Relato erótico
3 no son “multitud”
Son una pareja muy caliente y viciosa, cuando follan, fantasean. Una de sus fantasías, es estar con otra mujer y hablando, hablando pensaron en una antigua novia de él.
Miguel – Huesca
La vida sexual entre mi mujer y yo ha sido siempre muy excitante. Tanto ella como yo somos muy calientes y nos gusta gozar al máximo cada vez que hacemos el amor.
Llevamos ahora 7 años de casados, pero ya cumplimos 8 años de amantes. Hemos hecho todo tipo de combinaciones y posiciones y muchas de ellas resultaron fantásticas. Dentro de esta diversidad de experiencias, una de nuestras fantasías era la de poder hacer un trío sexual con otra mujer. Mientras hacíamos el amor, frecuentemente fantaseábamos sobre ello, hasta que la oportunidad se dio hace 2 años.
Todo empezó una noche en que invitamos a cenar a una amiga mía, con la que yo ya había tenido relaciones anteriormente. Mi mujer sabía la historia y le excitaba que le contara como me la había follado en diversas ocasiones.
La noche en cuestión, mi mujer iba con un vestido que se desabrocha por delante. Me encantan este tipo de vestidos porque al calentarme se pueden abrir exponiendo lentamente el cuerpo hasta tenerlo todo a mi disposición, Me encanta hacerle el amor a una mujer mientras el vestido expone su cuerpo por el frente y cuelga de sus hombros. Además, llevaba el pelo suelto. Mi amiga, vestía unos vaqueros, una blusa y zapatos planos. Cenamos y hablamos de muchas cosas y de muchos temas. Bebimos bastantes copas y eso nos relajó bastante.
Al acabar, puse un disco y saqué a bailar a mi mujer, mientras mi antigua amante se sentaba en un sofá y nos miraba. Mi mujer y yo nos empezamos a calentar; nos besábamos en los labios y yo le acariciaba el cuerpo, las nalgas y las piernas. Al final le levanté el vestido y metí mi mano debajo de la falda. No llevaba ropa íntima. Le palpé el coño y para mi sorpresa estaba completamente rasurado. La masturbé un momento, pero ella se hizo para atrás y me dijo que bailara con mi amiga. La tomé de la mano y la acerqué a mí mientras mi mujer se sentaba a mirarnos y se acariciaba sobre el vestido. Me pegué al cuerpo de ella y empecé a acariciarle las nalgas y la besaba en la boca. Ella me acariciaba la verga sobre la ropa y eso me puso muy caliente. En un momento dado, nos giramos a ver a mi mujer y ella nos sonrió. La llamé hacia nosotros y los tres nos abrazamos y nos movimos al ritmo de la música.
Sentía los cuerpos de las dos y besé a mi mujer en los labios, después besé a mi amiga y fui alternando entre una y otra lentamente, mientras les acariciaba las nalgas. Fui juntándolas poco a poco hasta que ellas estuvieron frente a frente y se fundieron en un beso apasionado. Sus manos empezaron a recorrer con avidez el cuerpo de la otra, con excitación y curiosidad. Era la primera vez de ambas con otra mujer. Me hice para atrás y vi como mi mujer le abría los pantalones a su nueva amante y le metía los dedos debajo de las bragas, mientras ella, sin dejar de gemir, le metió a mi mujer una mano bajo la falda y le acarició el coño. Se notaba que estaban calientes y jadeaban mientras se masturbaban. Yo me acerqué a las dos y empecé a desnudarlas porque ellas no se separaban de su beso y se seguían masturbando.
Mientras nos seguimos besando y acariciando, las llevé al sofá. Quería que mi mujer probara el sabor del sexo de mi amiga, por lo que le pedí que se lo mamara. Mi amiga se acostó y abrió las piernas mientras mi mujer se metió entre ellas y se lo empezó a chupar. Al mismo tiempo, yo le metí la verga en la boca a mi amiga y ella empezó a chupármela mientras gemía por las lamidas de mi mujer.
Después de un rato cambiamos y ahora la amiga se colocó entre las piernas de mi mujer y se lo empezó a chupar mientras ella me mamaba el pene desde su base hasta los huevos. Eso la puso muy caliente y creo que tuvo el primer orgasmo de la noche.
Al rato, se levantaron y se fueron de la mano al cuarto mientras yo apagaba las luces y ponía unas velas para hacer el ambiente más sensual. Al entrar en la habitación, las encontré abrazadas en un hermoso 69, gimiendo y acariciando cada una las nalgas de la otra. Yo me acerqué y me masturbé mientras las miraba, pero luego me subí a la cama y empecé a chupar los coños de una a la otra, frotándoles mi verga en sus coños mientras seguían mamándoselos. Al rato, se separaron y empecé a mamar el coño de mi amiga mientras mi mujer se masturbaba. Al final hicimos una cadena en la que ella me chupaba la verga, yo me comía el coño rasurado de mi mujer y ella devoraba con ansia el coño de su nueva amante. Después cambiamos y me empecé a comer el coño de mi amiga mientras mi mujer se tragaba mi verga. Ella tenía las piernas bien abiertas y facilitaba que mi amiga le mamara el coño, expuesto y caliente.
De pronto le metí la polla en el coño de mi amiga. El follarla delante de mi mujer fue demasiado y me corrí en su coño, gritando de placer mientras ella se corría en un delicioso orgasmo. Nos acostamos rendidos pero aún excitados.
Estuvimos hablando un rato y poco a poco nos fuimos excitando, y recordé que en las ocasiones anteriores en que le hice el amor a mi amiga, que ella gozaba mucho cuando me veía masturbándome frente a ella y al comentarlo, ella me pidió que lo hiciera nuevamente y yo lo hice encantado. Mi mujer también se empezó a masturbar así que los tres estábamos allí, calientes, sudorosos y tocando y acariciando cada uno sus sexos. Mi amiga tuvo un orgasmo delicioso seguido por otro más de mi mujer.
Después saqué de un cajón un consolador y se lo di a mi mujer. Ella se metió entre las piernas de mi amiga, le chupó el coño y luego se la folló con el dildo y como ella se excitó, acabó colocándose, piernas abiertas, contra el sexo de mi amiga, como cuando se colocan dos tijeras abiertas y unidas en los vértices.
Sus coños se frotaban y se excitaban, mientras yo le acariciaba y sobaba sus pechos, pero al verlas se me volvió a endurecer la polla por lo acabé separándolas, coloqué a mi amiga en el borde de la cama inclinada y la metí mi verga en su coño mojado y caliente, mientras mi mujer se metió debajo de ella, en 69, y empezó a mamarnos a los dos. Pocas sensaciones son tan placenteras como sentir la lengua de tu mujer lamiendo tus huevos y el clítoris de una chica mientras le metes el pene hasta adentro. Sentir la textura húmeda y rasposa excitando mis testículos mientras nuestra amante me estrujaba la verga con su coño, todo rodeado de sus gemidos, sudor y el olor a sexo y a semen, fue demasiado por lo que me corrí nuevamente dentro del coño de mi amiga.
Ella, al sentir mi semen, se corrió también en un orgasmo brutal, seguido por el de mi mujer. Entonces me salí de su sexo para que mi semen chorreara sobre la cara de mi mujer, y eso la excitó más y mamó con avidez mis jugos del sexo de ella. Nos acostamos y nos quedamos dormidos. Al poco rato me despertó mi mujer, con una mamada deliciosa y mi verga se puso dura nuevamente. Mi amiga estaba cansada por lo que le hice el amor a mi mujer, colocado sobre de ella, con las piernas abiertas y el coño bien abierto y lubricado por mi semen, sus jugos y la saliva de nuestros besos, mientras ella nos observaba. Esto fue muy excitante y me pude correr por última vez en la noche, aunque ya era de madrugada.
Por la mañana, despertamos y nos besamos de buenos días. Todos estábamos frescos y alegres por lo que nos abrazamos. El verlas a ambas desnudas, a plena luz del día en mi cama, me excitó nuevamente. Me senté contra la cabecera de la cama y les acaricié el pelo. Ellas me frotaban los muslos y poco a poco mi verga se fue poniendo dura, lista de nuevo y. ellas se fueron acercando poco a poco y finalmente engulleron entre las dos mi dureza. Primero me mamaban el tallo y la cabeza y se besaban al mismo tiempo. Así se fueron excitando y empezaron a meter los dedos en el coño de la otra mientras me mamaban.
Mi mujer sabe mamarme los huevos deliciosamente por lo que le pedí que lo hiciera mientras mi amiga se comía mi verga. Seguimos así un rato pero yo quería verlas acariciándose, por lo que me levanté y las dejé a solas en la cama. Ambas se veían tiernas y deliciosas, abiertas de piernas, besándose y cada una metiendo dos dedos en el coño de la otra. Así siguieron un buen rato hasta que me acerqué a ellas y las empecé a acariciar, notando como estaban de calientes sus coños.
Primero acosté a mi mujer y le metí la verga hasta adentro mientras mi amiga se sentaba en su cara. Seguimos así hasta que mi mujer se corrió en otro orgasmo más. Cambiamos y ahora mi amiga se acostó boca arriba mientras mi mujer le restregaba el sexo en su boca. Mi verga entró completa en el sexo de mi amiga y me puse sus piernas sobre los hombros. Le hice el amor con fuerza y ella gemía de placer. Mi mujer tuvo otro orgasmo más mientras se acariciaba los pechos, diciéndome a que le encantaba ver mi verga dentro de otro coño y me decía:
– Córrete dentro de ella… llénala… llénale de semen su coño…
Yo ya estaba a punto por lo que una vez más le llené de semen caliente el sexo a mi amiga mientras besaba los labios y los pechos de mi mujer.
Cansados, nos acostamos un rato, mi amiga se metió en el baño pero nosotros, luego, seguimos teniendo una última follada en la ducha mientras mi amiga se vestía. Ya limpios y vestidos nos besamos y nos fuimos a desayunar para recuperar las fuerzas perdidas.
Un saludos de los tres.