Confidencias a media tarde

Estaba solo en casa. Su mujer tenía turno de tarde y de pronto llamaron a la puerta. Era una amiga de los dos, que quería hablar con su mujer para contarle un problemilla que tenía. Nuestro amigo le dijo que si quería podía hablar con él, ya que él, estaba al corriente de muchas cosas de las que hablaban las dos.

Paco – Tarragona
Aquel día mi mujer tenía turno de tarde en los grandes almacenes donde trabajaba. Comí, me tumbe en el sofá para hacer una siesta y de pronto, llamaron a la puerta.
Era Rosa, una amiga de mi mujer, las conocí al mismo tiempo, ya que siempre iban juntas a todas partes. Rosa se casó hace unos años con un tipo algo mayor, unos cincuenta y pocos años y con el riñón bien cubierto, y como ella y mi mujer se cuentan todas las intimidades, sé que el tipo lleva una buena cornamenta.
Rosa a sus 29 años es una tía que sin llegar a ser un tipazo de mujer rezuma sexo por los cuatro costados. Es bastante más alta que Marta, sobre uno setenta y tres sin tacones y de formas rotundas, metida en carnes. Tiene un culo tremendo parecido al de esas mulatonas algo gorditas.
Pone cara de sorpresa cuando le dijo que Marta no está:
-Vaya, yo que quería contarle unos problemillas que tengo.
Sé que miente como una bellaca, sabe perfectamente el turno de Marta y, la idea de que todo sea una argucia para estar a solas conmigo comienza a ponerme cachondo.
– Bueno, Rosa, nos conocemos desde hace mucho años y sabes que te aprecio mucho. Si puedo aconsejarte en algo…
– No se… – se hace la remolona- yo también tengo mucha confianza en ti, pero, veras Paco, es que es un tema muy intimo, mas para tratar entre mujeres.
– Vamos Rosa, Marta y tu os lo contáis todo y tu sabes que Marta me lo cuenta a mí. Sé mucho sobre tus “temas íntimos” y sé que tú sabes muchísimo de Marta y de mi.
Finge poner cara de sorpresa a mis palabras pero al final derrama sus penas. Dice que tiene un problema con Tania, la chica rusa que está interna en su casa como empleada de hogar. Se sienta en el sofá, y al hacerlo la falda de tubo se le sube y me enseña los muslos hasta el mismo principio del culo. La muy zorra no se molesta en arreglarse la falda y el espectáculo de sus llenos y musculosos muslos hace que mi polla comience a inquietarse. Le pregunto por el problema con Tania, que por otra parte es una jovencita de 19 años, rubia y con un cuerpo de modelo de pasarela. En líneas generales me viene a contar que está teniendo una aventura con Tania y con su novio David, un chaval de unos 22 años. Me cuenta que la tienen dominada, que se ha convertido en el juguete sexual de los dos jovenes. Me cuenta que primero fue ella la que sedujo a David, le daba morbo tirarse a ese jovenzuelo.

Tania los descubrió, pero en lujar de enfadarse se unió a la fiesta. Dice que en cuanto su marido se va de casa, Tania se desnuda completamente y se lanza sobre ella, y que pesar de que ella se resiste, termina siendo sometida por la joven y me cuenta todas las “torturas” a las que la somete Tania.
Se olvida o finge olvidarse de que Tania y yo hemos follado y que esta me ha contando muchas cosas sobre Rosa. Se arremanga la falda para enseñarme el punto donde Tania le ha mordido. Su blanca carne está hinchada. Y, aún tiene la marca… una huella, circular y perfecta, de los dientes de Tania muy arriba y a un lado, a pocos centímetros del coño. Alza la rodilla y separa las piernas, mientras la examino. Le aprieto la pierna y empiezo a magrearla.
-Noooo, Paco, ¡no quería que pasara eso!
Le levanto la falda hasta la cintura y le quito las bragas. ! ¡Dios, que culo tiene! se lo palmeo y mojo un dedo en saliva y le acaricio el ojete con el. Empieza a calentarse. Dirige su mano a mi bragueta y me saca la polla y comienza a cascármela. Creía que no podía tener la polla más dura de lo que ya la tenía, pero esa zorra lo consiguió. Me duele de lo dura que está.
Mientras estamos tumbados y magreándonos mutuamente me cuenta mas detalles de sus aventuras con Tania y David. Me dice que no sabe porque Tania la tiene dominada. Pero, es que, me cuenta que le encanta que le coman el coño y Tania se lo come de locura. Mientras me dice esto, restriega su coño contra mi mano. Es una invitación, está esperando que me incline y de a su chocho el mismo trato que le da Tania, pero la defraudo. Quiero ser yo el que marque las pautas.
Le meto el cipote entre los muslos y le froto la raja con la punta. Me pone una pierna encima y la raja se abre. Rosa alarga una mano bajo el culo y me coloca la polla en el sitio en que la necesita y consigue meterla un poquito. Está tan cachonda que no quiere perder ni un minuto desnudándose. Pero yo la obligo a quitarse la ropa. Quiero verle el par de magníficas tetas que tiene.
Me dice que ya sabe que me he follado a Tania, quiere que la folle como a Tania, que le haga de “todo”.
Se sienta para quitarse los zapatos, y, en cuanto estamos los dos desnudos, la tiro contra el sofá y la pongo de rodillas delante de mí. Me limpio la polla en su pelo y se la ofrezco para que la chupe.
Babea sobre la punta como una niña chupando un caramelo. Me está dejando el cipote lleno de babas y noto los huevos a punto de reventar. La agarro por la nuca y le mantengo el cipote entero dentro de la boca más de un minuto y a pesar de que casi se asfixia, a la tía le gusta. La tía se calienta cada vez más y empieza a chupármela con tantas ganas que hasta me hace daño, temo que me la arranque. Le cojo con una mano de los pelos obligándola a sentarse y, dándole un par de azotes en el culo le digo:
-Ahora te voy a follar hasta que me digas basta, guarra.

Rosa es demasiado grande, sobre 73 kilos, para moverla con la misma facilidad con que movería a Tania, que pesa algo más de 50 kilos, pero la empujo contra el sofá y la pongo con las piernas al aire. Toda su parte baja, todo lo que queda entre sus piernas esta pegajoso. Cuando de repente le meto con fuerza un dedo culo arriba y dijo que se esté quieta o, si no, le meteré el puño entero, se pone fuera de sí.
Debe saber lo que viene a continuación, pero finge que no.
Le doy la vuelta y le planto la punta de la polla en el ojete. Se arrodilla con las piernas bien separadas y baja la cabeza, mientras se la clavo. No pone reparos, sólo emite un leve gemido.
La muy zorra no tiene ojete tan apretado como ha querido dar a entender, se tragado más de una buena polla por ahí. El cipote no entra del todo, pero no me cuesta tanto como cuando enculé a Tania. Al cabo de poco rato, tengo toda la polla dentro de su culo con mis pelotas rozando sus nalgas.
-¿Cuántas pollas te has trabado por ese culo de putona? –le digo, mientras se la meto sin piedad-
Finge escandalizarse y dice que como puedo pensar eso, que no lo había hecho nunca…Será mentirosa, se nota que ya le han dado por el culo, ya que no para de moverlo al compas de mis pollazos.
Sigo dándole a base de bien, hasta que reconoce que estaba mintiendo, que le gusta que le den por el culo., que es una golfa y le pone los cuernos a su marido con cualquiera. Dice que David también se la folla por el culo, pero que mi polla es mejor, más gorda que la de David.
Se la clavo una y otra vez por el culo, la tía está buenísima, no para de gemir y pajearse el coño mientras le reviento el culo. Voy a enseñarle algo que tal vez no haya probado aún.

Rosa grita como una loca, cuando nota que me estoy meando dentro de su culo. Se corre gimiendo y gritando como una cerda.
Cuando acabo, la pongo de rodillas frente a mí y me la casco hasta que le lleno la cara y las tetas de leche. Cuando acabo la corrida, me agarra la polla y se la mete entera en la boca. Es increíble la cara de puta que pone.
Se levanta y dice:
-Lo siento por Marta, pero hoy se va a quedar sin su ración de polla, ya que voy a dejar los huevos secos del todo.
Dicho esto, os podéis imaginar cómo acabó la tarde. Estuve dos días para recuperarme.
Un beso para todos.