Relato erótico
Cuantos más, mejor
Había sido el primer hombre de su novia, a la que le enseñó todo sobre el placer, pero pasados los años su única fantasía era ver como era follada por más hombres en su presencia.
Ignacio – GRANADA
Hola soy Ignacio y vivo en Granada, tengo 25 años y mi novia 21. Hace 7 años que salgo con ella y estoy seguro que es el amor de mi vida. Ella se llama Lola, tiene unos ojos miel, pelo rizado rubio, un culo redondo y salido, y unas tetas que siendo muy grandes se mantienen tiesas y con unos pezones tan largos, que para mí son únicos.
Yo fui su primer hombre, nunca tuvo relación con otros y hace algo más de un año le confesé una fantasía que hasta el momento no quería hacerlo, ya que ella es una chica recatada y todo lo que logré con ella en cuestión de sexo fue debido al amor que nos tenemos. Lo más arriesgado que hicimos fue hacerlo en un bar, pero sentía el nerviosismo de ella en todo momento.
Bueno, la fantasía que me animé a confesarle fue que me volvía loco la idea que ella fuera follada no solo por mí, sino por más hombres al mismo tiempo. Claro, la reacción de ella fue que yo estaba loco. Y noté su mirada, mezcla de enojo y desilusión. Por eso ese día dejé de hablarle de ello hasta que un día estando en su casa, desnudos sobre su cama, hice que se pusiera de costado, con su espalda frente a mi y yo, con una mano agarré mi polla, que estaba súper dura, y se la deslizaba por la raja de su culo y el orificio de su vagina. Con mi otra mano le agarré una teta, mientras puse mi boca cerca de su oído y le susurre entre gemidos:
– Piensa que mi polla y mis manos son de dos hombres diferentes que están a punto de follarte.
Seguí acariciándole los pechos, después subía hasta su boca y ella me chupaba los dedos, para luego acariciar su coño y frotarle el clítoris. Cuando se corrió, me confesó que le había gustado mucho, pero que nunca podría hacer eso en realidad, porque me ama y nunca me sería infiel y menos delante de mí.
Otro día, pero esta vez en mi casa, estando nuevamente desnudos y calientes, le dije que cerrara los ojos. Entonces me levanté y fui a buscar un consolador que había comprado, la hice tumbar boca arriba y abrir las piernas. Yo me puse al revés, metiéndole el pene en la boca al tiempo que le metía dos dedos en el coño. Después de unos minutos y verla excitada, saqué que mis dedos y le metí de un golpe el consolador en su mojada vagina. Ella di un pequeño brinco, pero antes que dijera nada le dije:
– No te preocupes amor, es un consolador que compré para satisfacerte más, no te causará ningún daño. Imagínate que hay dos hombres que te están follando con sus vergas duras solo para hacerte correr una y otra vez.
Cuando noté que ya estaba a punto, me di vuelta y la follé violentamente. Sus gritos me aturdieron, pocas veces la sentí gritar así. En mi mente notaba que mi fantasía estaba próxima a hacerse realidad y le iba a decir a un amigo, que no conocía a mi novia, si quería ser partícipe en una orgía. Por supuesto había la posibilidad de que ella se enojase conmigo y no quisiera volver a verme. De todos modos me arriesgué, mi calentura era muchísimo más fuerte y me hacía unas pajas terrible de solo pensar en ese momento.
Mi amigo en cuestión era compañero del instituto. Lo llamé, le dije que tenía que hablar con él y nos encontramos en un bar. Cuando nos vimos le comenté que había terminado con mi novia y que estaba saliendo con una chica que me había confesado que le encantaría encamarse con varios tipos a la vez, pero que no se atrevía, y le propuse si quería ayudarme a complacerla en su deseo. Obviamente accedió de inmediato. Después de hablar un rato él me preguntó cuanto tipos más había que conseguir y yo le dije que máximo dos. Por último le dije que él y los amigos vinieran el próximo sábado a mi casa.
Ellos llegaron, la verdad que eran tipos agradables y de físico mas o menos como el mío, 1,79 m, 75 kg. Mi novia es muy menudita y eso me calentó más. Mi novia iba a llegar a mi casa una hora mas tarde, pero a los chicos los hice llegar más temprano para comentarles algunos pasos a seguir y reglas.
Les dije que ellos, cuando mi chica llegara, estuvieran desnudos en la habitación de al lado de la mía, esperando en silencio a que diera la señal de entrar. Les prohibí que le preguntasen cosas, como por ejemplo su nombre y demás datos. Yo tenía pensado ponerle una venda en los ojos a Lola, que por cierto ellos no podrían sacarle en ningún momento. También tenía preparada una cámara de fotos y un video, que los que no estaban follando tenían que usar.
Llegó la hora. Ellos se desnudaron en la habitación, esperaron y mi novia llegó. Estuvimos hablando unos minutos y la empecé a besar diciéndole que estaba muy caliente. Fuimos a la habitación y la comencé a calentar pero sin sacarle la ropa. Le dije que le quería vendar los ojos, cosa que no era la primera vez que se lo hacía. Ella no tuvo problemas en hacerlo. Le coloqué una venda que le tapaba bastante la cara, desde mitad de la nariz, hasta la mitad de la frente. Le dije que se recogiera el pelo y puse música romántica, pero un tanto fuerte, la cual no solo servía para señal de que vinieran los que estaban en la otra habitación, sino también para que Lola no oyera los paso y sonidos que hacían. Me calenté sabiendo que estaba mi novia en una habitación con cuatro tipos, yo entre ellos, que estaban a punto de perforarla.
Ellos estaban con los penes apuntando al techo y le ordené a mi chica que se fuera sacando la ropa despacio. Ello lo empezó a hacer mientras yo me daba prisa en desnudarme también. Primero fue su falda, después la blusa y ahí empecé a besarla en la boca y le decía que yo iba a tener el control de todo, que íbamos a hacerlo muy despacio y calmado para que fuera más excitante y que ella no tenía que hacer nada si yo no se lo pedía. Uno empezó a sacar fotos como loco mientras otro estaba con la cámara.
Entonces llamé a uno de los chicos que ya sabía que hacer, fue donde estaba ella de pie y le empezó a tocar los pechos y el culo, pasándole la punta de la lengua por la boca. Luego él se retiró un poco y yo me acerqué diciéndole que terminara de desnudarse. Ella lo hizo. Entonces llamé a otro, mientras le decía a ella que me chupara el pene, pero solo la cabeza y que no se ayudase con las manos. El chico se puso al lado de Lola, que ya estaba arrodillada con su boca entreabierta, agarró su verga y se la apoyó en los labios, ella sacó su lengua y empezó el lameteo. Yo tomé la cámara de video y me puse solo a unos centímetros de la situación. No podía creer todo lo que estaba pasando. El calor de lo que iba a venir asfixiaba la habitación. Después de unos minutos toqué el hombre del muchacho para que comprendiera que teníamos que cambiar.
Entonces le dije a mi novia que tumbara en la cama para que el tercero viniera y le chupara el coño. Ella empezó a gemir con la lengua y los dedos que se le metían en la raja. Luego, yo la arrastré hasta la punta de la cama y levantándole las piernas, la penetré. Todos se pajeaban, mientras registraban lo que estaba pasando pero ya se acercaba el momento decisivo en que ella se enterara que no era uno solo el que estaba en la habitación.
El corazón se me puso a mil cuando hice poner a mi novia a cuatro patas y le dije a otro que la penetrara. Dejé pasar un momento y mientras le ponía la verga en la boca, mientras el otro la embestía le dije:
– Mi amor, esta es mi fantasía, que es solo verte gozar como nunca, no rechaces la situación, solo sigue gozando y déjate llevar.
El muchacho la seguía penetrando con fuerza y ella quería decir algo pero no se le entendía, hasta que algo salió de su boca y fue:
– ¡Siiií…!.
Entonces le metí nuevamente la polla en la boca y empecé a calentarme como nunca. Mi fantasía era realidad y no lo podía creer. ¡Que sensación imborrable!. Le dije que no se sacara la venda por nada, que así sería mejor. Yo por dentro pensaba que no quería que se la sacase no solo para que no la reconocieran los tipos aquellos si alguna vez se la cruzaban en esas casualidades de la vida, sino también para que ella se desinhibiera más.
Seguimos en esa posición unos minutos, luego me recosté yo y la hice que me montara, otro se ocupo de ensartarla por el culo y un tercero le metió su miembro en la boca. Ese fue el primero en eyacular y dejó toda la descarga en su garganta. Ella estaba desconocida y me encantaba. Yo a veces paraba y cogía alguna de las cámaras para no perder detalle.
Estuvimos horas follándola de uno en uno, de dos, de tres… Ello parecían rotarse sincronizadamente para no acabar rápido y seguir gozando lo más que pudieran, pero todo terminó mientras yo se la clavaba por el culo y ella chupaba penes y tragaba semen de los restantes. Luego los llevé a la otra habitación, se vistieron y les despedí. Estaban encantadísimos.
Cuando volví a la habitación no podía creer lo que veía. Mi novia estaba tirada en la cama boca arriba con las piernas abiertas y el coño dilatado. Con todo su cuerpo y cara llenos de leche. Parecía muerta y estaba tan rota que no se sacó ni la venda. Yo apagué la música y me dirigí a ella, le destapé los ojos, me miró, le pregunté como estaba y ella me respondió:
– Destrozada, pero nunca he gozado tanto en toda mi vida.
Desde este día, amiga Charo, nuestra relación ha sido aún más perfecta.