Relato erótico
Personalidad “diferente”
Estaba trabajando en el ordenador de su casa y de pronto notó la presencia de su mujer. Estaba radiante y sexy. Fueron a la habitación, echaron un polvo bestial y cuando acabaron ella le contó lo que le había pasado cuando fue a comprar el vestido que llevaba.
Mario – Alicante
Estaba en casa trabajando con el ordenador cuando mi mujer, desde la puerta del despacho, me preguntó que tal lo llevaba. Giré la cabeza para contestarle y la vi en la puerta con un vestido brillante, negro, de esos que se ajustan al cuerpo y que parecen de plástico. Llevaba un escote que le llegaba al ombligo y tapaba sus dos grandes y firmes tetas, anudándose en la nuca. Era muy cortito, sobre todo por detrás llegándole justo por debajo de las nalgas. Mi mujer tiene el culo redondito y respingón por lo que cualquier cosa que se ponga la hace muy sexy y los tangas, que son su prenda favorita, le quedan estupendos. Llevaba también unas medias brillantes transparentes y unos zapatos negros de salón, abiertos atrás, con pulserita al tobillo.
Mi polla quería salirse del pantalón al admirar a esa diosa y ella sonreía desde la puerta preguntándome que si me gustaba lo que había comprado por la mañana. Yo naturalmente le dije que estaba impresionante y me acerqué a ella para abrazarla y acariciarla.
Mientras la besaba el cuello y tocaba sus tetas por encima del vestido, que era muy fino y suave, noté como sus pezones estaban tiesos y duros y bajé la mano hasta su coño comprobando que estaba muy mojada. Poco después me lo confirmó ella mordiéndome en la oreja y diciéndome que estaba muy cachonda y necesitaba sexo.
Entonces me agarró de la mano y me llevó al dormitorio, se subió a gatas a la cama y vi como el hilo rojo del tanga sé hacia visible entre sus nalgas poniéndome más cachondo aun. Se giró un poco mirándome y agarrándome la polla por encima del pantalón, diciéndome que me la sacase. A la vez me ofreció una vista de sus tetas colgando y bailando libremente dentro del vestido. Yo necesitaba correrme, no podía más y aún no habíamos empezado. Mi mujer es un volcán sexy y maravilloso.
Me desnudé rápidamente mientras ella, tumbada boca arriba, se agarraba las tetas por encima del vestido y se movía sensualmente provocándome y abriendo las piernas mostrándome el coño bajo el tanga rojo transparente. Yo me acerqué a ella y le empecé a lamer el coño por encima del tanga acariciándola a la vez las piernas y los pies, que eso le excita mucho.
Después de un rato le quité el tanga y seguí lamiéndole el coño y el clítoris mientras con un dedo se lo metía en el sexo, que estaba realmente empapado y en su ano, cosa que la pone a cien. Le gusta que la acaricie el agujerito del culo aunque no le hace mucha gracia que la penetre por ahí.
Después de un rato así y debido a la excitación de ambos, yo iba metiendo cada vez más el dedo dentro de su culo y ella no se oponía, al contrario, bajaba el cuerpo como empujando para que entrase más y sus gemidos comenzaban a hacerse audibles. Mientras que estábamos así ella me decía que sabía que me había gustado el vestido ya que tenía la polla como una piedra, y es que me la estaba tocando con sus zapatos y estaba notando como se mojaban con mis líquidos.
Me decía que se lo había comprado porque lo vio en una tienda y pensó que le quedaría bien, se metió al probador y al no tener espejo dentro tuvo que salir fuera a mirarse. No solo se miró ella, también unos chicos que estaban allí y que se quedaron alucinados viendo una mujer así exhibiéndose delante de ellos con semejante vestido. Mientras oía eso, yo me puse más cachondo todavía y me giré dándole mi polla para que la masturbase y la chupase mientras yo seguía metiéndole ya dos dedos en el ano y chupando su jugoso coño. Ella cada vez estaba más cachonda y su culito estaba muy dilatado, cosa que me extrañaba ya que nunca se muestra tan abierta a que se la meta por el culo.
Siguió diciendo que los chicos comenzaron a hacer comentarios y la animaron a comprarlo. Ella, coqueteando con ellos, se agachaba de espaldas a ellos mostrándoles su tanga y dándose la vuelta les enseñaba sus grandes tetas a la vez que les preguntaba si estaba bien o si le quedaba muy corto. Ellos, acercándose más a ella y aprovechando que la tienda estaba vacía, acabaron metiéndose con ella en el probador sin correr las cortinas y mi mujer se apresuró, sentándose en un taburete, a sacarles las pollas comenzando a chupárselas y masturbándolas.
Ellos le manoseaban las tetas, ya fuera del vestido mientras le empujaba la cabeza hacia sus pollas.
Yo cada vez estaba más cachondo y le preguntaba por qué estaba tan caliente y tan dispuesta a que la penetrase el culo con los dedos y ella me decía que se había entrenado para satisfacerme ya que sus dos nuevos amigos de la tienda, la habían puesto el culo a punto después de preparar sus grandes pollas con mamadas y masturbándoles, ya que ellos le dieron la vuelta y apoyándola en el taburete sujetándola por las caderas y las tetas le pasaron las pollas por el culo y se la clavaron primero en el coño y luego en el ano por turnos hasta que uno se corrió dentro llenándola de semen que escurrió por las piernas al tener el ano muy abierto. El otro la puso de rodillas y la hizo que se la volviera a chupar corriéndose en su boca que de llena que estaba de semen, escurrió por sus tetas.
Yo ya estaba fuera de mí, ella me decía que era muy zorra y que quería mi polla en su ano como por la mañana, así que me giré y ella abriendo las piernas y abriéndose las nalgas con las manos me dijo que la follase por el culo. Puse mi polla en su ano y casi sin empujar entró sola hasta el fondo, arrancando unos gemidos a mi mujer.
Entonces ella se transformó, comenzando a gemir con fuerza, a decir que era una zorra, una puta, que le follase el culo, que quería mas pollas duras y grandes que la llenasen el coño y el culo de semen. Yo me puse a mil oyéndola decir eso y viéndola con el vestido en la cadera de espaldas a mí y con el culo totalmente abierto y una pierna en alto mostrándome sus zapatos y medias súper sexys. Yo le decía que era maravillosa, una experta en la cama y que quería verla follada por otros tíos, verla disfrutando de su maravilloso cuerpo con otros hombres más dotados que yo, comportándose como una puta con ellos, sin cortarse nada. A ella eso le excitaba aun más y sus gemidos y empujones hacia mí eran más grandes cada vez.
Así estuve no mucho rato ya que me corrí a la vez que ella, llenándole el culo de leche. Ella estaba extasiada, se tocaba el coño lentamente y el agujero del culo notando como la leche escurría por sus nalgas.
Nos abrazamos, besamos y me preguntó que si me había gustado, a lo que yo respondí que había sido fantástico y que la quería ver así de sexy y de caliente en casa. Entonces la propuse salir así vestida a tomar algo y ella aceptó encantada, pero advirtiéndome que luego no me arrepintiera de lo que ocurriese y que ella elegiría el lugar. Yo acepté y le dije que era mi ama y que hiciera lo que le apeteciese con quien le apeteciese. Me vestí, ella se puso un abrigo largo que la tapaba entera, montamos en el coche y nos dirigimos hacia la ciudad.
Por el camino me dijo que tomase la próxima salida de la autopista, yo la obedecí y me di cuenta que era una carretera que iba a un pueblo pequeño, pero ella me mandó parar casi al poco de entrar diciéndome que la apetecía tomar algo en el local que había allí mismo. Era un club de carretera, la miré y vi como me sonreía diciéndome que recordase que ella era la jefa, así que aparqué y antes de bajar me dijo que fuese yo solo, que ella iría después y así jugábamos a no conocernos, quería ver el efecto que producía en el local.
Entré en el club y me dirigí a la barra, donde había varias señoritas en topless y otras vestidas, todas muy sexys. Una de ellas se me acercó y en poco tiempo me la quité de encima. De pronto todos los hombres se giraron y vi a mi mujer entrar en el bar, iba sin el abrigo, con su vestido ajustado y sexy. Se oyeron piropos y alguna burrada de los tíos que estaban allí y una de las chicas se acercó a ella amenazante diciendo que se fuera que aquel lugar no era para mujeres. Un hombre que estaba al lado de la puerta se interpuso cogiendo de la cintura a mi mujer, diciendo que era un ligue suyo y que la dejase en paz.
Ya todos calmados, vi como mi mujer me buscaba con la mirada y al verme me guiñó un ojo mientras hablaba con el hombre, que no la soltaba un segundo y la llevó a su mesa, donde estaba junto con otros dos tíos y la sentó en su pierna. Pronto la invitaron a beber y ella, mirándome de vez en cuando, disimulaba y reía con ellos como si de una chica del lugar se tratara.
El tío le sobaba el culo por debajo del vestido y le metía la cara entre las tetas y ella se reía y bajaba la mano tocándole la entrepierna. Los otros también la tocaban de vez en cuando las piernas o la apartaban un poco el vestido sacando una teta y pellizcándole el pezón. Ella reía y seguía el juego a la perfección.
Entonces se levantaron todos de la mesa y se dirigieron a las escaleras que conducían a las habitaciones de arriba y al pasar por delante de mí me miró e hizo como que me conocía, dándome un beso y tocándome la polla por encima me dijo al oído que estaba muy cachondo. Les comento a sus acompañantes que yo era un amigo al que le gustaba mirar y que si podía subir con ellos.
Yo alucinaba con ella, ellos no se opusieron y riéndose dijeron que no les importaba así que les seguí viendo por las escaleras como la metían mano por debajo del vestido y como tiraban del tanga para que la golpease en la rajita del culo al soltarlo. Ella subía entre risas y saltitos para provocar el movimiento de sus grandes tetas bajo el vestido, saliéndose en algún momento.
Llegamos a la habitación y los tres tíos comenzaron a desnudarse mientras Elena, mi mujer, se sentó en el borde de la cama y les animaba a sacar sus grandes pollas, diciéndoles que nunca estarían con una puta mejor. Tenían las pollas muy grandes y gruesas y ya desnudos mandaron a mi mujer ponerse de rodillas entre ellos y le fueron pasando la polla por la cara mientras ella las lamía, chupaba alguna y les tocaba los huevos masturbándoles alternativamente.
Yo estaba sentado en un sofá de un rincón tocándome por encima hasta que Elena me miro y me dijo que me sacase la polla también. Yo la obedecí y comencé a masturbarme mientras ella chupaba las pollas de los tres tíos de rodillas en medio de ellos. Uno de ellos la levantó del suelo y al rato uno, mientras la morreaba, le sacó las tetas por el escote y otro por detrás, de rodillas, la lamía la raja del culo y le tocaba el coño con los dedos. El tercero se sentó en la cama con su polla tiesa en la mano y la dijo:
– Ven aquí, a ver como cabalgas.
Ella abrió las piernas y poniendo sus grandes tetas en su cara fue bajando poco a poco metiéndose toda la polla en el coño a la vez que gemía de placer. Cuando se la hubo enterrado toda, comenzó a subir y bajar lentamente al principio y más rápido después aumentando los gemidos, diciendo lo buena y dura que estaba la polla. Yo también aumenté el ritmo de mi paja viéndola con aquella enorme polla en el coño de espaldas a mí. Uno de los que estaban de pie se puso de rodillas detrás y separándola las nalgas nos mostró el ano de mi mujer y la polla brillante de líquidos del coño de Elena entrando y saliendo de su cueva. Entonces le empezó a meter el dedo en el culo untado en líquido de su polla diciendo:
– ¡Que culo tan divino y que agujerito más glotón! Eres una zorrita, tu culo se traga mis dedos con facilidad, se nota que te han dado mucha polla por aquí.
Mi mujer le dijo entre gemidos que metiese la polla ya y dejase de jugar. El tío la empujó quedándose, el que la follaba y ella, tumbados uno encima del otro sin dejar de follarle el coño. El otro acercó su gran polla al agujero mojado de Elena y la penetró. Mi mujer gritó de placer diciendo que era muy grande, más grande que la de su marido por lo que el que la follaba el culo la pegó en la nalga diciendo:
– Así que eres una zorra infiel, te vamos a castigar por ser una zorra traviesa.
El que se pajeaba al lado mientras tocaba sus tetas, se puso encima de la cama de rodillas y la agarró de la cabeza metiéndole la polla en la boca, diciendo:
– ¡Chupa, zorra, que hoy te vas a hartar de pollas!
– Seguid follándome, quiero que mi marido disfrute viendo lo puta que es su mujer – dijo ella de pronto.
Los tíos se quedaron casi paralizados mirándome y yo les dije que no parasen, que mi mujer quería más y que se lo dieran. El que le follaba el culo aceleró, agarrando de las caderas a Elena y gritando:
– ¡Toma, toma leche!
Cuando se retiró, dejó a la vista el ano dilatado escurriendo leche y me dijo:
– ¡Tómala, está a punto, mete tu polla dentro y riégala!
Me levanté y le clavé la polla hasta dentro follándola con movimientos rápidos y fuertes, mientras notaba la polla del otro dentro del coño y así, al poco, me corrí.
El que le follaba la boca se corrió fuera, en su cara y en el pelo y el que estaba debajo le dio la vuelta, tumbándola boca arriba con las piernas en alto y metiendo otra vez la polla en el coño, la folló fuertemente sacando la polla y corriéndose abundantemente sobre su cuerpo, aunque algunos chorros volvieron a mojar nuevamente la cara de Elena, que se relamía los labios. A continuación nos limpió la polla a todos, tragándose los restos de semen que quedaban en ellas y nos vestimos.
Ya en el coche me dijo que había estado muy bien y que si me había gustado. Yo le dije que me gustaba verla disfrutar y lo sexy y segura que se sentía en esas situaciones.
Saludos y ya os contaré más cosas de la zorra de mi esposa.