiende y era un amigo invitándonos a una fiesta, me pregunta si quiero ir, y como no teníamos nada planeado dije que sí.
Me duché y decidí sorprenderlo, hacia unos días me había comprado un traje sastre negro de seda, compuesto por un pantalón y una chaqueta ajustada al cuerpo. Me lo puse sin nada debajo y el pronunciado escote del blazer insinuaba el comienzo de mis tetas.
Cuando me vio, un guauuuuuuu se escuchó en toda la habitación, me di una vueltita para que me mirara y me dijo:
-Estás hermosa como siempre.
Llegamos a la fiesta, era un chalet muy bonito en las afueras de la ciudad. Había invitado a unas 30 personas aproximadamente, la música estaba muy fuerte, todo el mundo hablaba a los gritos, parecía que hacía rato que había comenzado el festín. Saludamos a algunos conocidos y nos sentamos un rato, mientras nos ambientábamos. Podía observar como los chicos y alguna chica que otra posaba su mirada en mi vestuario, Paco me mira se ríe y me dice:
– Pareces una diosa con este traje. Todo el mundo te mira
Me levanto y me voy a servir un trago, en el camino uno de los invitados me toma de la cintura y me invita a bailar, miro a Paco y consiente con un movimiento de cabeza. El chico es muy guapo, mide 1.80, ojos claros cabello corto y muy buen físico, mientras bailamos puedo sentir como roza su verga en mi entrepierna. Cuando termina la canción, me voy a sentar al lado de Paco que está conversando con una chica.
Al cabo de un rato, el anfitrión nos dice que tiene una sorpresa, las luces se apagan, una música muy sensual empieza a sonar. De pronto, las luces se encienden y aparecen dos jóvenes vestidas como conejitas de Playboy. Los aplausos, chiflidos y gritos irrumpen en la sala.

Eran realmente hermosas, bailan al son de la música, contorneando su cuerpo, eran altas, una rubia y la otra morena, grandes tetas que se escapaban por su malla negra adherida al cuerpo. Miro hacia la escalera y veo a todos los tíos sentados en los peldaños, entre ellos Paco. Se habían bajado los pantalones y sus pollas estaban erectas. Las conejitas van subiendo la escalera y se paran en cada peldaño a mamar las vergas de los caballeros.
Las demás chicas que estábamos en la sala nos mirábamos azoradas, no puedo negar que me daba mucho morbo ver esa escena. Cuando llegaron al final de la escalera, después de chupar todas las vergas, se dirigieron a uno de los dormitorios. Las demás chicas nos miramos y subimos tras ellos. La habitación era grande y espaciosa había una chimenea que estaba encendida y una gran alfombra, dos sillas y nada más.
Las “conejitas” se colocan en el centro de la sala y los tíos hacen una rueda alrededor de ellas. Lentamente se van despojando de sus ropas, primero dejan mostrar sus tetas, grandes y tiesas. Se quitan la malla y quedan con un diminuto bikini, medias con portaligas y sandalias de tacones altos. Me recordaban a las mujeres que habíamos visto en las fotos porno.
Los hombres parecían caballos desbocados, gritando y chiflando.
Al darse vuelta, el bikini que llevaban puesto tenía solo una tirita que apenas tapaba la raya del culo. La verdad es que eran muy bonitas y todas las mujeres coincidíamos en ello. Expectantes de lo que sucedería nos quedamos allí paradas.
Se sentaron de espalda en las sillas dejando su gran culo a la vista de todos, el primero en pasar fue el anfitrión, se ensalivo la verga y de una embestida se la metió hasta el fondo en el culo, un pequeño gemido se escapó de la conejita morena.
La rubia estaba mamando una verga, mientras Paco le chupaba el culo.
La chica que estaba a mi lado me preguntó:
– ¿No tienes celos? ¿Es tu pareja, no?
– Para nada, es una chica “de pago” y no me importa que se divierta.

Uno a uno fueron pasando todos los hombres, follando esos culos empapados de leche, las bocas de las conejitas estaban desbordadas.
Ese espectáculo me fue poniendo muy cachonda, la voz de la chica que estaba cerca de mí me sorprende acariciándome un pecho, se acerca a mi oído y me susurra…
– Si quieres te ayudo, es más divertido entre dos -y me guiña un ojo-
No esperó mi respuesta, su mano se coló bajo mi blazer, me agarró una teta y me la acarició suavemente. Podía sentir la humedad de mi sexo traspasar mi pantalón. Disfrutaba de la situación, pero no dejaba de mirar lo que ocurría en la sala.
Cuando ya se las habían follado todos los tíos, las conejitas se subieron a las sillas y se quitaron la ropa que les quedaba. Para sorpresa de muchos y muchas, un enorme pollón apareció de sus entrepiernas.
Paco mira hacia atrás y ve como aquella chica, Natalia, se entretiene sobándome los pechos e inmediatamente se acerca a nosotras.
Nos besamos efusivamente y se coloca detrás de mí a ver el show.
Algunos de los hombres se acercaron a mamar de esas vergas, mientras otros decidieron deleitarse con esos dilatados anos.
Paco bajó el cierre de mi pantalón y para su sorpresa, yo no llevaba puesta la ropa interior, mi raja estaba súper mojada, sus dedos se deslizaban fácilmente dentro de ella, primero dos y luego cuatro. Natalia me abrió totalmente el blazer dejando mis pechos al aire y se los metió en su boca. Que placer enorme me provocaban sus bocas y sus dedos, dejé que mi cuerpo se dedicara a disfrutar.
Miré a mí alrededor y vi un “amasijo” de cuerpos que yacían sobre la alfombra, algunos contra la pared, al igual que nosotros.
Las conejitas estaban en plena fiesta con todos sus agujeros tapados, los invitados hacían cola para follárselas y otros para mamar sus vergas.
Paco desabrochó totalmente mi pantalón que cayó sobre mis pies, me lo quito y así desnuda me quedo en la sala.

Natalia se arrodilla frente a mí, abre mis piernas y mete su lengua en mi chocho, que lo recibe ansiosamente.
Puedo sentir como la verga de Paco se va abriendo camino en mi culo dilatado.
Se acerca otro de los invitados, me besa y me dice:
– Esa boquita está pidiendo verga…
Dicho esto, me mete la polla en la boca, era enorme, pensé que iba a atragantarme. No sé cómo, pero me la metí toda en la boca y empecé a mamarla ansiosamente.
Paco me culeaba sin parar, a la vez que Natalia buceaba dentro de mí con su lengua y sus dedos. Un orgasmo prolongado no se hizo esperar, las piernas me temblaron y quedé vacía y agotada.
Nos acostamos en el suelo con Natalia e hicimos un 69, su coño era enorme, cuando metí mi lengua pensé que me la iba a tragar, cada vez que hurgaba dentro de ella se movía como una serpiente, sus piernas me envolvían dejándome inmóvil.
Paco y Juan arrodillados nuestro lado se pajeaban hasta que dos chorros de leche empaparon nuestros cuerpos desnudos, la boca de Natalia fue recorriendo mi piel bebiéndose cada gota. Por mi parte, lamí su cuerpo, al igual que las perras lamen a sus cachorros recién nacidos.
Luego las dos, arrodilladas limpiamos los restos de licor seminal de nuestros sementales.
En todo el salón, la lujuria era el denominador común, risas, gemidos, sabores y olores se mezclaban.
Perdimos la noción del tiempo, no sé cuantas vergas y cuantas conchas mamé esa noche, cuantos habitaron mi cuerpo, solo sé que nunca antes había sentido tanto goce.
Un beso muy húmedo para todos los lectores.