Buenas vibraciones

Su amigo, con el que echaba algún polvo de vez en cuando, le preguntó si quería montarse un trío con él y con su mujer. Aceptó y de este encuentro surgió una buena relación.

Silvia – Barcelona

Mi nombre es Silvia. Lo que quiero contaros ocurrió, cuando Eduardo, un buen amigo mio casado, con el que había follado más de una vez, me dijo que si quería hacer un trío junto con su mujer y como le contesté que encantada, voy a contarte lo que sucedió.
Me invitó a pasar el fin de semana en una casa que tiene en el campo, con piscina, diciéndome que solo estarían ellos dos, ya que sus hijos iban de excursión este fin de semana. Acepté y el viernes, después de trabajar, me fui con Eduardo en su coche. Cuando llegamos Elena, su mujer, tenía la mesa puesta para almorzar. Nos saludamos, ya que yo ya la conocía. Me dijo si quería ponerme más cómoda, así lo hice, me quité toda la ropa y solo me puse una camiseta, al igual que Elena. Eduardo también se cambió y se puso un pantalón corto.
Empezamos a comer y estuvimos hablando de temas diversos hasta que, al acabar, Eduardo dijo que se iba a echar la siesta que estaba cansado. Elena y yo quitamos la mesa, tomamos café y estuvimos charlando hasta que, en un impulso mutuo, comenzamos a morrearnos.
Primero nos besábamos en la boca pero pronto Elena comenzó a pasar su lengua por mis tetas que había desnudado al quitarme la camiseta.
Me quedé quieta porque era la primera vez que me liaba con una mujer. Mientras pasaba su lengua por mis pezones, con una mano se tocaba el chocho hasta que fue bajando su boca por mi cuerpo, desde las tetas hasta llegarme al coño, y empezó a comérmelo. Lo hacía tan bien que no tardé en correrme.
Entonces, me ofreció sus tetas para que se las lamiera. Lo hice un buen rato hasta que me indicó que le gustaría que le lamiera el coño, como ella había hecho conmigo. Lo hice lo mejor que supe y con facilidad ya que llevaba el coño depilado como yo. Estuve un buen rato pasándole la lengua por la raja y metiéndole, al mismo tiempo, un dedo en su chochete hasta que se corrió. Cuando estábamos descansando, Elena me dijo que por ser la primera vez, no lo había hecho nada mal.
Después de habernos lavado el coño, nos fuimos a dar un baño en la piscina. Nos pusimos completamente desnudas y nos metimos en el agua. No llevábamos mucho rato en el agua disfrutando del baño, cuando apareció Eduardo. Venía en pelota viva. A mí me entró algo cuando le vi así, me puse muy cachonda. Me picaba el coño y tenía ganas de tener su polla dentro de mí. Eduardo se metió en el agua con nosotras y nos cogió el culo a las dos diciendo:
– ¿Qué hacen mis mujeres, no estáis con ganas de polla?
A mí estas palabras me pusieron loca y le agarré la verga. Él, sonrió y me dijo que saliéramos de la piscina. Lo hicimos los tres. Eduardo se colocó en una tumbona para que le chupáramos la polla.

Le lamiamos y succionábamos la polla y los huevos. De pronto Eduardo nos dijo que parásemos y se levantó. A continuación me dijo a mi que me colocara de rodillas en el suelo y apoyara el cuerpo en la tumbona para así tener mi coño y mi culo a su disposición. Me puse como él quería y al meterme un dedo en el coño y notar lo mojado que lo tenía, exclamó:
– ¡Que puta eres, que ganas de polla tienes!
Sacándome el dedo, apoyó el capullo en mi raja y de un golpe seco me metió toda la polla. Pegué un grito, más de sorpresa que de dolor, pues me gustó esta manera de penetrarme. Empezó a follarme y me corrí dos veces antes de que él se corriera y cuando lo hizo, yo también le acompañé con mi tercer orgasmo. Me dio un gusto increíble.
Cuando me la sacó del coño, Elena, empezó a limpiársela con la lengua y después me lo hizo a mí, que me había tumbado, bien abierta de piernas. En la postura en la que Elena estaba, ofrecía a su marido el coño y el culo. En el acto, Eduardo se puso a comerle el chocho hasta que se la metió y estuvo un rato con el mete y saca pero como no se corría, se la sacó del coño y se la metió en el culo. Así estuvo otro rato hasta que, por fin, se corrió.
Estuvimos descansando mientras nos tomábamos unas cervezas, hasta que Eduardo le dijo a su mujer.
– ¿Por qué no os montáis un numerito?.
Elena, sin decir nada, se me acercó y pegando sus labios a los míos, me dio un morreo fenomenal, sobándome las tetas y luego, bajando hasta mi coño, empezó a comérselo de nuevo. Caliente y excitada, le dije a Elena que se diera la vuelta y me diera su coño. Así montamos un estupendo 69. Eduardo estaba disfrutando viéndonos y estuvimos así hasta que nos corrimos.
A continuación, Eduardo se puso a comerle el coño a su mujer mientras tanto yo le comía a él su gorda polla, hasta que, se la puse dura, se la metió en el coño y empezó a follarla. Así estuvieron hasta que se corrieron los dos al mismo tiempo. Aquella escena me puso tan cachonda que no pare hasta dejarles la polla y el chocho limpios. Después de esto, comimos un poco y nos acostamos, ya que era tarde.
El sábado por la mañana, cuando me desperté, Elena ya estaba levantada, pero Eduardo seguía dormido. Tras desayunar, la ayudé a limpiar un poco y a las dos horas de estar arreglando la casa, apareció Eduardo. Venía desnudo, al igual que estábamos nosotras. Su mujer le preguntó si había descansado bien y él le contestó que sí, que ya podía follarnos a las dos.
– Antes de eso – le dijo Elena sonriendo -Tienes que ir al pueblo a comprar varias cosas.
Eduardo se vistió y se fue. Al rato de irse él, apareció un amigo del matrimonio que se llamaba Luis. Era un hombre bastante alto y fuerte. Podría tener unos 50 años, más o menos.

Nosotras estábamos en la piscina cuando llegó Luis. Yo me quedé cortada pero Elena me dijo que era un amigo y que no pasaba nada. Luis nos saludó y Elena me lo presentó. Estuvimos hablando hasta que Elena le invitó a acompañarnos en el baño. Se desnudó para estar igual que nosotras y cuando se quitó los calzoncillos apareció una polla impresionante, aunque estaba arrugada. Me puse muy cachonda al vérsela, pero no podía lanzarme a comérsela ya que acababa de conocerle, por lo que me tiré al agua para que se me pasara la calentura.
Cuando salí de la piscina, me tumbé en el suelo para tomar el sol, pero me coloqué frente a Luis, enseñándole mi chochete para que fuera él quien me atacara, algo que yo estaba deseando y me alegraba ver como él no dejaba de mirarme el coño. Elena también estaba cachonda y con la confianza que le daba la amistad con Luis, sin más, se puso a chuparle la polla. Al poco rato y animado, el hombre acabó por ponerme, sin que yo protestara, un dedo en el coño. No tardó en sacarme el dedo y meter allí su boca, para empezar a chupármelo. Elena seguía enganchada a la polla de Luis. Yo me corrí un par de veces antes de que Luis me metiera su torpedo en el coño. Nunca había visto una polla tan grande. Me estuvo follando largo rato hasta que nos corrimos los dos. Al sacármela, Elena comenzó a chuparnos a mi el coño y a Luis la polla, hasta dejarlos limpios.
Al rato apareció Eduardo, que ya se había desnudado antes de llegar a la piscina. Saludó a Luis y le preguntó, señalándome:
– ¿Has visto que nena tan jamona tenemos aquí?
– Sí, ya le he catado el coño, y es delicioso – le contestó el amigo.
– Pues ahora prueba su culo pero, antes, que te la chupe – añadió Eduardo.
Como loca, me fui en busca del vergajo de Luis, y me metí todo el cipote en la boca empezando a chuparlo, mientras que, con mis manos, le acariciaba sus gordos y duros pezones. En este momento Eduardo comenzó a chuparme el coño y el agujerito de mi culo, para dilatármelo. Cuando me corrí en la cara de Eduardo, Luis se levantó con la polla tiesa como un palo y se dispuso a metérmela por el culo. Primeramente me metió el capullo, se estuvo quieto y después me la fue metiendo muy lentamente hasta lograr metérmela entera.
Comenzó a sacarla y meterla despacio. A mí me estaba dando un gusto increíble mientras él no paraba de bombearme hasta que sentí su leche caliente dentro de mi culo.

Caímos los dos rendidos en el césped y tras descansar un rato, nos fuimos a comer algo para reponer fuerzas. Al acabar de comer, nos acostamos para descansar, ya que la mañana había sido muy ajetreada. Cuando me desperté, escuché un ruido que venía de la habitación de Eduardo y Elena. Me fui hacia allí y me los encontré a los tres follando. Le estaban dando a Elena por el coño y por el culo a la vez. Luis se la había metido en el coño y Eduardo por el culo. Elena estaba disfrutando de lo lindo. Me quedé mirándolos y cuando se corrieron los tres, se quedaron tumbados en la cama. Entonces fue cuando yo me puse a limpiarles las pollas y el coño.
Así nos tiramos el resto del fin de semana y ahora estoy viviendo con Luis, aunque de vez en cuando, nos reunimos con Eduardo y Elena y follamos los cuatro juntos.
Un saludo.