Consegui mi fantasía

Su primera novia le acostumbro a “algo” a lo que, con los años, no ha podido renunciar. Al contrario cada vez le gustaba más. Su pareja actual ha colaborado en que su fantasía se cumpla.

Rodrigo – Sevilla

Tengo 31 años y me considero una persona liberal y sin prejuicios. Digamos que todo empezó con mi primera novia. No sé cómo fue, a mis 19 años, ella un día me metió un dedo en el culo y no fue una situación que me molestara, por lo que desde entonces, siempre incluíamos en nuestras relaciones los deditos de mi novia.
Empecé a indagar más en el tema, que si las mujeres gozan, por que los hombres no podemos sentir igual, aunque sea con otro agujero.
Con mi segunda novia, que era mi mujer en ese momento, la cosa había pasado de los dedos a que me metiera objetos y hasta un consolador de ella, pero muy pocas veces, ya que me decía que le daba miedo a que me gustara mucho y me pasara de bando… Pero fue cuando me separé de ella y encontré a mi nueva pareja, cuando todo me salió como quería. Con esta mujer, que es muy apasionada y fogosa, nos entendíamos en la cama y compartíamos nuestros gustos sexuales, fui descubriendo su fantasía, que se la follara otro hombre delante de mí y montar un trío.
Hablábamos mucho del tema pero no era algo concreto, yo le insinuaba para hacer un intercambio de parejas, que ya había contactado con una y nos intercambiábamos fotos. Ella tenía curiosidad por saber como funcionaba todo y empezó a chatear con ellos, mientras yo miraba lo que escribían y como mi mujer se decidió a concretar una cita.
Quedamos en una disco swinger y para mí, ese fue el error, ya que el ambiente no era precisamente para una pareja que novata, había parejas desnudas por todos lados, bailarines desnudos, olor a sexo… Pensé que mejor hubiéramos quedado en otro lado. Nos sentamos los cuatro en una mesa a charlar, pero ambos nos dimos cuenta que ni locos íbamos a estar con esa pareja, llevaban un rollo, sado, etc. que no nos gustó nada. Pusimos una excusa y nos fuimos del lugar.
Una vez estábamos fuera, ante la decepción decidimos pegarnos una fiesta los dos. Fuimos a un hotel de los caros a disfrutar de una velada de sexo. La habitación tenía una cama de 2×2 metros, espejos por todos lados, un jacuzzi, un buen televisor… No le faltaba ningún detalle. Lo primero que hice fue mirar la carta para pedir una botella de vino, cuando descubro en la lista de precios que contaban con un servicio llamado “haciendo realidad tus fantasías”. Llamé y ofrecían el servicio de mujeres u hombres. Le comenté a mi mujer y decidimos mutuamente probar.

Pedimos el catálogo y de entre todos lo que veíamos, nos decidimos por Bruno, 25 años, 1’90m, excelente cuerpo, ojos azules, pelo negro, piel canela y lo mas llamativo, su paquete de 23cm. Cuando mi mujer vio eso se acabó de convencer, ya que ella nunca había sido penetrada por algo tan grande, y menos yo, que seguía virgen de verga.
Mientras esperábamos su llegada, nos dimos una ducha y nos tomamos una copita de vino mientras mirábamos unos videos porno.
Cuando sentimos el golpe en la puerta, nuestros corazones latían mas rápido, abrí la puerta y me quedé helado, estaba mejor en vivo que en fotos. Él me dio la mano y a ella un beso en la mejilla, nos sentamos en el sofá. Nos dijo que tenía cosas que hablar antes y se refería a que el servicio era para toda la noche, que el era bisexual, activo solamente, nada de golpes, sexo seguro y limpio y que se adaptaba a nuestras peticiones, pero dentro de todo lo que dijo anteriormente, y lo más importante cobraba por adelantado.
Le dijimos que queríamos llevar a cabo una fantasía y era que mi mujer quería ser follada por otro hombre delante de mí, con una buena verga y que después me incorporaría yo para acabar en un trío, para ser penetrada por todos lados. Me dijo que esa era la fantasía más pedida en los matrimonios. Entró en el baño a cambiarse, nosotros pusimos una música suave y bajamos las luces, estábamos listos para la acción. Salió del baño con un slip de color azul brillante, del cual se le dejaba notar el semejante “vergón” que ocultaba, se le acercó directamente a mi mujer para que bailaran. Ella, gracias al alcohol y a la calentura, no se opuso, bailaban bien pegados y se empezaron a besar locamente, mientras él le sacó el albornoz y quedó totalmente desnuda.
Yo me tiré en un sillón al lado de la cama contemplándolo todo. Le acariciaba el culo, las tetas, le frotaba el chocho… Se acostaron en la cama, él se sacó el slip y le quedó al descubierto una verga excepcional, la cual estaba empezando a empalmarse.

Era una polla con una cabeza muy grande, llena de venas bien gruesas, estaba completamente depilado hasta el culo, el cual era bien redondito. Él se agachó, le besaba las tetas y fue bajando hasta llegar a la vagina, le mordía despacio el clítoris y le metía la lengua por la vagina y el culo. Ella solo suspiraba del placer recibido. Yo me acerqué al borde de la cama y veía como la estaba chupando y le caía el pesado mástil. Se fueron moviendo hasta que ella se acomodó arriba y formaron un 69. Se metió esa verga hasta donde más le daba su garganta, le pasaba la lengua por todos lados y le chupaba los huevos, mientras que él le empezaba a intercalar su lengua con sus dedazos en la vagina. Estuvieron un buen rato así, intercambiando posiciones, hasta que ella no pudo más y le suplicó que se la metiera. Creo que hasta ese entonces ella habría tenido ya un par de orgasmos.
Él se puso un condón y le abrió las piernas para untarle una crema bien líquida que traía, se la puso por la vagina y por el culo. Ella, con sus piernas totalmente abiertas, y él que le iba acercando semejante verga. Me daba un poco de miedo a que le doliera al tratar de entrarle, pero el tipo era un profesional, se la fue metiendo poco a poco, ella gritaba del placer/dolor que le estaba propinando. Al rato observé que mi mujer se había metido toda esa verga y que solo los huevos de él golpeaban en la puerta del chocho. Era increíble la cara de placer que tenía, no paraba de gemir y gozar. Yo me acariciaba la verga. Después de un buen rato bombeándole, se la sacó y le dio la vuelta para que quedara frente a mí en posición de perrito.

Él seguía duro el mete saca, ella solo me miraba y cerraba los ojos, él se la sacaba toda y la volvía a meter, era increíble ver eso. Estuvieron así un buen rato, ella me pidió que le acercara mi verga a su boca para que me la chupara. Se la metió y la hizo desaparecer mientras él le daba cada vez más rápido, hasta que se corrió casi al mismo tiempo que yo en su boca.
Verle la cara a ella de dolor y placer, con mi semen saliéndose por los labios y la verga todavía erecta con el condón lleno de semen a mi amigo, era una secuencia muy loca. Nos tiramos los tres a descansar en la cama, quedando ella en medio. Veíamos escenas porno en la tele y Bruno empezó a tener de nuevo otra erección. Ella le sacó el condón y le quedo la verga con algo de semen, se la metió en la boca mientras masajeaba mi verga. Él se acomodó en el medio de la cama y ella agarró mi mano para que le tocara la verga a él, me hacia como el que no quería y él solo me hizo una mirada cómplice, como si supiera de mis ganas.
Se la agarré y pude notar que casi no me cerraba la mano sobre ese mástil. Ella empezó a besarme, fue ahí donde él me cogió por la cabeza y me fue empujando hacia su verga totalmente erecta. Empecé a imitar los movimientos de ella, a chupársela, al rato estábamos peleándonos mi mujer y yo para saborear esa verga. Todo esto me estaba poniendo cada vez más loco, no se en que momento estábamos haciendo un hermoso triangulo, Bruno lamiéndole el coño y culo a mi mujer, ella saboreando mi verga y metiéndome lo dedos en el culo, y yo que chupaba ese pollón como si fuera la última vez de mi vida. Le chupaba los huevos y llegué con mi lengua hasta el agujero de su hermoso culito.
Llevábamos un buen rato haciendo eso, hasta que paramos y frente al espejo, empezamos a besarnos y tocarnos. Él me empezaba a meter un dedazo en mi estrecho culo, me hizo poner en cuatro sobre una silla, quedando mi culo bien abierto, entonces untó su mano con lubricante anal y empezó a masajearme con sus dedos, me los metía y sacaba y me ponía más crema.

Mi mujer estaba como loca chupándole la verga y ni le importaba lo que me estaban haciendo a mí. Creo que llegó a meterme cuatro dedos. Él le dijo a mi mujer que ya estaba listo para romperme el culo y ella le dijo que empezáramos.
Ella se acomodó boca abajo en la cama, mirando de frente un espejo, yo se la empecé a meter en el culo que la tragó rápido, empecé a moverme hasta que sentí una mano pesada en mis hombros para que me quedara quieto, sentía su respiración en mi nuca, ella estaba más concentrada por verme a mí que de mi polla en su culo. Él empezó a acercármela hasta la entrada de mi culo y empezó a empujar.
Al principio no aguantaba semejante dolor, sentía que se me abría la piel pero cuando él quería sacármela, me dolía aun más, entonces le asentí para que continuara. No sentía placer, solo dolor. Le pedí que me la sacara pero no me hizo caso y siguió, después sentí un alivio al haber pasado ya la cabeza, pero faltaba el tronco. Estuvo un rato en la puerta de mi culo y empezó a moverse, ahora sentía más placer que dolor, hasta que la sacó y se llenó de crema toda la polla y mi culo de nuevo. Esta vez entró más fácil y sin tanto dolor.
Mi mujer gozaba solo de ver como me penetraban. Empecé a querer moverme dentro de ella pero notaba que me dolía más por detrás, por eso me quedaba quieto, solo me dejaba llevar. Él con mucha maestría y paciencia me la metía toda y me hizo poner mi mano en la puerta de mi culo para que notara que solo los huevos estaban afuera. No podía creerlo, estar ensartado con semejante verga, el dolor ya había desaparecido para sentir placer. Él empezó a moverse despacio y sentía como esa cabeza se quería salir pero mis esfínteres no la dejaban, ya estaba bien lubricado y empezamos a movernos los tres, pero con los embates de mi mujer hacia atrás más los embates de él hacia delante, me sentía como un sándwich, era más el placer que sentía en mi culo en ese momento que en mi polla, él solo, con sus movimientos, nos movía a los dos.
En un momento me corrí en el culo de mi mujer, me hizo salir de ahí y se acostó boca arriba. Me hizo sentar sobre su verga y que empezara a cabalgar sobre él, pero de espaldas a él. Obedecí sus órdenes y me senté, ya sin sentir tanto dolor, quedándome la polla al alcance de mi mujer, para que tratase de chupármela, pero al cabo de unos 5 minutos él se corrió, sintiendo como latía ese mástil dentro. Me levanté, le saqué el condón y entre mi mujer y yo le limpiamos la verga a lengüetazos.
Era increíble, a este semental no se le caía y ella quería también sentirse penetrada por el culo con esa verga, así que se animó y sin rodeos se fue sentando sobre él. También gemía de dolor/placer, pero se la metió toda y empezó a cabalgarle de una manera profesional. Después de un rato dándole duro, se la sacó y nos acomodamos bien en la cama, yo boca arriba con mi polla dura de nuevo, ella se acostó boca arriba sobre mi polla y se la metió en el culo y él se acomodó abriéndole las piernas para metérsela de una en el coño.
Follamos un buen rato hasta que me corrí, cuando él iba a acabar se salió, se sacó el condón y acabó entre las tetas, le llegó hasta la cara, era increíble ver con la fuerza que sacaba leche. Ella se la paso por todo el cuerpo y yo le limpiaba la cara con mi lengua para después entre los dos dejarle bien limpia la verga a nuestro semental. Después nos relajamos, él se cambio, se despidió de nosotros, nos dejo una tarjeta con su teléfono y se fue. Nosotros nos bañamos juntos para aliviarnos y sacarnos ese olor a sexo que teníamos en nuestros cuerpos.

Empezó a enjabonarme todo y cuando me pasó el jabón por el culo, me metió como cuatro dedos que entraron muy fácil y automáticamente se paro, todavía quería guerra y se la clavé allí mismo sobre el inodoro en cuclillas hasta que me corrí sobre la espalda.
Después de la semejante follada que tuvimos, nos cambiamos y nos fuimos a casita para dormir hasta bien tarde, para después por la noche, hablar de lo que nos habíamos animado a hacer. Fue el comienzo de un cambio muy gratificante en nuestra vida sexual…
Besos.